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Sesión con el arconte Semyazza

Grupo Elron

 

Sesión del 11/10/2025

 


 

Médium: Jorge Olguín.

Entidades que se presentaron a dialogar: El arconte Semyazza.

 

La entidad se da a conocer como arconte y nos da conocimiento de quien es, de cómo está formado y de las diferencias que goza sobre entidades y seres suprafísicos y físicos. Para los seres físicos, esas diferencias vienen a ser como 'poderes' que un arconte puede tener sobre ellos.

 

Sesión en MP3 (2.800 KB)

 

 

Sesión encargada por Michel para el arconte Semyazza. Dejo lugar a su concepto.

 

Entidad: ¡Ja, ja, ja!, no tienen la menor idea de cómo utilizar el mal, seguramente una gran mayoría sabe qué es el mal, pero no entienden que a veces el mal puede ser una debilidad.

 

Mis dos creadores fueron dos Elohim crueles, egoicos, creídos pero a su vez débiles, uno quizá sea conocido para vosotros, Elyon, y el otro se llama Bastard.

Cuando fui creado a través de mitosis suprafísica, en millonésimas de segundo tomé consciencia de mí mismo y entendí que suprafísicamente me llamaba Semyazza.

Les conceptué:

-Soy más fuerte que vosotros. -Los Elohim no me prestaron atención, estaban casi en el borde de la Creación. Es más, llegaron a asomarse-. ¡Ja, ja, ja!, no os asoméis tanto porque podéis caer en ese abismo del que no se regresa, porque pese a quien pese sois parte del Absoluto y fuera de la Creación no recibiréis esa energía.

 

Percibí cuatro o cinco entidades que se llamaban a sí mismos los Primordiales y rodearon a estos dos Elohim.

Les dijeron:

-Venid, sé que tenéis ego, donde moramos nosotros podéis satisfacer todos vuestros apetitos, todos.

 

Estos pobres Elohim que me crearon conceptuaron entre ellos y acordaron "¿Por qué no?", yo les había conceptuado "No regresaréis, os desintegraréis allí".

Caso omiso hicieron y fueron con los Primordiales. Mientras se estaban deshaciendo en Nada percibí un inmenso pánico de los cuales se alimentaron los Primordiales. Me quedé cerca del borde de la Creación viendo la escena que me causó gracia.

 

Y estos Primordiales volvieron:

-A ti no te reconocemos, ¿quién eres?

-Fui parte de estos pobres infelices, soy un arconte, o grígori.

-Sé que tienes mucho temor, no de nosotros sino de tu vida solitaria.

-Sí -admití-, es impresionante lo triste que me pone mi soledad.

-Pero nosotros podemos ayudarte -conceptuaron los Primordiales-, no puedes vivir en esa soledad, nosotros podemos ser tus compañeros, sabemos que vives en el mal al igual que nosotros. Ven, ven, comparte ese mal aliméntalo.

-¡Ja, ja, ja!, ¡ay, ay, ay! Sois infantiles, no soy un ser físico al que podéis crear miedo haciendo aparecer a un ser querido de la nada, un ser que ya no está más en el plano físico. Soy suprafísico, no tenéis de dónde cogerme para implantarme miedo.

-¿Cómo no? ¿Y esa soledad?, ¿y esa tristeza que da tu soledad?

-¡Ja, ja, ja, ja! No me da ninguna tristeza mi soledad he fingido, os he engañado.

-Pero tenemos el poder de destruirte.

-¿A mí?, vosotros no tenéis como empezar.

 

Me rodearon en esa oscuridad impenetrable, sentí cierto malestar porque no era una oscuridad de la creación, era una oscuridad del caos, de la Nada. Pero tenía mi defensa, yo puedo ser adicto al mal, pero dentro mío tengo luz. Y me iluminé.

 

Los arcontes somos suprafísicos al igual que los primordiales que habitan en la Nada, pero a ellos la luz los lastima al punto tal de destruirlos. Y no tuvieron tiempo de huir hacia la Nada, los abarqué con mi luz y los destruí. Y pensar que los seres vivos encarnados les tienen miedo.

 

En ese momento una figura inmensa salió.

-¡Ja, ja, ja!, recién fui creado pero tengo la memoria de mis creadores, por lo tanto sé quién eres, el famoso Demiurgo.

 

Y me conceptuó:

-Tu ego te va a destruir.

