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Psicoauditación - Sourav |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 27/03/2024 Sargón, Kamal Sesión del 03/04/2024 Sargón, Kamal Sesión del 08/04/2024 Sargón, Kamal Sesión del 16/04/2024 Sargón, Kamal Sesión del 22/04/2024 Sargón, Kamal Sesión del 07/05/2024 Sargón, Kamal Sesión del 22/05/2024 Gaela, Anand Rani Sesión del 04/06/2024 Gaela, Anand Rani Sesión del 17/06/2024 Gaela, Anand Rani Sesión del 26/06/2024 Gaela, Anand Rani
Sesión 27/03/2024 Como teniente, compartir los pensamientos de su capitán acerca de lo que se les venía encima no le ayudaba a tranquilizarse. Ahora sabía que había enemigos a pocos años luz y que habría bajas.
Entidad: Me sentía incómodo con tanto peso sobre mis hombros. Entiendo que el capitán Alexis cuando organiza su tripulación sabe lo que hace, por su experiencia, ¿pero ponerme a mí como teniente número uno?, yo no sé si tengo la experiencia que tiene Balsertán o Alserván.
Me siento, ¿cómo podría explicarlo?, indeciso, pero no puedo demostrarlo adelante del capitán Alexis, obviamente daría la impresión como que él tuviera una cámara de rayos en los ojos y te viera por fuera y por dentro.
-Teniente Kamal, no veo el júbilo en tu rostro. -Mi capitán, usted me pidió que esté concentrado, que tenga atención. -Bien, bien, ponla entonces. Los otros tenientes junto con los demás alféreces están en la sala de holoordenadores. Si te fijas, Kamal, verás que la sala de ordenadores es tres veces más grande que en los demás cruceros. -La estuve observando, mi capitán. -Pero no me has preguntado nada. -No quería cometer una injerencia. O sea, usted sabe lo que hace. -¿Pero no te preguntas el por qué? -Entiendo, mi capitán, que está estudiando algo. -Te comento, Kamal. Los alféreces los elegí yo, son exactamente cuarenta y ocho, ninguno es para combate, eso no significa que no sepan manejar cañones protónicos, pero son todos investigadores, hay biólogos, hay expertos en telemetría de grafeno, de ultragrafeno, de ultracarbino y de una nueva luz especial que de alguna manera afecta a los campos energéticos. -Mi capitán, pero en ningún manual he visto eso. -No, es todo prueba, todo prueba. -Mi capitán, ¿pero por qué? -Porque suelo ser alguien que se anticipa a los acontecimientos. En estas semanas que pasaron, que hemos conversado y he conversado con otros tenientes y con otros capitanes, en mi mente tenía otros planes. -Recuerdo, mi capitán, que conversamos sobre mi falta de decisión, entonces no entiendo lo de otros planes. -Kamal, tengo la facilidad de estar hablando contigo y mi mente estar en otro lado. -¿Puedo hablarle con sinceridad sin que lo tome como falta de respeto? -Adelante. -¿Eso no sería una falta de cortesía, como que no me prestara atención? -No, porque no es sencillo de explicar. Yo te puedo prestando atención plena, puedo repetir cada palabra de los últimos cinco minutos que me has dicho, y sin embargo mi mente está elucubrando técnicas, tácticas, estrategias, ya sea de combate ya sea de defensa. -Yo no lo podría hacer -le confesé-, porque si estoy estando ensimismado en una conversación o prestando atención plena no podría estar con mi mente en otro tema. -Lo he hecho desde joven, y al hacerlo desde joven me ha servido para poder practicarlo. -¿De qué se trata, mi capitán? -le pregunté. -He enviado semanas atrás distintas naves pequeñas con capa de invisibilidad a años luz de distancia, fuera de lo que es la Federación Sargón, fuera de lo que es el sistema Prima, incluso fuera de lo que es el Imperio Fungo. -¿En función de qué, mi capitán? -En función de ver si había otras naves. El comandante Jon detectó una nave, pero prácticamente inofensiva. Armada, pero comparada con las técnicas de Sargón, inofensiva. Pero presumo que puede haber otras naves. -Mi capitán, ¿naves fungo? -No, naves fungo, no..., pero vamos a estar alertas. -¿Lo has comentado con los otros capitanes? -Les he comentado a los demás capitanes que estén en alerta máxima, no sólo contra los fungos, puede haber otros enemigos que se aprovechen de esta guerra. Siempre trato de estar un paso adelante. Ahora quédate aquí al mando, voy a la sala holoordenadores. -El capitán se marchó y me quedé pensando.
Eso es lo que anhelo el día de mañana, suelo ser una persona que posterga a veces por indecisiones, quizás el capitán me puso como número uno para que me temple, pero sé de muchas personas que en vez de templarse se han quebrado. Si tuviera que hablar de una táctica sería apoyarme en la seguridad del capitán Alexis, pero por otro lado me siento culpable porque el número uno, el que está después de capitán, su función es no sólo ser el segundo al mando sino también apoyarlo, no apoyarme en él porque sería un lastre, un contrapeso en lugar de un sostén. Pero obviamente eso me lo guardo para mí, eso me lo guardo para mí.
