Índice

Psicoauditación - Ernesto

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 21/01/2021

Sesión del 17/02/2021

Sesión del 16/03/2021

Sesión del 09/04/2021

Sesión del 22/03/2022


Sesión 21/01/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ernesto

La entidad narra una vida en Ran II. Se encontraba en un momento difícil de su vida en que lo social, lo laboral, lo familiar y lo económico acababan de derrumbarse. En este momento estaba en la calle. Solo.

Sesión en MP3 (2.924 KB)

 

Entidad: Había salido de trabajar y me sentía eufórico, había terminado un programa nuevo de informática, creo era uno de los programas más importantes del año. Esperaba que me tuvieran en cuenta porque siempre me relegaban, me decían:

-Joaquín, Joaquín Tecna, usted es una persona valiosa, siga esforzándose, ya va a ver los resultados en confort, en lo económico. Siga esforzándose.

 

Por un lado sentía que eran palabras de aliento, por el otro lado me parecía más un premio consuelo, porque había otros informáticos, incluso más jóvenes, solteros, que ya les habían aumentado el sueldo, ganaban bastantes más créditos, y no es por desmerecer a otros, pero me parece que su trabajo era inferior al mío.

Pero esa tarde cuando salí de trabajar estaba eufórico, de verdad. Entonces antes de ir a casa me fui al bar, me serví un licor.

Le dije al barman:

-Deme otro, hoy estoy exultante, contento, contento. -A la tercera copa me marché, me tomé el bus y llegué a casa.

Mi esposa, Amelia, me miró, me dio un beso en la mejilla y me dijo:

-Ya estuviste bebiendo.

 

Amelia Dante era una mujer tan difícil de conformar, ella era independiente, tenía un trabajo de abogada y ganaba más créditos que yo. Pero nunca me lo echaba en cara, me decía lo mismo que mis jefes "Esfuérzate, esfuérzate". Pero se ve que ese día la he cogido con mal humor, porque me repitió:

-¿Por qué no vienes directamente del trabajo a casa, Joaquín, por qué te vas a beber?

-¿Por qué? Porque estaba exultante, terminé un proyecto que es lo mejor del año.

-Entonces, ¿por qué piensas, Joaquín, que a otros compañeros tuyos más jóvenes, algunos incluso han entrado a trabajar este año y ganan más que tú?

-¡Je! Conocerán a jefes, serán parientes. Y obviamente que no es justo.

-A que no te acuerdas de la otra noche, Joaquín. -La miré.

-¿De qué hablas, Amelia?

-Habías venido del bar, te habías tomado como cinco copas y en casa seguiste tomando.

-¡Qué raro que no me has dicho nada y hoy sí!

-Porque te noté que estabas muy mal, casi agresivo.

-¡Yo agresivo! ¿Alguna vez, siquiera de palabra te he insultado o algo?

-No, no, obviamente que no lo hubiera permitido, pero se notaba que si decía algo te notaba predispuesto a discutir. Recuerdo que por la noche te levantaste dos veces, seguro a tomar un par de copas más, y a la madrugada cuando te levantaste todavía se notaba el aliento a alcohol y te fuiste sin desayunar. Ahora dime, ¿te piensas que tus jefes no se dan cuenta? ¿Ese día qué has hecho?

-No me acuerdo -le dije.

-Te acuerdas. Recuerdo que me lo comentaste lamentándote. Tu jefe te vio dormitando en el escritorio y te dijo: "Tecna, así no sirve, que venga bebido".

-Así no me dijo.

-Así es como tú me lo contaste. Y hoy se te nota también el aliento a alcohol.

-¡Nadie hizo un proyecto como el mío!

 

Recuerdo que esa mañana fui a trabajar y estaban los dos jefes. Me miraron.

Uno me dijo:

-Joaquín Tecna, por lo menos venga con la corbata ajustada y el cabello bien peinado, esto es una empresa.

-¿Vieron mi proyecto de ayer?

-No importa el proyecto, importa su presencia, su aspecto. Estuvimos conversando con la junta, vamos a prescindir de su persona.

-¡Je, je! ¿Perdón? Que yo sepa soy el mejor de todos los empleados.

-Tecna, le vamos a dar un resarcimiento, le vamos a abonar varios meses y prescindimos de su persona.

-¿Con que esas tenemos? La que va a perder va a ser la empresa.

-¿Nos piensa hacer juicio? ¿Por qué se piensa que cada semana a todos los empleados les hacemos análisis? El único que todas las semanas salió con alcohol fue usted. Nos hace un juicio, va a perder.

-No he hablado de juicio, no haría eso, me considero un empleado modelo. Si me despiden me llevaré mi proyecto.

El jefe más viejo me dijo:

-Joaquín Tecna, ¿se acuerda de la firma del contrato?

-¿Qué tiene que ver eso ahora?

-En el contrato dice: "Todo proyecto hecho por cualquiera de los empleados, es a nombre de la empresa". El empleado ni siquiera tiene un uno por ciento de comisión, trabaja para la empresa, el proyecto es de la empresa.

-Está bien. ¿Hasta cuando tengo? -Me extendieron un papel para que lo firme. Lo leí, estaba despedido y me dieron una suma bastante importante. Lo firmé.

-¿Es todo?

-No, no es todo. -Tomaron un holoordenador. Firme en el holoordenador, esto queda digitalmente. -Firmé también.

-¿Puedo recoger las cosas de mi escritorio?

-Sí, le damos media hora.

-Bueno, gracias. -Miré que en el salón, todos me observaban. Los miré con rostro de odio, seguramente estarían frotándose las manos porque se iba el mejor.

 

Tenía un pequeño dispositivo holográfico y lo conecté a mi holoordenador, el proyecto todavía no lo había subido a la red digital de la empresa. Lo guardé en mi dispositivo y formateé mi holo ordenador. No iban a tener mi proyecto y no podían hacer nada legalmente porque no sabían que el proyecto sólo existió en mi palabra.

No me llevé el dispositivo conmigo, lo guardé en una nube digital privada, lo vacié y lo guardé en mi bolsillo. A la salida me registraron, lo primero que me pidieron fue el dispositivo, lo revisaron con un holoordenador, vieron que estaba vacío, me había anticipado a guardarlo a la nube digital. Y me marché.

 

Llegué temprano. Estaba muy molesto, no pasé por el bar, directamente fui a casa. Cuando vino mi esposa, Amelia Dante, ya me había bajado media botella de coñac.

-Estás ebrio. ¿Qué pasó?

-¡Je! Me despidieron.

-Por beber.

-No, no es por beber, querida esposa, es por envidia, es porque yo tengo los mejores proyectos. Y me hicieron una trampa, querían quedarse con todo lo mío.

-¿Y se quedaron con todo lo tuyo?

-Para nada. Lo pude guardar en una nube personal digital, y formateé mi holoordenador.

-¿Eso no es un crimen? Te pueden hacer un apercibimiento por formatear la máquina, pueden acusarte de borrar información.

-¿Podrán? ¿Pero qué información si no saben lo qué había?, día tras día yo entregaba todo a la red digital menos mi nuevo proyecto.

-Joaquín, no podemos seguir así.

-¿Así, cómo?

-Bebes, te duermes, ¿cuánto hace que no tenemos vida marital?

-¿Perdón? De qué hablas.

-Por un lado me alegro porque, disculpa mi crudeza, pero ya no me atraes.

-¡Je, quién habla! ¡Eres miss Ran, sales en todas las tapas de las mejores revistas de Ran II! Por Dios, ¿quién te piensas que eres, miss belleza internacional?

-Tu forma de hablar es de un niño.

-No te atraigo, pero tú exigías vida marital.

-En su momento sí, pero podía más el coñac y el licor, y te tendías en la cama y te dormías. Hace meses que no estamos juntos, y honestamente hoy ya no me interesas. Hablé con mis jefes en el despacho y redactamos un papel de divorcio.

