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Psicoauditación - Marcelo

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión del 11/08/2023 Sargón, René

Sesión del 21/08/2023 Sargón, René

Sesión del 24/08/2023 Sargón, René


Sesión 11/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

La entidad relata que estudiaba para militar de la Federación Sargón. Pero aun teniendo aspiraciones de crecer, su madre le lastraba como un ancla, malvada, y su hermano igual o peor. Pero no quería marchar de casa, su integridad le impedía ni siquiera la hipótesis de responder a su madre como merecería. Esperaba terminar pronto la escuela de cadetes para salir de allí.

 

Sesión en MP3 (2.670 KB)

 

Entidad: Mi nombre es René. Me encontraba con un estado de ansiedad, de angustia enorme, pero no por lo que estaba por venir sino porque todo lo que había cosechado en mi vida era nada, nada.

 

Nací en un pequeño mundo de un sistema alejado del centro de la Federación Sargón, éramos un mundo de félidos. Cuando era chico hubo una batalla con un sistema no afiliado a la Federación y nuestro mundo los venció. Obviamente todos los planetas afiliados eran apoyados por la Federación Sargón y ese mundo fue vencido, pero se pactó un tratado de convivencia pacífica. La Federación no era una federación que exterminaba mundos, como sí lo eran los Langar, pero hubo pérdidas, uno de ellos mi padre.

 

Recuerdo que a medida que fui creciendo mi hermano mayor consiguió un empleo en una oficina de holoordenadores y mi sueño siempre fue ser cadete de la academia. No, no es que me interesara la guerra, para nada, era conocer el espacio, nuevos mundos, nuevas razas, lograr tratados de paz, de convivencia pacífica. Pero claro, es como si tú quisieras caminar y detrás tuyo tuvieras una soga atada a un carro de una tonelada de peso, no puedes avanzar. Ese carro con esa tonelada de peso era mi madre Scarla.

-¿Por qué siempre sueñas tonterías?, ¿por qué no aprendes de tu hermano mayor, René?

-Madre, se empieza como cadete, el cadete vendría a ser un proyecto. Ya cuando me ascienden a alférez soy directamente un soldado.

-¿Tú, soldado? ¡Ja, ja, ja! No me hagas reír, no me hagas reír, René, eres una persona demasiado moderada, por decirlo de alguna manera. ¿Te piensas que el espacio es comandar una nave? ¿Sabes las instrucciones como cadete, podrás resistir? Ni siquiera tienes una preparación física.

-Es mi sueño, madre, quiero hacerlo.

 

Cuando cumplí la mayoría de edad, que tuve mi emancipación, me inscribí. Me hicieron test psicológicos, pruebas, exámenes con escáneres... Por suerte dio todo bien. Lo único que me dijo el capitán médico era que tenía que mejorar mi estado físico, mi parte cardíaca estaba perfecta, pero me agotaba enseguida. Me aprobaron con la condición que durante seis meses hiciera unos ejercicios, por el mismo doctor capitán, escritos, y que luego viniera nuevamente, que me quede tranquilo que ya tenía el apto, pero quería confirmarlo.

Esos seis meses fueron tremendos, el médico capitán me dijo que eran ejercicios livianos. No me imagino cómo serían los ejercicios extremos porque había días que no podía más.

 

Había distintas razas de cadetes algunos eran buenos compañeros, otros se burlaban:

-¿Tú te llamas René? Qué raro un félido, los félidos son ágiles y tú pareces una bola de grasa. -Algunos eran crueles. No me gustaban la bromas, yo pienso que reírse a costa de uno es algo negativo, me bajaba muchísimo mi autoestima, muchísimo.

 

Obviamente mientras hacía las pruebas no me permitían, hasta no estar aprobado oficialmente porque el apto era relativo a como salieran los ejercicios en estos seis meses, por lo tanto tenía que volver a casa y escuchar a madre Scarla:

-¿Y? ¿Aún no te echaron? Tu hermano trabaja todo el día y tú vas a divertirte a la academia.

-Madre, mi hermano está todo el día sentado a un holoordenador, me destrozan haciendo ejercicios.

-¿Y te quejas? Tú te lo has buscado. Y yo acá, sola. Claro, con tal de no soportarme te vas a la guerra.

