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Psicoauditación - Marcelo

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión del 11/08/2023 Sargón, René

Sesión del 21/08/2023 Sargón, René

Sesión del 24/08/2023 Sargón, René

Sesión del 29/08/2023 Sargón, René

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Sesión del 11/09/2023 Sargón, René

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Sesión del 29/09/2023 Sargón, René

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Sesión 11/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

La entidad relata que estudiaba para militar de la Federación Sargón. Pero aun teniendo aspiraciones de crecer, su madre le lastraba como un ancla, malvada, y su hermano igual o peor. Pero no quería marchar de casa, su integridad le impedía ni siquiera la hipótesis de responder a su madre como merecería. Esperaba terminar pronto la escuela de cadetes para salir de allí.

 

Sesión en MP3 (2.670 KB)

 

Entidad: Mi nombre es René. Me encontraba con un estado de ansiedad, de angustia enorme, pero no por lo que estaba por venir sino porque todo lo que había cosechado en mi vida era nada, nada.

 

Nací en un pequeño mundo de un sistema alejado del centro de la Federación Sargón, éramos un mundo de félidos. Cuando era chico hubo una batalla con un sistema no afiliado a la Federación y nuestro mundo los venció. Obviamente todos los planetas afiliados eran apoyados por la Federación Sargón y ese mundo fue vencido, pero se pactó un tratado de convivencia pacífica. La Federación no era una federación que exterminaba mundos, como sí lo eran los Langar, pero hubo pérdidas, uno de ellos mi padre.

 

Recuerdo que a medida que fui creciendo mi hermano mayor consiguió un empleo en una oficina de holoordenadores y mi sueño siempre fue ser cadete de la academia. No, no es que me interesara la guerra, para nada, era conocer el espacio, nuevos mundos, nuevas razas, lograr tratados de paz, de convivencia pacífica. Pero claro, es como si tú quisieras caminar y detrás tuyo tuvieras una soga atada a un carro de una tonelada de peso, no puedes avanzar. Ese carro con esa tonelada de peso era mi madre Scarla.

-¿Por qué siempre sueñas tonterías?, ¿por qué no aprendes de tu hermano mayor, René?

-Madre, se empieza como cadete, el cadete vendría a ser un proyecto. Ya cuando me ascienden a alférez soy directamente un soldado.

-¿Tú, soldado? ¡Ja, ja, ja! No me hagas reír, no me hagas reír, René, eres una persona demasiado moderada, por decirlo de alguna manera. ¿Te piensas que el espacio es comandar una nave? ¿Sabes las instrucciones como cadete, podrás resistir? Ni siquiera tienes una preparación física.

-Es mi sueño, madre, quiero hacerlo.

 

Cuando cumplí la mayoría de edad, que tuve mi emancipación, me inscribí. Me hicieron test psicológicos, pruebas, exámenes con escáneres... Por suerte dio todo bien. Lo único que me dijo el capitán médico era que tenía que mejorar mi estado físico, mi parte cardíaca estaba perfecta, pero me agotaba enseguida. Me aprobaron con la condición que durante seis meses hiciera unos ejercicios, por el mismo doctor capitán, escritos, y que luego viniera nuevamente, que me quede tranquilo que ya tenía el apto, pero quería confirmarlo.

Esos seis meses fueron tremendos, el médico capitán me dijo que eran ejercicios livianos. No me imagino cómo serían los ejercicios extremos porque había días que no podía más.

 

Había distintas razas de cadetes algunos eran buenos compañeros, otros se burlaban:

-¿Tú te llamas René? Qué raro un félido, los félidos son ágiles y tú pareces una bola de grasa. -Algunos eran crueles. No me gustaban la bromas, yo pienso que reírse a costa de uno es algo negativo, me bajaba muchísimo mi autoestima, muchísimo.

 

Obviamente mientras hacía las pruebas no me permitían, hasta no estar aprobado oficialmente porque el apto era relativo a como salieran los ejercicios en estos seis meses, por lo tanto tenía que volver a casa y escuchar a madre Scarla:

-¿Y? ¿Aún no te echaron? Tu hermano trabaja todo el día y tú vas a divertirte a la academia.

-Madre, mi hermano está todo el día sentado a un holoordenador, me destrozan haciendo ejercicios.

-¿Y te quejas? Tú te lo has buscado. Y yo acá, sola. Claro, con tal de no soportarme te vas a la guerra.

-Madre, no me voy a ninguna guerra, voy a ser un alférez de la academia, tal vez me especialice en holoordenadores, tal vez esté en tierra.

-No seas hipócrita -me respondió madre Scarla-. Siempre me has dicho que te gustaba el espacio y ahora para conformarme me tomas por tonta. Tú, el inútil, ¿me tomas por tonta a mí, a mí? Claro, ¡je, je, je!, lo haces a propósito para dejarme sola.

-Pero podríamos decir lo mismo de mi hermano mayor -me defendí.

-No te metas con tu hermano, tu hermano es útil. ¿Te piensas que con la pensión que me da Sargón por la muerte de tu padre me alcanza?

-Madre, estuve viendo los recibos y es una pensión altísima, por muerte en combate.

-Pero cuando erais chicos los tenía que mantener a los dos y no me alcanzaban los créditos.

-Pero ahora mi hermano trabaja, te pasa plata.

-¿Y tú qué me pasas? Problemas.

-Madre, cuando me den el apto definitivo me van a pagar créditos.

-¡Je, je, je!, claro, prefieres pagarme antes de soportarme. Y no me digas que tú hermano hace lo mismo, tu hermano me ama, tu hermano es una persona decente.

-Madre, cuando mi hermano tenía mi edad o menos que yo, me recuerdo que tenía varias dependencias, iba a lugares para jóvenes y a veces venía bebido, y tú no le decías nada porque era tu hijo preferido.

-Claro. ¡Ja, je, ja! ¡Ay!, René, René, ahora haces rol de víctima. Pobre tu hermano si te escuchara, le caerían las lágrimas de la vergüenza de tener un hermano inútil como tú. -Madre era mi ancla, siempre fue mi ancla.

 

Pero, a ver, para aquellos que son marineros, ¿cómo puedes transformar un ancla en una boya? La boya siempre flota, el ancla te jala hacia abajo. Es imposible cambiarla, no hay un tratamiento, no hay. Es como si la raza félido, con esas varitas mágicas de los cuentos, la quisiera transformar en una raza reptiloide. Somos lo que somos.

Por un lado tengo el orgullo de no haber copiado las manipulaciones de mi madre, todo lo que yo hago, para ella está mal. Si de repente reposo un rato: "Vago, inútil". Si de repente salgo: "Me dejas aquí, no te importo. Ojalá me muriera. Y tú vas a tener la culpa por haberme matado".

Ya no sé si era mala manipulación o mala intención, yo creo que no era una persona afectada por el ego, yo creo que era una persona cruel y despótica disfrazada con rol de víctima. Y soy yo el culpable de buscarle excusas, "Bueno, hoy se levantó mal. Pobre, en el fondo extraña a padre".

¡Mentira, yo le buscaba excusas!, lo único que le interesaba de padre fallecido era que todos los meses le transfirieran a su cuenta la pensión y le mandaban la factura electrónica.

 

Pero yo no sabía copiar el arte de fingir que tenía ella, yo pienso que cortaría las cadenas de ese ancla cuando pasaran los seis meses y directamente me aprobaran como cadete, porque mientras tanto yo creo que ella se complotaba para volverme loco, y si me volvía loco me hacía internar y cobraba otra pensión por tener un chico con una capacidad diferente.

Pero no le iba a dar el gusto, en la academia hice pruebas cognitivas y salieron perfectas, lo único que observó el capitán médico era la parte física, que era la que tenía que entrenar. Pero los seis meses se me hacían interminables.

 

Toda la vida me manipuló, pero desde que se enteró de que yo definitivamente ya me anoté en la academia, cada día, cada tarde, cada noche me hacía la vida imposible. No me toméis por un exagerado, pero yo creo que la pasaba mejor con esos ejercicios, que llegaba molido, destruido a casa, que escucharla a ella. A veces me sumergía con agua tibia en la tina cerrando la puerta del baño con llave, una llave electrónica, y de afuera escuchaba sus lamentos: "Claro, el niño sumergido en la tina y yo aquí cocinando porque no tengo créditos para contratar a una mucama. Tengo un solo hijo que trabaja y el otro un parásito". A veces cerraba los puños de la impotencia, y después, tonto de mí, la justificaba, "Pobre, en el fondo debe sufrir". Y después cuando razonaba en forma consciente, me daba cuenta que ella gozaba con ese sufrimiento.

 

Entonces tenía mis dudas, ¿manipulaba o era una persona que directamente era mala por naturaleza o su mente estaba teniendo problemas y yo no me daba cuenta?

Pero he conocido personas grandes que tenían problemas e iban al médico y les recetaba alguna medicación, pero no les veía maldad a esas personas como sí le veía a mamá Scarla. Porque no podía tildarla como que había perdido la razón.

 

Y con mi hermano no podía hablar del tema. Una sola vez le dije:

-No sé qué pasa con madre, parece que le fallara la cabeza.

Me respondía:

-René, hoy tuve un buen día, no me saques de las casillas porque te doy un puñetazo en el rostro. No te metas con madre, es una madre única.

-No tengo dudas -le respondía.

Me cogía del cuello y me decía:

-Ahora te pones irónico. -Y me empujaba y me tiraba contra el sillón.

 

Era más fuerte que yo y lo único que faltaba que me diera una paliza. Y era lo que no quería, no por mí, por él, porque si después me veían en la academia yo no podía mentir: "Mi hermano me golpeó", y la academia tenía mucho poder, incluso lo podían despedir del trabajo. Y obviamente, ya no podía volver a casa porque madre no me hubiera aceptado. Entonces tenía que aguantarme y comerme los desdenes de mi hermano, la manipulación de mamá Scarla. Decir que era un infierno es poco, honestamente es poco.

 

Pronto pasarían los seis meses y ya podría quedarme en una habitación de la academia, son habitaciones compartidas pero teníamos de todo, holoordenadores, holotv, simuladores. No podía quejarme, teníamos un doble equipo de uniforme.

 

No soportaba más estar en casa, no soportaba más. Qué feo cuando hay una dependencia económica, pero pronto ganaría mis créditos. Y no sé si volvería a casa, ni siquiera de visita, no lo sé.

 

Me dolía muchísimo la cabeza y eso me impedía pensar.

 

 


Sesión 21/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Tuvo la ocasión para sincerarse con su compañero de habitáculo acerca de lo que le movió a incorporarse al ejército de la Federación Sargón. Era difícil un félido conversar con un humano, pero trataba de que le entendiera.

 

Sesión en MP3 (2.493 KB)

 

Entidad: Dentro de todo lo negativo hubo algo positivo, pude compartir mi camarote con el alférez Kamal. Él era parecido a mí en algunas cosas, se quejaba de que le costaba terminar los proyectos, le costaba arrancar.

 

Se sentía deprimido. Le respondí:

-Mira, yo me siento igual en algunas cosas pero por otros motivos. Vamos a una posible guerra con la Federación Lacerta y en realidad yo no quería estar aquí. -Me iba a responder y le hice una señal-. Espera, espera, Kamal, no quiero ser mal interpretado. A ver, tengo un hermano mayor que es oficinista, yo quería hacer muchas cosas. Pienso que soy más nuevo que tú como alférez, me anoté en la academia para escapar, es como que quise salir de las llamas y me arrojé al vacío. ¡Je, je, je! Y bien dicha está la palabra, estamos en el vacío espacial.

Kamal me preguntó:

-René, ¿escapar de qué?, ¿qué llamas te estaban abrasando, qué llamas te estaban calcinando?

-No sé si podrías entenderme, no sé si alguien podría entenderme. A veces lo psicológico, a veces la manipulación te quema más que si te metieran en un horno atómico.

-Exageras, René, exageras.

-¡Je! Te dije que no me ibas a entender. Trato de hablar en sentido figurado, trato de hablar de una manera que quizás a muchos les resulte complicada. Mi madre Scarla es una félida que siempre me consideró un estorbo, una persona con la que no puedes razonar, una persona con la que no puedes crecer, una persona con la que... ¿Has estado alguna vez en una montaña y de repente tienes otra montaña enfrente y gritas y tu grito te responde?