-Así que sobre llovido, mojado. El barco se hunde y las ratas abandonan el barco.

-¿Te das cuenta que me estás insultando?

-No, no, es un dicho, es un dicho, Amelia, no te digo rata a ti.

-No, no me lo dices directamente, pero dices que el barco se hunde y las primeras que abandonan el barco son las ratas, ¿no? O sea, que te despiden y por eso me divorcio. Para que sepas, este papel hace una semana que lo tenía preparado, no sabía si la decisión era la correcta o no, pero te han despedido por beber, no por el proyecto.

-¿Y tú por qué te alejas?

-Porque, honestamente, ni siquiera tenemos afinidad, no tenemos conversación, no tenemos ningún tipo de diálogo, no salimos a ningún lado, y si salimos en lugar de disfrutar o tomar un zumo de frutas, te pones a beber, y en lugar de disfrutar vengo de mal humor porque ya vienes beodo. Hace más de un año que no tenemos una salida donde yo pueda disfrutar.

-Claro -le dije-, la señora sólo piensa en ella.

-Eres un necio -me dijo Amelia-. "La señora sólo piensa en ella". Yo no soy la que bebo, yo soy la que quiero salir, que quiero disfrutar, la que quiero tener intimidad con una persona que me sea empática, y tú no lo eres, tu aliento a alcohol apesta. A veces a la mañana vas al trabajo, te pones la ropa encima sin bañarte, vas desaseado, no te has cortado el cabello.

-¿Y qué hacemos con los bienes, cómo los repartimos?

-No tenemos bienes, tenemos dos vehículos, cada uno se queda con el suyo y el apartamento lo vendemos. Es más, en el despacho ya me consiguieron comprador.

-Es un departamento pequeño, ¿qué voy a comprar con mi parte?

-¡Ah! El señor no ha ahorrado, se lo ha gastado todo en bebida. Yo si he ahorrado.

-Entonces son bienes gananciales.

-No, he ahorrado por comisiones de trabajo, donde hay una clausula que dice que las comisiones de trabajo no son bienes gananciales. ¿Tú tienes comisiones de trabajo?

-No, a mí no me han dado nada.

-Es tu problema, es el contrato que has firmado.

-Entonces me han timado.

-No te han timado, eres adulto, sabes lo que firmas. En cuarenta y ocho horas tienes que dejar el departamento, te adjudicaran los créditos a tu banco y el otro cincuenta por ciento a mi banco. Después verás lo que haces. -Me sentí desnudo de alma, despojado de todo.

 

Me sentí molesto, el mismo día que me despiden, el mismo día que mi esposa, Amelia Dante, se divorcia de mí. Pero esto no lo iba a dejar así, tenía que idear algo. Tenía que haber un nuevo comienzo para mí.

 

Me había agarrado un absceso tremendo de tos.

-¿Sabes por qué tienes eso, Joaquín?

-A ver, ¿tú, aparte de abogada eres doctora?

-No. Ayer lloviznó, has bebido, no has tomado el bus, te has venido infinidad de calles caminando mojado, y obviamente te afectó a los pulmones. Pero estabas tan bebido que ni te diste cuenta, de ahí la tos.

-¡Qué bárbaro! Sabes de mí más que yo mismo.

-Tu ironía no me... no me mueve un pelo. Y disculpa mi expresión, Joaquín, pero para mí ya eres pasado. Cuarenta y ocho horas y dejas el departamento. -Me fijé que en el placar ella ya se había llevado toda la ropa. Cogió las llaves, una cartera y se marchó.

 

No sabía qué hacer. Tenía un par de amigos, obviamente fuera del trabajo, buscaría a ver quién me pudiera ayudar, porque dos cosas a la vez, un despido y un divorcio, era mucho. Me sentía desolado.

 

¿Pero la amaba a Amelia o era mi ego o machismo que no aceptaban el despido ni el divorcio? Interrogante a resolver.

 

Gracias por escucharme.

 


Sesión 17/02/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ernesto

Estaba en la calle, tenía que encontrar cómo seguiría viviendo. Un conocido le ofreció trabajo si dejaba todas sus dependencias. Y trabajar el cien por ciento.

Sesión en MP3 (2.547 KB)

 

Entidad: No creo que todo sean debilidades en el ser humano, en el caso de haberlas no creo que todas se puedan justificar porque eso sería hipocresía. Sí creo que siempre hay motivos, por ejemplo motivos para tomar una copa y que esa copa después sean dos, tres, cuatro copas. Y eso produce placer.

 

Yo no soy neurólogo, soy informático, pero tengo cultura de que nuestro cerebro se acostumbra -una manera de decir, ¿no?- a ese sentido del placer, y cuando tratarnos de medirnos, por voluntad, es como que nuestro cerebro nos demanda más placer, y si no se lo brindamos nos causa malestar, como vengándose. Lo comento como... ¡je, je!, como si nuestro cerebro fuera una entidad aparte de uno, pero es la mejor manera que tengo de explicarlo. Por lo menos yo.

 

Recuerdo que me dijeron:

-Joaquín Tecna, vamos a prescindir de sus servicios porque está rindiendo menos de un cincuenta por ciento de lo que esperábamos de su persona.

 

Quizá fueron prudentes. Es cierto que a veces a la mañana comía, pero me tomaba una copa de licor. Y aunque me ponía después un enjuague bucal el aliento a alcohol se sentía, y entre los compañeros y compañeras hablaban a espaldas mías. Y llegó a los oídos de los jefes.

 

En fin, yo me lo busqué, ¿no? Así se dice. Y uno se tiene que hacer cargo. Pero el problema no fue sólo en el trabajo, fue también en casa.

 

Estaba casado con Amelia Dante y... Es cierto que la desatendía por beber, es cierto también que ella era una persona insufrible, demandante, inquisidora, manipuladora, y encima abogada. ¡Esperad, esperad, esperad! No tengo nada contra los abogados, quiero decir que el que conoce de leyes y ha trabajado en un juzgado sabe cómo potenciar la manipulación, de la misma manera que hace un alegato, ¿no?

 

Finalmente me presentó los papeles de divorcio. Vendimos el departamento. Con mi cincuenta por ciento prácticamente no podía comprar ni siquiera un ambiente, sólo alquilar una pequeña habitación, y el resto del dinero guardarlo. Los créditos no te dan un interés importante pero por lo menos..., el dinero digital ya viene con un código holográfico que es para uno. Pero mientras tanto, pagando la habitación y no consiguiendo trabajo es todo muy difícil.

 

Tenía muchos conocidos, muchísimos conocidos, hasta que finalmente conversé con un tal Hernán, que tenía un proyecto de ordenadores más pequeños para que cada vivienda pudiera tener uno. En los años setenta era algo muy difícil y se lo comenté.

Le digo:

-Van a pasar décadas, no creo que hasta los noventa podamos tener computadoras personales.

Hernán Cienfuegos era un afamado informático en Ran II, y me dijo:

-Las nuevas computadoras personales holográficas son cien veces mejores que las que conocemos.

-¿En qué sentido? -le expliqué.

-Mira, trabajo con un sistema mucho más complejo que el viejo bluetooth, son holocomputadoras cuánticas cien veces más veloces.

Le dije a Cienfuegos:

-¿Hay alguna posibilidad para que yo pueda entrar a tu empresa? -Me miró y me dijo:

-Conozco tu currículum. -Me preocupó que me dijera eso. Me tomó del hombro y me dijo-: Mira, Joaquín, eres una muy buena persona y un muy buen trabajador pero tienes una dependencia, y en mi empresa yo necesito una eficacia del cien por ciento, y con esa dependencia no puedo darte trabajo. -Recuerdo un refrán de mis abuelos que decía: "La necesidad tiene cara de hereje".