Como si me leyera el pensamiento volvió el capitán Alexis: -Toma asiento. -Sí, mi capitán. -Se sentó al lado mío. Adelante teníamos los visores que se veía todo el hiperespacio. Estábamos a velocidad luz tres. Mirándome me dice: -Kamal, sé lo que piensas, y alguna vez me has preguntado si yo era telépata y te respondí que no, por lo menos no conozco a nadie que sea telépata. Pero tengo una alta intuición, sé que te habrás preguntado cien veces por qué te nombré el número uno y no a Balsertán o Alserván. Podía haber llevado conmigo al teniente Furt, la teniente Sophía, que para mí es una de las más valiosas y la próxima capitana, es la número uno de la capitana Kirana, que está en el navío insignia de la flota. -Sí, mi capitán, me lo he preguntado. Y me siento honrado pero inseguro. Yo pensaba que, porque no lo voy a ocultar, que yo como número uno tengo que apoyarlo, tengo que ser su sostén y no su lastre. -Kamal, mírame a los ojos: tú no eres lastre de nadie, no te lo permitas ni siquiera pensarlo, tienes que aprender a respetarte, lo hemos conversado muchas veces, muchas veces. Además, los otros dos tenientes principales Balsertán y Alserván están alertas, están atentos; si bien ahora están con los técnicos de holoordenadores, están atentos. Tu trabajo de ser el segundo al mando no significa que no converses tus ideas con los otros tenientes, pero cuida a los alféreces, que algunos son nuevos, que nunca han participado de ninguna reyerta, por menor que fuera. Entonces tienes que transmitirles seguridad. Y puedes hacerlo, no te vas a quebrar. -Lo pensé. -Sé que lo pensaste, me lo dicta mi intuición. Pero no, lo que te puedo decir para que estés preparado es que presiento que la cosa va a ser mucho más grave, pero voy a evitar que la guerra nos cause víctimas, por lo menos la menor cantidad de víctimas posible. Hablé con el querido hermano, que podría ser un padre para mí, del sistema Prima y él está al tanto de mi pensamiento, también lo hablé por ultravisor lumínico con la capitana Kirana, le pedí por favor que no divulgue nada porque lo mío es solamente una hipótesis. -Pero mi capitán, no entiendo a qué se refiere -le pregunté. -Nada más espero que sea una hipótesis. Los exploradores que he mandado han captado otros signos de vida a años luz de distancia, les pedí que no se arriesgaran más y que regresaran.
El capitán quedó en silencio anotando en su holobitácora. Mientras yo estaba en el control de la nave, pero prácticamente no se veían otros signos de vida, por lo tanto me distendí.
Alexis me tocó con su codo mi brazo. -No te distiendas, no te relajes, tienes que estar atento al ciento por ciento. En un segundo pueden pasar muchas cosas. No te relajes. -¿Estamos dejando estela lumínica, mi capitán? -No, no, ningún crucero de Sargón deja estela lumínica. Y además de tener la triple capa protectora, doble energía más ultracarbino, cuando estamos en espacio normal a velocidad menos luz, tenemos capa de invisibilidad. La capa de invisibilidad que descubrieron mis técnicos, mis físicos se basa en ordenamiento de moléculas. -¿Digamos que toda la nave y nosotros somos trasparentes, por así decirlo? -No, lo trasparente dejaría una silueta, lo trasparente dejaría una imagen. Va más allá de la trasparencia. El agua es trasparente pero la puedes ver, en el vacío hasta puedes visualizar la atmósfera de un mundo debido a la luz de su astro. La capa de invisibilidad es un ordenamiento especial molecular que hace directamente que sea cien por ciento invisible. Además tenemos también invisibilidad térmica, porque hay aparatos térmicos que aun habiendo naves invisibles pueden captar vida, motores, campos de sustentación de vida en la misma nave, entonces la capa de invisibilidad es triple: es infrarroja, es ultravioleta, e invisibilidad común para todo tipo de cuerpo sólido.
Me quedé pensando en lo que decía el capitán Alexis. Y me quedé pensando también en mi persona, entiendo que uno no debe emular a nadie, mi trabajo no era imitar al capitán Alexis porque sería fingir su seguridad, su don de mando. Se trataba de ser uno mismo, yo teniente Kamal, tener seguridad por mí mismo, evitar postergaciones por convencimiento. Me faltaba mucho trabajo por hacer y nos sorprendió la guerra, ¡cuántas conversaciones más hubiera tenido con el capitán Alexis! Pero estábamos en el segundo crucero de la flota y había mucha tarea.
En ese momento se comunicó por ultravisor la capitana Kirana. -Capitán Alexis, ¿todo bien? -Todo bien, Kirana, estamos en campo abierto para todos los tripulantes. -Nosotros también. -Dime entonces. -Estuve elucubrando lo que me has contado, Alexis. De mi parte no me he quedado quieta, esto lo he conversado con la teniente Sophía y ella me comentó y me sorprendió que tenía una hipótesis similar a la tuya, Alexis. Mi capitán se quedó pensando y le contestó a la capitana Kirana: -En mi caso se trató de enviar naves de exploración. En el caso de la teniente, ¿cómo elucubró esa hipótesis? -Porque por su cuenta, hace aproximadamente treinta días de Sargón atrás, fue en una nave vigía hasta cuatro años luz de distancia. En realidad cuatro años luz no es nada, apenas llega a otro sistema, pero percibió perturbaciones espaciales, como naves que entran a velocidad luz y dejan cierta estela de perturbación en el vacío. Obviamente a ella no la captaron, al igual que nuestros navíos tiene su pequeña nave triple capa de invisibilidad. -¿No alcanzó a ver nada? -No, solamente una estela de una nave grande que entraba a velocidad luz, y no porque la hayan captado a ella. Pero a cuatro años luz es muy cerca. Vamos a ponernos de acuerdo y lo conversamos en privado, Alexis, con la primer ministro Nubia. En diez minutos de Sargón voy a mi sala personal, te pido por favor que vayas a la tuya y hacemos una holollamada conjunta por visor y le comentamos nuestra hipótesis. De todos modos todos los cruceros están en alerta uno, pero entiendo que es mejor tenerla informada. Mi capitán le dijo: -Estamos comunicados exactamente en diez minutos a partir de ahora. -Cortaron la comunicación-. Quedas al mando, Kamal. -¿Le comentará la hipótesis? -Le comentaré la hipótesis completa. Estate alerta en la pantalla del visor principal, estate alerta de los ultraradares y que todos los alféreces que estén en las pantallas telescópicas estén en contacto contigo. En la consola tienen las tres alertas: la amarilla 'precaución', la naranja 'posibilidad de riesgo' y la roja 'riesgo seguro'. -Estaremos alerta.
Y me quedé al mando. Por suerte se sentaron conmigo Alserván y Balsertán. Y fui sincero: -Me alegro que estéis aquí conmigo. -¿Te sientes inseguro? -me dijo Balsertán. -No, no pasa por ahí, siento demasiado peso sobre mis hombros, es la primera vez que me enfrento a un conflicto así. -Igual que nosotros. Pero estamos cubiertos.