-Madre, no me voy a ninguna guerra, voy a ser un alférez de la academia, tal vez me especialice en holoordenadores, tal vez esté en tierra.

-No seas hipócrita -me respondió madre Scarla-. Siempre me has dicho que te gustaba el espacio y ahora para conformarme me tomas por tonta. Tú, el inútil, ¿me tomas por tonta a mí, a mí? Claro, ¡je, je, je!, lo haces a propósito para dejarme sola.

-Pero podríamos decir lo mismo de mi hermano mayor -me defendí.

-No te metas con tu hermano, tu hermano es útil. ¿Te piensas que con la pensión que me da Sargón por la muerte de tu padre me alcanza?

-Madre, estuve viendo los recibos y es una pensión altísima, por muerte en combate.

-Pero cuando erais chicos los tenía que mantener a los dos y no me alcanzaban los créditos.

-Pero ahora mi hermano trabaja, te pasa plata.

-¿Y tú qué me pasas? Problemas.

-Madre, cuando me den el apto definitivo me van a pagar créditos.

-¡Je, je, je!, claro, prefieres pagarme antes de soportarme. Y no me digas que tú hermano hace lo mismo, tu hermano me ama, tu hermano es una persona decente.

-Madre, cuando mi hermano tenía mi edad o menos que yo, me recuerdo que tenía varias dependencias, iba a lugares para jóvenes y a veces venía bebido, y tú no le decías nada porque era tu hijo preferido.

-Claro. ¡Ja, je, ja! ¡Ay!, René, René, ahora haces rol de víctima. Pobre tu hermano si te escuchara, le caerían las lágrimas de la vergüenza de tener un hermano inútil como tú. -Madre era mi ancla, siempre fue mi ancla.

 

Pero, a ver, para aquellos que son marineros, ¿cómo puedes transformar un ancla en una boya? La boya siempre flota, el ancla te jala hacia abajo. Es imposible cambiarla, no hay un tratamiento, no hay. Es como si la raza félido, con esas varitas mágicas de los cuentos, la quisiera transformar en una raza reptiloide. Somos lo que somos.

Por un lado tengo el orgullo de no haber copiado las manipulaciones de mi madre, todo lo que yo hago, para ella está mal. Si de repente reposo un rato: "Vago, inútil". Si de repente salgo: "Me dejas aquí, no te importo. Ojalá me muriera. Y tú vas a tener la culpa por haberme matado".

Ya no sé si era mala manipulación o mala intención, yo creo que no era una persona afectada por el ego, yo creo que era una persona cruel y despótica disfrazada con rol de víctima. Y soy yo el culpable de buscarle excusas, "Bueno, hoy se levantó mal. Pobre, en el fondo extraña a padre".

¡Mentira, yo le buscaba excusas!, lo único que le interesaba de padre fallecido era que todos los meses le transfirieran a su cuenta la pensión y le mandaban la factura electrónica.

 

Pero yo no sabía copiar el arte de fingir que tenía ella, yo pienso que cortaría las cadenas de ese ancla cuando pasaran los seis meses y directamente me aprobaran como cadete, porque mientras tanto yo creo que ella se complotaba para volverme loco, y si me volvía loco me hacía internar y cobraba otra pensión por tener un chico con una capacidad diferente.

Pero no le iba a dar el gusto, en la academia hice pruebas cognitivas y salieron perfectas, lo único que observó el capitán médico era la parte física, que era la que tenía que entrenar. Pero los seis meses se me hacían interminables.

 

Toda la vida me manipuló, pero desde que se enteró de que yo definitivamente ya me anoté en la academia, cada día, cada tarde, cada noche me hacía la vida imposible. No me toméis por un exagerado, pero yo creo que la pasaba mejor con esos ejercicios, que llegaba molido, destruido a casa, que escucharla a ella. A veces me sumergía con agua tibia en la tina cerrando la puerta del baño con llave, una llave electrónica, y de afuera escuchaba sus lamentos: "Claro, el niño sumergido en la tina y yo aquí cocinando porque no tengo créditos para contratar a una mucama. Tengo un solo hijo que trabaja y el otro un parásito". A veces cerraba los puños de la impotencia, y después, tonto de mí, la justificaba, "Pobre, en el fondo debe sufrir". Y después cuando razonaba en forma consciente, me daba cuenta que ella gozaba con ese sufrimiento.