Le dije a Hernán Cienfuegos:

-Supón que de un día para el otro dejo todo tipo de dependencia.

Me respondió:

-Joaquín, ¿cómo vas a hacer cuando tu cuerpo te lo pida? ¿Qué vas a hacer cuando tu mente te imponga el que caigas otra vez en esa debilidad?

Le respondí:

-Mi mente soy yo, mi voluntad soy yo, mi fuerza interior soy yo.

-Hagamos una cosa, Joaquín, nos vemos en diez días. En mi empresa tenemos un laboratorio de admisión donde se hacen todo tipio de análisis, ven directamente a las ocho de la mañana.

 

Esos diez días fueron una tortura luchando contra mi propia necesidad, pero la pude vencer porque no tenía... no tenía otra solución.

 

En la semana hablé por holomóvil con Hernán Cienfuegos:

-Joaquín Tecna, tengo novedades. Tengo algo bueno para ti, tienes que pasar primero los exámenes.

-¿Qué es?

-Ya te lo diré.

 

Él sabía que yo estaba divorciado, sabía que me había quedado sin vivienda, sabía que con el dinero que me había quedado no podía comprar ni siquiera un apartamento de un ambiente. Y me quedé intrigado. Y a veces la intriga te lleva a hacer tonterías como sumirte en ansiedad, la misma expectativa te dice "Joaquín, puedes calmarme". "¿Cómo?". "Coge una copa, tómate un licor y verás que esa expectativa se amansa".

No. -Hablaba conmigo mismo-. No, no, no puedo volver a caer, es mi voluntad, si mi dependencia me vence no voy a poder salir nunca".

 

Hasta que llegó el día. Los análisis fueron extensos, había resonancias holográficas que te escaneaban el cerebro de a micrones, podían analizar tu sangre sin sacarte una gota de tu cuerpo, máquinas impresionantes. Yo me consideraba un buen informático, pero esas máquinas no las había visto nunca.

Finalmente por la tarde estuvieron los resultados y salieron óptimos. Obviamente los resultados mostraban secuelas de mi dependencia, de mi vida, donde comía salteado. Mostraba cierta deficiencia en mi cuerpo, pero eran análisis tan eficientes que mostraron que los últimos diez días mi comportamiento fue óptimo.

 

Y a Hernán Cienfuegos eso es lo que le interesó:

-Tienes que ponerte bien, alimentarte bien, que no significa atiborrarte de comida sino comer lo justo y necesario. Aquí en la empresa tenemos hora de descanso para comer, y después del trabajo en subsuelo hay un gimnasio, incluso pileta climatizada. Yo digo: "Pero esto es el paraíso, figurativamente hablando".

-¿Y la sorpresa?

-La sorpresa que vas a trabajar con otros compañeros, con los nuevos ordenadores holográficos personales.

Le digo:

-Mira, obviamente que estudié física cuántica y soy muy bueno a nivel informático, pero la informática cuántica avanzada la conozco muy muy poco.

-Como todos ellos, como todos tus compañeros que van a estar en un piso y van a trabajar y a estudiar a la vez programas especiales con holovideos.

Le dije:

-¡Vaya!

-O sea, que se va a estudiar y trabajar a la vez para ir avanzando. ¡Je!, ¿te das cuenta ahora, Joaquín, que no faltan veinte años para los ordenadores cuánticos potenciados?, ¿te das cuenta?

-Gracias -le dije-, gracias por la oportunidad.

-No me preguntaste cuánto vas a ganar.

-¡Je! Mira, me conformo con tener trabajo. -Me dio la cifra.

--Los créditos serán depositados a tu cuenta digital. -Era casi el doble de lo que ganaba en mi trabajo anterior. Y fui honesto y se lo dije. Me miró y me dijo-: No te estoy regalando nada. De la misma manera que te doy un buen sueldo te voy a exigir, como a todos tus compañeros, ¿eh?, porque todo lo que estudien y todo lo que trabajen y todo lo que avancen y todos los proyectos que tengan van a quedar registrados. Después se cruzarán los proyectos, se tomará lo mejor de cada uno de cada proyecto. Así que, Joaquín, eso te tiene que dar entusiasmo. Pero sano entusiasmo, no confundir con una falsa expectativa; el sano entusiasmo te calma, no te hace refugiar en dependencias absurdas como el licor u otras cosas que no importa nombrar ahora. -Nos estrechamos la mano y le digo:

-Bueno, habrás visto que en los últimos diez días tuve un buen comportamiento. Me respondió:

-Joaquín Tecna, los últimos diez días no es nada, cada semana tendrás un análisis, no obviamente tan prolongado como el de hoy, pequeños análisis. Y no te persigas, no es a ti solamente, es a todo el personal de todas las plantas. Es más -me dijo Hernán Cienfuegos-, me incluyo como ejemplo: todas las semanas me hago análisis. -Nos estrechamos la mano. Y empezaba para mí una nueva vida.

 

Esa misma tarde ya empezaba a trabajar, me presentó a los compañeros, uno mejor que el otro.

Y les dije:

-Trataré de estar a la altura.

 

Gracias por escucharme.

 


Sesión 16/03/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ernesto

Probó dejar de beber, pero no rendía en el trabajo. Su líder, y amigo, le confió a un asesor espiritual para que tomara conciencia de su situación. En una conversación en su gabinete el profesor le explicó cómo debe pulirse un diamante. Salió animado, reconfortado.

Sesión en MP3 (3.281 KB)

 

Entidad: Honestamente, no me interesa jactarme, me considero un muy buen informático. Entiendo que en Ran II hay miles de informáticos, pero me considero bueno y sigo estudiando y sigo aprendiendo.

Pero no todo es bello, y reconozco mi responsabilidad. Perdí un trabajo porque tenía dependencia por la bebida, y encima la que era mi esposa, Amelia Dante, me dijo:

-Joaquín, Joaquín Tecna. -La miré.

-No hace falta que me llames por el nombre y el apellido, no seas irónica.

-Sabes que soy abogada y sé que te han despedido del trabajo por la dependencia a la bebida. Y no es que escarbo en la herida, pero no solamente has perdido el trabajo, me has perdido a mí. -Amelia me presentó los papeles de divorcio.

 

Vendimos el departamento y claro, con mi cincuenta por ciento, ¿qué podía comprar? Me había quedado sin vivienda, sin esposa. Pero no soporto hacer el rol de víctima: "¡Ah, Lo que la vida me dejó, las cosas que me pasan!", no no no.

Lo del trabajo doy fe de que fue cien por ciento responsabilidad mía, no sirve nada hacer "Bueno, sí". Luego echas todo a perder por llegar tarde, por no prestar atención en el trabajo, por hacer mal una tarea. Entonces todo lo bueno que eres en informática lo entorpeces con el alcohol.

Y a veces es como que la vida no sé si te marcara los caminos. A ver, ¿te los indica o te pone a alguien en el sendero?

 

Y en mi caso fue cuando conocí a Hernán Cienfuegos.

Le dije que era informático.

Y me dijo:

-Eso es el pasado. ¿Tienes trabajo?

-No.

-Bien.

 

Comencé a trabajar con él. Pero debo reconocer que era como empezar de cero, es como que de repente tú fueras una persona que eres el mejor en sumas y restas y te ponen una pizarra con álgebra, y tú miras la pizarra y no entiendes nada de nada de nada. Hernán Cienfuegos trabajaba con ordenadores cuánticos avanzados.

Le digo:

-Esto es... esto es la mayor maravilla de Ran II.

-No te impresiones tanto Joaquín, tú tienes una base.

-No, no tengo una base, no tengo una base, Hernán, me considero muy bueno en lo que hago... -Y me confesé. Le conté que había superado mi dependencia al alcohol, le comenté que me había divorciado. No prestó mucha atención a eso.

Me dijo:

-Mira, Joaquín, lo que pasó, pasó. ¿Extrañas a tu esposa?

