Índice

Psicoauditación - Ana María

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 30/03/2023

Sesión del 03/04/2023


Sesión 30/03/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ana María.

La entidad suprafísica relata que en Sargón estudiaba y era puntera en notas, pero que fue engañada y robada antes de exámenes por quien amaba. Fue reconocida y restituida, pero desde entonces teme iniciar relaciones. Aunque no pierde la esperanza de encontrar con quien tener un respeto mutuo.

Sesión en MP3 (3.138 KB)

 

Entidad: No es en la primera vida que me han sucedido temas muy delicados. Cuando hablo de delicados hablo de traiciones, de engaños, de ataques verbales.

 

Dicen que la palabra no lastima como una agresión de hecho. ¡Qué equivocados estáis!, una palabra hiere y mucho. Diréis que lastima al ego.

Pero no estoy en condiciones de analizarme a mí misma, yo sólo sé lo que deseo, también sé los temores y la enorme desconfianza que tengo al amor de pareja. A todo eso se junta el no tener una buena estabilidad económica, a todo eso se junta la indiferencia de la gente.

 

Pero esto no viene de ahora, en mi rol actual encarnado como Ana María.

Hace siglos y siglos y siglos encarné en el sistema de Sargón, mi nombre era Scarla. Había humanos que me miraban quizá con desconfianza. Es el colmo, desconfianza a mí porque era felina.

Pero fui una excelente estudiante al punto tal de recibirme con las mejores notas en astronáutica. Y no conforme con eso también me recibí con las mejores notas en antropología, o sea, conocía la mayoría de las razas, su genética, su ADN, sus costumbres, sus maneras. Y en astronáutica, ¿qué puedo decir? Conocía centenares de sistemas estelares en la galaxia, no por haberlos visitado sino por haberlos estudiado.

 

Todavía era joven, pero así y todo en la facultad Central de Sargón tenía un compañero con el que me llevaba muy bien, y estuvimos en pareja un tiempo.

Él se interesaba, igual que yo, en la astronáutica y en la antropología. Pero es como que le costaba más entender determinadas materias. Ejemplo: para saber de astronáutica tienes que saber de astronomía, para saber de antropología tienes que conocer de genotipos, tienes que conocer la conformación de los genomas. Y este compañero aprobaba a duras penas, le costaba.

A veces venía a casa, con el permiso de mis padres, a estudiar, se comportaba bien, educado, cortés. Y me gustaba. Hasta que empezamos a salir como novios, como decís vosotros. Padre y madre lo aprobaron viendo que era un joven felino correcto.

 

Pero todo pasó de golpe. Cuando tuvimos que presentar en los exámenes finales los resúmenes, las pruebas que me llevaron semanas de trabajo, hice una tesis enorme en cada una de las dos materias de más de quinientas holopáginas.

Claro, este joven estudiaba conmigo, a veces usaba mi holo ordenado, y cuando presenté mis dos tesis, la de antropología, la de astronáutica, los profesores me miraron de manera severa.

-Alumna Scarla, sabe que puede ser expulsada de la facultad porque no sólo has cometido el error de copiar las tesis sino que has cometido la torpeza de no modificarlas, las has presentado tal cual.

Absorta, asombrada, extrañada, no estaban solamente los dos profesores había una junta de profesores que evidentemente sabían que algo había pasado, pero que yo ignoraba.

Y les dije:

-Me ha llevado mucho tiempo hacer estas tesis, ¿de qué habláis?

-¿De qué hablo? Hablo de Dominique.

-¿Dominique?, Dominique es compañero de estudios, y bueno, estamos en una relación afectiva.

-¿Y por eso lo has traicionado?

-Perdón, no me ofenda profesor, yo no traicioné a nadie. ¿En qué sentido?

-Le has robado sus tesis. Ayer las presentó. Y tú tienes el coraje, eres tan hipócrita que has presentado exactamente las mismas tesis. No vas a ser expulsada pero no te aprobaremos, haremos una reunión con esta junta, debatiremos y evaluaremos tu expulsión con deshonor de la facultad Central. Y no sólo eso, sino que no podrás ir, en el caso que lo decidamos, a ninguna otra facultad en Sargón o en ningún otro sistema estelar que pertenezca a la Federación.

 

Me fui llorando a casa y hablé con mis padres. Mi padre era un alto ejecutivo, pero no tenía potestad en la parte de la universidad sino en la parte política. Llegó a hablar incluso con el comandante general diciéndole que la cosa había sido al revés.