-René, lo sabe cualquier estudiante de primer año, hablamos del eco.

-Bueno, a veces es como que hay personas que son un eco. ¿Te aturdo?

-No, no, René, sigue.

-¡Je, je!, me tomarás por un félido difícil. A ver, conoces de..., has estudiado todo lo marítimo, hay mundos que son completamente marítimos. Bien. ¿Sabes lo qué es una boya?

-Sí.

-Hay mundos que tienen pequeñas tierras y son prácticamente todo océano, hablo de aquellos mundos que quizá todavía no tengan viajes espaciales. He leído historia de Sargón, y la Federación impide hacer contacto con esos mundos, pero uno puede igual teletransportarse con ropas, habiendo estudiado las costumbres de esos mundos que todavía no hacen viajes espaciales y ni siquiera tienen aparatos voladores. Entonces van de un país a otro por enormes barcos. Y de repente, tienen enormes anclas, anclan a distancia de tierra y luego pueden ir en botes. Ahora bien, sabemos qué función cumple una boya, pero exactamente, ¿qué hace la boya?

-Bueno, entiendo que es un aparato de señalización.

-Sí, Kamal, sí. Por ahí soy yo el que no sé hacer la pregunta. ¿Pero qué..., qué hace?

-Se mantiene a flote.

-Bien. Muy bien. ¿Qué función cumple un ancla en esos gigantescos barcos? Tener sujeto el barco al hundirse en la parte profunda. Algo similar a un amarre, pero bajo el mar.

-Sí, pero no sé a dónde quieres llegar.

-¡Je, je! Supongamos que hay un experimento donde encuentras una boya liviana y la atas con una cadena a una de esas enormes anclas: La boya trata de mantenerse a flote, el ancla trata de llegar..., no es que trata de llegar, la gravedad la tira hacia el fondo de ese mar. ¿Quién tiene más fuerza?

-¿Fuerza gravitatoria?, el ancla -respondió Kamal.

-Lo pregunto de forma directa: ¿La boya sostiene al ancla o el ancla la hunde? Hablamos de un ancla enorme de un gigantesco barco.

-René, obviamente el ancla va a hundir a la boya.

-Muy bien. Ahora estamos llegando a donde yo quiero: Yo quiero elevarme.

-René, cuando partimos, con el crucero que estaba en órbita, nos elevamos del planeta.

-No no no no no, quiero cultivar mi ser.

-Hablas como si cultivaras una hortaliza.

-Hablo de que quiero elevarme y tengo atado a mis pies una gigantesca ancla, y me jala hacia abajo.

-Yo veo que puedes caminar bien...

Me puse de pie y le dije a Kamal:

-Voy al comedor de los alféreces, voy a tomar algo caliente y a seguir pensando.

-Seguiremos conversando porque necesito que me aclares. -Me encogí de hombros.

-Tendría que buscar la manera de explicártelo de una forma más sencilla.

 

Estaba por abrir la puerta de nuestro camarote y Kamal me dijo:

-René, ¿y si hablas con el capitán Alexis? -Lo miré.

-¿Me lo estás diciendo en serio?

-Él tiene respuestas para todo.

-No pasa por ahí, Kamal, ¿te parece que voy a molestar en medio de un posible conflicto bélico con mis elucubraciones?

-Es muy comprensivo.

-No, Kamal, no es el momento, no es el momento. Y esto no es un..., como decirlo, no es un halago a tu persona, pero eres la persona con quien puedo conversar, otros alféreces directamente le pedirían al teniente a cargo de cambiar de camarote, porque no me entenderían.

-Bueno, yo no te entendí casi nada, René, pero me agrada tu manera de ser.

 

Lo miré a Kamal, un humano delgado, pienso que le faltaba algo de entrenamiento. Si fuera un félido como yo quizá lo miraría de otra manera, pero no estaba empapado con las costumbres de la Federación Sargón de que un félido mirara a otro de una manera distinta. Pero me callé y no dije más nada.

 

Kamal me dijo:

-Me voy a dar una ducha de vapor y en un rato voy al comedor.

-Está bien, te espero.

 

Y me marché con mis incertidumbres, con mis interrogantes, con mis ejemplos tan... tan sin sentido. Kamal está luchando con sus problemas y yo le pongo el ejemplo de un ancla y una boya. ¡Ay, Kamal, Kamal! Si tú tienes problemas los míos son una montaña de cuestionamientos. Pero hablar con el capitán Alexis no, no me atrevería, no me atrevería. Incluso no sé si... si bien la Federación tiene un crucero con doble protección energética y ultragrafeno, yo no sé en este momento el armamento y los escudos energéticos que puedan tener las naves Lacerta.

Mi intención no es vivir sino disfrutar lo que estoy viviendo, y en este momento no lo logro y necesito una respuesta. Necesito que me den una respuesta porque mientras tanto mi mente no está lúcida porque piensa en los cuestionamientos, y puede no prestar a órdenes y ser castigado por ello.

 

¡Benditos traumas!, dicho de una manera irónica, pero irónica. Una ironía que te corta como el filo de una espada.

Lo dejo aquí. Lo dejo aquí porque estoy muy muy exaltado y otros felinos pueden notar mi rostro y preguntarme. Y no estoy para dar respuestas a quienes no van a entenderme.

 


Sesión 24/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Nunca había tenido diálogo trascendental con nadie, menos con su familia biológica. Necesitaba saber, entender la razón de la existencia, de la vida, de vivir, el objetivo de estar vivo. Su semblante pedía un interlocutor. Alguien le dijo que debía descubrirlo él mismo.

 

Sesión en MP3 (2.687 KB)

 

Entidad: Parece ridículo y a veces hasta incoherente el conjunto de cuestionamientos que tengo, que podrían ser insignificantes en función de la realidad que me rodea en cada una de las vidas en las que he pasado por situaciones similares, aunque ninguna vida tenga que ver con la otra.

 

En la actual de Marcelo, donde vivo en un mundo que puede llegar a su fin de dos maneras, donde sufrimos un calor infernal en Diciembre o en el hemisferio boreal un calor infernal con incendios en Julio o Agosto, amén de la amenaza nuclear de dos o tres países que pueden acabar con el mundo, como casi acaba hace sesenta y cinco millones de años un asteroide.

 

En la vida de Remi, en un mundo salvaje donde no sabes si vivirás el día de mañana, y en la vida que estoy relatando, la de René en Federación Sargón, donde puede haber un conflicto entre dos superpotencias galácticas y que no sabes también si vivirás el día de mañana.

Ahora bien, mi idea es crecer espiritualmente y siento como que tengo tremendos lastres ya sea por mis propios roles del ego, y dejo de lado el peligro inminente. Entonces es irónico o ilógico o incoherente el llegar a pensar en que uno quiere crecer internamente estando al filo de una cornisa que da a un precipicio que si te resbalas y te caes a ese precipicio de qué te sirve pensar si vas a crecer internamente o no. Pero a veces, y está bien está bien pensar así. Pero no voy a dejar lo de la pregunta, de qué me sirve pensar en crecer si no sé cuál será mi esperanza de vida. Pero..., tomemos el pero como objeción, como dicen los grandes Maestros, pero prefiero pensar de esa manera y no vivir la Dolce Vita, como se diría en la Italia de Sol III.

 

Yo no quiero ser inconsciente de vivir despreocupado de todo y sé que el preocuparme por todo me puede afectar psicofísicamente llegando a una desidentificación de mi persona, de no saber qué quiero, qué busco, qué preciso. Pero hay una cosa en común en las tres vidas que he nombrado: Sol III, Umbro, Sargón, donde la persona que me ha criado es la persona que más me quita energía, es la persona que me comparte su parte tóxica, me impregna como si me contagiara un virus, y eso me hace mal porque me jala hacia abajo, como el ejemplo del ancla que le di a mi compañero Kamal, que no sé si me lo entendió, porque Kamal piensa que yo hablo en difícil y para mí no es así.

 

Recuerdo que me crucé con una teniente que había terminado de hablar con el capitán Morkan y me saludó de una manera muy muy cortés:

-¿Cómo está, alférez?

-Muy bien, mi teniente. -La teniente me miró y me dijo:

-Percibo en su rostro que dice que está bien por cortesía, pero no lo veo bien. -Yo respetaba mucho la jerarquía, era una teniente, no iba a contarle todos mis cuestionamientos, pero me preguntó-: ¿Quiere tomar algo?

-Si usted lo ordena, mi teniente...

-No, no, es una pregunta.

-Encantado, mi teniente. -Y me senté con ella.

-¿Qué es exactamente lo que se plantea? Sé leer los rostros. -Ella era la teniente Andara y era muy afable con la tripulación y le caía bien a todos. Entonces me permití tomar un poquito de confianza y comentarle mis dudas.

-Siempre me sentí una persona poco querida, poco aceptada. Tengo un hermano oficinista al que mi madre adora siendo que es una persona déspota, egoísta que solamente piensa en sí mismo, pero para mi madre es un ídolo. Y yo en realidad no quería ser un soldado de la Federación, pero fue como una especie de vía de escape para alejarme de lo que sería mi casa. No digo mi hogar porque para mí, hogar, estimada teniente, es algo sagrado. Muchos consideran que hogar y cas es lo mismo... No. Casa pueden ser un techo y cuatro paredes, hogar  es donde convives con gente que te acepta, que te quiere, que no tiene por qué pensar de la misma manera que uno pero sí que se presta al diálogo, donde hay confraternidad, donde hay armonía, donde hay diálogo y no gritos. Eso es hogar. Disculpe mi atrevimiento, mi teniente, pero para usted, ¿cuál es su hogar?

Me respondió de una manera extraña:

-Alférez, para mí mi hogar es en este momento este crucero, aquí está mi familia.

-No..., no quiero ser irreverente, pero familia para mí es otra cosa, es algo que no sé si tuve alguna vez en mi vida. Yo sé que la familia no necesariamente tiene que ser los lazos de sangre, a veces hay amores o amistades que son más familia que la familia biológica, pero de ahí a pensar que los compañeros de una nave espacial son nuestra familia, no lo sé. Yo por ejemplo comparto camarote con Kamal que me parece un humano excelente, pero ni siquiera sé si somos amigos, menos familia. Insisto, no quiero ser irreverente o ser indisciplinado, ¿pero usted no tiene familia, mi teniente?

Me miró sonriendo y me dijo:

-Sí, el capitán Morkan es mi familia, toda la tripulación es mi familia. Siento que son parte de mí y yo soy parte de ellos.

 

De la misma manera que Kamal no me entendía, yo no la entendí a la teniente Andara.

Le digo:

-No no no, disculpe, mi teniente, no entiendo. Este crucero no es un organismo donde nosotros somos sus células, cada uno tiene su vida. Yo no considero, pero lo sigo de una forma respetuosa, que yo sea parte del resto y el resto sea parte de mí, yo me considero una entidad independiente. Eso no quita que me interese la vida de los demás, por supuesto que me interesa, por supuesto que me lastima si veo sufrir a otro, pero no me considero parte de ese otro.

-Entiendo, alférez, entiendo. Tome su bebida que está caliente. -Tomé un sorbo de mi café. Tenía ganas de comer algo y cogí de la máquina una masa dulce.

Y le dije:

-Permiso. -Y comí. Ella a su vez comía otra masa dulce y tomaba un jugo.

 

Terminamos de comer y me dice:

-En instantes me tengo que ir para el puente de mando, así que le voy a hacer una pregunta.

-Adelante, mi teniente.

-Alférez René, ¿qué es para usted la vida?

-¡Ah! Una sucesión de momentos.

-¿Qué más?

-Disfrutar de las cosas si nos dejan. Estar aquí forma parte de la vida, pero no lo disfruto. Insisto, no soy cobarde, que tenga que ser lo que sea cuando confrontemos con la Federación Lacerta. Pero si me dan a elegir prefiero estar con alguien querido en un lugar sereno, estando plácido, contento, y no en estado de tensión. -Se puso de pie e inmediatamente me puse de pie; un alférez no puede estar sentado si una teniente se pone de pie. Y me dijo:

-La vida es mucho más que una sucesión de momentos, y a veces nuestros cuestionamientos en lugar de levantarnos nos hunden.