 

Entonces tenía mis dudas, ¿manipulaba o era una persona que directamente era mala por naturaleza o su mente estaba teniendo problemas y yo no me daba cuenta?

Pero he conocido personas grandes que tenían problemas e iban al médico y les recetaba alguna medicación, pero no les veía maldad a esas personas como sí le veía a mamá Scarla. Porque no podía tildarla como que había perdido la razón.

 

Y con mi hermano no podía hablar del tema. Una sola vez le dije:

-No sé qué pasa con madre, parece que le fallara la cabeza.

Me respondía:

-René, hoy tuve un buen día, no me saques de las casillas porque te doy un puñetazo en el rostro. No te metas con madre, es una madre única.

-No tengo dudas -le respondía.

Me cogía del cuello y me decía:

-Ahora te pones irónico. -Y me empujaba y me tiraba contra el sillón.

 

Era más fuerte que yo y lo único que faltaba que me diera una paliza. Y era lo que no quería, no por mí, por él, porque si después me veían en la academia yo no podía mentir: "Mi hermano me golpeó", y la academia tenía mucho poder, incluso lo podían despedir del trabajo. Y obviamente, ya no podía volver a casa porque madre no me hubiera aceptado. Entonces tenía que aguantarme y comerme los desdenes de mi hermano, la manipulación de mamá Scarla. Decir que era un infierno es poco, honestamente es poco.

 

Pronto pasarían los seis meses y ya podría quedarme en una habitación de la academia, son habitaciones compartidas pero teníamos de todo, holoordenadores, holotv, simuladores. No podía quejarme, teníamos un doble equipo de uniforme.

 

No soportaba más estar en casa, no soportaba más. Qué feo cuando hay una dependencia económica, pero pronto ganaría mis créditos. Y no sé si volvería a casa, ni siquiera de visita, no lo sé.

 

Me dolía muchísimo la cabeza y eso me impedía pensar.

 

 


Sesión 21/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Tuvo la ocasión para sincerarse con su compañero de habitáculo acerca de lo que le movió a incorporarse al ejército de la Federación Sargón. Era difícil un félido conversar con un humano, pero trataba de que le entendiera.

 

Sesión en MP3 (2.493 KB)

 

Entidad: Dentro de todo lo negativo hubo algo positivo, pude compartir mi camarote con el alférez Kamal. Él era parecido a mí en algunas cosas, se quejaba de que le costaba terminar los proyectos, le costaba arrancar.

 

Se sentía deprimido. Le respondí:

-Mira, yo me siento igual en algunas cosas pero por otros motivos. Vamos a una posible guerra con la Federación Lacerta y en realidad yo no quería estar aquí. -Me iba a responder y le hice una señal-. Espera, espera, Kamal, no quiero ser mal interpretado. A ver, tengo un hermano mayor que es oficinista, yo quería hacer muchas cosas. Pienso que soy más nuevo que tú como alférez, me anoté en la academia para escapar, es como que quise salir de las llamas y me arrojé al vacío. ¡Je, je, je! Y bien dicha está la palabra, estamos en el vacío espacial.

Kamal me preguntó:

-René, ¿escapar de qué?, ¿qué llamas te estaban abrasando, qué llamas te estaban calcinando?

-No sé si podrías entenderme, no sé si alguien podría entenderme. A veces lo psicológico, a veces la manipulación te quema más que si te metieran en un horno atómico.

-Exageras, René, exageras.

-¡Je! Te dije que no me ibas a entender. Trato de hablar en sentido figurado, trato de hablar de una manera que quizás a muchos les resulte complicada. Mi madre Scarla es una félida que siempre me consideró un estorbo, una persona con la que no puedes razonar, una persona con la que no puedes crecer, una persona con la que... ¿Has estado alguna vez en una montaña y de repente tienes otra montaña enfrente y gritas y tu grito te responde?

-René, lo sabe cualquier estudiante de primer año, hablamos del eco.

-Bueno, a veces es como que hay personas que son un eco. ¿Te aturdo?

-No, no, René, sigue.

-¡Je, je!, me tomarás por un félido difícil. A ver, conoces de..., has estudiado todo lo marítimo, hay mundos que son completamente marítimos. Bien. ¿Sabes lo qué es una boya?

-Sí.