-Aprovechándose de la inocencia de mi hija Scarla este joven fingiendo enamorarse de mi hijo y viniendo a casa, porque mi hija no conoce la casa de él, le robó sus tesis y las presentó un día antes. Y los profesores, malas personas, apreciado comendador, no le preguntaron, directamente la condenaron. Le dijeron: "Vamos a hacer una junta entre todos a evaluar", pero obviamente ya anticipadamente ya decidieron expulsarla. Lo cual es gravísimo, gravísimo porque no le dieron oportunidad de defenderse.

El comandante le dijo a mi padre:

-Tengo al mejor abogado, pero no va a hacer falta. Vendréis vosotros, con vuestra hija Scarla, y también los padres del joven. Lo que el joven no sabe es que cada holo ordenador en todos los sistemas de la Federación tienen una marca holográfica del ordenador, me extraña la torpeza de los jefes de profesorado, ya sea de astronáutica o de antropología, que no se han fijado que en los papeles impresos de los holo ordenadores queda una marca de agua de la marca holográfica, o sea, que ni siquiera hace falta un abogado.

 

Esa noche hablamos con mis padres y al día siguiente fuimos a la universidad Central, planteamos el tema y los profesores se disculparon una y mil veces conmigo. Pero el comandante general estaba disgustado por la torpeza de ellos de no haberse fijado en la marca de holográfica.

Y, obviamente, quien fue expulsado fue el que fingió ser mi gran amor, que no sólo me traicionó, porque me enteré por otras amigas que salía con varias felinas no de la universidad sino de los lugares bailables, de los lugares de diversiones, y yo tonta, leal, porque si me distingo es de ser leal, no solamente en la pareja sino en las amistades, con mis superiores, con mis profesores jamás una mentira, y no tolero que otros me sean desleales o infieles.

Pero lo peor del caso es que encima me robó, no solamente el amor, me robó mis tesis, y a él no le hubiera importado si me expulsaban de por vida. Pero eso fue lo que le pasó a él, degradado con deshonor.

 

No terminó ahí la cosa. El aparato legislativo y el aparato judicial citaron a los padres del joven y les sacaron de mentira, verdad. Y admitieron haber estado al tanto del robo y lo único que hicieron es mirar para el otro lado, se hicieron los disimulados. Pero fueron cómplices y expulsados de su trabajo, ambos.

Dentro de todo Sargón, su Federación es benigna, les permitieron mudarse a otro sistema y comenzar allí. Obviamente el hijo, quien fuera mi pareja, tuvo prohibido entrar a cualquier universidad, pero los padres sí pudieron trabajar y él trabajaría con ellos en un empleo menor, jamás estaría en astronáutica, jamás estaría en antropología.

 

Me gradué con honores. A los profesores los expulsaron. No me sentí contenta, honestamente. Sentí pena por ellos por ser tan malas personas, mucha pena muchísima pena.

 

Pero estaba orgullosa, sanamente orgullosa de mí misma de haber aprobado.

Mis amigas me abrazaban: "Te lo merecías, se hizo justicia, bravo Scarla, bravo".

Pero ¿sabéis cuál es el problema? Me dediqué al trabajo, estuve en el instituto y también me recibí de alférez. Mis padres orgullosos de mí, pero yo con una desazón tremenda; si bien en Sargón la medicina estaba avanzadísima, con dos meses de diferencia mis padres enfermaron con un virus que tal vez pescaron en un viaje de placer que hicieron a otro sistema, un virus nuevo, desconocido. Por alguna razón yo era inmune y no me contagié, a mis padres los aislaron. Los tuvieron en observación, incluso más de año hasta dar con la cura provisoria. Les dieron una ayuda económica de créditos, pero no era lo mismo, nuestra economía decayó y si bien yo como alférez ganaba créditos, un alférez es el rango más bajo y lo que ganaba era poco, o sea que mi estabilidad económica tambaleaba. Es más, la Seguridad Social no cubría toda la medicación de mis padres porque fueron a un sistema que no estaba dentro de la Federación Sargón, o sea que fue un viaje por cuenta y riesgo de ellos.

 

Así que no puedo contar nada bueno. No sé si me había enamorado de este felino traidor y ladrón, pero sí sentía una gran empatía y pensé que el día de mañana podía ser mi pareja estable. Odio la traición, odio la hipocresía, la inmoralidad, la infidelidad. Me molesta todo lo que tiene que ver con destruir la confianza.