-Honestamente, no.

-Bien. ¿Extrañas tu trabajo anterior?

-No.

-Perfecto, entonces empezamos de cero. Pero de cero es una manera de decir Joaquín, porque tú ya tienes la base.

-¡Je, je! Pero esto es algo completamente distinto.

-Una vez que le tomas la mano...

-¿Tomar la mano?

-Claro una vez que coges la práctica te va a resultar sencillo. Pero aquí no hay nadie que se destaque, aquí trabajamos en equipo, aquí cumplimos horarios.

-Entiendo. Y tú serías el jefe.

Hernán Cienfuegos me miró, y me dijo:

-No, yo soy el líder, yo trabajo a la par de todos vosotros. Obviamente soy el que da las órdenes pero no tipo jefe, de explotar a todos mientras el jefe coge un habano, una copa de coñac y ve que como los demás hacen. No no no, yo trabajo a la par y doy el ejemplo. Es más, el proyecto es mío. -Me mostró los planos, y era como números, letras, diagramas, conceptos que no podía asimilar-. Espera, espera, Joaquín, no te ahogues en un vaso de agua, todos los que ves aquí en este salón trabajando con ordenadores cuánticos veían los diagramas como tú y no entendían. Pero empecemos por lo primero. -Y me fue explicando. Y sí, lo fui entendiendo.

 

Mi sueldo era muchísimo más de lo que ganaba en el trabajo anterior, pude estabilizar mi vida.

Y de vez en cuando, un fin de semana, sí, tenía algunos amigos y iba a beber algo.

Y al día siguiente, el segundo día de fin de semana me levantaba con un tremendo dolor de cabeza, prácticamente ayunaba todo el día para el domingo estar por la noche ya en condiciones de poder cenar algo y al día siguiente llegar al trabajo en perfecto estado.

Pero, porque siempre hay un pero, una cosa es la práctica y otra cosa es la teoría. En teoría todo bien, en la práctica todo mal.

 

Y Hernán Cienfuegos, el líder, por algo era el líder y el dueño del proyecto, no era ningún tonto. Me decía:

-Te veo sin energía. ¿Qué has hecho el fin de semana?

-El sábado salí con unos amigos y bebí, y como era fin de semana y no tenía compromisos al día siguiente no me di cuenta de que la hora pasaba y seguíamos bebiendo. Y ayer fue un día fatal, a la noche cené recién un poco pero estuve todo el día sin comer.

-Joaquín, tú te sinceraste conmigo, me comentaste que te han echado del trabajo anterior por beber.

-Espera, espera, apreciado Hernán, jamás desde que tú me has contratado he tomado una gota de nada. El día anterior a venir al trabajo y durante la semana de trabajo no bebo.

-No, no lo haces. Y doy fe de ello porque puedo oler el aliento a alcohol a distancia y en ti no lo huelo. Se ve que el día antes de venir te cuidas pero pagas las consecuencias porque te levantas con dolor de cabeza, no comes y el primer día laboral vienes débil, exhausto y no rindes.

-Pero Hernán, no no no, no estoy atontado ni alcoholizado.

-Ya te lo dije, huelo si hay alcohol y no lo huelo en ti, pero dos días atrás has tomado. Y al día siguiente, por cuidarte y porque tienes el estómago y la cabeza hecha trizas, llegas el primer día laboral destruido.

-Lo que pasa que los sábados es un día de esparcimiento.

-Sí, que yo también lo hago, pero no me alcoholizo. Puedo ir a un teatro o me quedo en casa mirando holovisión y pasan obras de holoteatro hermosas sin tener que salir de la vivienda, no preciso salir de mi vivienda. Mira, tengo un conocido, un genetista. -Lo miré.

-¿Qué tiene que ver conmigo?

-No está retirado de su doctorado pero es un asesor espiritual. Se llama Iruti, Raúl Iruti, te voy a pedir una cita con él.

-¿En qué me puede ayudar?

-En ordenar tu vida. Entiendo que antes bebías todos los días, eso te costó el trabajo anterior y tu matrimonio.

Lo corregí. Le digo:

-No, mi matrimonio estaba mal independientemente de la bebida.

-Lo que sea -dijo Hernán-. Pero es importante que la dejes, incluso los fines de semana. Cero dependencia.

 

Al día siguiente por la tarde la fui a ver a esta persona. Toqué el llamador y me abrió la puerta. Subí por el elevador y me atendió un hombre de mediana edad, carismático. Y me hizo pasar.

-Tú eres Joaquín Tecna, mucho gusto. Raúl Iruti. Te recomienda Hernán Cienfuegos, es un conocido mío. -Le conté de mi vida, le conté todo. Y Raúl Iruti me dijo-: Mira, Joaquín, yo no soy un terapeuta convencional, ya te habrá contado que aparte soy uno de los mejores genetistas de Ran II. -Asentí con la cabeza-. Bien. No soy un terapeuta común, mi tratamiento es distinto, yo trato a la persona, no al problema. ¿Tú te quieres?

-No entiendo...

-¿Tú te aceptas?

-Bueno, ¡je, je! -titubeé-, todos nos queremos.

-A ver explícate -pidió el terapeuta.

-Eeeh, ¿si no me quiero yo, quién me va a querer?

-Bien. Te hago otra pregunta: ¿Tienes personas a las que quieras?

-Tengo montón de amigos que son como hermanos.

-Bien. ¿Les harías daño?

-¡Profesor, qué me está diciendo, cómo les voy a hacer daño, los quiero!

-Y no les harías daño porque los quieres.

-¡Pero es obvio eso!

-Bien. Y antes me dijiste que tú te quieres a ti mismo.

-¡Pero, sí!

-¿Y te harías daño?

-¡No! O sea, no me golpearía la cabeza con una maza, miraría bien donde piso, trataría de no caerme. Por supuesto, me cuidaría, no me dañaría.

-Tú piensas que dañarte es tirarte a un precipicio, manejar un aeromóvil y chocar por imprudencia o, como tú dices, golpearte la cabeza con una maza.

-Bueno, son ejemplos rudos, ejemplos básicos. Pero no, no lo haría.

-¿Y piensas que no hay otro tipo de daños? -Me encogí de hombros.

-Que yo sepa no.

-¿Y la bebida? -Fruncí el ceño y lo miré.

-Que yo sepa la bebida no daña.

-¿No? Porque entiendo que has perdido un trabajo por la bebida. Entonces empecemos de nuevo: Tú tienes amigos a los que quieres.

-Sí.

-Supón que lo ves alcoholizado al extremo, supón que puede tener cirrosis hepática de tanto beber.

-Me daría una pena tremenda por él.

-Joaquín, mírame: ¿Y por qué no te da una pena tremenda por ti?, ¿quieres más a tus amigos que a ti mismo?

-¿Está mal eso?

-No, me parece perfecto que quieras a tus amigos, que seas leal, que no los traiciones. Pero hay un mal concepto, la sociedad piensa que quererse uno mismo es egoísmo. No es así, porque no basta con que tú los quieras, basta con que ellos también te quieran a ti.

-Y yo sé que me quieren.

-¿Tu exmujer te quería?

-Evidentemente no, por eso se fue.

-¿No será que tu exmujer no te quería porque tú no te querías a ti mismo? ¿Tú respetas a tus amigos?

-Totalmente.

-¿Te respetas a ti mismo?

-Totalmente.

-Disiento.

-¿Piensa que no me respeto?

-No: bebes.

-¡Pero antes bebía todos los días, ahora solamente los fines de semana!

-Y cuando vuelves al trabajo no rindes porque estás exhausto. O sea, que pierdes prácticamente un día de trabajo. Y Hernán Cienfuegos es líder, es bueno, pero él quiere un equipo donde todos rindan por igual, y tú no lo estás haciendo. Entonces empezamos de nuevo.

-No, no me trate como un niño.

