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Psicoauditación - Darvia

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 2/12/10
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Darvia

 

Relató una vida en Aldebarán IV donde las circunstancias de su niñez no fueron demasiado favorables, y acabó viajando por distintos sitios para encontrarse a sí misma.

 

Es muy difícil percibir qué camino tienes que tomar, qué rumbo has de hallar para que te lleve a un mejor destino. ¿Aquél que está más allá de las estrellas es quien te guía o es tu propia decisión?

Vivo buscando el camino. Me transformé en una mujer solitaria porque trato de no ir mucho por los poblados, pues hay gente que se pone incómoda si ve a una mujer portando espadas.

Si bien cada vida es única, según los Maestros somos roles: sentimos, amamos, nos apasionamos, buscamos una meta. Pero luego descubres que esa meta es una mentira porque es como si quisieras alcanzar el horizonte, y no puedes alcanzarlo. Entonces nos enceguecemos buscando la meta.

Quizá esta vida no tenga relación con aquella porque en Sol III es una vida absolutamente distinta; son otras las vivencias, la tecnología está mucho más adelantada, etc. También las metas son distintas. Pero cuando uno representa un rol en determinada vida y quizá no logre satisfacer el encontrar esa meta queda grabada a nivel conceptual una especie de insatisfacción. Por ejemplo, en esa vida yo me llamaba Darvia y había estado en la zona sur, sin mezclarme con distinta gente.

 De pequeña fui feliz. Mi padre era granjero. Él tenía el defecto de que iba a las tabernas y a veces olía a alcohol y a ungüento de flores. Entonces yo siendo pequeña sabía que había estado con una posadera, que engañaba a mama. Un amanecer, deja el trabajo y dice que tenía asuntos pendientes en la foresta sur. Estuvo tres amaneceres sin aparecer, hasta que un vecino lo encontró en un camino olvidado con una flecha clavada en su espalda. Evidentemente se quiso internar en territorio prohibido y las amazonas lo mataron. Mamá al poco tiempo quedó fuera de la realidad y desencarnó. Yo me fui con unos vecinos que eran gente mayor. A diferencia de otras personas no me maltrataron, es más, me criaron como si fuera de la familia. Cuando cumplí 20 de vuestros años, había hecho mucho por ellos para devolverles el favor de que me acogieran en su casa. Trabajaba como un hombre sembrando sus campos. Cuando ellos ya estaban a punto de dejar el plano físico aparecen como de la nada unos sobrinos que venían del norte. En tantas revoluciones estelares casi no los habían visto a los ancianos y ahora venían a por la casa y el campo. Yo estaba con la conciencia tranquila porque les reatribuía amor con amor pero vi que a ellos les quedaba poco tiempo y venían estos similares a los valcots, unas aves parecidas a los buitres que comen la carroña. Sabía que en la tumba del padre de él, sacando un madero, abajo había una bolsa que guardaba monedas, y me la llevé. Monté en un Hoyuman y me fui para el norte. Conocí a un joven Waltier que me enseñó el arte de la espada. Y en pocas lunas era casi tan diestra como él. Con Waltier estuve a punto de formar pareja pero él tenía un problema en los pulmones y al poco tiempo desencarnó. Apenas era dos de vuestros años mayor que yo.

 Sentía disconformidad, como que la vida no era justa. La vida no fue justa con madre porque padre iba a las posadas de día y la engañaba; no fue justa con esta gente que me cobijó en su casa porque antes de que murieran ya estaban los sobrinos buscando que sacarles y no fue justa con Waltier porque tenía una vida por delante.

Y yo, en realidad, buscaba un norte, un rumbo. Pero no tenía en claro cuál era mi meta, y no podía andar como barca a la deriva en el mar porque yo veía la vida de otra manera. Veía granjeros por un lado, guerreros por el otro. Unos eran dóciles, los otros eran indómitos; pero desempeñaban roles, estaban conformes. Y quizás estaban mejor que yo. Yo no estaba conforme porque sabía quién era pero no sabía lo que era. Llevaba una espada para defenderme de los salteadores de camino; me podrían matar pero no les sería fácil. Mi búsqueda pasaba por otro lado: el tratar de ser útil. Yo quería ser útil. Pero no sabía a qué dedicarme. Una vez me crucé con un joven, Arndix, que era guerrero. Y le pregunte: -¿Qué buscas tú de la vida?

Y Arndix me dijo: -Es que yo no me cuestiono. Yo vivo el momento.

Y yo le dije: -Pero vivir el momento sin saber qué va a pasar el próximo amanecer eso lo hacen las bestias, los reptiles acuáticos. Yo pienso.