Y eso me hizo desconfiada hasta con las amistades. El hablar de engaño ya me ponía mal, entonces es como que una amiga nueva que conocía o un joven que me presentaban, quizá por engramas que se me implantaron yo ya dudaba, dudaba y no quería profundizar más en una amistad, menos en una relación mucho menos. Y encima una angustia por la falta de estabilidad económica.

 

Una amiga, Sabina, me dijo:

-Scarla, siempre debes ver el vaso medio lleno, ten fe.

-¡Je, je! -Sonreí irónicamente. ¿Fe? Sé que mis padres no tienen la culpa, pero en el fondo se encapricharon como niños de ir a un sistema que no tenía garantías de la Federación, bastante que les cubre alguna medicación, pero otra la tengo que pagar yo de mi mínimo sueldo como alférez, y no es justo. Pero no les puedo echar la culpa, no hicieron ningún acto hostil, simplemente mi padre quiso, por amor, llevarla a un lugar paradisíaco. Y ahí fue donde se contrajeron ese virus que todavía lo están estudiando.

 

No tengo más nada para decir, solamente la esperanza de que el día de mañana pueda encontrar una persona que verdaderamente me respete. Porque el respeto lo cubre todo, sin respeto no hay lealtad, sin respeto no hay fidelidad y sin respeto te traicionan. Entonces lo que yo quiero es respeto.

Pero tenía que aprender a respetarme a mí misma, a no ser permisiva con el error. Y eso era una contra también porque me hacía más desconfiada.

 

Gracias por permitirme explayarme y contar ese relato de aquella vida en Sargón, como Scarla. Gracias.

 

 


 Sesión 03/04/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ana María.

Era alférez en la Federación Sargón. Una reconocida capitana la entrenaba en lucha personal y enseñaba también cómo actuar en las misiones, con la menor violencia posible. Participó en resolver que había fugas de información en un mundo.

Sesión en MP3 (3.106 KB)

 

Entidad: A pesar de haberme recibido en astronáutica y antropología seguía estudiando, estudiando, estudiando. Era mi consuelo. Era mi consuelo porque no puedo perdonar las traiciones, los engaños y la falta de lealtad, por sobre todas las cosas.

 

Pero como alférez había empezado mi entrenamiento, un entrenamiento bastante bastante bastante difícil.

Pero también hacía vida social. Conocí a dos felinos, uno extremadamente simpático, alto, Sargán, de familia rica, inteligente, galante. Y el otro como introvertido, se llamaba Morro.

 

Sargán me dijo:

-Pobre Morro, su padre fue acusado de traición.

Y le dije:

-¿Y cómo entonces pudo entrar como alférez?

-Bueno, la Federación Sargón no mezcla las cosas, mientras Morro se porte bien no va a pasar nada. Pero está extremadamente vigilado.

Y le pregunté:

-¿Las pruebas contra el padre de Morro ya fueron comprobadas?

-¡Je, je! ¡Ay!, qué ingenua que eres, Scarla. Por supuesto, y si es traidor el padre, es casi seguro que lo sea el hijo.

 

Pero no todo era vida social, porque nos tocó la más brava, la más terrible instructora: la humana capitana Kirana.

-A partir de mañana estaréis conmigo. Tengo muchos más alféreces entrenando, pero no quiero mezclar, mañana os entrenaré a vosotros. A las cero seiscientos en punto quiero que estén en la sala de entrenamiento. -Yo calculaba; ¿a las cero seiscientos?, me tenía que levantar como mínimo una hora antes, ducharme, desayunar algo breve y...

 

Estuve junto con Morro, el hijo del traidor, y Sargán, el hijo de familia rica.

La capitana Kirana nos dijo:

-Pensaréis que los iba a entrenar una capitana felina. No, no, quiero que os mezcléis con todas las razas. Quien está a cargo de próxima misión es el segundo comandante, el reptiloide Sofas. -Me quedé asombrada, un reptiloide segundo comandante.

 

Como si me leyera el pensamiento la capitana Kirana me miró:

-Alférez Scarla, ¿alguna objeción?

-No, mi capitana.

-Bien. Vamos a entrenar práctica de lucha. -No hablé, Morro tampoco.

 

Sargán, más social, quiso quedar bien con la capitana:

-Pero mi capitana, de qué nos sirve la lucha, tenemos un oponente armado y...

-Está bien. Aquí no tenemos armas de rayos ni desintegradoras, pero a ver, alférez Sargán, coge ese palo -Era un va-, de una manera muy fuerte. Atácame.