-No, no lo hago. Empezamos de nuevo: ¿Tú tendrías pena si tu amigo estuviera alcoholizado y tropezara en la calle?

-Absolutamente.

-¿Tú nunca has tropezado en la calle alcoholizado?

-Sí, reconozco que sí.

-¿Y no te da pena por ti?

-No, me dio bronca, por torpe.

-Pues debería darte pena, no bronca.

-¿Por qué?

-¿Te da bronca que un amigo se tropiece alcoholizado?

-No, me da pena.

-Haz de cuenta que tú -mírate al espejo-, eres tu propio amigo.

-Entiendo donde va, entiendo. Para quererme, para respetarme debo darme el ejemplo ante mí mismo, no por los demás sino por mí.

-A esa conclusión quería que llegues.

-Lo que pasa que me atrae...

-Joaquín, a mí como terapeuta me atraen un montón de cosas, un montón de cosas, pero se trata de tener voluntad. Y hay algo que va más allá de la voluntad: la aceptación de uno mismo, el respeto por uno mismo, la lealtad por uno mismo.

-Pero profesor, yo soy leal a los demás.

-¿Y a ti?, ¿eres leal a ti mismo o te engañas?: "No voy a beber". Y después decís "Bueno, un trago", "Bueno, un segundo trago, no va a pasar nada". Y cuando te acuerdas vas por el octavo trago.

-¿Entonces?

-Entonces no debes empezar ni siquiera por el primero.

-¿Y eso es todo?

-No. Me gustaría verte tres veces por semana.

-Lo que pasa que vi sus honorarios y... ¡Je, je!, son honorarios caros.

-Quédate tranquilo, Hernán Cienfuegos se hace cargo. -Me dio una tremenda vergüenza.

-¿Pero cómo él va a pagar las consultas?

-Porque sabe que puede sacar mucho de ti, eres un diamante en bruto. Pero depende de ti, tú mismo debes pulirte, tú mismo debes tallarte, tú mismo debes devastar esas impurezas para que seas un verdadero diamante.

-Lo entiendo. ¿Pero por qué tengo que seguir viniendo?

-Para que sigamos la conversación. -Nos dimos la mano y me marché.

 

Esa tarde pasé por el bar, ¡je, je, je!, y aceleré el paso y me fui para casa. Nada de bebidas.

Comí bien y me acosté temprano, mañana sería otro día.

 


Sesión 09/04/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ernesto

Inyección de energía es lo que le recetó el genetista Raúl Iruti en su consulta. Había desgana, acomodo y autoperdón que debían ser transmutados si quería librarse del precipicio y pasar a la competencia. Este era un trabajo completamente suyo.

Sesión en MP3 (3.122 KB)

 

Entidad: Me han pasado tantas cosas... Muchas por responsabilidad mía, y me tengo que hacer cargo.

Dicen que el ego es infantil, que el ego no asume responsabilidades, se trata de hacerse cargo y asumir responsabilidades. Pero acaso, ¡je, je, je!, ¿acaso pensáis que eso es todo?, ¿ya está? Cometí un error, dos, tres..., no no no no, pero me hago responsable. ¿Y si después ese otro rol del ego que se llama tentación te empuja otra vez a caer en dependencias, en debilidades?

 

Perdí un trabajo por beber, tuve un divorcio por beber. Mi esposa, mi ex, ¡je, je!, qué costumbre. Mi exesposa, Emilia Dante, encima abogada, me llamaba por el nombre completo como si fuera un desconocido: "Joaquín Tecna, tienes que firmar el divorcio". Y claro, el departamento fue vendido y con mi cincuenta por ciento era poco lo que podía hacer.

 

Se cruzó en mi camino Cienfuegos, Hernán Cienfuegos, que trabajaba con ordenadores cuánticos. Recuerdo que le dije:

-Yo soy un buen informático.

Me miró y me dijo:

-Mire, Tecna, el tema es así: Estos son de última generación, son ordenadores cuánticos avanzados. ¿Se anima?

 

Quiero ser honesto conmigo mismo porque todo pasa por uno, ¿no?

No, no, honestamente no me animaba, tenía pánico de comenzar algo nuevo, de redimirme, de empezar otra vez de cero y en algo que desconocía, ordenadores avanzados. No, no me animaba, pero eso me lo guardaba para mí.

A Hernán Cienfuegos le dije:

-Sí, perfectamente, puedo adaptarme a cualquier trabajo.

-Está bien. -Obviamente de entrada no trabajé de pleno, hacía trabajos menores, trataba de tener conducta, pero me costaba muchísimo.

 

Un fin de semana me sentía tan solo, tan mal que fui a un bar y me pedí una copa. ¿Pero qué es lo que sucede con el alcohol? El que toma lo sabe, el que no lo toma lo ignora. No es como el agua que te quita la sed, hay una dependencia donde tu cerebro te engaña y tú sientes como que tienes más sed y pides una segunda copa, y pides una tercera. Es muy difícil.

Porque hacerse responsable, no significa "Bueno, cometí errores, me hago cargo, admito mi responsabilidad", y ya está. Y después el bar, una, dos, tres copas. ¿Qué hago, me hago responsable de nuevo? Y eso es un cuento sin fin, es un círculo vicioso más vicioso que la misma bebida.

 

Entonces va más allá de hacerse responsable, como me dijo el profesor Raúl Iruti, a quien era la tercera vez que visitaba. Me lo pintaron como un asesor espiritual, me decía cosas que yo ya sabía. El tema era llevarlas a cabo. Porque en teoría, todo el mundo en teoría sabe, todo el mundo te da consejos, todo el mundo te quiere orientar, son todos sabios, son todos unos genios, "Yo sé cómo salir del problema, esto lo manejo de esta manera, esto lo soluciono así". O si no están los otros, los que supuestamente te brindan una falsa compasión, "Joaquín, por favor, mira cómo estás, tú sabes que yo te aprecio, te lo digo como amigo. Pero mírate, estás hecho una ruina, das pena, ¿cómo puedes vivir así?".

Ahora, entre nosotros, con esas palabras de aliento más vale que te den con una maza en la cabeza. Si te dan con una maza en la cabeza te va a doler menos que esas palabras de "aliento", porque lo que menos hacen es alentarte, te tiran abajo y te pisan la cabeza.

 

El profesor Iruti tenía otro método, él no tenía lástima, no tenía compasión pero no te dibujaba la cosa, te decía directamente como venía la mano, qué era lo qué había que hacer:

-Mira, Joaquín, acá hay un tema muy importante: has perdido un trabajo, has tenido la suerte de conocer a Cienfuegos, tiene una empresa que muchos quisieran estar. La puedes perder porque termina el fin de semana, si el fin de semana no te cuidas, cuando vas el lunes vas a rendir un cincuenta por ciento. No tomes a la gente por tonta se van a dar cuenta de que no estás en buen estado mental y una vez te lo van a dejar pasar, no sé si dos, porque hay mucha gente esperando un puesto. Entonces depende de ti.

Más de una vez le dije a Iruti:

-Pero yo me hago responsable.

-No, no no no no. ¿Qué es hacerse responsable para ti, reconocer tus errores? Está bien, es un paso, pero no está completo. Si los vuelves a cometer, ¿de qué te sirve reconocerlos? De nada. Todos los que trabajamos en determinada profesión u oficio estamos en un sistema, eso es bueno, todo el mundo sabe lo que ganamos y está bien que un profesional adecuado en determinada tarea gane más que alguien que tiene un oficio más sencillo.

Le dije:

-¿Pero eso no es desmerecer al que tiene un oficio?