-Hay mundos que tienen pequeñas tierras y son prácticamente todo océano, hablo de aquellos mundos que quizá todavía no tengan viajes espaciales. He leído historia de Sargón, y la Federación impide hacer contacto con esos mundos, pero uno puede igual teletransportarse con ropas, habiendo estudiado las costumbres de esos mundos que todavía no hacen viajes espaciales y ni siquiera tienen aparatos voladores. Entonces van de un país a otro por enormes barcos. Y de repente, tienen enormes anclas, anclan a distancia de tierra y luego pueden ir en botes. Ahora bien, sabemos qué función cumple una boya, pero exactamente, ¿qué hace la boya?

-Bueno, entiendo que es un aparato de señalización.

-Sí, Kamal, sí. Por ahí soy yo el que no sé hacer la pregunta. ¿Pero qué..., qué hace?

-Se mantiene a flote.

-Bien. Muy bien. ¿Qué función cumple un ancla en esos gigantescos barcos? Tener sujeto el barco al hundirse en la parte profunda. Algo similar a un amarre, pero bajo el mar.

-Sí, pero no sé a dónde quieres llegar.

-¡Je, je! Supongamos que hay un experimento donde encuentras una boya liviana y la atas con una cadena a una de esas enormes anclas: La boya trata de mantenerse a flote, el ancla trata de llegar..., no es que trata de llegar, la gravedad la tira hacia el fondo de ese mar. ¿Quién tiene más fuerza?

-¿Fuerza gravitatoria?, el ancla -respondió Kamal.

-Lo pregunto de forma directa: ¿La boya sostiene al ancla o el ancla la hunde? Hablamos de un ancla enorme de un gigantesco barco.

-René, obviamente el ancla va a hundir a la boya.

-Muy bien. Ahora estamos llegando a donde yo quiero: Yo quiero elevarme.

-René, cuando partimos, con el crucero que estaba en órbita, nos elevamos del planeta.

-No no no no no, quiero cultivar mi ser.

-Hablas como si cultivaras una hortaliza.

-Hablo de que quiero elevarme y tengo atado a mis pies una gigantesca ancla, y me jala hacia abajo.

-Yo veo que puedes caminar bien...

Me puse de pie y le dije a Kamal:

-Voy al comedor de los alféreces, voy a tomar algo caliente y a seguir pensando.

-Seguiremos conversando porque necesito que me aclares. -Me encogí de hombros.

-Tendría que buscar la manera de explicártelo de una forma más sencilla.

 

Estaba por abrir la puerta de nuestro camarote y Kamal me dijo:

-René, ¿y si hablas con el capitán Alexis? -Lo miré.

-¿Me lo estás diciendo en serio?

-Él tiene respuestas para todo.

-No pasa por ahí, Kamal, ¿te parece que voy a molestar en medio de un posible conflicto bélico con mis elucubraciones?

-Es muy comprensivo.

-No, Kamal, no es el momento, no es el momento. Y esto no es un..., como decirlo, no es un halago a tu persona, pero eres la persona con quien puedo conversar, otros alféreces directamente le pedirían al teniente a cargo de cambiar de camarote, porque no me entenderían.

-Bueno, yo no te entendí casi nada, René, pero me agrada tu manera de ser.

 

Lo miré a Kamal, un humano delgado, pienso que le faltaba algo de entrenamiento. Si fuera un félido como yo quizá lo miraría de otra manera, pero no estaba empapado con las costumbres de la Federación Sargón de que un félido mirara a otro de una manera distinta. Pero me callé y no dije más nada.

 

Kamal me dijo:

-Me voy a dar una ducha de vapor y en un rato voy al comedor.

-Está bien, te espero.

 

Y me marché con mis incertidumbres, con mis interrogantes, con mis ejemplos tan... tan sin sentido. Kamal está luchando con sus problemas y yo le pongo el ejemplo de un ancla y una boya. ¡Ay, Kamal, Kamal! Si tú tienes problemas los míos son una montaña de cuestionamientos. Pero hablar con el capitán Alexis no, no me atrevería, no me atrevería. Incluso no sé si... si bien la Federación tiene un crucero con doble protección energética y ultragrafeno, yo no sé en este momento el armamento y los escudos energéticos que puedan tener las naves Lacerta.