-Mi teniente, con todo respeto, pero creo que los cuestionamientos son parte de la vida: ¿Qué hacemos aquí?, ¿a qué vinimos?, ¿qué función estamos cumpliendo? Dejando de lado alférez, tenientes, capitán, comandante, primer ministro hablo de qué función como seres; como yo, félido, como usted, humano, como la viceministro, reptiloide: ¿Qué función cumplimos?, ¿qué hacemos?

Me miró y me dijo:

-Pienso que cada uno tiene que descubrir su misión. Piénselo, alférez René.

 

Y se marchó para el puente de mando. Me sentí huérfano de diálogo porque no me aclaró nada. Y a veces pienso que, hablo por mí, por mí ¡eh!, a veces pienso que ser huérfano de diálogo es peor que ser huérfano biológico. Otros dirán, ¡qué aberración lo que está diciendo este félido René!, pero nadie me va a quitar el derecho a pensar, nadie.

 


Sesión 29/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Sus pensamientos, sus recuerdos ocuparon un lugar profundo en su memoria porque una guerra galáctica estaba empezando. Estaban en un lugar profundo, pero seguían estando.

 

Sesión en MP3 (3.233 KB)

 

Entidad: Me había recostado un rato y me tocó el hombro Kamal. Abrí los ojos y le pregunté:

-¿Qué sucede?

-René, avistaron una enorme nave, seguramente del imperio Lacerta.

-Vaya. -Nos pusimos los trajes con protección energética en silencio y marchamos hacia la plataforma principal.

 

A través de holovideos se comunicó con toda la tripulación el capitán Alexis:

-Les comunico que la capitana Kirana me dejó al mando del crucero y se va a trasladar para darle la bienvenida a nuestro embajador lacerta, el comandante Kramber. Todas las pantallas de los holovisores de los distintos pisos de las plataformas enfocaron el puente de mando.

 

El comandante lacerta, Kramber, fue teletransportado con dos lacertas más que serían sus subalternos. Se presentó y saludó al capitán Alexis, hizo una reverencia, que el capitán correspondió. Y le dijo:

-¿Tú estás al mando?

-Sí, comandante, estoy al mando provisoriamente, nuestra capitana está indispuesta.

-Bien. El tema es muy sencillo. La idea es firmar digitalmente un acuerdo de paz, de prosperidad, de trabajos en común para que sea difundido en todos los mundos de ambas federaciones.

El capitán Alexis le respondió:

-Antes de firmar un mutuo acuerdo hay muchos temas a aclarar. Vosotros, mejor dicho, tú, comandante, estabas al mando cuando se atacó un mundo de la Federación del cual ningún lacerta se hizo cargo de las muertes ocurridas allí.

Habló Kramber:

-¿Tú nombre, capitán?

-Capitán Alexis. Capitán de primer nivel, Alexis.

-Mira, eso ha quedado en el pasado, nos hemos disculpado, no sabíamos que el mundo estaba habitado, simplemente queríamos utilizar material en las distintas minas que había sabiendo que ese mundo no tenía habitantes. Si bien el sistema pertenece a la Federación Sargón no reconocemos que haya habido una mala predisposición de nuestra parte.

-Tengo entendido que vosotros sabíais que había muchos civiles trabajando en las minas con trajes espaciales y había miles de civiles bajo una cúpula protectora donde se conservaba la atmosfera respirable, una cúpula que fue destruida por vuestras naves.

-Ignorábamos eso, capitán Alexis.

-Lamento contradecirlo, comandante Kramber, pero se le ha mandado holomensajes con traducción por ordenador a vuestro idioma, tal como lo hacemos ahora en presencia, y habéis ignorado las llamadas. En resumen, entiendo que nuestro primer ministro Will proclamó en su momento una tregua provisoria hasta tanto se aclaren bien los hechos.

-Seré práctico, capitán Alexis. Si queréis una reparación no tenemos problema en darles un mineral que prácticamente no se encuentra en ninguno de los mundos de vuestra Federación, lo podemos incluso teletransportar a vuestro crucero o donde queráis, como indemnización.

 

Estaba mirando, junto con Kamal, por el holovisor en nuestra plataforma y vimos que se acercó al puente de mando la capitana Kirana interrumpiendo la conversación y hablando directamente con el comandante lacerta Kramber.

-Por lo que acabo de escuchar -dijo la capitana Kirana-, tú quieres de alguna manera tapar vuestros crímenes ofreciéndonos un material exótico. Todo material exótico de todo un mundo no vale una sola vida. He visto más de mil cadáveres, he visto gente agonizando, he visto gente muriendo en mis brazos, niños, niñas, ancianos, ¿y piensas que una indemnización en cualquier material exótico que fuese devolvería las vidas de sus seres queridos a sus familiares?

Kramber no respondió, preguntó:

-¿Y tú eres?

-Soy la capitana Kirana, y comunico que vuelvo a tomar el mando de la nave. Obviamente el capitán Alexis estará aquí conmigo.

-Capitana, me habéis ofendido -dijo Kramber-, me habéis llamado asesino.

-No no no, para nada, eres un criminal de guerra y como tal debes ser juzgado.

-¿Y quién me va a juzgar, si se puede saber?, porque vosotros, ninguno de vosotros de la Federación Sargón tenéis autoridad sobre mi ilustre persona.

-¿Ilustre? Eres un criminal de guerra, eres responsable de la muerte de civiles. Allí no había militares trabajando, sólo civiles, y no te atrevas a mentirme en la cara de que no sabías que estaban esos civiles puesto que vuestras naves han destrozado con bombas de protones la cúpula protectora que mantenía la atmósfera en la colonia. No les importó nada. Por lo tanto serás juzgado. A partir de este momento toda teletransportación queda suspendida. Vosotros, tú y tus dos lugartenientes, seréis llevados a Sargón y juzgados allí como criminales de guerra.

Kramber dijo:

-Si hacéis eso automáticamente tendréis una guerra con nuestro imperio.

-Vaya -dijo la capitana Kirana-, ¿ahora es un imperio vuestra federación? Nada va a cambiar mi decisión.

-Hablaré directamente con vuestro primer ministro Will, y debido a la ofensa que me habéis hecho a mí como embajador lacerta serás degradada y expulsada. Ahora, si eso no ocurriera mi vida no importa, pero morirán millones y millones de seres de la Federación Sargón por no haber respetado a un embajador lacerta. Tendríais que poneros de rodillas porque somos la primera raza de la galaxia. ¿Y te atreves a juzgarnos? ¿Quién eres?

-Como dije antes, soy la capitana Kirana, testigo presencial del tremendo ataque donde murieron cientos y cientos y cientos de civiles. No tenéis conciencia de lo que habéis hecho, y si la tenéis es peor todavía porque eso significaría que no les importa otras vidas más allá de los propios lacertas. Nuestro crucero tiene un campo de energía que no va a ser penetrado por ninguna de vuestras armas.

-Insultas mi inteligencia, capitana Kirana, seguramente no podremos perforar vuestras defensas, pero mientras vosotros volváis conmigo, yo sería en este caso un prisionero vuestro, a Sargón he dado orden a cientos de nuestras naves que ataquen a muchos de vuestros mundos donde morirán millones. Así que, capitana, necesito que lo pienses bien antes de cometer un gran error, porque si tú me haces responsable de miles de muertes, tú, ¡tú, eh!, serás responsable de millones de muertes. Mientras tanto algún teniente de aquí que me sirva alguna bebida caliente, como se debe tratar a un embajador. Comunícate por tu radio ultralumínica y diles lo que yo he comentado.

 

El holovisor dejó de transmitir y me quedé absorto de lo que iba a pasar.

Le pregunté al alférez Kamal:

-¿Qué piensas?

Me respondió:

-Mira, René, pienso que la capitana tiene toda la razón, toda la razón. Pero sí es cierto, René, que por represalia, esta bestia lacerta, si lo llevamos a él prisionero su flota atacaría a miles de mundos. Y no sabemos cuales, bajo el mando de la Federación hay quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares.

Le respondí:

-Kamal, tengo entendido que todos los sistemas estelares tienen vigilancia y están totalmente protegidos. Lo que ignoro, querido Kamal, es que no sé si todas las naves y los cruceros espaciales tienen el triple sistema energético, energía de campo cuántico, el ultragrafeno y otra vez energía de campo cuántico, porque los campos de energía que existían hace años, y que nosotros somos los únicos que la perfeccionamos, pueden ser perfectamente perforados esos campos por bombas de protones y otras bombas, fuera de la de protones. -Kamal no me contestó.

 

Yo me quedé pensando. Me acuerdo que me anoté en la academia militar como cadete para huir de malos tratos familiares, y después cuando pasan cosas límite, cambios inesperados, momentos que uno está al filo o de enloquecer o de perder la razón y todo lo demás que nos parecía algo insoportable, hoy nos parece tan ridículo...

De todos modos no me arrepiento de tomar la decisión que tomé. No soy una persona a la que le interesa ser recordada, mi idea era solamente ser feliz, que me acepten como soy, no que me miren como alguien extraño, distinto. Nunca quise eso. Solamente ser feliz, solamente estar tranquilo con gente acorde a mi manera de pensar, con personas que te acepten como eres, con gente que te tanga aprecio genuino sin pedirte nada a cambio. Pero llego a la conclusión que encontrar gente afín es más difícil que encontrar ese material exótico del cual hablaba el comandante lacerta Kramber. Y de verdad, no estoy exagerando.

 

Cada persona está en su mundo, en su mundo interior, y no le interesa ver al otro.

¿Compañeros?, yo no sé si tengo compañeros. Bueno, Kamal es un compañero, pero lo que sabe de mí es poco y nada, al igual que yo de él. Conversamos sí, nos hemos contado cosas, pero no es lo mismo un relato que una vivencia. Lo que yo vivencié, lo que yo sufrí en mi entorno familiar lo puedo contar, pero la otra persona, ¿cómo explicarlo?, seguramente podrá imaginarse las escenas que yo relato, pero nunca las va a sufrir como las he sufrido yo. Por eso digo que la vivencia se puede contar pero no se puede transmitir. Eso lo vive uno, eso lo sufre uno. Y me molesta horrores, horrores me molesta cuando dicen "Te comprendo". O son hipócritas o son necios, porque nadie nadie sabe lo que yo pasé, sabe lo que yo sufrí. Y el mundo está lleno de hipócritas.

Quizá lo que diga va a sonar como egoísta de mi parte, pero quizás admire al comandante lacerta Kramber de que en ningún momento sintió temor o pidió disculpas o se arrodilló, todo lo contrario, mantuvo su cabeza alta. Y eso es lo que yo quiero hacer, mantener mi cabeza alta. Y si me maltrataron en su momento no va a ser mi problema.

 

Aprendí a dejar de querer a las personas que me lastimaron. Lo que todavía no puedo aprender es a olvidar, porque hay cosas que me quedan grabadas para siempre en esta vida. Y si no puedo olvidar por lo menos que el recuerdo no me lastime.

 

Bueno, eso estoy tratando de aplicar y todavía no lo logro. Por favor, ¡todavía no lo logro! Y me molesta muchísimo.

 


Sesión 04/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Se encontraba en una situación extraña, desconocida. Un superior le propuso conocerse en su camarote, bajo pena de ser encerrado.

 

Sesión en MP3 (3.325 KB)

 

Entidad: Habían llegado de una misión, el capitán Morkan con la teniente Andara debatiendo entre ellos y luego comunicándoles a los que estaban al mando, el capitán Alexis y la capitana Kirana, sobre los langar, sobre si debían vivir, si no debían vivir...

 

Honestamente, si hay quinientas bestias y no se animan a producir, a trabajar, a crear y se fagocitan entre ellos, ¿y me voy a poner a pensar si merecen vivir o no, con todos los problemas que uno tiene, por unas bestias que no entiendo? Porque, honestamente, no entiendo. Y que a mí me lo expliquen, pero no que me lo explique un capitán ni un comandante, que me lo explique un científico; ¿cómo bestias pueden haber creado naves a velocidad ultralumínica?

Honestamente, no lo entiendo. Y, honestamente, no me interesa entenderlo.

 

Y encima Kamal:

-No sabes, René, siempre me costó terminar mis proyectos, pero más me cuesta arrancar.