-Para nada, para nada porque tiene que ver con la importancia y el servicio que está brindando, hay personas que arriesgan su vida. Está bien que todos los edificios actuales tienen todo tipo de aparatos contra incendios muy superiores a los de hace un siglo, pero a veces hay incendios que se producen en una fábrica de químicos y no siempre pueden ser controlados y van bomberos con líquidos especiales o con matafuegos especiales, con mezclas para apagar esos fuegos que han producidos los productos químicos. Y muchos de esos bomberos arriesgan su vida, y obviamente van a ganar más que alguien que diseña mobiliario. Y no estoy desmereciendo, estoy marcando esas diferencias.

-¿Pero eso qué tiene que ver con lo mío?

-Tiene que ver -dijo Iruti-. Tu tarea es importante, trabajas con ordenadores cuánticos avanzados, estás en el sistema, y así como en el sistema saben cuántos créditos cobras, también en el sistema lo puede ver cualquiera en su holo ordenador y saben cuántos trabajos has tenido, dónde, cuándo, si lo dejaste, si directamente te han despedido, la causa. Saben todo. Y ya has perdido un trabajo, si pierdes este ya tendrías un segundo mal antecedente, ¿y te piensas que una empresa seria te tomaría, se arriesgaría? Yo creo que no.

-Es muy duro lo que me dice -argumenté.

-¿Prefieres que te dé vueltas? Yo no soy de dar vueltas, soy directo, absolutamente directo. Lo tomas o lo dejas. ¿Seguimos o cortamos aquí? Elije tú, Joaquín.

-No, no, seguimos -pedí.

-Bien. ¿Eres amo de ti mismo?

-Perdón, tradúzcamelo.

-Es muy sencillo: ¿cedes a las tentaciones?

-A veces sí.

-Entonces no eres amo de tu persona, eres esclavo de tus tentaciones.

-Lo pensé mil veces, tengo amigos que me lo dicen. De palabra todo es fácil pero después ellos mismos no lo aplican.

-Mira, Joaquín -dijo Iruti-, yo no soy un amigo, yo soy alguien a quien vienes a consultar. Yo te digo las cosas, no soy un amigo que tengo que explicarte algo y después darte el ejemplo. No tienes que saber de mi vida, simplemente te estoy diciendo lo que tú tienes que hacer, y es no ser esclavo de tus tentaciones, de ese ego que te empuja.

-¿Cómo lo logro? -pregunté.

-Es muy sencillo, es muy muy sencillo: primero tiene que ver con tu dignidad. Yo siempre digo: "No permitas que el otro te haga lo que tú no le harías a él". Está perfecto, sí, pero hay otro mejor.

-A ver.

-No permitas que tú mismo te hagas lo que no le harías a otro. Porque tú dices: "No, pero yo soy buena persona, no lastimo a nadie" ¿No?, te estás lastimando a ti mismo.

-Eso es muy exagerado -argumenté.

-No es exagerado, para nada es exagerado.

-Son muy duras sus palabras.

-No, no son duras, son directas. Te lastimas a ti mismo, te haces daño. Entonces no eres responsable, eres culpable, porque lo estás haciendo a propósito.

Me defendí:

-No lo hago a propósito, a veces es más fuerte que yo.

-No, no, no hay nada más fuerte que tu voluntad. Me puedes mentir a mí, les puedes mentir a tus amigos, pero ve a tu casa y mírate al espejo, y a ver si te puedes mentir a ti mismo, porque si te mientes a ti mismo ya no eres un hipócrita, ya directamente eres un ciego de conciencia. ¿Lo eres?

-No.

-¿No lo eres?

-¡No!

-Bien. Acuérdate que en la web está todo tu historial, incluso tu historial de vida: cuanto tiempo estuviste casado, tu divorcio, la demanda. Por suerte has encontrado donde vivir. Pero no puedes ceder a más tentaciones, estás al borde del precipicio, ¿lo entiendes?

-Sí.

-Y no te estoy diciendo palabritas lindas.

-¿Entonces tampoco me tiene compasión?

-¿Compasión? ¿Tú vienes a pagarme una consulta para que yo te tenga compasión? ¿Te estás burlando de mí o te estás burlando de ti mismo? De mí no te burlas porque no tienes cómo burlarte de mí, entonces te estás burlando de ti mismo. Tienes que aceptar quién eres y modificar quien eres, y cuando te mires al espejo entender tu verdadera importancia, porque tú te quitas la importancia, y eso no puede ser.

-Lo entiendo.

-No basta con entenderlo, eso lo dices tú mismo: "Las palabritas cualquiera las dice". Llévalo a la práctica.

-Lo veo la semana que viene.

-No, esperemos dos semanas y me vienes a ver.

-¿No es mucho tiempo?, necesito escucharlo.

-No.

-Me deja de lado.

-No, te dejo contigo.

-Es duro.

-No, no soy duro, te dejo contigo.

-Me siento molesto.

-Perfecto. Pero no te sientas molesto conmigo, siéntete molesto con tu ego. Cuando sientas una tentación siéntete molesto, moléstate con tu ego, enójate. -Asentí con la cabeza.

-Me voy molesto.

-Perfecto. Tienes dos opciones cuando salgas de aquí: Para calmar ese enojo ir al bar y tomarte tres copas para desquitarte de ese enojo. ¿Pero sabes qué va a pasar cuando salgas del bar y camines tambaleante para tu casa? Vas a estar el doble de enojado. Pero si te vas de aquí y te vas con esa furia, con ese enojo para tu casa, vas a llegar sonriente, vas a tomar un zumo de frutas, te vas a preparar una buena comida y vas a mirar, figurativamente, a tu ego de manera despectiva diciendo: "¿Has visto?, no has podido conmigo". Ese es el Joaquín Tecna que espero ver en catorce días, firme, fuerte, que mire al ego de manera despectiva, que se sienta orgulloso de sí mismo.

-¿El orgullo no es ego? -pregunté.

-No, el sano orgullo no es ego, el orgullo vanidoso es ego. Acá no se trata de ser vanidoso por no beber, no beber es lo normal. -Asentí de nuevo.

-Gracias.

-No, a mí no. Y no me des las gracias por nada. Cuando te mires al espejo y veas que estás fuerte date las gracias a ti mismo. Porque lo mío es una orientación, pero el trabajo es todo tuyo. Y si sales adelante el mérito es todo tuyo. ¡Manos a la obra! ¡Vamos, vamos!

 

Me marché sonriendo, molesto pero sonriente. Es raro de explicar pero yo me entiendo.

 

Gracias por escucharme.

 


Sesión 22/03/2022
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ernesto

Se sentía una persona nueva, había cambiado gracias al profesor genetista. También había cambiado su entorno, su trabajo, su relación, sus amistades. Pero debía cuidar de no retroceder los avances.

Sesión en MP3 (4.246 KB)

 

Entidad: Recuerdo que me encontré con un amigo, Zaldibar Peña.

-¡Joaquín, Joaquín Tecna! ¿Eres tú, cómo estás?

-Bien.

-Justo estaba por ir al bar, ¿me acompañas?

-Iba a ir a casa a descansar, hoy de verdad que trabajé mucho.

-Un rato nada más.

-Está bien. -Nos sentamos a una mesa.

-¡Camarero! Dos copas de licor.

-No no no, -dije yo-, a mí un zumo de frutas.

-¿Estás hablando en serio? -El camarero esperaba.

-Vaya -le dije.

-¡Estás hablando en serio, zumo de frutas! ¿Qué te pasa? ¿Tan mal te tiene tu mujer?, te tiene bajo su pollera, te escondes bajo su falda. -Me sentí molesto por su manera de hablarme.

-Primero, te comento que estoy divorciado.

-¡Ah, bueno! ¿Qué pasó, se molestó porque bebías y te dejó?

-No... No me gusta esta conversación -le digo-. Por cortesía me voy a tomar el zumo de frutas y luego me marcho.

-¡Epa, epa! Al fin y al cabo no te estoy diciendo nada raro, eras una esponja bebiendo.

-Sí, tiempo pasado, ahora soy responsable de mí mismo.