Mi intención no es vivir sino disfrutar lo que estoy viviendo, y en este momento no lo logro y necesito una respuesta. Necesito que me den una respuesta porque mientras tanto mi mente no está lúcida porque piensa en los cuestionamientos, y puede no prestar a órdenes y ser castigado por ello.

 

¡Benditos traumas!, dicho de una manera irónica, pero irónica. Una ironía que te corta como el filo de una espada.

Lo dejo aquí. Lo dejo aquí porque estoy muy muy exaltado y otros felinos pueden notar mi rostro y preguntarme. Y no estoy para dar respuestas a quienes no van a entenderme.

 


Sesión 24/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marcelo (Sora-El)

Nunca había tenido diálogo trascendental con nadie, menos con su familia biológica. Necesitaba saber, entender la razón de la existencia, de la vida, de vivir, el objetivo de estar vivo. Su semblante pedía un interlocutor. Alguien le dijo que debía descubrirlo él mismo.

 

Sesión en MP3 (2.687 KB)

 

Entidad: Parece ridículo y a veces hasta incoherente el conjunto de cuestionamientos que tengo, que podrían ser insignificantes en función de la realidad que me rodea en cada una de las vidas en las que he pasado por situaciones similares, aunque ninguna vida tenga que ver con la otra.

 

En la actual de Marcelo, donde vivo en un mundo que puede llegar a su fin de dos maneras, donde sufrimos un calor infernal en Diciembre o en el hemisferio boreal un calor infernal con incendios en Julio o Agosto, amén de la amenaza nuclear de dos o tres países que pueden acabar con el mundo, como casi acaba hace sesenta y cinco millones de años un asteroide.

 

En la vida de Remi, en un mundo salvaje donde no sabes si vivirás el día de mañana, y en la vida que estoy relatando, la de René en Federación Sargón, donde puede haber un conflicto entre dos superpotencias galácticas y que no sabes también si vivirás el día de mañana.

Ahora bien, mi idea es crecer espiritualmente y siento como que tengo tremendos lastres ya sea por mis propios roles del ego, y dejo de lado el peligro inminente. Entonces es irónico o ilógico o incoherente el llegar a pensar en que uno quiere crecer internamente estando al filo de una cornisa que da a un precipicio que si te resbalas y te caes a ese precipicio de qué te sirve pensar si vas a crecer internamente o no. Pero a veces, y está bien está bien pensar así. Pero no voy a dejar lo de la pregunta, de qué me sirve pensar en crecer si no sé cuál será mi esperanza de vida. Pero..., tomemos el pero como objeción, como dicen los grandes Maestros, pero prefiero pensar de esa manera y no vivir la Dolce Vita, como se diría en la Italia de Sol III.

 

Yo no quiero ser inconsciente de vivir despreocupado de todo y sé que el preocuparme por todo me puede afectar psicofísicamente llegando a una desidentificación de mi persona, de no saber qué quiero, qué busco, qué preciso. Pero hay una cosa en común en las tres vidas que he nombrado: Sol III, Umbro, Sargón, donde la persona que me ha criado es la persona que más me quita energía, es la persona que me comparte su parte tóxica, me impregna como si me contagiara un virus, y eso me hace mal porque me jala hacia abajo, como el ejemplo del ancla que le di a mi compañero Kamal, que no sé si me lo entendió, porque Kamal piensa que yo hablo en difícil y para mí no es así.

 

Recuerdo que me crucé con una teniente que había terminado de hablar con el capitán Morkan y me saludó de una manera muy muy cortés:

-¿Cómo está, alférez?

-Muy bien, mi teniente. -La teniente me miró y me dijo:

-Percibo en su rostro que dice que está bien por cortesía, pero no lo veo bien. -Yo respetaba mucho la jerarquía, era una teniente, no iba a contarle todos mis cuestionamientos, pero me preguntó-: ¿Quiere tomar algo?

-Si usted lo ordena, mi teniente...

-No, no, es una pregunta.

-Encantado, mi teniente. -Y me senté con ella.

-¿Qué es exactamente lo que se plantea? Sé leer los rostros. -Ella era la teniente Andara y era muy afable con la tripulación y le caía bien a todos. Entonces me permití tomar un poquito de confianza y comentarle mis dudas.

