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Psicoauditación - Paco G.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 15/09/2025 Sargón, Lukarno


Sesión 15/09/2025
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Paco G.

Era representante de los sumos sacerdotes y había de tener gran respeto a la Reina. Y todavía más a la comandante de la flota del imperio, era más temible. Venían de vigilar una parte del Imperio con una nave imperial pero una gran nave desconocida les hizo desaparecer dos naves auxiliares.

 

Sesión en MP3 (2.775 KB)

 

Entidad: Mi nombre era Lukarno, junto con mi primo, Ergondo, representábamos a los sumos sacerdotes de la orden de la reina Meurana. Pero estábamos muy preocupados, teníamos que mantener un equilibrio, ambos, con la reina, de no parecer, primero demasiado obsecuentes pues nos habíamos enterado de que a lo largo de años había ejecutado a muchos obsecuentes. Desconfiaba de ellos, decía que quienes más alagaban más traicionaban, pero tampoco podíamos parecer distantes porque la única que se podía dar el lujo de despreciar era la reina. Teníamos que ser atentos, ejecutar las órdenes, sonreír cuando era prudente. Pero no más de eso, no.

 

De todos modos estábamos bastante bastante preocupados, preocupados más que nada por las distintas situaciones que había creado Saurana Dor que era la consejera de la reina. Era muy astuta, muy astuta porque todo lo que hacía aun por su propia decisión, si era un triunfo se lo adjudicaba a la reina, si era un fracaso decía "Fue un error mío".

Por supuesto la reina no era tonta, la reina sabía que Saurana Dor era una enemiga potencial aun siendo su consejera, pero por otro lado estaba tranquila porque a Saurana no le interesaba el poder, no le interesaba reemplazar a su reina, ella amaba la acción. ¿Pero a qué le llamaba la acción? Al apoderarse de mundos, y los mundos que se resistían eran destruidos por completo.

 

Ahora bien, en su última expedición, por así llamarlo, fracasó rotundamente, fue con una de las naves imperiales y quince naves más pequeñas de apoyo y se encontraron con un gigantesco navío que hasta podía tener capa invisible y resistía bombas de protones, rayos protónicos e incluso hasta la luz azul condensada. Evidentemente, aparte de capa energética esa nave extraña tenía otro tipo de capas protectoras, pero lo más terrible eren sus armas, a dos de las quince naves les disparó y las hizo desaparecer, no destruirlas y que quedaban en el espacio cuerpos, metales, no; desaparecieron como formando parte del mismo vacío. Y era algo que si bien nuestro imperio se jactaba de ser el más moderno, Saurana demasiado temeraria se había encontrado con un imperio que aparentemente era más fuerte.

 

Saurana le pasó el parte a la reina aclarando con su tremendo ego de que no había huido, no, no había huido, había esquivado a esa nave para que no le siga la huella ultralumínica.

 

Pasaron casi treinta de nuestros días, lo hablé con mi primo Ergondo:

-He escuchado que Saurana le dijo a la reina de volver a buscar mundos para agregar a su gran imperio. -Ella cuidaba su lenguaje.

La reina Meurana le dijo:

-Ve, pero ten cuidado con quien te encuentras.

-He tomado nota, mi reina. -Y Saurana volvió a salir.

 

Para decir la verdad, a nosotros no nos importaba nada, nada, la vida de Saurana Dor, pero desde que se encontró con ese navío ya no confiábamos en sus expediciones de conquista, la reina misma reconoció que desde que Saurana fue su consejera y a la vez ministra de guerra había conquistado más mundos que en el último siglo. Ninguno de los mundos accedió a adherirse a nuestro imperio. Saurana conquistó veinte mundos y dejó allí regentes, los llamados kuranas. Previo a ello les dijo a los líderes de todos esos mundos "Tenéis dos opciones: formar parte de nuestro imperio o vuestros mundos serán destruidos con todos sus habitantes. No nos interesa. Ahora bien, si aceptáis adheridos a nosotros seréis nuestros esclavos, compartiréis vuestras riquezas".

 

Todos los mundos viéndose en una situación peligrosa agacharon la cabeza y no tuvieron más remedio que aceptar. Y así es como se hicieron esclavos, a los únicos, a los únicos que podían lograr que fueran similares, esas razas, como la nuestra. El tema es que no había en el universo razas como la nuestra.

 

Pero pasó algo raro, algo muy extraño, los kuranas, o regentes de nuestra raza, encargados de cada mundo conquistado pasaban el parte mensual menos uno de los mundos. En un sistema estelar no tan lejano, los había invadido una raza, una raza que directamente arrasó con todo. El kurana, junto con quien fuera el presidente de dicho mundo pudieron escapar en una pequeña nave con velocidad de ultralumínica, no llegaron a nuestro mundo, el mundo principal del imperio, se encontraron a través de visor y radar lumínico con la nave de Saurana.

Saurana, Inmediatamente le ordenó a la nave que se acercara, abrió el gran hangar del navío y la pequeña nave con el habitante de ese mundo y el kurana entraron a la nave de Saurana y volvieron urgente a nuestro mundo.

El kurana, alertado, hablaba hablaba y hablaba...

Saurana dijo:

-No no no, esperad y le contáis directamente a nuestra reina.

 

Cuando Saurana volvió contó a grandes rasgos lo que había pasado, la reina miró con desprecio al kurana:

-¿Cómo ha pasado esto?, todos los mundos conquistados, esclavos nuestros, tienen armamento para defenderse. -Luego lo miró a quien fuera el presidente de ese mundo, tenía rasgos humanoides. La reina lo miró con asco, con desprecio-: ¿Para qué trajeron a ese ser?

El kurana dijo:

-Como testigo, mi reina. Vino una raza a la que lo único que le interesaba era destruir y matar. -Era la primera vez que la veía a nuestra reina Meurana asombrada.

-¿No conquistar para tener sirvientes o esclavos?

-No, mi reina, destruían, mataban, y nos fuimos antes de que nos destruyan también a nosotros.

-¿Cómo es el aspecto de esos seres?

-Mi reina, tengo holovideos, se los paso a su holovisor principal. -Y así lo hizo.

 

La reina miró las imágenes:

-No son humanoides, son extraños, en algún aspecto se parecen a nosotros, tipo insectoides pero distintos, distintos. Me extraña que no deseen conquistar para tener esclavos.

-No, mi reina, desean sólo conquistar los mundos. De la misma manera, mi reina, que nosotros tenemos pequeños insectos que a veces comen nuestra cosecha y luego van en busca de otra cosecha, mi impresión, querida reina es que esta raza está haciendo lo mismo con los mundos. La vida de esos mundos no le interesa, se alimentan de lo ya cosechado, matan los seres vivos incluso los animales que no tienen conciencia de lo que es la vida y lo que es la muerte, y son peligrosos. Obviamente, mi reina, usted nos ha dado armamento para que tengamos protección, pero claro, no es un armamento como aquí en el planeta central del imperio, no nos imaginábamos un enemigo tan potente. Por supuesto, mi reina, -continué-, no se comparan con vuestro imperio.

La reina me miró con desprecio.

-A ver, Lukarno, llévate al kurana.

-Mi reina, ¿qué hacemos con el humanoide?

-Llévalo a la cámara desintegradora, ¿para qué sirve? -Hice una inclinación.

 

La miré a Saurana Dor, me miró con desprecio y con una risa malévola. Ya caería, ya caería ella también.