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Psicoauditación - Rodrigo S.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 30/04/12
Médium: Jorge Raúl Olguín

Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Rodrigo S.

Relató una vivencia en que a pesar de que fue feliz le quedaron miedos al mar y a lo relacionado con él. Le deja a su 10% consejos y conceptos relativos a entender que la autovaloración no es ningún ego y que hay que estar derecho para levantar a otros, y que no debe demostrar nada ni esperar la aprobación de nadie sino de sí mismo, porque él es el dueño de su vida.

Sesión en MP3 (2.320 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: Gracias interlocutora.

 

Interlocutor: ¿Cómo te encuentras?

 

Entidad: Bien por un lado, con inquietudes por el otro. Tuve una vida pasada en lo que hoy se conoce como un lugar de veraneo, de esparcimiento, de distracción que conocéis como Acapulco. En esa época mi familia era una familia de pescadores. No es que a mí no me gustara el mar pero de pequeño tuve una mala experiencia a los cinco años.

 

Interlocutor: ¿Qué te ha pasado?

 

Entidad: Mi tío Joaquín me obligaba -yo me llamaba José Salgari-, me decía "José, vamos a nadar". Y como thetán lo digo, que no sé si es un engrama de una vida anterior o lo que fuera pero es como que no me gustaba mucho el mar. Cuando empecé a nadar con el tío es como que le perdí ese temor. Un día estaba cerquita de la playa, estaba a 40 o 50 metros y me cogió un calambre en todo lo que es el muslo y parte de la pantorrilla derecha y me agarró un ataque de pánico, tragué agua y me desorienté, no sabía para donde nadaba debajo del agua. El ataque de pánico hacía que aspirara y tragaba agua. En ese momento como que perdí el conocimiento. Cuando lo recuperé estaba recostado boca arriba, me estaban reanimando dos señores jóvenes, estaba mi tío, mi padre. Y desde ese momento es como que no quise saber nada con nadar.

Cuando cumplí 14 años me querían llevar a la barcaza a que aprendiera con ellos cómo pescar, el manejar el velamen, arriar las velas o por lo menos hacer de cadete y limpiar la cubierta, pelar los pescados. Era algo que no me gustaba. Sentía como cierta...

 

Interlocutor: ¿Inseguridad?

 

Entidad: No, no, repulsión, no me gustaba. No me gustaba esa vida, no me gustaba el olor a pescado, me descomponía. No vomitaba ni nada pero me descomponía, me mareaba estar en la barcaza.

 

Interlocutor: ¿Te sentías inseguro, de todas maneras, en el agua? ¿Quizás temor a caerte al agua y que te vuelva a pasar esto que te había sucedido?

 

Entidad: Mira, los días de tormenta ellos salían. Mi madre se persignaba, se hacía la señal de la cruz y yo inventaba un dolor de estómago, un calambre, un dolor de cabeza, un dolor de brazos, hacía que renqueaba… Lo que fuera con tal de no ir con ellos. Yo quería mucho a mi padre, lo amaba. A mi tío le tenía un cariño tremendo pero, honestamente, era egoísta. Yo decía "Si les pasa algo voy a sufrir como nadie en la vida pero prefiero no estar ahí".

 

Interlocutor: ¿Pudiste decírselo a alguien, a tu madre o a tu padre en algún momento?

 

Entidad: No, mamá no. Mamá era una persona muy religiosa: "Todo está en manos de Dios, Dios sabe, menos averigua Dios y perdona, Jesús te protege...".

A ver, yo era religioso. Cuando cumplí 15 años entendía que… ¿confesarme? Primero que me parecía que el catolicismo era algo falso pero no lo digo por falta de respeto a Dios, para nada, porque Dios no es católico. Eso es un invento del ser humano.

 

Interlocutor: ¿Qué cosas te hacían pensar en eso? ¿Qué no te gustaba o qué no te convencía?

 

Entidad: El fanatismo. No me gustaba ningún tipo de fanatismo. No me gustaba cuando se adoraba a las imágenes, no me gustaba lo que había en mi región donde se adoraba a supuestos santos que en realidad eran un tipo de demonios, no santos. A veces había procesiones, para finales de octubre, que en lugar de festejar -festejar es una manera de decir- el día de fieles difuntos es como que se hacían procesiones venerando a la muerte, o sea, como si la muerte fuera un ser, algo que existiera, no el término de la vida física.