Era psicológico. El hecho de que estén los dos tenientes a quien conocía al lado mío, uno a cada lado, me hacía sentir más tranquilo, como si ellos fueran, ¡je, je!, una cuarta capa de protección. A veces lo psicológico ayuda, a veces no, a veces lo psicológico te hace trabajar tu mente hasta paralizarte. Bueno, esa es la parte reactiva de mi mente que no quiero, trato de estar analítico pero me cuesta. Y además la incertidumbre. Lo que me comentó el capitán Alexis lo guardo para mí hasta que él decida comentarlo, su hipótesis, a todo el crucero. La mente te puede jugar a favor, la mente te puede jugar en contra. Pero depende de uno mismo, depende de uno mismo al fin y al cabo.
Sesión 03/04/2024 Notaba los efectos que la enseñanza personal del capitán le producía, empezaba a notar cambios en su ser. Pero al igual que construir un edificio, había que ir paso a paso. A la vez divisaba en la pantalla señales de lo que podría ser un mundo destruido hace tiempo. Esta era una de las cosas preocupantes.
Entidad: -Mi teniente... Teniente Kamal... -Me di vuelta. -Sí, alférez. -Fíjese en esta pantalla, se ve una especie de punto fantasma. -Lo estoy viendo, aguarde un segundo. Mi capitán -Alexis se dio vuelta-, el alférez vio un punto fantasma. -Fue al holovisor-. ¿Es una nave? -No, es algo que se ve a varias semanas luz, esto significa que esto es un hecho que ha sucedido hace semanas.
Hago un breve comentario. A veces se aprende mucho más escuchando que participando, y mi idea era aprender. ¿Aprender qué? Aprender varias cosas, aprender por ejemplo con el tema de la procrastinación, dejar de postergar. Y lo he hecho. Considero que lucho día a día con eso, pero considero que estoy a pasos de lograrlo. La baja estima, primero sentí un pánico consciente, no voy a decir inconsciente, un pánico real, de que me haya elegido para estar en su navío el capitán Alexis, pero por otro lado sentí como una fuerza de empuje a mi aprobación y eso fue bueno
Ahora, lo peor que puedo hacer es mentirme a mí mismo, por varias razones que voy a enumerar: Si me miento es como que si entrara en un lugar de confort y me quedo tranquilo, me digo a mí mismo: "He superado muchos obstáculos, he vencido mis debilidades, por lo tanto me siento más seguro". Hasta ahí todo bien. Hasta que de repente surge una situación la cual no puedo manejar y me invade el pánico, la indecisión, la inseguridad, y es como que ese castillo de arena se derrumba. Una vez le pregunté al capitán Alexis: -¿Cómo construyo mi propio ser? Y él me respondió: -Maneras hay varias, pero hay dos muy importantes, dos: la primera haz de cuenta que estás tallando una estatua, la segunda que estás construyendo un edificio. -¡Ajá! ¿Entonces? -Bien. Haz de cuenta que tanto la estatua como el edificio eres tú, Kamal. -¿Y qué es más fácil? -Ninguna de las dos es fácil, porque la estatua sin darte cuenta te confías y das un golpe en falso en el cincel y el mármol se parte, y tienes que empezar otra vez de cero. -Capitán, me lo está haciendo difícil... ¿Y la del edificio? -Recuerdo que semanas atrás me diste un ejemplo del castillo de arena. -Bueno, justamente estaba pensando en eso ahora. ¿Cómo hago para que el edificio no se me derrumbe como el castillo de arena? -Quizá sea más fácil que desbastar y tallar la estatua, quizá lo más fácil sea desbastar la piedra y luego ir tallando de a poquito, pero es más fácil lo del edificio si tienes conducta, paciencia y perseverancia. -Hasta ahora no lo capto. -Es muy sencillo, para levantar primero tienes que cavar. -Estoy entendiendo menos. -Cuando haces un edificio tienes que cavar los cimientos y cuanto más alto sea el edificio, más profundos tienen que ser los cimientos para sostenerlo. -¿Hablamos de una base? -No, hablamos de cimientos que sostienen la base, que a su vez sostiene el edificio. Los cimientos, la base, el edificio tiene que ser un sólo bloque, que es tu persona. Una vez que los cimientos estés sólidos es lo más fácil de contener porque están hundidos en la tierra. E l problema viene cuando empiezas a levantar un piso, dos pisos con columnas muy fuertes, resistentes. Cuando ves que están resistentes sigues construyendo, sigues levantando, pero no levantas hasta que las primeras plantas no estén firmes. Y así vas haciendo cada planta que vas levantando, cada piso, y de esa manera el edificio no se va a derrumbar como el castillo de arena. -Lo entendí perfectamente la parte de arquitectura. Ahora, cómo aplico los cimientos, la base y el ir levantando el edificio en mi persona, ¿es en mi cuerpo?, ¿es en mi mente? -Kamal, es en todo tu ser. -¿Cuál serían mis cimientos? -El respeto por tu propia persona. El respeto es lo que te va a dar seguridad en todos los aspectos. A veces puedes tener miedo a la exposición si te toman un examen de mapa galáctico, ¿por qué? -Sí, eso me pregunto yo, mi capitán, ¿por qué? -Porque en lugar de pensar en lo que has estudiado vas a estar distraído pensando en lo que van a decir tus profesores. No digo que te olvides de ellos, digo que te concentres en tu lección. -Bien. ¿Y eso qué tiene que ver con mi vida personal? -Porque los profesores pueden ser la gente, los profesores pueden ser alguien que te guste, que conozcas y que no te atrevas a encarar a la persona por temor al rechazo. -Bueno, eso me puede suceder... ¿Por qué? -Hablar con una persona, encarar a la persona se hace de manera sutil, con empatía porque no es lo mismo caer en gracia que ser gracioso. -No lo capto muy bien. -Claro. Puedes emitir una sonrisa de empatía sin necesidad de hacerte el cómico, porque la persona no te conoce y le puede caer como si tú fueras burdo, una persona que no se sabe comportar. El hablar con una persona no es como el depredador que va sigilosamente a cazar una presa, el entablar una conversación, el dar un examen, el conocer gente no es coger presas, es estar abierto. -¿Y de esa manera le caeré bien a todo el mundo? -No. -¿No? -No, Kamal. -Mi capitán, usted le cae bien a todo el mundo. -¿Quién lo afirma, tú? Te puedo asegurar que no, nadie le cae bien a todo el mundo. Pero no tiene que ser tu problema, Kamal. Entonces, volviendo al comienzo, si tú te respetas puedes lograr que el otro, la otra persona te respete, esa sería la base, los cimientos. Al respetarte vas a tener seguridad por tu propio ser y empezarás a lograr cosas, pequeñas quizá, pero logros al fin y al cabo. Y eso te va a transmitir seguridad. Y te puedo asegurar, Kamal, que los cimientos de cada ser son lo más importante del ser porque recién a partir de ahí el ser comienza a surgir en su edificio, en su mole.