-Está bien, está bien. O sea, que pasaste de ser el más divertido de la barra a ser el más aburrido: zumo de frutas. O sea, que si un fin de semana salimos con los amigos el señor Tecna, zumo de frutas. Vaya.

-O sea -le dije-, si tomo zumo de frutas no puedo contar chistes, no puedo reírme, no puedo contar anécdotas risueñas. O sea, que para hacer todo eso hay que beber.

-Nooo, Joaquín, yo no dije eso, pero todos bebemos.

-Bueno, evidentemente todos no. En mi nuevo trabajo...

-¡Ah! Ahí viene la cosa.

-No entiendo -pregunté-, explícate.

-O sea que también te echaron de tu trabajo. Y sí, eras una esponja. La verdad que a lo último nos dabas pena. -No me enojé, pero hablé irónicamente.

-Pero cómo, ¿no era que si tomaba zumo de frutas y salía con todos vosotros iba a ser el aburrido? Y ahora me dices que muchas noches yo les daba pena. ¿En qué quedamos? Si bebía les daba pena, si no bebo soy aburrido.

-No, pero entiendes todo mal.

-Honestamente no entiendo todo mal. Y me doy cuenta que la mayoría de los amigos con los que frecuentaba son como tú.

-A ver, a ver. Que el nuevo Joaquín Tecna me diga cómo soy yo y cómo somos nosotros.

-Son hipócritas, falsos, hablan a espaldas de uno. Dicen que tienen pena del que bebe cuando ustedes beben a la par. Tienen trabajos mediocres... Pero le viven sacando el cuero a los demás.

-Esta última frase no la entiendo.

-¡Ah! Porque me la dijo mi profesor de autoayuda. "Sacar el cuero" significa hablar de atrás de uno, hablar a espaldas de uno.

-¿Te das cuenta que nos estás insultando?

-¿Te das cuenta que decías que todos me tenían pena? ¿No es lo mismo?

-No, no es lo mismo, el no beber te ha vuelto agresivo.

-No, para nada. Yo pienso que era más agresivo antes. -Llegó el camarero, me tomé el jugo de un trago y le pagué con holocrédito-. También pagué tu bebida -le dije al que supuestamente era mi amigo. Me levanté para irme.

Y me dijo:

-Mira, me has puesto de mal humor, si no fueras mi amigo seguro te golpearía. -Lo miré y me reí.

-¡Je! Es el colmo. En mi trabajo no solamente como sano sino que también practico gimnasia, y te recomendaría que no intentes hacer eso porque aquí en este mismo bar te haría pasar vergüenza. -Titubeó y se volvió a sentar. Di media vuelta y me marché.

 

¡Ah! Estaba enojado pero a su vez estaba contento. Enojado porque pensaba que mis amigos cuando bebía festejaban a la par mía, me palmeaban la espalda. No sólo me palmeaban la espalda, me felicitaban, "¡Qué grande, qué maravilla, cómo bebes, eres el mejor, el campeón!". Y ahora me entero de que me tenían pena.

 

El día anterior me había cruzado con mi ex mujer, con Amelia:

-Te veo bien vestido, te veo con otro peinado.

-Te agradezco. Si es un halago es bueno pero trato de no caer presa del mismo. A ti también se te ve bonita. ¿Quieres tomar algo? -Me miró, titubeó.

Y dijo:

-Está bien, acepto. -Se pidió una copa de coñac y yo me pedí un refresco-. ¿No tomas ni siquiera un poco?

-No, no, cuido mi nuevo trabajo.

-¡Vaya! ¿Has conseguido trabajo?

-Sí, con un líder, que más que líder es un amigo, Hernán Cienfuegos.

-¡Vaya!

-Qué, ¿lo conoces?

-No personalmente, lo conozco de nombre. Tiene prototipos de nuevas computadoras cuánticas. ¡Vaya, qué bueno! Honestamente, ¡qué bueno! -Conversamos-. ¿Sigues alquilando?

-No no no, me compré un apartamento de dos ambientes bastante bastante bueno, con las paredes recubiertas para evitar ruidos externos. Estoy bien.

-¿Has conseguido alguna relación? -Me encogí de hombros.

-No, estoy dedicado cien por cien a mi trabajo, y entusiasmado.

-Me alegra mucho.

-¿Y tú? -pregunté.

-Bien, bien, bien. En mi bufet bastantes clientes. Pero por sobretodo me alegro verte bien.

-Bueno, era el momento de cambiar ¿no?

-Bueno, espero verte en breve. Y si quieres, en algún momento me invitas al teatro. -Me encogí de hombros.

-¿Por qué no?

 

Cuando llegué a casa llamé por el holomóvil a Raúl Iruti.

Y le dije:

-En dos días lo veo.

-Sí, así es.

 

Dos días después me encontré en su despacho.

-Cuéntame las novedades. -Le conté de un supuestamente amigo que cuando bebía me felicitaban y ahora dicen que soy aburrido. Y luego el debate se fue a discusión y me echó en cara de que en realidad yo no los divertía sino que me tenían pena.

Iruti me dijo:

-¿Qué le respondiste?

-Que cómo me podían tener pena si ellos tomaban tanto como yo. Después me sentí mal porque le dije: "Y vuestros trabajos son mediocres como son mediocres ustedes".

-¿Cómo reaccionó?

-Dijo: "Si no fuéramos amigos te golpearía".

-¿Qué le respondiste?

-Que iba a pasar vergüenza, que estaba con muy buen estado físico. Dándole a entender que lo iba a golpear yo a él.

-¿Y lo hubieras hecho?

-A ver. Si trataba de golpearme hubiera tratado de sujetarlo, pero si hubiera insistido sí, seguramente sí, pero hubiera tenido de testigo al camarero y a los clientes del lugar de que él hubiera sido el que comenzó la pelea. Si hubieran venido las autoridades no me hubieran acusado.

-Ahora bien, coméntame Joaquín, ¿te reunirás de nuevo con esos amigos?

-Honestamente no, no. Me di cuenta de que son vacíos.

-Explícate.

-¡Je, je! Es algo que me enseñó usted profesor, una persona vacía por dentro que solamente habla cosas triviales, nada profundo. Mis compañeros de trabajo son distintos, he salido algunas veces con ellos y al igual que yo toman refrescos o zumo de frutas. Algunos puede ser que tomen alguna copita de licor.

-¿Y tú?

-No, ni siquiera una. Estoy siendo estricto conmigo mismo.

-Tampoco tienes por qué ser estricto.

-Lo sé, lo sé. Pero en este momento de pensar la enorme dependencia que tenía, me di cuenta de que no me quería, me di cuenta de que no me respetaba, me di cuenta de cómo me veían los demás. Y yo estaba tan acostumbrado a mi manera de ser que me miraba al espejo con la corbata torcida, despeinado, desaliñado, con una camisa que no me había cambiado durante tres días, pero lo veía como algo normal. Hoy, recordando eso, es como que me da vergüenza.

-No, Joaquín, no tiene que darte vergüenza, tienes que sentirte orgullosos por haber cambiado, por haber modificado tu costumbre.

-Sí, sí. Lo que pasa que yo no entendía eso de quererme a mí mismo, que me enseñó en la primera consulta, pensaba que uno era egoísta por quererse primero a uno mismo.

-Joaquín, te comento lo que le comenté a muchos consultantes: No puedes tender una mano a nadie si no estás tú de pie primero.

-Explíquese.

-Claro. Una vez vino un consultante, joven, ¡eh!, mucho más joven que tú, veintiséis, veintiocho años, y fue con unos amigos más jóvenes a un bar que también había una pista bailable. Bebió, bebió bastante y cuando va al toilette que quedaba en el subsuelo se encuentra con un joven bien vestido, pero se había vomitado encima y estaba tirado en el piso. Mi consultante lo quiso ayudar a levantarse. Y le dijo: "No, no, lo que pasa que estoy a cargo de mi amigo que no lo encuentro". Mi consultante salió del toilette y se quedó pensando: Si éste que era el responsable del otro, estaba tan bebido que se había vomitado encima y estaba tirado en el piso del baño, ¿el otro dónde estaría, en un tacho de recolección de residuos?