 

Interlocutor: Entiendo.

 

Entidad: Y me parecían ignorantes, esa sería la palabra, me parecían como ignorantes.

 

Interlocutor: Una idea controvertida, quizás.

 

Entidad: Pero fíjate tú que mi propia familia, siendo católica como era, ellos se vestían con otro ropaje y se arreglaban. Había lo que hoy se conoce como una especie de quermés donde vendían bebidas blancas, vendían pan casero, había adornos, negocios donde vendían velas aromatizantes, la gente salía a las calles. No quiero ni pensar lo que hoy sería lo que hoy se conoce como Distrito Federal, que en aquel entonces era un poblado pequeño. Obviamente que donde nosotros vivíamos era muchísimo más pequeño. Y no entendía esas costumbres.

Cuando cumplí 18 años ya tenía un cuerpo bien formad, estaba saliendo con una joven, Tomasa, que venía de lejos, de lo que se conoce como Mérida (Yucatán). Un día había una tormenta muy, muy grande y ya eran más de las siete de la tarde y la barcaza no volvía, y no volvió. Eran papá, el tío, el primo Jaime y seis tripulantes. Mamá ya era grande -acuérdate de la expectativa de vida de esa época era muchísimo menos que la actual- y yo quedé a cargo de ella pero nunca quise saber nada más con lo que fuera pescar. Ellos tenían un lugar donde vendían los productos cortados y con mamá decidimos vender, yo la convencí. Y con ese dinero yo me puse una tienda al lado de casa y vendía souvenirs, regalos. Y la que luego fue mi esposa me ayudaba y, bueno, prosperamos muchísimo. Mamá vivió muchísimo por lo que era la expectativa de vida de la época: desencarnó a los 69 años. Tuvo una vejez tranquila, feliz. La protegimos, le dimos cariño. Llegó a conocer a uno de los nietos. Tuvimos tres hijos y...

 

Interlocutor: ¿Tuviste una vida feliz, podríamos decir?

 

Entidad: Sí pero siempre tuve el engrama de no soportar -en esa vida, nada que ver con la actual de Rodrigo, que es una vida absolutamente distinta, con otras circunstancias, con otra manera de ser, con otras costumbres, con otro tipo de familia-.

 

Interlocutor: ¿Qué consejo le darías a Rodrigo para esta encarnación?

 

Entidad: Primero y principal que somos roles, que en cada vida representamos un personaje como si fuéramos actores de teatro, pero por otro lado, que no tome esta vida como pasajera porque cada vida es valiosa y queremos vivir porque tenemos mucho por hacer. Todos tenemos mucho por hacer y nuestra misión es ser felices. Y eso no es egoísmo porque si nosotros no somos felices no podemos contagiar el optimismo a los demás, no podemos ser útiles a los demás. Si nosotros nos planteamos dudas, replanteamos problemas, tenemos anhelos no resueltos, ¿cómo podemos estar en misión? ¿Cómo podemos tender una mano al otro? ¿Cómo podemos amar si nos sentimos que, a veces, nosotros mismos nos sentimos insuficientes? No nos podemos sentir insuficientes.

Entonces, sí, somos roles porque somos espíritus encarnados pero no importa. Al ser del plano físico no le tiene que importar eso, al ser del plano físico le tiene que importar como si fuera la única vida y la tiene que vivir al máximo. Al máximo no significa como un torbellino, apresuradamente, como esos coches de carrera que capaz que van a 200 km por hora y se estrellan, no, al máximo significa gozando cada momento pero no girando como si fuera un tiovivo que da cien vueltas por segundo sino aprendiendo a percibir el detalle, aprendiendo a observar al otro, aprendiendo a entender. Pero torbellino significa no quedarnos sentados en el zaguán esperando a que las cosas pasen; nosotros tenemos que ir en busca de las cosas.

 

Interlocutor: Nosotros tenemos que hacer que pasen, que sucedan.