Y me quedé pensando. No quise preguntar más porque me pareció demasiado apabullante todo lo que me dijo, lo tenía que discernir parte por parte. -Veo que tienes en tu muñeca un botón en verde. -Sentí pudor. -Pido disculpas, mi capitán, pero estaba grabando su conversación para volver a escucharla. -¡Je, je! Está bien, está bien. -¿Me podría explicar, cambiando de tema, qué es ese punto fantasma que pasó hace semanas? -Fue un ataque a un mundo. -¿A un planeta? Pero si se ve a semanas luz como una mancha fantasma pareciera una explosión planetaria. -Esperemos que no sea tanto. -¿Pero algo así sospechaba usted, mi capitán? -Sí. Obviamente todo esto lo voy a transmitir a la base, y obviamente al navío insignia de la capitana Kirana. Tómate un descanso de media hora, si quieres repasa lo que te he conversado. -Lo haré mi capitán. Pero ahora me quedé preocupado por esto que me contó del mundo atacado. -Momento a momento. Acuérdate de esa frase, "Momento a momento". "Paso a paso". -¿Es suya esa frase? -No, no es mía, es de una capitana. -¡Vaya!, una sabia. -Sí. -¿Es de Sargón? -No, no, del sistema Prima. No nos hemos visto muchas veces, pero las pocas veces que nos vimos hemos conversado mucho. Es muy sabia. -Bueno, espero tener el gusto de conocerla. -Lo haremos, porque mi idea es que no sólo mi tripulación sino todo en Sargón y todo Prima, de los Áunes, haya la menor cantidad de víctimas posibles. -Bueno, pero no creo que los fungos puedan contra la Federación Sargón y el sistema Prima. -Presiento que hay algo más, y eso es lo que sí me preocupa. En alguna oportunidad te enseñé que no hay que preocuparse, que hay que ocuparse, así que ahora voy a ocuparme.
Me palmeó el hombro, dio media vuelta y se marchó a hablar por su intercomunicador lumínico.
Sesión 08/04/2024 Su parte reactiva le dominaba al punto de discutir con su capitán, que le aconsejaba en temas personales, en comportamiento social y en autoestima.
Entidad: A veces soy presa de mis impulsos. Ojalá tuviera esos impulsos para atreverme con el sexo opuesto, pero hay algo dentro mío, algo que me pasó y tengo que escarbar en mi interior para saber qué es lo que me frena.
Recuerdo que la última vez el capitán Alexis me dijo: -Kamal, se trata de construir tu interior. -Claro -le respondí-, haciendo una buena base. -No -me respondió-, haciendo buenos cimientos, si no tienes buenos cimientos, la base por más firme que esté se te puede derrumbar, y si se derrumba la base, no hay edificio, no hay ser. -Y me costó entenderlo, todavía me está costando. ¿Y entonces por qué tengo impulsos ante otras cosas que me causan ira?
Si bien nosotros en el navío estábamos las veinticuatro horas alerta, obviamente dormíamos, pero apenas sonaba la alarma con la luz roja, dormíamos prácticamente vestidos y como el uniforme era poroso nos dábamos un baño de vapor que traspasaba el uniforme, obviamente el uniforme luego mediante un ordenador tenía una capa protectora, pero no cuando dormíamos. Y si bien estábamos como dije recién, las veinticuatro horas alerta, teníamos momentos para conversar, y bueno, aprovechaba que el capitán Alexis tenía minutos aunque sea, disponible para hacerle preguntas o comentarios. Y recuerdo que hablamos sobre los afectos. -¿Existen los afectos imposibles de conseguir? -Alexis es como que tenía esa dualidad que no me respondía 'sí' o 'no', tampoco me decía 'tal vez' o 'quizás'..., me decía: -Depende. -Entonces -le preguntaba- ¿depende de qué, depende de quién? -Puede depender de qué, de las circunstancias -me respondía-, o puede depender de quien, de tú persona o de la otra persona. Y no todas las personas son accesibles. -¿Por qué?, ¿por qué se creen listas, por que se creen mejores? -No, porque tal vez no sea su tiempo. -Bien, mi capitán. Si a mí me interesa alguien mucho y quiero, si se me permite el término, abordarla, ¿cómo sé si está lista, si está disponible? -Kamal, a veces puede darte señales y a veces no, es cuestión de intentarlo sutilmente. -¿Puedo hacerle una confidencia? -Por supuesto, Kamal. -Me gusta muchísimo, pero muchísimo, quizá la joven más bella que he visto en mi vida, la teniente Sophía. ¿Qué opina mi capitán? -Que no, que no vayas por ese lado, no se te ocurra ir por ese lado. -Me cogió una especie de ira. -¿Por qué, porque soy poco para ella?, ¿porque ella es la preferida no sólo de la capitana Kirana sino de ti, mi capitán, y de la primer ministro Nubia, o porque es una persona que piensa que los demás son insignificantes? El capitán Alexis frunció el ceño: -Llámate a silencio, te estás extralimitando. -Y no lo obedecí, no me llamé a silencio. -¿Por qué me tengo que llamar a silencio?, ¿por qué no puedo expresar lo que siento? -Porque te estás equivocando y muy mal, te estás equivocando y estás cometiendo un error. -¿Qué pasa? -Seguí insistiendo, mi ira me cegaba mi parte analítica y me estaba poniendo en riesgo con mi capitán-. ¿Acaso le a usted?, ¿acaso es su preferida?, ¿acaso salen en secreto? Porque veo la confianza que se tienen. -Kamal, te estoy disculpando por la confianza que te tengo, si otro teniente me hubiera respondido así ya estaría encerrado en