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Psicoauditación - Rodrigo M.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 08/04/13
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Rodrigo M.

En esa encarnación su padre era un afamado catedrático arqueólogo que en una de sus exploraciones cayó a manos de salvajes y los que le acompañaban huyeron. Desde aquel momento se dedicaría a exterminar a aquellos traidores que lo abandonaron. La entidad lamenta los actos hostiles llevados a cabo y no le transmite a su parte física los sentimientos de odio y rencor de aquella vida por entender que cada vida es un rol y cuando uno deja determinada vida ese rol deja de ser.

Sesión en MP3 (2.649 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: Gracias.

 

Interlocutor: ¿Cómo te encuentras?

 

Entidad: Con altibajos recordando una vida muy, muy lejana. Mi nombre era Oleg, Oleg Bez.

Mi padre siempre fue un ejemplo de vida, era profesor, era catedrático. Vivía para enseñar al mundo los descubrimientos arqueológicos.

Me sentía culpable por no haberlo acompañado. Si bien me interesaba la arqueología no compartía sus delirios, como yo los llamaba. Él hablaba de encontrar ciudades perdidas, tesoros escondidos, cuevas done podría encontrar grandes hallazgos.

 

Interlocutor: ¿Y a ti qué te gustaba hacer, o que pensabas? ¿Cuáles eran tus proyectos?

 

Entidad: La parte deportiva. Era instructor de combate, sabía manejar todo tipo de armas, lucha cuerpo a cuerpo y tenía un físico que me respaldaba para ello. La mayoría de mis amigos me halagaban seguramente por un complejo de inferioridad que ellos tenían, excepto uno, uno que se llamaba Jato, un nombre un tanto extraño. Jato decía que nunca había conocido a sus padres, había sido criado en un orfanato, le gustaba mucho la lectura, lo llevaba a mi gimnasio para que practicara y él decía que prefería cultivar la mente y no la parte física. Recuerdo que muchas veces íbamos a distintos lugares a divertirnos a escuchar música, y si había alguna reyerta yo tenía que defenderlo para que no lo golpeen. A veces no entendía por qué era esa sensación de vulnerabilidad de Jato, porque tenía un físico similar al mío, pero nunca lo entendí.

 

Interlocutor: ¿Tú siempre te sentías tan seguro de ti mismo?

 

Entidad: Sí, pero mi asignatura pendiente era dominar, vencer mi odio hacia la gente que traicionó a mi padre. Nunca me gustaban esas expediciones largas que él hacía, la última que había hecho había sido traicionado en una selva lejana, lo habían abandonado en medio de una selva dejándolo en manos de unos salvajes que lo habían herido, no lo mataron, dijeron que lo habían dado por muerto y él volvió dolido con heridas físicas, con heridas mentales. Nunca se repuso de esa traición, me contó con lujo de detalles el nombre de los traidores.

 

Interlocutor: ¿Y qué sucedió, hiciste algo al respecto?

 

Entidad: Le dije de buscar un buen representante de la ley, había no solamente agentes de la ley si no lo que vosotros llamáis abogados, no podían hacer nada. Mi padre ya no era el de antes, era una persona que divagaba, que había perdido su cordura. Le encontré una libreta con los nombres de todos aquellos que los habían acompañado en la expedición y lo habían traicionado huyendo como cobardes. Sé que quizá lo mío haya sido un acto hostil en esa vida pero me las ingenié para...

 

Interlocutor: ¿Encontrarles?

 

Entidad: Para que cada uno de los integrantes pagara las consecuencias de sus actos.

 

Interlocutor: ¿Cómo te sientes hoy al respecto?

 

Entidad: En esa vida fui un rol y cuando tú eres un rol, tú sabes que esa es tu única vida, no conoces otra cosa, idealizas a tu padre una persona ejemplar que daba cátedra en distintas universidades, que ayudó a cientos y cientos de alumnos a crecer, a formarse, a cultivarse interiormente, a hacerse hombres de bien, de provecho.

Muchas veces he discutido con él y le he dicho:

-¿Para qué necesitas en épocas de vacaciones irte a explorar a selvas profundas, a montañas heladas?, ¿alguna vez has traído algo como la gente?

Y sí, me mostró piezas de arqueología impresionantes, piezas valiosísimas.

 

Interlocutor: Coméntame, ¿te ha quedado de aquella vida algún engrama, alguna lección a aprender que tengas que resolver en esta encarnación?

 

Entidad: Cada vida es distinta a la otra, yo repaso esta vida más que nada porque a veces tenemos una idea equivocada de lo que es la justicia. Si tú me preguntas a mí como thetán...

 

Interlocutor: Sí.

 

Entidad: ...yo te puedo decir que en el plano físico la violencia engendra más violencia. Te puedo decir que nunca se debe hacer justicia por mano propia, que uno debe ser amante de la paz, de la armonía. Pero te lastiman a un ser querido, te lo devuelven muerto en vida, con una mente deteriorada -porque los sufrimientos lo trastornaron y ese hombre que ayudó a miles de jóvenes era un despojo, una ruina- con su salud deteriorada y obviamente que tenían que pagar las consecuencias todos aquellos que lo traicionaron.