 

Entidad: Nosotros tenemos que hacer que sucedan, tal cual. Nosotros tenemos que ir en busca del proyecto y caminar hacia la meta en todos los aspectos y entender por sobre todas las cosas que somos importantes y que nada ni nadie tiene que desviarnos de ese tema. Es cierto lo que dicen muchos thetanes compañeros -lo digo de esa manera para que me entendáis- que muchos tienen a sus 10% encarnados y dicen que a veces dependen de la aprobación de terceros: un jefe que te maltrata, una pareja que te ignora, un amigo que tiene más falsedad que una moneda de dos caras. Pero no debemos depender del amigo para ser feliz, de la pareja para estar acompañados o del jefe para que nos de comer, primero debemos estar completos nosotros y después transmitir esa completitud a un amigo, a una pareja, en el mismo trabajo, transmitir y entender que no a todo el mundo le vamos a caer bien pero eso es una cosa lógica que así pase, es obvio y no siempre vamos a gustar. ¿Pero por qué nos vamos a poner mal si no le caemos bien a tal o cual persona? ¿Qué nos importa tal o cual persona? Pero no lo digo en el sentido de que yo a esa persona la tengo que despreciar, no, para nada, yo no desprecio a nadie, quiero decir que si a tal persona no le caigo bien, bueno.

 

Interlocutor: No vivir de la aprobación de los demás.

 

Entidad: Es como que es su problema, no el mío.

 

Interlocutor: Exacto, así es.

 

Entidad: ¿Qué puedo decir de la vida actual? Como thetán, la mayoría de los thetanes que conozco no tocan la vida actual. De la vida actual puedo decir que tuve muchos altibajos, puedo decir que todavía no estoy definido, definido en el sentido de que no asumo mi verdadera importancia, lo que puedo dar. Es como si fuera un coche de calle, un carro que anda por cualquier pueblo y que ignora que dentro tiene un motor de carrera, lo ignora. Y adentro tenemos ese espíritu, que es un motor de carrera. Pero que tampoco se malentienda: no es un motor de carrera para competir, no tenemos que competir contra nadie, no tampoco tenemos que demostrarle a nadie.

 

Interlocutor: Es el motor que nos da la voluntad para poder soñar, alcanzar esos sueños y seguir adelante construyendo más.

 

Entidad: Quizá competir contra nosotros mismos pero quizá se entienda mal esa palabra. Tienen razón los maestros cuando dicen que el lenguaje es pobre comparado con el concepto, pero competir contra uno mismo significa que cada día queremos ser mejores, no para figurar ni para pararnos sobre un pedestal, ni para ser -como diríais hoy vosotros- narcisistas, no, no; asumir la propia valía pero no para refregárselo en el rostro a nadie, quizá sí cuando nos miramos al espejo refregar esa valía en nuestro propio rostro.

 

Interlocutor: De todas maneras es muy bueno que por medio de la actitud podamos reflejar lo que sentimos y lo que pensamos sin ser egoicos. Está muy bien que las personas puedan actuar, obrar.

 

Entidad: Por sobre todas las cosas obrar, por sobre todas las cosas. Un Maestro excelso dijo que nosotros somos los amos de nuestra propia vida y yo lo interpreto como que no que somos los amos en el sentido que hacemos lo que queremos y que a nadie le tiene que importar, no, porque eso sería atropellar al otro, no. Significa quizá lo contrario, como que nosotros no debemos dejarnos atropellar por nadie, tener dignidad, si se entiende la expresión. Pero la dignidad no se puede lograr sino asumimos que verdaderamente somos importantes.

 

Interlocutor: Se entiende, se entiende.

 

Entidad: Es muy sencillo el lenguaje porque quizás se entiende importante como pedante, como una persona...

 

Interlocutor: Vanidosa.

 

Entidad: Vanidosa. No, para nada. ¿Acaso el obrero, que es humilde, sencillo, no puede ser importante?

 

Interlocutor: Todos somos importantes.

 

Entidad: ¿Que haría el arquitecto sino tuviera los obreros trabajando para él? ¿Qué haría? Entonces, cada uno es importante en lo suyo.

Eso es todo, querida interlocutora. Y, ¿qué le puedo decir a Rodrigo que no le haya dicho conceptualmente en su cuerpo de ideas?: Que vaya para adelante con calma, paso a paso. Puede tener retrocesos pero que no busque excusas de que si un día hay un retroceso diga "¡Ah!, bueno, es porque ya estoy predestinado", porque no existe lo predestinado, no existe aquel que nace con estrellas y aquel que nace estrellado. Hay factores, pero son factores, todo puede modificarse.

Gracias por escucharme, querida interlocutora.

 

Interlocutor: Gracias a ti. Espero que te sientas más aliviado y te envío toda la Luz a ti y a Rodrigo. Hasta todo momento.