-Yo también pienso -me respondió él-. Pienso infinidad de cosas, pero no me las cuestiono. Si paso por un poblado y puedo comer una buena comida y beber una bebida espumante lo hago y si estoy en el campo puedo cazar algún animal y beber agua de algún arroyo.

-¿Pero cuál es el fin? -le pregunté-. Yo necesito un fin. -Me miró y no me contestó-. A ver si puedo ser mas clara: necesito que mi vida tenga sentido, lograr cosas.

-Tú te refieres a reconocimiento.

-No. Yo voy con mi cabalgadura unas líneas más allá y aunque haya salvado un pueblo en el otro poblado ni se van a enterar. No, mi meta es hacer algo para los demás.

Y él me dijo: –Y eso, ¿no lo puedes hacer viviendo?

-¿Perdón? ¿Cómo viviendo?

-Viviendo, o sea, a medida que las cosas se te van presentando las vas resolviendo y si hay cosas que no puedes resolver en ti o los demás buscas la manera de resolverlas. Creo que las cosas se te presentan a ti y tú haces al revés: vas en busca de las cosas. Y si no sabes qué rumbo tomar no las vas a encontrar.

-¿Y como sé, Arndix, que algo va a venir a mi y que yo voy a tener que meterme de lleno en eso para solucionarlo?

-Es la vida.

-Yo pensé que era complicada pero tú, con pocas palabras, es como que me confundes más.

-Es la vida la que te busca, tú no buscas a la vida.

-Yo creo en la caridad pero hay que ser inteligente para ser caritativo. Y para una mujer es muy difícil este mundo: o te sometes o te peleas y corres el riesgo que te maten. Es un mundo hostil.

-La respuesta la tiene aquel que está más allá de las estrellas pero no sé como comunicarme y que me lo diga. Sólo puedo decirte que yo no me complico. Cuando digo “vivo el momento” no es que sea como aquellos brutos del norte; me considero un guerrero pero voy viendo qué cosas modificar en el momento que se me presenten. No me complico, pues trato de simplificar las cosas, pero me da la impresión que tú te complicas sola porque tratas de abarcar y ni siquiera sabes qué abarcar.

-Está bien, Arndix. Ponte en mi lugar, ¿qué hago?

-¿Quieres hacer algo? Bien. Estás yendo para el norte. Yo he conversado con dos conocidos y nuestra idea es explorar el sur, llegar a la comunidad de los apartados.

- Ves -le dije-. ¿Eso no es complicarse la vida?

-No -me respondía- porque si yo llego a conocer la comunidad de los apartados podría conocer las costumbres de gente que durante lunas han estado lejos del resto y por qué. De alguna manera es que como ésa es mi búsqueda actual.

-¿Pero ésa es tu búsqueda de vida?

-No es mi búsqueda actual. Después veré cuál será mi próxima búsqueda si sobrevivo. ¿Por qué voy a pensar qué voy a hacer después si todavía no resolví lo actual? ¿Por qué no acomodas tus ideas?

-¿Y yo puedo acompañarte?

- Si.

-Pero no te confundas. Somos compañeros de viaje. No quiero nada más.

-No te preocupes -me respondió. Mi mente está en una oscura. Me he enamorado. Ella ahora está en otro lugar y ya nos volveremos a ver; o sea, que no tengo en el pensamiento otra mujer.

Y vi que sus ojos decían la verdad. Entonces pusimos nuestras cabalgaduras a la par y marchamos hacia el sur. Los apartados eran más una leyenda que otra cosa. Y hacia allí íbamos. Quedaba mucho por preguntar. ¿Quién se juntaría con nosotros? Porque dijo que había varias personas que querían ir, y un par de compañeros con los que ya había hablado, que seguro nos juntaríamos en el próximo pueblo. Pero mi idea es que en cada vida se presenta una disyuntiva y, según lo que decía Arndix, no pensemos en resolver la próxima si todavía tenemos pendiente la resolución de la disyuntiva actual. Quizá ésa sea una lección a aprender, es decir, aprender a resolver cada cosa a la vez y no estar con la ansiedad de buscar una meta. Tampoco comparto lo de que las metas vienen a ti. Y capaz que entiendo mejor ahora el “vive el momento”: eso no significa desentenderte sino disfrutar ese instante o asimilar la enseñanza de ese instante y después se verá el instante siguiente porque la incertidumbre es una de las cosas que trae más miedo. Pero si tú cada instante lo vas resolviendo paso a paso la incertidumbre deja de ser tal y el miedo es como que desaparece porque el miedo es futuro y yo resuelvo el hoy. Y no es que no me importe el mañana pero si piensan en mañana y me distraigo del ahora voy a complicar más ese mañana. Debo estar alerta al ahora.

Gracias por escucharme.