un calabozo. -Enciérreme, no me voy a callar. -Me tomó de los hombros y me sacudió. Yo no era rival para él, pero obviamente no me iba a agredir, solamente me sacudió. -Llámate a control, cálmate y deja de decir tonterías. Tú error, Kamal, es sacar conclusiones apresuradas sin permitir que el otro te explique. Mientras no aprendas eso no vas a aprender más nada. Estoy haciendo un extremo uso de mi paciencia para contigo porque me sacas de mis cabales con tus presunciones estúpidas. -¡Ah! -Me serené después de suspirar-. Entonces explíqueme, por favor. -Ahora sí, quiero ese tono humilde. Pero no confundas, Kamal, tono humilde con sometimiento, nadie somete a nadie. Los grados son simplemente para ordenar una tropa, pero no es que los grados más altos sometan a los más bajos, por lo menos no en nuestras costumbres de Sargón, tono humilde significa que prestas atención y no dejas paso a tu parte reactiva y de esa manera puedes escuchar atentamente. La teniente Sophía es como una sobrina para mí, la quiero muchísimo, no soy ciego, reconozco que es la joven más bella de todo Sargón, pero yo no la miro como una mujer, jamás lo haría y te puedo asegurar que ella tampoco conmigo. Y justamente por eso me tiene la confianza que me tiene. -Bien. ¿Pero no tiene pareja? -No. -¿Y entonces por qué me dice que no puedo apuntar hacia ella, porque soy poco? -No vuelvas otra vez con ese tema tonto, sí tú te sientes poco es un problema tuyo, no de la teniente Sophía. ¿Lo entiendes? -Más o menos. -No, te lo explico, ¿te acuerdas que hablábamos del respeto? Si tú no te respetas, ¿cómo vas a pretender el respeto del otro? Si tú no te aceptas, ¿cómo vas a pretender la aceptación del otro? Si tú te sientes demasiado poco para alguien, ¿cómo vas a pretender que el otro te sienta importante? -¿Entonces qué es lo que sucede con ella? -Que su mente está en las misiones. Por ahora no le interesa nadie, por ahora no le interesa estar en pareja. Esto no significa que no sea un ser humano y le gusten algunos jóvenes, pero no le interesa comprometerse con nadie, en este momento su pareja es la misión, el estudiar, el profundizar, el crecer. Y ya tendrá tiempo, quizás el día de mañana cuando ascienda a capitana podrá frenar un poco su marcha ascendente y dedicarse a disfrutar de una pareja, de un paisaje, de conocer mundos que no estén en guerra. ¿Ahora lo entiendes? -Ahora lo entiendo perfectamente. Ahora lo entiendo perfectamente y me siento avergonzado por haber..., por haberme dejado coger por la ira. Y en su caso, mi capitán, ¿tiene en vista un amor? -¿Sabes lo que pasa, Kamal?, a diferencia tuya mis cosas me las guardo para mí. -¡Ah!, pero eso es trampa, me gustaría saber de su persona. -Y sabes mucho, sabes de mis misiones, sabes que conocí a una teniente en el sistema Prima muy inteligente, que luego la ascendieron a capitana. -¿Y con la capitana Kirana se pelean de verdad? -Alexis se encogió de hombros. -No, yo no me peleo con ella. -Pero veo que ella sí. -Yo pienso que me sigue el juego. -No, mi capitán, a veces está como exacerbada, como si quisiera ahorcarlo de verdad porque usted hace burlas, pero muy sutiles, y más de una vez le escuché decir a la capitana Kirana que con ella se comporta como un niño. ¿No será que ella es su punto débil? El capitán Alexis se encogió de hombros y me dice: -Me tengo que ir, te he dedicado demasiado tiempo. -Espere, por favor espere..., hay otra teniente que me gusta. -¿Cómo se llama? -Alberta. -La teniente Alberta, una morena muy muy simpática, muy hábil, muy inteligente sabe de ordenadores, sabe de armas, sabe de combate. Y no tiene pareja. Ve por ese lado. -¿Y dónde está Alberta? -Kamal, tú eres mi segundo, tienes a cargo la lista. En el tercer equipo de tropa está la teniente Alberta. -Perdón, ¿aquí en este navío? -Así es. Ella está a cargo de su pelotón de tenientes y alféreces, no creo que sea momento de hablarle de nada salvo que coincidan en un comedor, pero el comedor donde está ella está alejado del que estamos nosotros, ten en cuenta que es un navío gigante. No creo que sea el momento. Y más ahora que se aproxima una guerra mucho más cruda de lo que pensábamos. -¿No me va a comentar todavía? -Ya llegará su momento, lo que sí tengo para decir a toda la tropa de este navío es que otra civilización ha estallado un mundo, lo ha destruido. -¿Un mundo atacado por los fungos? -No, justamente un mundo fungo fue destruido. -Entonces fueron del sistema Prima. -No, lo primero que hicimos fue comunicarnos por ultravisor lumínico y ellos no han sido. Yo había visto a semanas luz como una especie de luz fantasma y sospechaba que un mundo había sido hecho cenizas. -¿Pero entonces, mi capitán, ¿qué?, hay otra civilización que está a favor nuestro en contra de los fungos? -No. Pienso, y eso se lo comenté a la capitana Kirana y obviamente a la primer ministro Nubia, que es una raza que aprovecha que Prima y Sargón están en guerra con los fungos para atacarnos a todos. -Tendría que ser una raza muy poderosa, mi capitán, Prima y Sargón por sí mismos son casi invencibles. -Es lo que te puedo decir, teniente Kamal. -Dio media vuelta y se marchó.