-Pero mi capitana, la llego a lastimar me van a castigar por treinta días.

-Nadie te va a castigar, alférez. Es una orden que te estoy dando. Si veo que te mides te haré hacer ejercicios todo el día como castigo. No te midas, no te preocupes por mí.

 

Yo temblaba de miedo. Digo Sargán le llega a lastimar a la humana y vamos todos a una celda.

Pero no fue así. Sargán atacó una, dos, tres, a la cuarta vez voló por el aire y cayó de espaldas estruendosamente. Repitió el ataque, volvió a caer de espaldas. A la tercera cometió el más grande de los errores: se enfureció y arremetió con todo. La capitana Kirana apenas se movió, solamente estiró el pie y movió la mano, le hizo dar vueltas en el aire tirándolo de cabeza. Quedó completamente aturdido.

La capitana se montó encima y le hizo una llave de estrangulación:

-¿Sabes cómo rendirte?, tres golpes en el piso.

-¡No me rendiré! -La capitana siguió presionando-. ¡No me rendiré! -Hasta que finalmente, 'toc, toc, toc', tres golpes. La capitana lo soltó.

 

-Esto les voy a enseñar, a atacar y a defender. Pero principalmente a defender, luego lucharemos todos con palos. ¿Qué tendréis golpes? No tengáis dudas. ¿Hematomas? No tengáis dudas. ¿Qué algunos estarán rengueando, cojeando varios días? No tengáis dudas. Pero los voy a sacar buenos. -Sargán agachó la cabeza-. ¿Has aprendido la lección?

-Sí, mi capitana.

-Bien. Ante todo no enojarse y menos cuando es una lucha real con un enemigo. Mente fría, completamente fría porque se juegan la vida. Mañana seguiremos entrenando. La semana que viene iremos en una misión, una misión bastante bastante difícil.

-¿Usted estará a cargo de la misma? -pregunté.

-No, alférez Scarla, el comandante segundo, Sofas. Iremos al sistema Onte, que queda a doce años luz del centro de la Federación Sargón. Aparentemente hay un grupo que está robando tecnología. Y lo que no queremos es nuevas rebeliones, naves nuevas, tecnología nueva, rebeliones nuevas. No queremos, porque la Federación es próspera. Y como siempre enseño, con la menor violencia posible. -Me sentía excitada esperando que llegara el día.

 

Y en las luchas perdía.

La capitana humana hizo un alto:

-Alférez Scarla, te veo distraída, ¿qué sucede?

-Mi capitana, lo que pasa que tengo mi mente en la misión. -Se acercó y me miró.

-Supón que estuvieras en este momento en una batalla luchando por tu vida y sabrías que si ganas la batalla tu próxima misión es avisar a tu líder: ¿estarías pensando en avisar a tu líder?

-No, estaría protegiendo mi vida.

-Eso que piensas trasládalo aquí, a la práctica. Que tu mente no vuele, quédate en el aquí y en el ahora. A ver, atácame. -Había aprendido bastante, por supuesto las catorce veces que practicamos me ganó la humana. Pero me felicitó-: Alférez Scarla, eres muy buena. Ahora tú, Morro. -Morro estaba cabizbajo-. ¿Qué te sucede?

-No quiero, mi capitana, que me prejuzgue por mi padre.

-Alférez Morro, ¿sabes cuánto mide ese lugar de ejercicio?

-Sí, mi capitana, es bastante grande.

-Coge una pesa y póntela al hombro y ahora trota diez vueltas.

-¿Pero por qué el castigo?

-Trota diez vueltas. ¡Ya! -Y Morro trotó las diez vueltas sin quejarse. Llegó, bajó la pesa y tenía mirada de resentimiento-. Mírame a los ojos. -Le ordenó la capitana Kirana. Morro la miró-. ¿Te piensas que te castigué por lo que has contado de tu padre?

-Sí, mi capitana.

-Exactamente eso hice.

-Entonces, ¿usted reconoce que de verdad mi padre fue un traidor?

-No, no sé el caso. El castigo fue porque te pusiste en la mente de los demás.

-No entiendo, mi capitana.

-Claro, Morro. Porque pensabas que yo te iba a prejuzgar por algo que supuestamente hizo tu padre. De ahí el castigo, tú respondes por tu persona. Sea o no culpable tu padre, ese tema no lo conozco, pero tú respondes por tu persona. -Me quedaba asombrada de la sabiduría de la capitana humana Kirana-. A ver, Morro, luchemos.