 

Antes de entrar en la academia, cuando estaba en la universidad, vivía deprimido, a veces cuando estaba en el camarote me ponía los audífonos para escuchar un poco de música. Sé que suena mal educado porque no me colocaba los audífonos cuando terminaba la conversación, en medio de la conversación; me recostaba, lo miraba a Kamal y veía que seguía hablando. Estaba tan metido en su mundo que no se daba cuenta que me había puesto los audífonos. Ahora, el que mira de afuera dirá: "Y claro, no es Kamal el que vive en su mundo, es el alférez René, el félido, el que vive en su mundo, porque no le interesa más nadie".

Entonces, ya que son tan listos, porque todos son tan listos, tendría que haber también una graduación también, de la misma manera como que hay de cadete, alférez, teniente, capitán, comandante, tendría que haber una graduación de a ver quién es más pícaro, más listo, más... más inteligente, y que se pregunten ¿yo le puedo solucionar los problemas a Kamal? ¿Si, no? ¿No?, entonces porque me voy a pasar las ocho horas que estoy en el camarote escuchándolo.

 

¿Y esa gente tan lista se pregunta si Kamal puede solucionar mis problemas? ¿No? Entonces para qué prejuzgan: "Se pone los audífonos, no le interesa escuchar a Kamal". No me interesa escuchar a nadie que tenga problemas porque no me cabe más en mis hombros el peso de los míos, de los males que he pasado, los malos tratos que he sufrido.

Pero claro, "algunos caen de cabeza y otros caen de pie", dice un refrán que escuché de Brandani, el exjefe de los Antiguos.

Me diréis: "¿Y cómo lo has escuchado?". Gente. Todo se divulga, todo se divulga. A veces pareciera que la Federación Sargón es un mundo de chismerío. Obviamente esto lo hablo para mí, no quiero cargar con amonestación o que me metan en un calabozo por ofender a aquellos que mandan sentados en un sillón de lujo dirigiendo órdenes, señalando con su dedo índice, "Hagan esto, hagan aquello", mientras ellos no mueven su cintura.

 

Ayer me pasó algo importante, importante para mí: A los demás les soy indiferente.

Pero no me voy a tirar contra el piso, golpear el suelo porque no me prestan atención, porque a mí, honestamente, no me interesa ninguno.

Pero lo vi al teniente Riser. Digo "¿De dónde salió? Un félido de lo más bello que he visto en mi corta vida. Y me miró, miró mi placa de alférez y luego me ignoró.

Y tenía otro compañero, otro teniente félido que lo tomó del hombro, le hablaba al oído y reían entre ellos y tomaban una copa de un jugo. -Estoy convencido de que le ponían algunas gotas de alcohol, aunque no se permitía. Se enteraban los capitanes..., pero bueno, nadie iba a decir nada-. Hablaban entre ellos y me volvían a mirar, yo estaba sentado solo. Me sentí molesto, pero mal, mal que mi propia raza se esté burlando de mí porque esté solo.

 

Recuerdo que largaron una carcajada, pero los demás tenientes cada uno en la suya, al fin y al cabo el comedor era comunitario, podía haber alféreces, tenientes, algunos capitanes, no era necesario ponerse de pie, no era el puente de mando, era el comedor.

De repente me ven y se quedan mirándome fijamente. Primero bajo la vista y después me enojé. Digo, ¿por qué voy a bajar la vista, porque soy alférez? Y me puse a mirarlos. Y Riser, después supe su nombre, me hizo una seña que vaya.

 

Me señalo:

-¿A mí? -Me toco el pecho. Y hace un gesto como... como de impaciencia.

Se encoge de hombros y me dice:

-Sí. -Señalándome.

Me levanto con mi bebida y voy a la mesa.

-Hola, ¿cómo están mis tenientes? Soy el alférez René.

-Siéntate con nosotros, soy el teniente Riser.

Y el compañero dice:

-Y yo soy...

(Riser): -Ya está, me has contado un montón de chistes, y, honestamente, me has aburrido.

-¿Así tratas a tu amigo?

-Pero vete a pasear. Vamos, vamos, vamos, fuera.

 

Eran de la misma categoría, pero daba la impresión como que Riser era el alfa.

El otro hizo: "¡Uf!". -Me tocó el hombro a mí:

-Alférez, no te dejes maltratar. -Y se fue. Me quedé solo con el teniente Riser.

-¿Cómo te llamas?

-René, señor.

-¿Te parezco muy grande?

-No, señor.

-Entonces no me digas señor, dime Riser. Eso sí, delante de los demás tenientes, "mi teniente". Pero a solas dime Riser. ¿Qué te dijo mi amigo?

-Que no me deje maltratar.

-¿Y le creíste?

-Entiendo que es un chiste. -Me miró a los ojos y me tomó de la pechera y me acercó a él bruscamente.

-¿Y cómo sabes que es un chiste?, ¿y si a mí me deleita maltratar a los alféreces, a los de mi raza?

-No me imagino, le pueden hacer un parte, que usted maltrata a sus subalternos.

-Dime la verdad, te gusta que te maltraten.

-Pero señor... -Me cogió de vuelta de la pechera.

-Me dices de vuelta señor, te llevo a mi camarote y te doy una tunda.

 

Estaba confundido. Yo digo, ¿le falla la cabeza, es muy bromista, habla en serio? Y se me quedó mirando, luego rió:

-No crees lo que yo digo, ¿no?

-Señor, perdón, Riser, no, no lo conozco.

-Soy grande, ¿no?

-No, entiendo que es un félido joven.

-Entonces, ¿por qué señor? ¿Y por qué me tratas de usted, por qué no me tratas de tú?

-Porque es mi superior.

-Déjate de tonterías, estamos tomando algo en el restaurant. Vamos, vamos, háblame de tú. Cuéntame.

-¿Qué cosa?

-De ti, antes de venir aquí a este crucero, donde quizá no volvamos. Cuéntame qué has hecho, qué cosas importantes has hecho.

Me atreví y le dije:

-Primero me encanta tu optimismo.

-No entiendo.

-Eso de que volvamos, que no volvamos... Somos el mejor crucero.

-¡Ja, ja, ja! ¡Ay, René René René! Vamos, cuéntame qué aventuras has tenido.

-¿Aventuras?

-Tienes cara de pillo, cuéntame las aventuras que has tenido, vamos.

-Pero Riser...

-¿Qué cosas te gustan? ¿Te interesa alguna félida de acá? Hay pocas en realidad, hay escasez, somos más tenientes félidos que félidas. Medio aburrido, ¿no? Pero bueno. ¿Te puedo contar una confidencia? -Me encogí de hombros.

-Sí.

-Pero sabes que si la cuentas lo desmentiré y te mandaré al calabozo. ¡Ja, ja, ja!

-¿Hablas en serio o hablas en chiste?, porque no entiendo. -Yo estaba como descolocado.

-Bueno, ¿te cuento o no te cuento?

-Sí -asentí.

-Como hay escasez uno tiene que rebuscarse. El tonto ese que estaba conmigo, mi amigo el teniente, comparte mi camarote.

-Ajá, que bien, dos amigos. Yo lo comparto con un humano llamado Kamal, y es aburridísimo.

-Yo en cambio la paso bien.

-¿En qué sentido?

-En que mi amigo reemplaza a una félida. -Lo entendí inmediatamente, pero me hice el que estaba despistado.

-Perdón, pero no entiendo.

-No te hagas el tonto, sabes de qué hablo.

-¿Y el teniente no dice nada? O mejor dicho, ¿tu amigo?

-Yo soy el que mando, soy más antiguo que él.

-Está bien, pero no se va a dejar someter porque sí, por más que tengas más antigüedad. -Me coge otra vez de la pechera y me acerca para él y me mira a los ojos con cara de enojado:

-Tú eres un simple alférez, ¿qué harías si yo ahora -miró su holoreloj-, todavía tenemos tiempo, te llevo a la fuerza a mi camarote y tú haces de félida?

-Pero eso sería un abuso de poder.

-Vamos, René, ¿te piensas que es la primera vez que te veo? Te he visto por los pasillos como miras a otros félidos. Vamos, vamos.

-¿Qué me estás proponiendo?

-¿Yo? Yo no propongo nada, yo actúo. ¿Quieres conocer mi camarote?

-No, me parece como que es un... Nos llegan a descubrir...

-¡Ah! O sea, que el problema no es que me veas como una amenaza, el problema es que tienes miedo que otros nos vean. -Me tomó del cuello como si fuera un prisionero y me levantó-. Ven, ven conmigo. -En el pasillo me soltó-. Este es mi camarote, pasa.

-Pero no tengo la..., no tengo la tarjeta de pase.

-¿Eres tonto o qué, René? La tengo aquí la tarjeta. ¡Pasa! -Y pasé. Aspiré, un camarote bien arreglado, con buena fragancia-. Bueno, hay poco tiempo y verdaderamente estoy nervioso, y cuando yo estoy nervioso puedo hacer dos cosas: o practicar artes marciales con la persona que tengo a mi lado, y soy muy bueno golpeando, o la otra opción es que la persona se quede pasiva y yo me desahogo con la persona. Así que elije.

-No me gusta que me golpeen.

-Entonces, a mi catre. ¡Ya!

-Pero...

-¿Practicamos entonces un poco de golpes?

-No no no.

 

Y en ese momento lo sentí encima de mí y sentí que me poseía, en menos de un minuto se descargó dentro mío. Lo miré.

Me dijo:

-Disculpa, estoy nervioso quizá por todo esto que se avecina. ¡Ahhh! Esto nunca ocurrió. -Me cogió de vuelta de la pechera-. Arréglate la ropa, esto nunca ocurrió. Vamos. -Cuando estaba por abrir la puerta, la cierra, me pone de espaldas contra la puerta, acerca su rostro al mío y me dice-: Dime que te ha gustado.

-Pero... pero Riser... -Me puso la mano en el cuello.

-Si dices que no, te ahorco.

-Sí, me ha gustado.

-¡Ja, ja, ja! ¿Y ahora cómo sé que es cierto, cómo sé que no lo has dicho porque tenías miedo que te ahorque?

-No, me ha gustado, pero tienes unos modales un poco autoritarios.

-¡Aaah! Mira, René, ¿así que te gusta que sea suave?

-No, no sé...

-¡Aaah! Entonces te gusta que sea violento, te gusta el mal trato. Tenía razón mi amigo, te advirtió "No dejes que te maltrate". ¿Quieres que te maltrate?

-No.

-¿No quieres que te invite más? -Me encogí de hombros-. Yo no dije eso. Estoy pensando que lo voy a sacar por una exclusa al espacio, a mi teniente amigo, y te voy a traer a ti, que tu alférez humano se quede solo.

-Estás bromeando, ¡cómo lo vas a lanzar al espacio!

-¡Ja, ja, ja! ¡Ay, ay, ay! Qué inocente que eres, qué inocente que eres.

 

Cuando salimos al pasillo, mi teniente:

-A propósito, ¿qué ha pasado aquí?

-Nada... nada Riser, me has mostrado el camarote y nada más.

-No, directamente no hemos venido, nos vimos únicamente en el restaurant. Pero si tú eres dócil conmigo puedo hablar con las altas autoridades diciendo que con mi amigo discutimos mucho y te vienes tú conmigo.

-¿Pero se puede hacer eso?

-¡Ja, ja, ja! Te estás muriendo de ganas de venir conmigo, ¡Ja, ja, ja! Salgamos. ¡Alférez -Había tres tenientes pasando por el pasillo-, cumpla la orden que le di! ¡Ahora, inmediatamente! ¡Vaya! -Me fui por el pasillo, pero fue para disimular.

 

Ahora, me quedé pensando; hoy me había levantado de mal humor, no significa que ahora esté de buen humor, ahora estoy confundidisimo... ¿Quién es este félido, este teniente Riser?, ¿qué...? Sé que no le gustan las félidas, ¿pero cómo sabe detectar quien le gusta ser sometido? ¿Eso significa que su amigo, el otro teniente, también fue sometido o es un invento de él? Yo sé que Kamal me aturde con sus quejas, pero estar en un camarote con un teniente que te someta a gusto y placer, ¿hasta que punto, qué rol cumplo yo, de sometido?

Bueno, la palabra sometido puede tener varias interpretaciones, no me parece una persona que te someta tiránicamente, pero dará la impresión como que hasta la intimidad se toma a risa.