Y me sentía enojado conmigo mismo, primero por haber dejado que mi ira me domine y haberle respondido de una forma tan irrespetuosa al capitán Alexis, tres veces. Y fue bastante, ¿cómo diríamos?, bastante comprensivo para conmigo. Otro capitán con mal genio me hubiera encerrado en un calabozo sin comida, Alexis lo dejó pasar. Entonces tengo varios trabajos dentro de mi ser: evitar que la impotencia por no lograr cosas me despierte ira, evitar sentirme menos si una persona no me presta atención, y por sobre todas las cosas seguir construyendo los cimientos y la base de mi persona. De lo contrario va a ser difícil que logre mis cometidos, muy difícil, y eso que el capitán me ayuda muchísimo.
Sesión 16/04/2024 Su capitán, su referencia estaba preocupado, se acercaba una situación desconocida estaba preparando todo y las alternativas. Quizá él mismo también debiera solicitar colaboración.
Entidad: Hay muchas cosas que debo recapacitar porque a veces nosotros vemos nuestros propios problemas y no los de los demás. A veces por egocentrismo, a veces porque hay personas que son herméticas y no cuentan sus problemas.
Pero en un momento determinado, no puedo decir en una mañana, en una tarde, en una noche, porque a bordo de un crucero solamente tienes un holoordenador que te marca la hora, pero en la nave no es día o noche, directamente almuerzas, meriendas, cenas, desayunas de acuerdo a los horarios de la nave, que los horarios están adaptados a Sargón, el cuarto planeta de la estrella.
Bien. Tuve la suerte de encontrarme con un capitán Alexis dubitativo, pensativo a pesar de que él había detectado que había un peligro mayor, pero por primera vez lo noté vulnerable y me sentí mal, pero egoístamente no me sentí mal por él, me sentí mal por mí porque dije, vaya, si el capitán Alexis está vulnerable, ¿qué nos queda a los demás? No significa que esta vez me tocó escucharlo a mí, pero fue más un diálogo que un monólogo de mi parte, como los anteriores.
Recuerdo que le pregunté: -Alguna vez has comentado que has tenido una relación afectiva y te han engañado. -Me miró a los ojos con una sonrisa que fue más una mueca de tristeza. Y me dijo: -No pasa por el engaño, Kamal, pasa por la decepción. -Mi capitán, tú me has enseñado que no hay que tener expectativas demasiado elevadas, porque te frustras. -Y es así, es así, Kamal, pero tampoco puedes cerrarte con todos porque eso tampoco es vida. La persona te decepciona, y cuando la persona te decepciona sientes como un vacío en tu estómago, un vacío que te lastima. -Disculpa, capitán, ¿pero el vacío no se siente en el pecho? -Depende. Depende qué tipo de vacío, depende qué tipo de decepción, depende qué tipo de frustración. A veces no te frustras, porque no es que tengas expectativas, a veces directamente te decepcionas. -¿Pero no es peor una frustración, mi capitán? -No necesariamente, Kamal, a veces una decepción te daña más que una frustración. -¿Y fue la única vez? -No. Hace poco, antes de que comenzara esta guerra contra los fungos, conocí una joven en el sistema Prima, militar también, muy muy inteligente, muy muy inteligente, bella además, sin compromisos. Pero en una conversación donde hablaba sobre familiares, tenía familiares, y ella se hizo militar por decisión propia, no porque buscaba escapar de alguien, al contrario; su familia es de buena posición a nivel económico, no hablo de alguien de fortuna, pero sí de buena posición. Pero fallecieron con poco tiempo de diferencia ambos padres y ella tiene familiares y se desahogó conmigo comentándome su punto de vista, que tiene hermanos que son parásitos, que no hacen nada, que en realidad la mayoría de las cosas le corresponderían a ella, no a nivel legal pero sí a nivel moral. Y me sorprendió, pero no gratamente, todo lo contrario, sentí una enorme decepción viendo esa ambición desmedida. ¿Y sabes por qué pasó eso, Kamal? Porque ella es una persona muy cuidadosa, porque su mente estaba acelerada, una mente muy activada. -No, no lo interpreto eso, mi capitán. -Una mente sacada de quicio; y las mentes sacadas de quicio no razonan y sacan a relucir lo que verdaderamente piensan, lo que verdaderamente sienten y lo que verdaderamente son. Y sentí una tremenda congoja, pero no porque yo sintiera algo por ella, afecto sentía, nada más que eso, ¡eh!, nada más que eso, pero me decepcioné y me sentí muy mal, me sentí tan mal al punto tal de buscar una excusa para retirarme, volver a Sargón. Y estuve dos días sin ir prácticas de combate con los tenientes, sin hacer ningún tipo de ejercicio, encerrado cavilando, pensando en qué raros que son los seres vivos humanos, reptiloides, félidos, cánidos, muchos no muestran su verdadero ser, es como que lo esconden. Y eso cuando ves o notas cómo son te da una desazón tremenda. -Me ha pasado, mi capitán -le comenté-, he conocido amigos que me han despreciado y eso me ha bajado más mi autoestima, me ha bajado más mi valor para enfrentar situaciones. El desprecio de los demás, mi capitán. Aún sigo siento una persona insegura, gracias a nuestras conversaciones he avanzado muchísimo, muchísimo lo reconozco, pero ahora es como que volviera a sentirme algo inseguro porque, mi capitán, me pareces una persona tan templada, tan dura, tan parecida a una roca en tu fortaleza interna y sin embargo has mostrado tu vulnerabilidad. Alexis me miró y me dijo: -Kamal, todos somos vulnerables, todos, algunos en mayor medida, otros en menor medida, pero todos somos vulnerables. -¿Pero la emoción no es algo negativo? -Depende, Kamal, depende. Una persona que no tiene emociones de ningún tipo es una persona psicópata, es una persona que tiene que ser tratada por un médico de la mente, por un médico del cerebro. Yo he estado en Prima, estuve a