-Siempre me sentí una persona poco querida, poco aceptada. Tengo un hermano oficinista al que mi madre adora siendo que es una persona déspota, egoísta que solamente piensa en sí mismo, pero para mi madre es un ídolo. Y yo en realidad no quería ser un soldado de la Federación, pero fue como una especie de vía de escape para alejarme de lo que sería mi casa. No digo mi hogar porque para mí, hogar, estimada teniente, es algo sagrado. Muchos consideran que hogar y cas es lo mismo... No. Casa pueden ser un techo y cuatro paredes, hogar  es donde convives con gente que te acepta, que te quiere, que no tiene por qué pensar de la misma manera que uno pero sí que se presta al diálogo, donde hay confraternidad, donde hay armonía, donde hay diálogo y no gritos. Eso es hogar. Disculpe mi atrevimiento, mi teniente, pero para usted, ¿cuál es su hogar?

Me respondió de una manera extraña:

-Alférez, para mí mi hogar es en este momento este crucero, aquí está mi familia.

-No..., no quiero ser irreverente, pero familia para mí es otra cosa, es algo que no sé si tuve alguna vez en mi vida. Yo sé que la familia no necesariamente tiene que ser los lazos de sangre, a veces hay amores o amistades que son más familia que la familia biológica, pero de ahí a pensar que los compañeros de una nave espacial son nuestra familia, no lo sé. Yo por ejemplo comparto camarote con Kamal que me parece un humano excelente, pero ni siquiera sé si somos amigos, menos familia. Insisto, no quiero ser irreverente o ser indisciplinado, ¿pero usted no tiene familia, mi teniente?

Me miró sonriendo y me dijo:

-Sí, el capitán Morkan es mi familia, toda la tripulación es mi familia. Siento que son parte de mí y yo soy parte de ellos.

 

De la misma manera que Kamal no me entendía, yo no la entendí a la teniente Andara.

Le digo:

-No no no, disculpe, mi teniente, no entiendo. Este crucero no es un organismo donde nosotros somos sus células, cada uno tiene su vida. Yo no considero, pero lo sigo de una forma respetuosa, que yo sea parte del resto y el resto sea parte de mí, yo me considero una entidad independiente. Eso no quita que me interese la vida de los demás, por supuesto que me interesa, por supuesto que me lastima si veo sufrir a otro, pero no me considero parte de ese otro.

-Entiendo, alférez, entiendo. Tome su bebida que está caliente. -Tomé un sorbo de mi café. Tenía ganas de comer algo y cogí de la máquina una masa dulce.

Y le dije:

-Permiso. -Y comí. Ella a su vez comía otra masa dulce y tomaba un jugo.

 

Terminamos de comer y me dice:

-En instantes me tengo que ir para el puente de mando, así que le voy a hacer una pregunta.

-Adelante, mi teniente.

-Alférez René, ¿qué es para usted la vida?

-¡Ah! Una sucesión de momentos.

-¿Qué más?

-Disfrutar de las cosas si nos dejan. Estar aquí forma parte de la vida, pero no lo disfruto. Insisto, no soy cobarde, que tenga que ser lo que sea cuando confrontemos con la Federación Lacerta. Pero si me dan a elegir prefiero estar con alguien querido en un lugar sereno, estando plácido, contento, y no en estado de tensión. -Se puso de pie e inmediatamente me puse de pie; un alférez no puede estar sentado si una teniente se pone de pie. Y me dijo:

-La vida es mucho más que una sucesión de momentos, y a veces nuestros cuestionamientos en lugar de levantarnos nos hunden.

-Mi teniente, con todo respeto, pero creo que los cuestionamientos son parte de la vida: ¿Qué hacemos aquí?, ¿a qué vinimos?, ¿qué función estamos cumpliendo? Dejando de lado alférez, tenientes, capitán, comandante, primer ministro hablo de qué función como seres; como yo, félido, como usted, humano, como la viceministro, reptiloide: ¿Qué función cumplimos?, ¿qué hacemos?

Me miró y me dijo:

-Pienso que cada uno tiene que descubrir su misión. Piénselo, alférez René.

 

Y se marchó para el puente de mando. Me sentí huérfano de diálogo porque no me aclaró nada. Y a veces pienso que, hablo por mí, por mí ¡eh!, a veces pienso que ser huérfano de diálogo es peor que ser huérfano biológico. Otros dirán, ¡qué aberración lo que está diciendo este félido René!, pero nadie me va a quitar el derecho a pensar, nadie.