 

Me sentía más inseguro que nunca, mucho más inseguro que nunca.

 


Sesión 11/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Sin esperarlo se encontró en una declaración del primer ministro en la que determinaba que las acciones acontecidas con el Comandante lacerta fueron planeadas por los capitanes del crucero de la Federación Sargón. Temía, como alférez, que las repercusiones pudieran llegar a toda la tripulación de la nave crucero, donde estaba.

 

Sesión en MP3 (3.953 KB)

 

Entidad: Por primera vez estaba contento, de alguna manera, todos tenemos memoria.

 

El tema es que haya recuerdos que no nos afecten, que nos resbalen o que no los tengamos en cuenta. Y a veces podemos hacer trampa, o sea, cuando de repente tenemos, pasamos, vivenciamos una situación supuestamente agradable es como que aquello pasado va quedando de lado, y de alguna manera eso es aceptable.

Sí aprendí que nunca tenemos que tener proyectos demasiado elevados, sería como subir una escalera de mano de esas que se abren y no están bien sujetas al piso, y cuanto más alto subes, si esa escalera se voltea más te va a doler el golpe al caer al piso. Entonces hoy me conformo con subir tres o cuatro escalones.

 

Y de alguna manera es como que había encontrado un teniente, Riser, un félido en quien apoyarme.

Recuerdo que era la tercera vez que me llevaba a su camarote y era la tercera vez que me decía:

-A ver, alférez, adentro de mi camarote podemos hablarnos de tú, yo te llamo René tú me llamas Riser. Afuera no, nada, ni te conozco, yo no me trato con subalternos.

Le respondía en ese momento:

-Eso es demasiado duro. Está bien, soy alférez, tú eres teniente, pero me parece muy altivo de tu parte.

-Basta, basta, es mi forma de hablar, es mi forma de pensar. Ni en confianza me contradigas. Yo soy el amo acá, tú eres mi esclavo.

 

A ver, cómo lo explico para que se entienda. A mi ego lo ofendía más que dijera "Yo no me trato con subalternos" a que me hablara de frente "Yo soy tu amo, tú eres mi esclavo". De alguna manera eso me hacía sentir contenido: "Es mi amo, me protege". Lo cual era una ilusión de mi mente porque si cuando salíamos a la plataforma, al comedor, en los pasillos me ignoraba no veo de qué manera me iba a proteger. Sí podía hablarle en público "Permiso, mi teniente, tal cosa tal otra". Me respondía y a veces me ignoraba "No, no, yo acá..., hable con otro superior, yo de eso no me ocupo". Es como que era variable su manera de ser y me desconcertaba.

Por otro lado yo estaba pendiente de su promesa.

-Sigo estando con Kamal, tú dijiste que ibas a echar a tu compañero.

-Sí, sí, ya me voy a ocupar.

-Pero más de una vez me he quedado de noche. -Yo decía de noche porque en la nave teníamos un reloj horario adaptado a nuestro planeta. En este caso cuando digo nuestro es Sargón, porque pertenecíamos a la Federación, si bien no era mi mundo original. Bien.

Me decía:

-Lo eché. Y yo decido.

-Perfecto. Entonces hablo con Kamal y le digo que voy a estar en tu camarote.

-No.

-No entiendo.

-No, porque al decir eso Kamal va a decir "Mi amigo René está viviendo en el camarote del teniente Riser".

-Pero le puedo decir que no cuente nada.

-No, porque sería una persona que lo sabe. Y esto es un secreto.

-Está bien. Kamal me preguntó muchas veces "¿Dónde has dormido?".

-Le inventas que tienes un amorío, no tiene porque saberlo. Aparte, tú dices que Kamal es una persona densa, que le cuesta terminar los proyectos, que le cuesta arrancar... Me da la impresión como que tú también eres denso con preguntas, con preguntas, con preguntas... Disfruta el momento como hago yo.

-Es que necesito saber.

-No, no, no, René estás equivocado, no necesitas nada. Los esclavos se someten. Yo te someto, tú te dejas someter. Y gustoso te dejas someter. Entonces cierra la boca o la abres cuando yo te lo pido, si no es como que me canso.

 

La cuestión que pasaban los días y cuando a él se le ocurría me llamaba, cuando a él no se le ocurría me ignoraba.

Un día lo paré en la plataforma, había cientos de personas mirando el visor.

Le digo:

-Permiso, mi teniente.

-No, no, ahora no puedo ocuparme de tus problemas, alférez, tengo muchas cosas que ver. Mira.

 

Yo estaba tan abstraído pensando en Riser, ese bello félido, que no me había dado cuenta de la gravedad de la situación, de lo que había pasado.

Debe ser la primera vez que dejé de pensar en Riser. Me senté y vi el visor, la capitana Kirana y el capitán Alexis se estaban comunicando nada menos que con el primer ministro Will, el ministro de toda la Federación Sargón, y le estaban contando lo que había pasado. No podía creer lo que escuchaba.

 

Hablaba la capitana Kirana, la que estaba al mando de este crucero, y sabía que estábamos regresando a Sargón.

-Ante todo, capitanes, está bien saber de vosotros. Necesito los partes, los partes oficiales, porque no me interesa lo que me llega por visión ultralumínica, que a veces son rumores infundados, necesito saber exactamente qué pasó. -Lo miraba al capitán Alexis y estaba callado, hablaba la capitana Kirana:

 

-Mi primer ministro, me hago responsable porque de sorpresa apresé al lacerta Kramber. Usted, primer ministro, está al tanto de mis vivencias, de mi testimonio que obviamente fueron ampliadas por ese criminal de guerra explicando que él no había eliminado una colonia matando a miles de humanos, había eliminado muchísimas más, que la Federación nunca se enteró hasta que él mismo, por vanidad, por creerse mejor, lo confesó.

Will:

-Tengo entendido, capitana, que eso fue después de que usted lo detuviera, lo apresara y lo llevara por la fuerza a Sargón para un juicio de guerra.

-Correcto, así es.

-Por lo tanto, capitana, la que estaba en falta era usted.

-De alguna manera, señor, no.

-Lo hablé pero era en forma de pregunta: la que estaba en falta era usted.

-Sí, señor. Lo admito, era yo la que estaba en falta, pero...

-Entonces todo lo que vino después fue consecuencia de lo que usted hizo.

-Permiso, primer ministro -habló el capitán Alexis-. En todo momento estuve de acuerdo con ella, en todo momento apoyé sus hechos, su accionar, todo.

-No, capitán Alexis, no, porque si encima me miente el castigo será mayor para ambos.

-Pero primer ministro.

-No, no, capitán Alexis. Lo que yo tengo entendido es que la capitana lo dejó al mando porque ella no soportaba la presencia del comandante lacerta para firmar un tratado definitivo de paz y cooperación. Que después hayan hablado y usted haya fingido que no le daba el mando para firmar ese tratado es otra cosa, pero al comienzo la decisión fue absolutamente de la capitana Kirana. ¿Es verdad?

-Sí, primer ministro -dijo el capitán Alexis-. Pero insisto, esto no es una mentira, hablamos y luego actuamos una pelea entre nosotros para confiar al comandante lacerta. Firmó el tratado, lo firmé yo también, con dos firmas era suficiente, lo teletransportó a su crucero. Incluso hasta nos dimos la mano y ordené transportarlo a su crucero. Por lo tanto lo que sabe la Federación Lacerta es de que se firmó el tratado y que él fue trasladado a su crucero tranquilamente, con la firma de amistad y cooperación. ¿Pero qué sucedió?

-Termine ahí.

-Señor...

-Termine ahí, que siga la capitana. -Yo estaba absorto escuchando a ambos capitanes hablando con el que mandaba los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares.

Siguió la capitana:

-Cuando llegó a su crucero se puso a alardear, primero de que había destruido más colonias y que honestamente las pérdidas humanas no le importaban porque éramos insignificantes. Es más, él amenazó cuando estaba en nuestro crucero que si lo llevábamos detenido para hacerle un juicio en Sargón, él ya había dejado encargado de que atacaran miles y miles de mundos de la Federación, los que estaban menos protegidos, matando a millones y millones y millones de seres.

-Capitana Kirana -habló el ministro-, yo no voy a decir que lo justifico, por supuesto que no, porque él estaba siendo detenido por la fuerza, algo que no habíamos hablado, algo que yo no había autorizado. Entonces la amenaza de destruir mundos puede ser un acto de impotencia por sentirse traicionado por nosotros, porque su accionar, capitana, me implica a mí e implica a toda la Federación.

-Lo entiendo, mi primer ministro, pero no era un alarde. Si bien yo no conozco muy bien los gestos de un lacerta, sí su voz pedante y vanidosa y creída de que podía hacer eso y mucho más porque la Federación era débil, porque había sistemas estelares que tenían hasta dos y tres mundos habitados y no teníamos naves para proteger todos esos mundos. Pero eso no es todo; cuando fingimos que el capitán Alexis no me devolvía el mando, firmaba el tratado y lo regresaba a su nave teletransportándolo, él siguió jactándose, y que mientras él viera mundos supuestamente despoblados, él no iba a fijarse si había o no colonias humanas, no le interesaba. Llegamos con el capitán Alexis a compararlo con los langar.

-Capitana, está fuera de lugar. Y si el capitán Alexis apoyó esa frase, ambos están fuera de lugar. Los langar depredan mundos, los lacerta no, los lacerta en este momento están en paz. Lo que hicieron a continuación es un genocidio, han lanzado un misil de bombas de supervacío y han hecho desaparecer en la nada al crucero lacerta.

-Pero mi primer ministro, el atenuante es que el comandante lacerta, este criminal de guerra llamado Kramber, es una persona que su mente estaba desvariando en delirios de grandeza. Y en el fondo, usted, primer ministro, sabe que el tratado de paz, para nosotros, lo podemos honrar, y él no lo iba a honrar.

-Capitana Kirana, está insultando mi inteligencia. Creo que no sabe que soy el primer ministro.

-Pero señor...

-No, no sabe que soy el primer ministro. Seguramente es cierto que él no iba a respetar el tratado, pero lo que tenían que hacer ustedes, la obligación, era avisarnos. Fabricábamos naves, tenemos miles de fábricas espaciales, miles, para proteger todos los sistemas. Ahora, cuando me dice, capitana, "honrar el tratado" y a los pocos minutos destruye el crucero lacerta, ¿a dónde honró el tratado?

-Pero él amenazó con...

-No, no, capitana, él amenazó después de que usted lo tuviera de rehén en nuestra nave. Esto no hubiera pasado si no fuera por sus deseos de venganza.

-Está bien. Pero yo no me arrepiento de haberlo hecho, porque lo puse en evidencia de las ambiciones que tenía y de lo poco que le importábamos nosotros como Federación, de amenazar con destruir a miles de mundos.

-Primer ministro -dijo el capitán Alexis-, en parte yo pienso que el lacerta era una persona desquiciada.

-¿Está justificando las acciones de la capitana? Al fin y al cabo ambos son cómplices, ¿si o no?

-Lo que pasa...

-No. Cuando yo pregunto algo, se responde.

-Sí, mi primer ministro. Soy cómplice y no me arrepiento. No me arrepiento para nada, y si a partir de nuestra acción, porque al fin y al cabo fui yo el que con la colaboración de los mejores programadores, tanto de holoordenadores como de distintos misiles, he sido yo el responsable al fin y al cabo de haber creado el arma más poderosa de la galaxia. Si no hubiera sido por eso la capitana no hubiera podido hacer nada, hubiera atacado la nave con bombas de protones que capaz no le hubieran hecho nada a su capa energética. Ellos hubieran devuelto el fuego, tampoco le hubiera hecho nada a la mía ¿Pero qué hubiera pasado?, la Federación hubiera quedado como atacante luego de firmar el tratado. En este momento la Federación Lacerta no sabe qué pasó con su nave, no sabe qué pasó con su comandante. La Federación tampoco sabe nada.

-¿Sabe qué pasa, capitán Alexis? Que yo soy el primer ministro de la Federación y yo no soy hipócrita. Yo no puedo decir que no sé nada, mi obligación en este momento es por visor ultralumínico comunicarme con el ministro de la Federación Lacerta y decir vuestra actitud.