punto de dejar la Fuerza, y bueno, no podía estar ajeno a esta guerra y... Pero pienso que en el futuro, si sobrevivimos, dejaré la Fuerza y gozaré de la campiña, del aire perfumado que hay en el sistema Prima Central donde tienes pequeños mamíferos que se suben a tu regazo cuando estás sentado en el césped, bichos que te lamen la mano, que se dejan acariciar o que te muerden muy suavemente jugando, y te recuestas en el césped y se acercan en confianza diez, quince pequeños mamíferos y los acaricias. -Me quedé pasmado porque no lo veía al capitán Alexis en esa tesitura. -Mi capitán, ¿eso no te hace vulnerable? Porque lo que estás contando es que sientes y sientes mucho más de los que demuestras. -Sonrió otra vez con esa mueca de tristeza. -Kamal, siento muchísimo más que la mayoría de las personas que conozco. -Mi capitán, ¿pero tener una máscara no es impostar, no es de alguna manera una hipocresía no mostrarse cómo es? -No, no, porque lo que vale es la intención. Una cosa es fingir lo que no eres para sacar ventaja de algo. Yo directamente no tengo por qué mostrarme al mundo como soy porque muchos torpes, muchos torpes lo tomarían como signo de debilidad. Y te aseguro que no tengo debilidad, soy muy fuerte. Es más, te comentaba que he sufrido desazones, no me debilitan. Tú me dices "Mi capitán, te veo vulnerable". Sí, vulnerable a nivel emocional, sí. Pero esas desazones o algunas frustraciones me hacen más fuerte. Pero tengo que tener cuidado conmigo mismo que esa fortaleza que supuestamente tengo no se transforme en un rencor. -No lo entiendo. -Claro porque el rencor normalmente tiene un objetivo; es como el odio, el odio no es algo generalizado, si odias es que odias a alguien, si tienes rencor tienes rencor porque alguien te lo provocó. Entonces no me permito tener rencor porque me enojaría conmigo mismo, pero sí la desazón me vuelve más fuerte. -Eso no lo había pensado -exclamé-, porque entonces los desprecios que he sufrido de mis amigos, el no atreverme a confrontar a una joven, ¿eso no es desazón? -Lo primero sí, Kamal, el que te desprecien te puede provocar desazón o frustración. El que no te atrevas ya sería una frustración para contigo mismo. Pero eso ya lo hablamos, no puedes lograr el aprecio de alguien sino te aprecias a ti mismo. ¿Te aprecias? -Por supuesto, ¿cómo no voy a apreciarme? -Porque una persona que se aprecia a sí mismo se respeta a sí mismo. ¿Tú te respetas? -Me encogí de hombros. -Pienso que sí. -Porque si te respetas a ti mismo no puedes permitir que los demás no te respeten. -Bueno, pero eso también depende de mi seguridad o de mi falta de seguridad como para tratar de imponerme. -Bueno, pienso que te va a servir el viaje en este crucero como primer teniente, te va a servir y mucho. Ten en cuenta que como primer teniente toda la tripulación está subordinada a ti. -Mi capitán, en realidad están subordinadas a ti. -Correcto, pero yo delego en ti. Si piensas que te pongo mucho peso sobre los hombros dímelo directamente y nombro a otro teniente para que te apoye. -Bueno, yo soy sincero, tener un segundo teniente que también tome decisiones conmigo cuando tú, mi capitán, no estás disponible no viene mal. -Kamal, está bien, eso lo acepto. Pero si no te templas ahora en esto que se avecina, que es mucho más grave de lo que todos piensan... -¿Estamos hablando de los fungos? -No, creo que se avecina algo mucho peor. -¿Peor? ¿En qué sentido, mi capitán? -Hay una raza, que sospecho que raza puede ser, ha destruido por completo un mundo fungo. Algunos deben estar desorientados diciendo "¿Cómo el sistema Prima o la Federación Sargón destruyen un mundo de nuestra periferia en lugar de atacar los mundos cercanos al sistema de ellos?". Algunos habrán caído en cuenta de que no somos nosotros, porque de ser así si llego a comprobar mi hipótesis, no digo teoría porque todavía no está comprobada, hablaríamos con el mando fungo explicándoles que o bien se vuelven nuestros aliados en vez de combatir contra nosotros o van a ser destruidos por esa raza. -Mi capitán, ¿está diciendo que esa raza es mucho más poderosa que los fungos? -Sí, sí, no tengo dudas. -¿Y ya tienes alguna estrategia armada? -La tengo. Tengo trabajando en secreto a muchos técnicos en holoordenadores y tienen firmado en mi holotablet que esto queda en secreto entre ellos, yo, la capitana Kirana y el mando central a cargo de la primer ministro Nubia. Por ahora la idea es de no alertar a nadie más hasta no confirmar mi hipótesis. -Esto que me dice mi capitán -exclamé-, hace que deje de pensar en mí, en el sentido de las cosas que me pasan porque ahora estoy viendo que hay un verdadero peligro. -Tranquilo, ¿acaso tú no dices que soy el mejor capitán de la flota? -Ahora lo miré y sonreía, ya había dejado de lado su parte vulnerable. Le respondí: -Y lo sigo afirmando y lo sigo afirmando. Pero por favor, cuando tengas, mi capitán, la certeza de quién es esa raza, házmelo saber. -Por supuesto. El comunicado será general. No solamente a los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares de Sargón sino a todos los sistemas de Prima. Te dejo al mando, voy a descansar aunque sea una hora, estoy agotado. -¿Por lo que hablamos? -No no no no no no, estuve prácticamente lo que sería la noche, sabemos que aquí no hay noche en el espacio, pero lo que sería la noche estuve sin dormir trazando planes, ideas, estrategias, tácticas. Una hora no va alcanzar para reponerme pero más no puedo darme el lujo de dormir. Quedas a cargo. Dio media vuelta y se marchó. Y me dejó pensando en todo, en todo lo que hablamos.
Sesión 22/04/2024 Su capitán y él revisaban la nave, los controles, el armamento, las naves enemigas ya estaban cerca. Con los otros tenientes revisarían el plan.
