Índice

Psicoauditación - K.S.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 29/04/2021


Sesión 29/04/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de K.S.

La entidad relata una vida en Umbro, era hija del emperador. Tenía absolutamente de todo pero no quería la formalidad, la rutina ni el pretendiente escogido por su padre, deseaba conocer otros lugares, deseaba independencia.

 

Sesión en MP3 (2.303 KB)

 

Entidad: Recuerdo que mi padre me decía:

-Hija mía, qué orgullosa debes estar, tienes todo lo que deseas, prácticamente el mundo a tus pies.

 

Mi nombre era Noah, con 'h' final, hija del emperador Mason del imperio Atauro. La ciudad principal, Rapara, era enorme, tenía cien veces mil habitantes y estaba rodeada por una enorme fortaleza. En el único lugar donde la fortaleza era más angosta era en el límite este, que daba al mar grande.

Recuerdo que mi padre me decía: "Noah, siempre miras el mar..., hacia el este no hay nada, es todo mar, no hay otra cosa. Los barcos se alejan a distancia prudente para pescar pero luego regresan, no hay más nada más allá del horizonte".

 

Sí, era Su Alteza Noah, hija del emperador Mason, pero me sentía como aislada, como prisionera, no era infeliz.

Mi padre me trataba muy bien, me quería comprometer con Hayden, príncipe de un reino vecino, obviamente yo me negaba. A veces sentía que Levy, el jefe de la guardia imperial, me vigilaba, y me molestaba muchísimo. La guardia imperial tenía diez veces mil hombres más veinte veces mil hombres de los reinos vecinos pertenecientes al imperio Atauro.

 

De pequeña era feliz cuando jugaba con mis amigas, Maya y Ayla, con 'y'. Fuimos creciendo juntas. Ellas tenían la virtud de ser nobles, por lo tanto se les permitía entrar al palacio principal.

 

Pero padre Mason era muy exigente conmigo:

-Noah, mira lo que es Rapara, calles interminables, tiene cien veces mil habitantes. Pero claro, tú, como hija mía, no puedes ir sola sin guardias. -A veces iba con Maya y Ayla a recorrer la enorme ciudad con una escolta de veinte soldados que enviaba Levy, el jefe de la guardia imperial.

Maya me decía:

-Noah, ¿te gusta Hayden, el príncipe?

La miraba y le decía:

-Lo he visto dos veces, no es desagradable pero no me siento preparada todavía para asumir un compromiso afectivo, no quiero, no lo deseo. Quisiera encontrar un amor elegido por mí, no por compromisos de realeza ni nada que ver. -Pero claro, era la menos indicada para desobedecer a mi padre.

-Mira, Noah, mira, hija, ¿tienes idea lo enorme que es el imperio Atauro?, tenemos veinte ciudades, aparte de la principal que es Rapara, y a su vez tenemos veinte reinos que están con mi imperio, te tienes que sentir dichosa. -Pero no, no me sentía dichosa, para nada.

 

De pequeña padre nunca se molestó que yo haya nacido mujer, él quería un varón pero no pudo ser y mamá murió en el parto, o sea, que no la conocí. Sé que padre por ser el emperador tuvo muchas jóvenes a su disposición pero no se comprometía, si tenía relaciones lo hacía con suma discreción.

 

Y el hecho de ser mujer no le impidió a padre que me entrenara como un varón. Desde pequeña practicaba espada con Declan y Arlo, eran los jóvenes más prometedores con el tema de la espada, el propio Levy, el jefe de la guardia imperial lo reconocía: "No hay mejores hombres con la espada que Declan y Arlo". Sin embargo, siendo mujer aprendí rápidamente los movimientos defensivos, los movimientos de ataque, el equilibrio de los pies al punto tal de igualar la habilidad de ambos hombres. Ya crecida, ya siendo mujer incluso varias veces derroté a Arlo y al propio Declan, que era el mejor de los dos. Alguna vez me pregunté "¿No será que me respetan y tratan de no lastimarme siendo hija del emperador?", pero el propio padre, una vez viendo un combate le ordenó a los jóvenes que ataquen a fondo bajo castigo si así no lo hacían: se emplearon a fondo y ninguno de los dos pudo vencerme.

 

Obviamente seguí practicando, era muy buena con la espada, también hacía pruebas de resistencia. A un costado de la ciudad Rapara había un pequeño monte, siempre vigilada obviamente por la tropa, subía escalando el monte y bajando varias veces al día para fortalecer piernas, para fortalecer brazos, para tener más resistencia. Y me sentía bien, pero a su vez me sentía como prisionera, quería conocer mundo.

Una sola vez, una, le dije a padre:

-¿Qué hay más allá del imperio Atauro?

-Hija, el mar grande.

-No padre, me refiero al oeste.

-Tierras desconocidas, seguramente monstruos en los bosques, animales gigantescos, por eso nunca quise expandirme. Sé que hay libros que dicen de que hay imperios que se han expandido y esa fue su debilidad porque han desguarnecido el núcleo y han recibido ataques de reinos más pequeños desmembrando sus imperios. Tenemos riquezas, todos están conforme. Tú sabes que tu padre no es un tirano, la gente está contenta, la ciudad es próspera, ¿por qué quieres conocer más allá? No va haber nada más bello de lo que hay aquí en Rapara, la ciudad principal del imperio Atauro.

-Lo que pasa, padre, que no me quiero comprometer con Hayden, me parece como que no me satisface su forma de ser, quizá es demasiado amanerado para mi manera de ser.

-Hija, hija... El amor, el amor, el amor es secundario, lo importante es un compromiso para que el reino se fortalezca, el padre de Hayden va a estar más sometido a mis órdenes teniendo a Hayden como yerno.

-Disculpa mi atrevimiento, padre, ¿pero te parece que para ti soy una mercancía?

-¡Ay, hija, hija, hija! Noah, ¿cómo piensas eso?, esta es una costumbre que viene de nuestros padres, de nuestros abuelos. Con tu madre no me he casado por amor, me he casado justamente porque una alianza venía bien con el reino Quiriano, y en este momento es uno de los reinos más obediente al imperio Atauro. Qué pena que no conociste a madre, era una mujer única.

-Padre, pero me dijiste que no la amabas.

-Hija, Noah, eso después viene con el tiempo, y si no no importa, hay que mantener las apariencias.

-Padre, ¿eso no es falsedad, no es hipocresía el vivir de apariencias?

-Hija, tienes todo, todo, no precisas nada más. A propósito antes de almorzar es hora de que vayas a practicar con Declan y Arlo, eres mejor que ellos. Y por la tarde practica lectura con tus amigas Maya y Ayla, que me parecen buenas jóvenes. ¿Ves la suerte que tienes? Tienes amigas, tienes guerreros para practicar...

-Sí, lo que no me gusta cómo me vigila Levy, el jefe de la guardia.

-Te cuida, él obedece mis órdenes ciegamente.

-Está bien, iré a practicar.

-Y luego sabes que tienes una abundante comida. Luego te recuestas por la tarde un rato y más tarde tienes el tiempo de lectura. ¡Qué dichosa que eres! -Me dio un beso en la frente y se marchó. Y yo me quedé sola con mi silencio.

 

¡Aaah!, suspiré hondo. Y en breve iría a practicar con la espada, la rutina, la rutina de todos los días, la rutina de todo momento. Yo quería otra cosa pero no sabía cómo.

Pero si hay algo que me dio aquella entidad que está más allá de las estrellas, en este mundo llamado Umbro, es la facultad de pensar, una facultad superior a la del manejo de la espada. El pensar, el pensar por mí misma.

 

Gracias por escucharme.