-No puede hacer eso, primer ministro, no puede, no.

-Quizá no escuché bien, quizá no escuche bien. Capitán Alexis, ¿me está ordenando a mí de lo que yo puedo hacer o no puedo hacer?

-Es una manera figurativa, jamás le daría órdenes... Pero honestamente, no puede hacer eso, habría una guerra total entre las dos Federaciones.

-¿Y qué prefiere, que mire a un costado, que me haga el desentendido?

-Sí, primer ministro, consúltelo con los demás, consúltelo con la...

-Yo no tengo que consultar con nadie, yo soy la más alta autoridad.

-Pero señor, tiene consejeros, tiene consejeras.

-Eso es un problema que vamos a resolver después. Mi idea es degradarlos, llevarlos a prisión. Y por supuesto, el resto de la tripulación no está enterado de nada. Corto ahora. -La pantalla quedó en negro.

 

Me hizo una seña el teniente Riser, fuimos a su camarote. Me dijo:

-¿Te das cuenta, René, en el problema que nos pusieron los capitanes? ¿Cómo sabemos que no vamos a ser todos castigados?

-Pero Riser, ya lo aclaró el primer ministro, nosotros no tenemos nada que ver, nunca supimos las acciones de los capitanes.

-Eso es oficialmente, pero yo tenía sospechas de que algo estaba pasando. Sentí como una parodia la discusión entre los capitanes. -Me quedé pensando-. Ahora vete, vete.

 

Me fui para el camarote que compartía con Kamal y me quedé pensando, ya bastante tenía.

Le hubiera hecho caso a mi madre Scarla, hubiera dejado que me siguiera manipulando. Me hubiera hecho oficinista como mi hermano mayor, no me hubiera anotado en la academia. O sea, que la culpa de todo lo que estoy pasando ahora es de la manipulación que sufrí desde niño. Y si voy a prisión, si toda la Federación nos condena a todos los tripulantes de este crucero, es por lo que me manipularon a mí.

 


Sesión 14/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Estaba muy preocupado, al punto de notar que su parte física acusaba los nervios que tenía de ver cómo la cúpula de mando se resquebrajaba y podría haber una dictadura. Su compañero trataba de calmarlo.

 

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Entidad: Me sentía molesto, pero esta vez cien por ciento justificado.

Le comenté a Riser en privado:

-¿Te parece justo primero que nos metan en una guerra que no pedimos?, luego ponen una Junta de Gobierno. O sea, ¡cómo!, ¿estamos en una dictadura? Por quien tomamos parte.

El teniente Riser me dijo:

-¿Sabes cuál es tu problema, René?, que piensas demasiado, y pensando no vas a resolver nada. No eres un ministro, no gobiernas, eres sencillamente un alférez. -Me sentí herido bastante herido.

Le digo:

-Me imagino que para ti un alférez no sirve para nada más que para obedecer, o de vez en cuando, en mi caso, soy un capricho para ti. Pero cuando estás ocupado soy una molestia.

Me respondió:

-¿Te das cuenta, que tú la vendes, que tú la compras?

-Ahora no estoy entendiendo.

-Claro. Tú vendes la historia de lo que el otro puede estar pensando de ti y tú mismo la compras. Yo dije sencillamente, y vaya paciencia que te tengo, que eres un alférez. ¿O no lo eres? Yo soy un teniente. ¿O no lo soy? Somos félidos, ¿o no? Bien, continúo. No podemos resolver esto. Esto que ha pasado es grave, es grave desde el comienzo, es grave desde lo que intentó la capitana Kirana, de secuestrar al embajador Lacerta para traerlo a Sargón y hacerle un juicio criminal. ¿Sabes de física?

-Sí.

-Bien. Si sabes de física, toda acción trae consigo una reacción. La reacción del lacerta fue amenazar que iba a destruir muchísimos mundos de la Federación Sargón si lo llevaban a juicio, y ya había dado las órdenes.

Nos quedamos ambos callados y yo rompí el silencio:

-Ahora, mi pregunta es, si el capitán Alexis ya lo había transportado a su nave, se hubiera ido tranquilo con el tratado de paz y no hubiera pasado nada, pero ambos, ambos fueron cómplices de haber destruido el crucero lacerta. Ahora bien, no hubieran comentado nada, nadie, si ordenaba que la tripulación no divulgara nada o se hubieran cortado todas las comunicaciones, el primer ministro Will no se hubiera enterado por ninguna filtración. Pero de alguna manera se enteró de que algo pasó con el crucero lacerta y el capitán Alexis lo tuvo que admitir. Ahora, lo que vino después de querer confesar al gobierno lacerta que ellos, porque al fin y al cabo el capitán Alexis y la capitana Kirana representan la Federación, entonces decir a la otra Federación, y me corrijo al decir ellos; nosotros, porque formamos parte de la Federación, eliminamos una nave con una tripulación entera, íbamos a la guerra.

Riser me dijo:

-Bien. Entonces está bien lo que hizo el capitán Alexis, él ya sabía lo que iba a pasar y orbitaba en un pequeño crucero la capitana Kirana y cuando vio que el ministro Will iba perdiendo la compostura al punto tal de degradar a su propia viceministro y a su pareja Fidis y ordenando a los ocho primeros comandantes de disolver el ministerio y que los gobernantes formen una Junta de Gobierno, cuando hablo de los gobernantes me refiero a los ocho comandantes de mayor grado, ¿qué va a pasar ahora?

-¿Qué va a pasar ahora, Riser?, dime. Cuando tú me conociste y no quiero ser repetitivo repetitivo repetitivo veinte veces, pero sabes mi historia y no te voy a mentir, yo me anoté porque mi madre Scarla me venía manipulando, quise huir. Ahora, ¿por qué no lo hice?, de cobarde, de no tener la pasión para confrontar a mi madre. No me iba a escuchar.

-¿Puedes parar un poco, querido alférez René?

-Está bien, a ver qué me vas a decir.

-Espera, espera, no me hables con ese tono, soy tu superior.

-¡Ah! Pensaba que en el camarote dejábamos de ser superior, pensé que cuando... ya sabes.

-No no, dilo dilo, está bien, no tengo problemas.

-Cuando me abrazabas encima mío, no éramos teniente y alférez y ahora me dices "no, cuidado con tu tonito". ¿Qué pasa?

-No me gusta que me levanten la voz. Y aparte, lo que te voy a decir, seguramente lo que hizo el capitán Alexis es evitar una guerra al impedir que el primer ministro Will se blanquee con los lacerta. Pero ahora quedó una Junta de Gobierno de ocho comandantes. Muy bien. ¿Qué va a pasar ahora? No podemos hacer..., ¿podemos?,  nosotros no podemos hacer nada, pero hay millones de civiles que no van a estar de acuerdo, porque van a considerar que los comandantes son una tiranía. Y esto es un efecto dominó porque estamos hablando de Sargón, pero la Federación tiene quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares y no podemos darnos el lujo de que se disuelva la Federación, porque ahí sí, la Federación Lacerta nos va a saltar a la yugular a todos.

-Qué raro que aún no ha expuesto públicamente Nubia, la quien fuera viceprimerministro, su postura.

-Porque la que manda en este momento es la Junta de Comandantes. Ella está degradada, es simplemente una civil.

-¿Qué va a pasar?

 

En ese momento escuchamos el zumbador, era Lapuerta, otro teniente.

-Riser, alférez René, vengan.

 

Fuimos a una especie de campus donde había un holovisor gigante y estaba la imagen de Nubia relatando todo lo que había pasado y explicando que el primer ministro Will había perdido la cordura, que ella no estaba de acuerdo con la elección de los ocho comandantes como Junta de Gobierno y que las fuerzas de Sargón que la apoyen a ella, directamente vengan todos al campus. Ella se iba a presentar en instantes en un biplaza.

 

Lo miré a... a Riser y le digo:

-¿Qué hacemos?

-Alférez, estamos en público: "Teniente Riser".

-¿Qué hacemos, apoyamos a Nubia? Me parece lo más sensato.

-Esperemos, no adelantemos ninguna jugada. Si convoca trescientos o cuatrocientos soldados no va a servir de nada, esperemos.

 

Me sentía mal, con un tremendo dolor de cervical, con una fuerte descompostura estomacal al punto tal que se lo estoy transmitiendo a este receptáculo que alberga mi ser. Pero tenía razón el teniente Riser -supuestamente mi amigo, mi amante, no sé como catalogarlo- no teníamos que anticipar ninguna jugada hasta ver qué pasaba.

Y esperaríamos, esperaríamos.

 


Sesión 19/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Aunque tenía buena relación con su compañero alférez, había temas de los que necesitaba hablar, pero entre militares no había la comunicación acerca de lo que le interesaba. Llegó un nuevo capitán a controlar la compañía y quiso conocerlo. A ver qué querría, no podía negarse.

 

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Entidad:

-Venga conmigo alférez René -me dijo el teniente Riser.

 

Esa forma de ser me ponía incómodo, en la intimidad éramos más que amigos y fuera de esa intimidad no sólo me trataba como un subordinado sino que a veces sentía, era una apreciación mía, como que me miraba con desprecio. Y yo sabía mucho de eso, desde pequeño siempre me miraron con desprecio.

Pero lo seguí sin decir nada y me sorprendí que vimos un félido alto con el grado de capitán.

 

-Mi capitán, le presento a mi ayudante, el alférez René. -El capitán me miró.

-¿De dónde es?

-Mi capitán, pertenezco a la Federación, por supuesto.

-No le estoy preguntando eso.

-De pequeño tuve muchas mudanzas porque vivía solamente con mi madre y mi hermano mayor, y estuvimos en muchos lados.

-¿Me conoces, alférez?

-No, mi capitán.

-Soy el capitán Siufo y yo voy a estar al mando de esta compañía. Esta compañía de comando y servicios va a estar a mi cargo hasta que las cosas se vayan acomodando. Están deliberando porque va a dar una conferencia la supuesta exviceprimer ministro Nubia, necesitamos que las cosas se solucionen lo antes posible para que la Federación no se desintegre.

Venga, teniente. -A Riser. Yo le seguí-. Espere, quédese aquí, alférez, tengo algo que decirle al teniente.

 

Me asombraba la fortaleza y la altura del capitán, y nunca de verdad había oído hablar de él. Estaban a distancia y sin embargo hablaban y gesticulaban y me miraban a mí. Me sentía incómodo.

Por un momento me dio la impresión de que el teniente Riser le comentaba sobre mí, sobre cosas que sólo estaban en nuestra intimidad.

La sonrisa del capitán Siufo me erizó los pelos, porque era una sonrisa irónica y a la vez burlona.

De repente veo que el teniente se va para otra plataforma. El capitán Siufo me hace una seña, llamándome.

-Ordene, mi capitán.

-Venga. -Entramos a su camarote-. Ahora que estamos tranquilos, que nadie nos escucha, cuéntame un poco, René, de tus cosas, qué cosas te atraen, qué cosas te gustan. -Me encogí de hombros.

-Mi capitán...

-No no no, aquí solamente Siufo.

-Mi capitán, no sé lo que le comentó el teniente...

-¡Shhh! Me tienes que responder, no me interrumpas hablándome de otra cosa.

-Lo que pasa, Siufo, es que el teniente Riser...

-No, olvídate del teniente, estás hablando conmigo, con el capitán Siufo. Qué cosas te agradan, te interesan.

-Bueno, me interesa la lectura, me interesa crecer...

-¿Crecer? ¿Te gustaría ser teniente?

-No, no hablo de eso, por supuesto me gustaría ser teniente, pero no no no, no hablo de eso. Me gustaría crecer por dentro, ser mejor persona, ser más espiritual.

-No te entiendo. Y cuando no entiendo algo me pongo mal y me irrito. Y cuando me irrito necesito desahogarme porque si no no me soporto a mí mismo. No te entiendo lo que estás hablando, ¿qué significa crecer si no es crecer de rango?

-Crecer por dentro.

Se sacó su chaqueta llena de medallas:

-¿Ves estas medallas? Estuve en varias batallas. Sácate la chaqueta.

-Pero señor...

-¿Estás desobedeciendo? Aquí se me obedece, de lo contrario calabozo.

-Sí, mi capitán. ¿En función de qué me saco la chaqueta?