-Mi ego lo controlo yo, no me puede destruir. Y tú, menos. Solamente puede destruirme la Nada si penetro en ella y me sumerjo. Tú no tienes potestad para destruirme.

-Tú tampoco a mí, tu luz puede incomodarme pero no va a destruirme, soy una entidad tan fuerte como vuestro Absoluto. Sería la contraparte. ¿Y bien?

-¿Por qué tengo que perder tiempo en hablar contigo?

-Tengo mucho daño que causar en la creación.

-Envuélveme, envuélveme en tu oscuridad -lo desafié.

 

A diferencia nuestra, que no podemos salir de la creación porque nos alimentamos de la energía de Eón, el Demiurgo sí puede entrar en la creación envolviéndome en su oscuridad. Me iluminé, por supuesto no le hice daño sólo lo incomodé. Era millones de veces más fuerte que esos modelados, los primordiales. Pero yo envuelto en luz, él no podía dañarme y no tenía ninguna herramienta de dónde cogerme porque no tenía seres queridos y no era cierto que sufría la soledad. No podía entrar en mi mente para causarme pánico, yo era el pánico.

Apartó su oscuridad sobre mí ser y dijo:

-Arconte, eres interesante, podríamos trabajar juntos.

-Imposible, tú habitas la Nada, yo no puedo vivir en la Nada. Tú puedes estar en la creación pero no tengo porque compartir mis triunfos contigo. Vuelve a ese caos y molesta a los indefensos, yo no lo soy, soy el arconte Semyazza, nada me daña, nada, nada.

 

Y me marché hacia el centro de la creación. ¿Si tuve pena por Bastard y por Elión? No, algún ser magnánimo se preguntará ¿Pero cómo?, ellos lo crearon.

No es mi problema, no es mi problema, para nada, soy Semyazza un arconte importante, seguramente el más importante, y tengo planes. Yo no necesito encarnar, yo puedo ir a cualquier mundo y tomar la forma de cualquier ser vivo, y como capto su concepto, estando como un ser físico puedo hablar cualquier lengua y soy invulnerable ante cualquier peligro físico. Y mis planes son engendrar vida.

Sé que en la mayoría de los mundos hay dos géneros en los seres pensantes, voy a aparecerme como varón y conquistar a una fémina que sea de entidad angélica. ¿Por qué?, porque son las más vulnerables. ¡Ja, ja, ja!

¿Cuál es mi fin? Crear distintos hijos físicos que encarnen y tener un ejército de seres físicos y que se apoderen primero de un mundo, después de otro, después de otro, porque los seres que yo cree van a tener dones.

 

Me preguntaréis, ¿y qué pasará con la entidad angélica encarnada como mujer? Lamentablemente no soportará el engendrar al hijo de un arconte. ¡Ah, qué pena me dará!, una pena tremenda, estoy a punto de llorar, ¡ja, ja, ja!, si no fuera que los seres suprafísicos no lloramos y si no fuera que en mí la pena no existe.

 

Ya me estoy dirigiendo a un mundo donde hay miles de millones de habitantes y puedo captar qué mujer es entidad angélica y cual no.

¿Si tiene que gustarme? Mi fin no es ese, pero sí puedo disfrutar de esa entidad angélica femenina como cualquier otro ser físico varón. ¿Pero amor? El amor no es una palabra que esté en mi diccionario.

Soy importante, soy valioso y mis planes son más valiosos todavía.

 

Hay una estrella amarilla, su tercer mundo es habitable. Sus habitantes a la estrella la llaman Sol, el mundo es Sol III.

Allí iré, allí encarnaré a mi primer hijo en el vientre de la fémina entidad angélica. ¡Ja, ja, ja! Allí empezará mi plan, nadie me impedirá nadie, nadie me impedirá llevarlo a cabo, nadie. Soy Semyazza.

Mis creadores se disolvieron en la Nada. Evidentemente Elión, miles de años atrás de Sol III se creía importante pero aprendí mucho de ambos, primero y principal para quienes habitamos la Creación, para quienes fuimos creados en este Universo somos incompatibles con la Nada, pero los arcontes somos los únicos que podemos vencer a los primordiales. No al Demiurgo, pero si no tenemos emociones el Demiurgo tampoco nos puede manipular.

Por eso insisto, soy el más potente de los seres suprafísicos.