Entre ellos había una joven y la venganza con la joven sería distinta porque ella no me conocía, no sabía que yo era hijo de aquel arqueólogo que le enseñó, siendo ella uno de los que lo traicionó. Investigué sobre ella y seguí todos sus pasos, me crucé de casualidad en una universidad, me di a conocer como gran investigador, la interesé. Tenía libros que había comprado usados, especialmente para mostrarle, la joven se interesó. Mi idea era acabar con ella porque ella también debía pagar las consecuencias de la traición hacía mi padre. Pero ¿qué pasa?, a medida que la fui tratando mi mente era como torbellino, quizá no me sepa explicar, pero...

 

Interlocutor: ¿Te involucraste con ella?

 

Entidad: De mí parte me involucré, me involucré afectivamente porque la notaba como firme y dulce a la vez, como serena, por momentos simpática, por momentos una mirada dura, por momentos pensativa, distinta a las jóvenes que había conocido, parecía accesible y por momentos inalcanzable. Nos hicimos muy amigos pero por una centésima de segundo se adelantaba a mí, cada vez que intentaba decir una frase para acercarme me interrumpía con otra frase buscando esquivar el tema, como si leyera mis pensamientos. Y la admiré más porque me di cuenta de que tenía una gran inteligencia porque no todo el mundo era capaz de captar la intención, lo que uno va a decir, lo que uno va a proponer y nunca me daba alternativa como para avanzar más allá de una amistad.

Me comporté como un niño, como un chiquilín, porque mi intención ya no era desquitarme de la traición hacía mi padre si no enamorarla, poseerla, dejarla y burlarme de ella. Me conformaría con eso, pero no le encontraba grietas, era imposible acceder a su interior y mi vida se fue haciendo un infierno. Estaba como con los nervios exaltados, hacía más horas de gimnasio, recuerdo que practicaba con otros jóvenes y a veces sobrepasaba mis límites y a más de uno lo lastimaba.

Un día a mi amigo, al único amigo sincero que tenía, Jato, le dije:

-Ven sube conmigo al cuadrilátero, practica un poco conmigo.

Él seguía insistiendo que a él le gustaba cultivar la mente. Es que como casi lo obligué. Le puse un cabezal para protegerle su cabeza, una pechera y en ese momento me olvidé que era mi amigo y lo ataqué con toda alevosía. Me extrañó porque apenas llegué a tocarlo, porque trataba de golpearlo con los pies en la cabeza, en el estómago y él ponía sus manos, sus codos, se cubría es como que tenía muchísimos reflejos, eso también me descolocaba. De todas maneras llegué a tirarlo y se hizo un ovillo en el piso y dijo:

-¡Basta! -y le pedí disculpas-.

Jato era lo más inofensivo que había conocido, un joven bueno a quien tenía que proteger de las pandillas que había por la calle, era tímido, reservado. Recuerdo que un día estaba con ella tomando algo y justo se cruza Jato, lo llamo y se la presento. Yo analizo a la gente ¿no?

 

Interlocutor: Sí.

 

Entidad: Vi en el rostro de él una timidez tan grande, tan grande la timidez que bajaba la vista no la quería mirar, a la joven, a los ojos y la miré a ella a ver qué opinaba porque analizar a Jato era como analizar un teorema y me alegré porque es la primera vez que en una mujer tan segura vi confusión porque en el rostro de ella vi unos ojos como confundidos, como que miraban a Jato y trataba de testearlo, de ver su interior y es como que así como ella era impenetrable conmigo, Jato era impenetrable con todo el mundo, no se podía entrar a su interior. Hablaba con monosílabos.

Fue una vida bastante difícil porque no podía disfrutar de nada, en mi mente estaba primero la figura de mi padre, aquel padre que ya no era el que fue, en mi mente estaba el querer acceder a ella y vengarme, estrujándola en mis brazos y lanzarla cual ropa vieja que no usas o quizá ponerle las manos al cuello y apretar.

 

Interlocutor: ¿Qué engramas te quedaron que estés arrastrando de todas aquellas emociones que cuentas de aquella vida?, ¿qué crees que puede estar afectando a tú 10%, encarnado, en este momento?

 

Entidad: Insisto en que en cada vida es diferente, pero seguramente engramas de frustración. Los engramas de frustración te condicionan de tal manera... tú puedes tener diez vidas, cien vidas luego de aquella que estoy relatando y las frustraciones actúan de otra manera, pueden de alguna manera coartarte los caminos en proyectos, en situaciones a blanquear, en trato con algunas personas, en entender que no todo el mundo comprende tu manera de ser, de actuar.

Mi rol actual es distinto a aquel, mi historia actual es absolutamente distinta a aquella. Mi 10% actual no alberga ese rencor que albergaba en esa vida. Como thetán, como espíritu entendí que aquel fue un rol y una vez que uno deja determinada vida ese rol deja de ser.

 

Interlocutor: ¿Te sientes más aliviado, ahora, luego de haberlo contado?

 

Entidad: De alguna manera sí, Habiendo repasado parte de la historia es como que hay cierto alivio, no es un alivio completo, la historia es mucho más larga de lo que he relatado hasta ahora pero...

 

Interlocutor: Si te parece continuamos en una próxima sesión.

 

Entidad: Te lo agradezco infinitamente.

 

Interlocutor: Gracias por estar aquí y bueno, toda la Luz. Hasta todo momento.

 

Entidad: Hasta todo momento.

 

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