-En función de que cuando me irrito, porque no tengo las respuestas adecuadas, es como que entro en calor.

-Pero señor, hay... en el camarote aire acondicionado.

-El 'pero' es una objeción. Sácate la camisa. -Se sacó su camisa.

-¿Esto por qué?

-Has hecho una objeción y eso me irrita. Voy a seguir preguntando: ¿Qué significa crecer por dentro?

-Crecer espiritualmente, señor.

-No soy -Crecer espiritualmente, crecer por dentro es encontrarse uno mismo.

-¿Puede ser que te estés burlando de mí, René? Sácate el resto de la ropa. -Y él se las sacó.

-No entiendo las intenciones...

-A ver, vamos a ponernos de acuerdo: Cuando yo no entiendo algo pregunto. Cuando estamos a solas y tú no entiendes algo no es mi problema, tú no tienes que entender, tú tienes que obedecer.

-¿Pero no es que estando a solas nos somos capitán y alférez?

-René, eso es a mi conveniencia. Y has puesto objeción otra vez. Acuéstate.

-Pero...

-¿Te das cuenta? Otra vez 'pero'. -Bajó la luz del camarote-. ¿Sabes que soy más fuerte que tú? -Me cogió de las manos y me las puso en la espalda y me tiró boca abajo-. ¿No admiras mi fuerza?

-Sí, mi capi... Sí, Siufo.

-¿Y no admiras esto? -Y comenzó a someterme. Quise rebelarme, pero por otro lado sentía una especie de satisfacción. Pero nada que ver con el teniente Riser, el capitán Siufo era perverso, me arañaba la espalda, me mordía el cuello, me lastimaba. Me toqué y vi sangre.

-Siufo, me estás lastimando.

-Cállate, cállate.

 

Y estuvimos así un buen rato y... Hasta que se calmó, hasta que satisfizo ¿su ira, deseo, pasión? Honestamente, no sé. Luego se vistió tranquilo, puso las luces más altas y me miró.

-¿Qué esperas?, ¿qué haces ahí?, ¿qué esperas para vestirte? Tengo cosas que hacer y me haces perder el tiempo.

-¡Pero cómo perder el tiempo si fuiste tú quien me sometió!, y...

-¿Me estás contestando?, ¿te estás rebelando?

-No, no, señor, simplemente yo no le hago perder el tiempo.

-Entonces no hables, vístete. -Me sentí tratado como un objeto y puse cara de ofendido-. ¡Ah! Ahora entiendo, el niño se siente ofendido.

-Señor, tengo lastimado el cuello, me ha mordido.

-¿Has visto mi hombro?

-Sí, vi que tiene una quemadura.

-¿Sabes de qué es? En una batalla me rozó en el traje luz sólida roja, me perforó el traje y apenas me raspó un poco el pelo y la piel. Pude haber muerto, no teníamos trajes protectores energéticos. Y tú casi te pones a llorar porque te han mordido. Quisiera verte en una batalla de verdad, a ver qué haces si tienes una herida. ¿Qué vas a decir? "Capitán, capitán, un apósito, rápido". No, te quedas tirado ahí y cuando ganemos la batalla recién te van a recoger, si es que sigues con vida. Y te quejas por una mordida.

-¿Y los rasguños?

-¡Y la luz sólida en mi hombro! ¿Me has escuchado quejarme?

-Yo no estaba, señor.

-Nunca me quejé, soy un capitán del ejército de Sargón. Pero claro, tú te fijas únicamente en ti, no en tu capitán que te protege.

-¿Piensas protegerme?

-Por supuesto, si estás bajo mi mando.

-¿Pero mi superior no es el teniente?

-¡Y yo soy el superior de ambos! Así que cuando yo te llame a tu comunicador personal, tú vienes.

-¿No tengo que preguntar para qué?

-¿Un subordinado preguntando para qué? Si yo te digo que te arrojas al vacío, te arrojas al vacío. Y no tienes que preguntar para qué, porque yo lo dispongo así. ¿Te has vestido?, ¡por fin! Demoras un montón, pareces una niña. Bueno, y ahora vete, no sé donde habrá ido tu querido teniente... Vete, tengo muchas cosas que hacer, estamos esperando que hable la exviceprimer ministro. Vete Vete vete vete. -Me marché.

 

Me encontré con el teniente Riser, le hice una seña y lo llamé aparte.

-Mi teniente, ¿qué le ha contado al capitán?

-Nada.

-Teniente, me ha sometido.

-¡Ah! ¡Ay, René!, me preguntó porque venías siempre a mi camarote y le dije que durante el día yo acumulaba mucha tensión y me la sacaba contigo.

-¿No era que quedaba entre nosotros dos?

-Bueno, es nuestro capitán.

-¿No es que éramos amigos íntimos?

-¿Y qué tiene que ver?

-¿Y no te pone mal que tu superior también me someta? Yo pensaba que éramos una pareja y tú me entregas a otra persona.

-¿Pareja?, ¿nosotros una pareja? ¿Con quién te crees que estás hablando? Soy teniente de primer rango, teniente Riser, respetado. En cualquier momento el comandante me nomina para capitán, voy a tener el mismo grado de Siufo. Con quién te piensas que estás hablando. ¿Pareja? ¿Sabes lo que te falta para llegar a teniente?

-Pero mi teniente, yo he visto parejas humanas, reptiloides, cánidos que hasta comandantes salen con tenientes y nadie dice nada.

-Bueno, evidentemente entre los félidos no es así, la mayoría de las parejas son del mismo grado. Además, si quieres que sigamos amigos nunca me cuestiones, nunca. ¿Qué más le has contado?

-Bueno, mi gran sueño es poder elevarme espiritualmente, es crecer por dentro, sentirme mejor persona.

-¿Perdón?

-Lo que acabo de decir...

-¿Esas tonterías le has contado a nuestro capitán? Se habrá puesto como loco, te habrá tomado por un imbécil.

-No entiendo por qué imbécil, por querer crecer espiritualmente.

-En la Federación Sargón, René, se crece por rango. Mi aspiración es crecer con medallas, con títulos... ¿Qué me hablas de elevación espiritual, para qué sirve esa...? Nada. ¿Qué ganas, qué obtienes, qué méritos?

-El mérito de ser mejor persona.

-¿Mejor persona? Al día siguiente vas a una batalla y te matan. ¿Mejor persona? René, tenemos mucho que hablar pero no ahora, ahora no quiero perder el tiempo. Ve a hacer algo, que dentro de un rato quiero escuchar a Nubia. Pero no, no contigo. Déjame pensar... Fuera, fuera, fuera. -Me marché.

 

A veces quisiera encontrar con quien hablar, quien me entienda de verdad.

No quiero ser un objeto para ser usado, yo quiero ser tratado como una persona, como un ser félido, necesito respeto y afecto... ¿Qué tiene que ver el grado, si eres cadete que recién empiezas, si eres alférez, teniente, capitán, comandante o ministro? El respeto pasa por otro lado, pero necesito encontrar a alguien que no me vea como un objeto de placer o para saciar sus instintos, que me vean como una persona, una persona. De pequeño nunca me vieron y ahora que estoy en las fuerzas de la Federación tampoco. O me junto con la persona equivocada o son todos así.

 

Fui a mi camarote y me tomé un calmante y me recosté. Obviamente con los audífonos encendidos, por si daban la señal de la conferencia de la exviceprimer ministro Nubia.

 


Sesión 25/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Apreciaba al capitán. En una conversación con él se encontró que lo ponía en su sitio en cuanto a las opiniones, demandas que tenía de otros, sus relaciones con los demás eran siempre de reproche, de víctima. Le sugirió que resolviera sus conflictos.

 

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Entidad: Lo miré al capitán Siufo mientras se iba poniendo el uniforme.

Le dije:

-¿Esta noche no te quedas? -Me miró y me respondió:

-¿Por qué habría de quedarme? Tengo muchísimas cosas que hacer.

-¿Puedo acompañarte?

-Ahora voy a la plataforma del restaurant, voy a tomar algo, quiero pensar.

-Evidentemente, ¿cuál es mi función para contigo, saciar tus bajos instintos? -Me miró con una mueca sarcástica.

-¿Te puedes dejar de decir tonterías René?, siempre haciendo papel de víctima. ¿Qué quieres, que no venga más?

Lo miré, bajé la vista y le dije:

-No, no, no deseo esto.

-¿Entonces por qué me molestas?, que si vengo, vengo, que si me voy te incomodo, que si vengo tú eres un objeto para mí, si en los pasillos no te miro piensas que soy indiferente... ¿Te olvidas que soy teniente?

-No, no me olvido.

-¿Te olvidas de lo que está pasando? ¿Te olvidas la trampa que hizo Nubia? Seguramente va a ser nombrada primer ministro. -Lo miré de nuevo mientras me iba poniendo el uniforme. Y le dije:

-¿En qué me afecta eso a mí?

-¿Perdón?

-Claro, Siufo, ¿en qué me afecta a mí, en qué te afecta a ti si estuviera Nubia, Brine o quien fuese? Seguiré siendo un alférez, prácticamente un limpiabotas de vosotros, simplemente despreciado o ignorado por casi todos.

-¿Puedes dejar de lamentarte, René? -exclamó con un rostro distante Siufo.

-Esto no es una queja -me defendí-, sólo pregunto. ¿En qué cambia todo?

-A veces no sé con quién estoy tratando -me dijo el teniente con palabras distantes-. ¿Sabes hacer cuentas?

-Por eso estuve en la academia, ¿no?

-Perfecto. Estamos hablando de que si Nubia es elegida primer ministro va a ser la panacea para quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares, la panacea para más de mil mundos. Y me preguntas, ¿en qué va a cambiar?

-No estoy hablando en general -exclamé-, estoy hablando en lo personal. A ver, no quieres que haga rol de víctima, muy bien. Hablemos de ti como teniente, ¿en qué va a mejorar, va a venir Nubia, te va a nombrar comandante o algo?, ¿va a venir la capitana Kirana, el capitán Alexis?, ¿te conocen acaso?

-Honestamente, no entiendo de qué te quejas René. A ver, supongamos que hubiera ganado Brine, hubiera habido una tiranía o hubieran estado esos ocho comandantes haciendo una Junta de Gobierno, prácticamente una autocracia en Sargón y en todos los sistemas pertenecientes. Encima, Brine quería unirse a los antiguos. ¿Y tú me preguntas cuál es la diferencia?, muchísima es la diferencia.

-Yo creo -comenté- que eres tú el que no entiende, a nosotros en qué nos va a afectar si gana uno o gana el otro.

-Bueno -me respondió Siufo-, primero somos félidos, imagínate nuestra categoría en el mundo de los antiguos. O si Brine se hubiera salido con la suya y hubiera combinado con los antiguos, primero hubiéramos tenido una guerra con los lacerta, que por suerte se evitó, y me preguntas en qué hubiera cambiado todo.

-¡Je, je! A ver, tú hablas de que en Sargón hay igualdad, humanos, félidos, cánidos, reptiloides. Ahora, a ti, a mí, como félidos, ¿cuál es la diferencia, te ponen alfombra roja al pasar?, porque a mí no. ¿A ti?

-Estas desvariando, René.

-No, no estoy desvariando, estoy diciendo en qué nos influiría una autocracia. Obedeciendo, haciendo todo bien, estaríamos igual que ahora, no peor.

-Yo creo que tú tienes tu visión demasiado estrecha, muy estrecha, muy muy estrecha. La democracia de Sargón es lo mejor ha pasado en la galaxia, por lo menos que yo tenga conocimiento. Por Fidis supe de cómo son las castas en los antiguos. Honestamente no quisiera eso, que te miren con superioridad y que les tengas que decir 'los amos' a los humanos.

-Está bien, está bien, Siufo. Aquí no dicen 'los amos', 'permiso señor', 'permiso teniente', 'a la orden mi capitán', no, no les dices 'amos', simplemente es un cambio de palabras. -Me miró como diciendo que yo no entendía.

-Honestamente, René, tu mira es demasiado estrecha o no le das valor a lo que es democracia. Conoces tenientes humanos, conoces alféreces humanos, ¿ganan más créditos que nosotros?

-No -comenté.