 

Morro era más pesado que Sargán. Para la capitana era más difícil tumbarlo, entonces utilizaba otra técnica, palancas, llave de piernas, llave de brazos, hasta que lograba hacerlo rendir.

Y luego le dijo:

-¿Te das cuenta lo que he hecho?

-Explíquemelo, mi capitana.

-Tú eres más fuerte que yo, más corpulento, dejando de lado de que tú seas felino y yo humana. Pero hay muchas maneras de vencer a un oponente de mayor peso y de mayor fuerza. -En todos los días de prácticas ninguno de los tres la pudimos vencer ni una sola vez a la capitana Kirana.

 

Hasta que llegó el día de la misión. Subimos a una nave que nos trasladó al sistema Onte, a doce años luz.

Llegamos. Miramos toda la base, entramos a un pequeño depósito. En el depósito había dos hombres con holoordenadores copiando información. Muy despacio la capitana Kirana sacó su arma, le apuntó a los dos hombres que estaban robando información holográfica. Pero de repente se dio vuelta y nos apuntó a Morro y a mí:

-Retroceded. -Abrió una puerta enrejada y nos encerró adentro.

Le dije:

-¿Qué pasa, capitana, está de parte de los traidores?

-Así es.

-Muy bien, muy bien, capitana, no esperaba menos de ti -dijo el comandante segundo, el reptiloide Sofas-. Ven, Sargán, tú también eres de los nuestros.

 

La capitana nos hizo un gesto de burla:

-¿Qué les dije, qué les enseñé? A ti Scarla, a ti Morro, que no deben confiar en nadie, no importa que tenga mayor grado como el comandante, como yo, la capitana, o como vuestro compañero, el alférez Sargán.

 

Le dije a Sargán:

-¿Y tú por qué lo haces? Eres de familia rica.

Me miró con sarcasmo y me dijo:

-¡Je, je! ¿Y qué?, nunca vienen mal más créditos.

-Bien, mi comandante -dijo la capitana-, ¿quiénes están conmigo en la traición, aparte de estos dos?

-Yo, por supuesto. Y estoy orgulloso de ti, capitana, y Sargán.

-¿No hay nadie más?

-Estos dos inútiles que han robado datos. Pero como no queremos testigos nos desharemos de ellos. ¡Je, je, je!, ¿qué te parece, Kirana? -Kirana miró al reptiloide, que era segundo comandante.

-Me parece excelente. ¡Proceded! -Y en ese momento se encendieron más luces y detrás había como cincuenta oficiales, todos apuntando al segundo comandante, el reptiloide Sofas, al alférez Sargán y a los dos humanos que estaban robando datos.

 

La capitana dijo: Prendedlos, irán a juicio. -Abrió nuestra reja y nos dijo a Morro y a mí-: Morro, Scarla, ¿os dais cuenta lo que he hecho? -La miré y me cayeron las lágrimas.

-Por un momento pensé que nos había traicionado.

-No, fue una estrategia, alférez Scarla. Hace rato que sospechaba del segundo comandante Sofas, no del alférez Sargán, pero mi intuición no me falló. Van a ser juzgados. Con una pena mayor, por supuesto el segundo comandante, por su grado, y los dos humanos también, que robaron información. Llévenselos. Y vosotros dos Scarla, Morro seguidme.

-¿A dónde iremos?

-Salgamos al exterior, este planeta del sistema Onte es hermoso. Hay un jardín hermoso y venden zumos de frutos silvestres. Descansemos, ya tendremos tiempo de volver a Sargón.

 

Nos miramos con Morro y los dos pensamos lo mismo: admirable la estrategia de la capitana Kirana. Yo me imaginaba que los traidores que robaban información eran un mínimo de cuarenta, cincuenta personas.

 

La capitana leyendo mi pensamiento dijo:

-No es necesario, pones dos o tres personas en un holoordenador y sacas miles y miles de datos. Pero ya pasó el peligro. Oficiales importantes, leales a Sargón, se van a hacer cargo de este centro de información en el sistema Onte.

Disfrutad, disfrutad de vuestro jugo, descansaremos el resto de la tarde y luego volveremos. Descansad. Pero preparaos, porque cuando volvamos, tanto tú, Scarla, como tú, Morro, seguiremos con el entrenamiento. Y no tendré piedad con vosotros. ¡Ja, ja, ja! -Sonreímos los tres.

 

La capitana era una excelente humana, leal, fiel. Y eso no tiene precio, eso no tiene precio.