   Le pregunté a mi consultante:

   -¿Cómo te sentiste?

   -Mal, hasta el punto que dejé de beber.

 

Le pregunté:

-¿Pero qué tiene que ver conmigo?

-A ver, a veces es necesario que la vida te sacuda. A ese consultante, al ver al otro chico que estaba a cargo del otro joven amigo, lo vio todo vomitado tirado en el piso, sintió una sacudida interna de tal manera que se asustó y no quiso beber más. Tu caso es distinto. Tu esposa, exesposa, Amelia, se divorció de ti, te echaron de tu trabajo anterior y eso de alguna manera te sacudió también. No del todo porque luego que empezaste a trabajar con Hernán, la primera semana bebiste pensando que el fin de semana tenías carta blanca para beber, sin reparar que luego el primer día laborable todavía te quedaba la resaca.

-¿Le puedo contar algo bueno? -pregunté.

-Sí -dijo Raúl Iruti-, cuéntame.

-Yo tenía un proyecto nuevo en mi trabajo anterior que no lo había subido a los ordenadores del trabajo porque en el contrato firmaba que todo lo que se proyectaba en el trabajo formaba parte de la empresa, no del empleado. Pero yo esto no lo subí, lo guardaba en mis dispositivos digitales y el último día que me despidieron lo subí a la nube digital. Cuando registraron mis aparatos digitales no encontraron nada. Ahora, ese proyecto que es exclusivamente mío, ¿fue una deslealtad, fue algo ilegal?

-Mira -dijo Raúl Iruti-, tengo abogados, no conozco de leyes pero he conversado con decenas de abogados. Mientras tú no hayas subido nada a los ordenadores cuánticos de la empresa, la empresa desconoce que tú tenías un proyecto. Lo podías tener en un aparato digital tuyo o lo podías tener en tu mente. Lo subiste a una nube digital. Legalmente no hay ninguna diferencia con tenerlo en tu mente. Ahora, si tú lo hubieras plasmado y lo hubieras ofrecido a la empresa ya dejaba de ser tuyo por contrato.

-¿Entonces no es nada ilegal lo que hice?

-No, no es nada ilegal. Lo que pasa que las horas que has trabajado en esa empresa anterior, ¿ocupabas tu tiempo también para ese proyecto o lo hacías únicamente cuando estabas en tu casa?

-No, lo hacía estando en el trabajo.

-Entonces moralmente sería del trabajo.

-Me han echado como a un perro, sabían que me dejaban en la calle, ¿qué debo hacer, decirles: "Tengo un proyecto que no les entregué" y dárselos?

-No estoy diciendo eso, no hay nada ilegal, pasa por tu moral. ¿Qué piensas hacer? -Lo miré.

-Presentárselo a Hernán Cienfuegos, con la condición de que me reconozca una participación en el proyecto, lo cual la empresa anterior no hubiera hecho.

-Está bien. Pero ten en cuenta esto para una próxima. Todo lo que se desarrolle en un trabajo, forma parte del trabajo.

-Lo que pasa que ahora, Iruti, usted me está poniendo un complejo de culpa.

-No, estoy siendo sincero.

-Sí. Pero de esta manera es como que moralmente me esté empujando a que le dé una participación a la empresa anterior.

-Sería lo correcto.

-¿Y cómo?

-Lo hablas con Hernán Cienfuegos, tu actual líder informático, le comentas como me has comentado a mí lo del proyecto. El hecho de no haberlo entregado te libra de todo contrato porque el contrato dice que es de la empresa todo trabajo presentado. Tú no lo presentaste, lo tenías en tu mente o en un aparato digital. Pero lo que has elucubrado lo has hecho durante las horas de trabajo, por eso hablo de la parte moral. Entonces, lo correcto es que le muestres el proyecto a Hernán, en el caso de que Hernán lo mejorara, porque Hernán es un genio, ya no te correspondería moralmente darle nada a la empresa anterior porque sería otro proyecto en el que tú cooperaste pero que Hernán lo mejoró.

-¿Y piensa que será así?

-Estoy convencido que será así. Hernán, en informática, es lo mejor. Pero si yo no te hubiera dicho que Hernán lo iba a mejorar, ¿qué pensabas?

-Darle aunque sea un pequeño porcentaje a mi empresa anterior.

-Bien, eso habla bien de ti. O sea, va más allá de beber o no beber, habla de que has mejorado incluso como persona, y eso es bueno. Pero legalmente y moralmente, si Hernán mejora y seguro que lo va a mejorar el proyecto, va a ser otro proyecto, un proyecto nuevo en el cual tú has formado parte, y si es un proyecto nuevo, moralmente no le debes nada a tu empresa anterior, ¿se entiende?

-Se entiende perfectamente. Ahora me voy más tranquilo porque al quererme a mí mismo, al aceptarme, logro que los demás me acepten pero no porque necesite la aprobación de los otros, por mí, por intercambiar ideas con gente con las que valga el esfuerzo y la dicha compartir esas ideas. Mis amigos anteriores eran solamente...

-¿Les tienes pena?

-No no no no, ellos tenían pena de mí cuando yo bebía. Yo no tengo pena de ellos, directamente no me interesan.

-Bien. Eso también habla bien de ti porque a veces el sentir pena se siente desde la lástima, desde la superioridad.

-No, no, profesor, yo no me siento superior a nadie, al contrario, antes me sentía inferior, ahora me siento un igual, ni superior ni inferior, un igual.

-Bien.

-De todas maneras me gustaría seguir con sus consultas, Iruti, sus conversaciones me hacen bien.

-¿Por qué no?, ¿por qué no, apreciado Joaquín?, será un gusto.

-Antes de irme le quiero comentar que me crucé con mi ex y fuimos a tomar algo y yo tomé un refresco, y me dijo que quería...

-Sigue, comenta.

-Quería ir al teatro y si yo la podía invitar.

-A ver, lo que yo no quiero es que sufras.

-Explíquese, profesor.

-Claro. Yo sé que tú sentías algo por ella y ella por ti no. Entonces ahora te ve cambiado, presentable, tienes apartamento nuevo, ganas tanto o más que ella, antes no. Pero por lo que tú me cuentas no veo que ella haya cambiado, eres tú el que cambiaste. Y te tengo aprecio, Joaquín, me daría compasión, no digo pena porque la pena viene del ego, sentiría compasión si te volviera a lastimar. ¿Quiere ir al teatro? Perfecto. Invítala, sin falsa expectativas.

-¿Me muestro frío?

-No no no, muéstrate normal, amable, sonriente, como si no pasara nada. No toques el pasado, sin reproches de parte de ninguno de los dos. No permitas tampoco que ella recuerde tu pasado. A lo sumo le dices educadamente "No quiero tocar ese tema". Pero no vuelvas a caer, porque hay dependencias afectivas que son venenosas y son tan peligrosas como el alcohol.

-Pero así es el amor.

-No, no, no, Joaquín. El amor es otra cosa, el amor es un sentimiento puro. La manipulación, el echar en cara cosas, eso es un amor enfermizo que puede venir de ambas partes. Entonces ese tipo de amor es una dependencia también.

-Lo entiendo perfectamente, lo entiendo perfectamente. ¿Me permite que le dé un abrazo en lugar de estrecharle la mano?

-¡Je, je! Sí, por supuesto, Joaquín. -Me abracé con el profesor y me marché.

 

Me quedé pensando en lo último. No solamente el alcohol, o el tabaco o la droga son dependencias, el amor enfermizo también es una dependencia. Cuidado, mucho cuidado.