-Te das cuenta, en el mundo de los antiguos, dicho por Fidis, no cobran lo mismo. Es más, un félido va a universidades félidas, no se puede atender en un sanatorio humano, no puede ir a una escuela humana; aquí sí.

-Está bien. -Y le pregunté-: ¿Qué me importa, en qué me beneficia estar con un humano estudiando, estar con otro félido, en qué me beneficia?, ¿cuál es la ventaja? ¡Ah! Claro, hay igualdad en todas las razas. ¿Y? ¿Y qué más, cuáles son los beneficios reales que sacamos? Yo lo único que veo en todos lados es indiferencia.

-René, ¿no será que es lo que tú atraes?

-Explícate -pedí.

-Claro. Tú compartes el camarote con Kamal, Kamal es humano. Dices que no lo soportas porque se queja de que no termina sus proyectos, de que a veces se encuentra deprimido porque no encuentra su verdadera forma de ser. Y es como que lo desprecias. Así me lo has dicho. Y mi pregunta es, René, ¿cómo quieres que te traten a ti si tú a otro alférez lo tratas mal? No eres buen compañero con él.

-¿Y si es una persona que siempre vive quejándose por esto o por aquello?... -Me miró sonriendo.

-¿A quién me hace acordar?

-Claro, ahora te burlas de mí.

-Para nada, para nada. Pero eres una copia. ¿Sabes las veces que me has contado que hubieras sido oficinista como tu hermano mayor y estarías mucho mejor que aquí? ¿Pero sabes las veces que me has contado que desprecias ser oficinista y que siempre te atrajo el espacio? Entonces, ¿sabes cuál es tu peor enemigo? Mira -Me señala un espejo y vi mi imagen-, ahí tienes a tu peor enemigo.

-No estoy entendiéndote.

-A ver, te lo voy a hacer más fácil, René. Mientras tú no te pongas de acuerdo contigo mismo, mientras tú no resuelvas tus conflictos siempre vas a estar igual.

-¿Y todo lo que me pasó y todos los malos tratos y toda la indiferencia que tuve de chico, incluso de adolescente?

-¿Y qué quieres hacer, entrar por un vórtex volver al pasado y modificar eso? No puedes, no puedes. ¿Borrar tu memoria? Podrías, pero la neurología tampoco está tan avanzada como para saber qué parte borrar y qué parte no. Entonces, René, lo que tienes que buscar es tu propia aceptación y no lo que te haya pasado, eso no tienes cómo modificarlo. Entonces, como acumular toda esa basura de tu pasado dentro tuyo, te desquitas con Kamal porque él también guarda basura dentro suyo, y yo vengo a visitarte como amigo y también te quejas conmigo.

-No, no vienes como amigo, vienes para saciar tus instintos.

-Te lo comenté antes: ¿no quieres que venga más?

-No dije eso.

-Entonces cierra la boca. Ahora me voy a tomar algo tranquilo, no me sigas. ¿Quieres tomar algo? Júntate con otros alféreces. No me sigas. -Presionó el pulsador, abrió la puerta y cerró detrás suyo.

 

Y me quedé solo, con mis pensamientos.

¿Qué sentía por Siufo? Un gran afecto, quizás una gran necesidad de compañía.

¿Qué sentía él por mí? Desprecio, sólo desprecio. Y él me hablaba de que yo tengo que hacer un trabajo interno. ¿Con quién, con gente como él, que no sirve para nada? Si él me escuchara me diría que largo veneno, ¿pero quién habla, el señor indiferencia?

Obvio que tengo razón en lo que pienso, me importa nada si gana Nubia o si gana cualquiera. ¿En qué va a cambiar?

 


Sesión 29/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Fue transportado a un crucero de guerra donde se daba por hecho que dos altos capitanes de las fuerzas de la Federación Sargón habían cambiado las declaraciones que se referían al ataque de una nave lacerta y a su Comandante, y por consiguiente tenía que haber represalias atacando los mundos lacertas más vulnerables. La entidad relata que estaba convencido que todo era un engaño.

 

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Entidad: No podía creerlo, me había llegado un holograma que me habían convocado a un crucero de guerra.

Hablé con mi teniente.

-Ya sé, es sólo para alféreces.

-¿Pero qué misión es?

-No me han dicho.

-¿Pero tiene que ver con tu capitán?

-No no no no, es un capitán llamado Kirón, dicen que es muy bueno en combate.

-¿Tengo que presentarme ahora?

-¿Qué dice el holograma?

-A las cero seiscientos.

-Bueno, es media noche, tienes seis horas para prepararte, comer algo, ir a la plataforma, y supongo que de ahí te teletransportan. Déjame ver... Sí, a la plataforma uno.

 

Suspiré. Me cambié, me higienicé, honestamente no sabía qué era. A las cero seiscientos estaba en la plataforma, había varios alféreces más y nos teletransportaron.

 

En la plataforma, en el puente de mando estaba el capitán, un humano grande, de rostro benévolo, pero firme:

-Vosotros sois los últimos en haber sido transportados, con vosotros sois cuarenta alféreces. Todos, todos nos cubriremos de gloria. Podéis preguntar. -Levanté la mano-. ¿Cómo te llamas, alférez?

-René, mi capitán.

-Aquí no se levanta la mano: "Permiso, señor" si quieres hablar.

-Permiso, señor.

-Dime.

-Estoy orgulloso de servir a usted, mi capitán, y a la Federación, el hecho de cubrirnos de gloria me hace sentir importante.

-Bien dicho, bien dicho alférez, porque todos, todos aquí seremos importantes. Y le voy a explicar por qué. Porque nos han mentido, nos han mentido, los lacerta planean un ataque a la Federación. Se han corrido rumores de que en combinación, la capitana Kirana y el capitán Alexis, obviamente conocidos por todos vosotros, ha enviado una superbomba de vacío para acabar con la nave lacerta, con la cual antes habían firmado un pacto de no agresión y de colaboración. Pero la capitana Kirana, con la excusa de que el lacerta era un criminal de guerra, lo quería llevar a Sargón para un juicio de guerra. Desde ya les digo que todo eso es mentira, inventaron todo eso porque vaya a saber por qué razón se comenta que el ministro Will tiene problemas mentales, cuando la verdad es otra. ¿Alguno de ustedes tiene la seguridad de que han creado una superbomba de vacío? Usted, alférez René...

-No, mi capitán, no tengo idea de lo que es. Escuché hablar, sí, pero no tengo idea.

-¡Ah! Has escuchado rumores, pero nadie te afirmó nada.

-No, mi capitán.

-Bien. Porque la verdad es que la nave lacerta tiene una muy fuerte capa de invisibilidad incluso para los rayos infrarrojos, no podemos captar nada. Entonces no hubo ninguna bomba de vacío que hizo desaparecer la nave, directamente la nave se ocultó. ¿Por qué? Porque los lacerta planean atacar de improviso a distintos planetas de Sargón. Nuestro crucero sí tiene capa de invisibilidad y vamos a atacar los mundos más vulnerables lacerta al punto tal de que cuando regresemos a Sargón toda la tripulación será premiada por haberles ganado de mano.

-Mi señor, no entiendo la frase.

-Claro, los hemos anticipado, los habremos anticipado eso es ganar de mano.

-Entiendo, mi señor.

-Bien. Tenemos alféreces, soldados como vosotros, tenemos alféreces encargados de la parte informática, alféreces encargados de los motores, alféreces encargados de los visores y, obviamente, los alféreces que conducen este crucero, que tiene cañones protónicos y tiene cañones de luz sólida roja. ¿Algunos de ustedes ha escuchado a hablar de luz sólida azul que es cien veces más potente?

En mi caso me encogí de hombros y le dije:

-No, mi capitán.

-¿Os dais cuenta?, es otra mentira de Sargón para atemorizar a los lacerta. No tenemos bomba de supervacío, no tenemos rayos de sólida azul. Es un bluf.

-Disculpe señor, ¿qué es un bluf?

-Una mentira, un mentira enfrascada en una verdad. Tratar de engañar al enemigo, como si el enemigo fuera tonto. Ellos desprecian a los humanos, aquí en la nave no hay solamente humanos. Tú, alférez René, eres félido, tienes compañeros reptiloides, cánidos... Todos somos importantes en Sargón y vamos a cubrirnos de gloria.

 

Pero eso no fue lo que pasó, lo que pasó fue mucho más dramático, dos alféreces nos traicionaron. Yo me había deslumbrado con el capitán Kirón, que para mí -por todo lo que hablaba y por todos los demás alféreces me habían contado de él- era un enorme héroe de guerra. Mucho más que el capitán Alexis, mucho más que la capitana Kirana, que eran solamente apariencias. Éste, el capitán Kirón, era el que nos iba a llevar a la victoria porque cuando los lacerta vean que hubiera habido cincuenta, sesenta, cien mundos arrasados por nuestro crucero no iban a entablar combate, se iban a rendir. Y yo, alférez René, iba a formar parte de la gloria.

 

Pero desde chico, desde que mi propia familia me ha negado el valor de ser importante despreciándome, odiándome, creando odio en mi interior y rencor en mi interior, lo único que coseché es desprecio, traición, indiferencia, ser usado como objeto. El único que me valoró y a todos mis compañeros fue el capitán Kirón, un héroe.

Pero claro, hubo dos alféreces, Valdemar, ¡ja, ja, ja!, conocido del capitán Alexis, otro traidor, y su compañero Alserván, traidor como el primero, nunca creyeron en Kirón, inventaron una estratagema para dejar inutilizado al capitán Kirón, no sé cómo, pero ellos son los que más se han acercado a él, y el capitán confiado como todo buen hombre, se acercó a ellos, algo le dieron, algo le hicieron y de repente el capitán Kirón comenzó a delirar, miraba por el visor de la nave, miraba por el ultra telescopio y veía distintos mundos a los cuales atacar, cuando en realidad en un año luz a la redonda no había nada, sólo vacío.

 

No sabíamos qué hacer cuando el traidor de Valdemar convenció a los demás alféreces, a mis queridos compañeros, de dar la vuelta porque el capitán no estaba en condiciones y éramos todos alféreces, no había ningún teniente. Y volvimos, nos perdimos la gloria.

 

Hablé con otros alféreces. Les dije:

-Estos dos os han traicionado.

-No, René, no no no no, algo pasa con el capitán, se comenta que no es la primera vez que delira.

-¿Quién lo comenta?

-Muchos.

-Señálamelos.

-No sé, muchos.

-¡Je, je!, pero no me sabes decir quién. ¿Y qué pasa con nuestra gloria, los lacerta van a quedar indemnes? Qué débiles que somos, qué débil que es la Federación Sargón.

 

Y después me molesté, me enojé con el capitán Kirón, ¿por qué no llevó un teniente, que hubiera tomado el mando? Nos hubiéramos cubierto igual de gloria. ¡Egoísta!

Pero la mayor ira la tenía con mis compañeros, en realidad no eran compañeros los detestaba, los alférez Valdemar y Alserván, despreciables, traidores. ¿Pero a quién podía decírselo, a qué superior? Porque los otros treinta y ocho alféreces decían que era una idea mía. Es más, apreciaban a Valdemar y a Alserván; todos vendidos, todos traidores. La única vez que pude tener la gloria en mis manos pierde la lucidez mi capitán.

 

Obviamente que hablé con un doctor alférez:

-Revísenlo.

-No tiene nada en la sangre, no hay una alteración en el ADN.

-Algo le pusieron.

-No, alférez René, nada, no se ve nada.

 

Estaba convencido que algo habían hecho, estaba convencido que estos bastardos, Valdemar y Alserván, algo habían hecho con el capitán. Seguro. Seguro, ¿eh?, que estaban en combinación con los Lacerta. ¿Quién los convocó? Estoy convencido de que hasta el propio Alexis y Kirana, que tanto odia a los lacerta, también son traidores de la Federación, estoy convencido.

Pero a quién se lo voy a demostrar soy un simple alférez al que nadie respeta, al que todos traicionan. Pero tango algo que es lo más valioso en mi vida, quizá no el honor, tengo memoria, y de esto no me voy a olvidar, de esta traición.

Cuando el capitán Kirón se mejore pediré audiencia para hablar con él.

 

¡Ahhh! De esto no me voy a olvidar, nadie me va a quitar la gloria y menos dos despreciables traidores como Valdemar y Alserván. ¡Humanos tenían que ser!