Entidad: No era cierto que me encontraba más calmado, principalmente porque no lo veía calmado al capitán Alexis, tampoco lo veía nervioso, simplemente concentrado. -Teniente Kamal, acércate. -Sí, mi capitán. -Me voy a ocupar de los controles. Quiero que supervises a todos los técnicos de holocomputación, tenemos muchos que ya han trabajado conmigo, pero los tres principales son: los que trabajan con la vibración ultralumínica azul, los que trabajan con genética avanzada y los que trabajan con la cuádruple capa de invisibilidad. O sea, Kamal, no nos pueden detectar. Obviamente no a simple vista, tampoco por radares sónicos, tampoco por luz infrarroja, tampoco por luz ultravioleta, y tampoco por cualquier otra vibración lumínica porque estamos blindados por completo. En el hangar ocho tenemos cien naves flecha... -Mi capitán, explícame, por favor. -Las naves flechas tienen un formato distinto a las naves biplaza, primero que son naves para cuatro plazas y hay un quinto lugar para el que maneja el holoordenador de conducción. Son flechas ultralumínicas. Y los otros cuatro tripulantes cada uno se va a ocupar de lo suyo. -Mi capitán, ¿pero qué función cumplen esas naves flecha? -Primero, tienen también cuatro blindajes de invisibilidad, así y todo pueden dañar a grandes cruceros. -¿Portan misiles protónicos, bombas de vacío, algo? -No, Kamal, no. Tengo preparado desde hace tiempo atrás, los he hecho practicar con simuladores a alféreces, varones, mujeres, humanos, reptiloides, cánidos, félidos para que sepan cómo maniobrar con las naves flecha, esto es algo que solamente lo sabían mis técnicos de holoordenadores, y obviamente por sentido común se están dando cuenta para qué sirven las naves flecha. -¿Me lo explicarás? -En su momento, en su momento. Quiero que controles que esté todo en orden y preguntes que si algún técnico tiene alguna duda te la diga y me la transmites. Mientras tanto voy a hacer un trazado galáctico de la dirección que va ir cada nave flecha. -Mi capitán, había comentado que había detectado cruceros extraños incluso atacaron y destruyeron un planeta fungo del otro lado de la periferia del imperio. -Correcto. Y se están acercando. Su objetivo no es, estimado Kamal, atacar a los fungos, lamentablemente los fungos están de paso, el objetivo de esta raza es atacar Sargón. Y ya hemos detectado con naves, no flecha, con otras naves, que tienen un armamento muy muy sofisticado. -Seguramente tan sofisticado como el nuestro. Ignoro si han descubierto la bomba de vacío. -Interpreto que no, pero estoy abierto a todas las posibilidades. Entonces mi idea es ganarles de mano. -Mi capitán, quisiera interpretar esa frase, ¿qué significa ganarles de mano? -Golpear primero que ellos. -O sea, ¿comenzar la batalla? -No es mi idea. -No lo estoy interpretando, mi capitán. -Ya va a llegar el momento, no quiero aturdirte con mis pensamientos. Quiero que primero te encargues de ver que todo está bien con los holoordenadores, porque es la base de todo lo que estoy trazando. -Así lo haré, mi capitán. -Lo dejé en la sala de control y me marché.
Hable en general a uno de los sectores y les dije: -Simplemente quien tenga una duda levante la mano. -Nadie lo hizo. Me sentí conforme, era gente muy preparada.
Fui al segundo sector, al tercero, al cuarto, hasta el sector número dieciocho y todos, todos estaban con cero dudas, sabían lo que tenían que hacer. Subí al aparato que ascendía o descendía de niveles y bajé al hangar donde estaban las naves flecha. Verdaderamente eran naves triangulares, pero no equiláteras sino como punta de flecha, por eso el nombre de nave flecha, de un color plateado brillante.
Uno de los alféreces se acercó: -Mi teniente... -Acércate, alférez. Reconozco que es la primera vez que veo estas naves, son imponentes, pequeñas pero imponentes. -Mi teniente -me dijo el alférez-, viajan a velocidad ultralumínica y ya le habrá comentado el capitán Alexis que tienen cuádruple capa de invisibilidad. Yo soy uno de los que va a viajar en esta que está viendo, mi teniente. Apenas despega ya directamente queda envuelta en la cuádruple capa de invisibilidad y en diez segundos puede llegar a velocidad ultralumínica. -¿Sabes cuál es el destino, alférez? -Una hora de Sargón antes del despegue, a cada uno de los tripulantes de estas naves flecha nos van a dar el destino. -Eso es lo que está haciendo ahora seguramente el capitán Alexis. -Entiendo mi teniente que usted sabe que se han avistado naves extrañas con armamento poderoso. -Así es, pero es lo único que sé. -Interpreto, mi teniente, por sentido común que nuestras naves flechas irán al encuentro de los cruceros. -Alférez, entiendo que un crucero como lo interpreta el capitán Alexis puede borrar en instantes a cien naves flecha. -Sí, mi teniente, podría si nos avistaran, si nos percibieran, pero no lo pueden hacer y nosotros tenemos la ventaja de que estamos equipados igual que este navío que es el segundo de la flota, vibración azul ultralumínica, y podemos detectar cualquier nave que tenga capa de invisibilidad. -Entiendo, alférez, que si esos enemigos tuvieran también el desarrollo de la vibración ultralumínica azul, podrían detectar las naves flecha. -No, porque justamente el tener cuádruple capa de invisibilidad ni siquiera permite que nos detecte una vibración azul ultralumínica. -Bueno, ¿están todos aquí en el hangar? -Así es. -¿El micrófono principal?... -Es este, mi teniente. -Cogí el micrófono-: Alféreces, en poco tiempo saldréis en misión. Mi nombre es Kamal, soy el primer teniente de este navío, no les voy a decir que estén alerta porque ya están todos con una práctica total, sólo les voy a desear el éxito y que no tengamos que lamentar ninguna pérdida de nuestra parte. -Le entregué el micrófono al alférez. Le dije-: Suerte. -Sonrió. Caminé y me di vuelta-: Tú sabes, alférez, que la suerte es relativa y que hay que acompañarla, pero confío en todos vosotros de la misma manera que confío en todos los técnicos de holoordenadores.
Me marché otra vez al elevador y volví a la planta de holoordenadores. Supervisé, estaba todo normal y eso me daba tranquilidad. Llegué a lo de Alexis: -Permiso, mi capitán, le paso el parte. -Adelante. -Sala de ordenadores de la uno a la dieciocho todo en orden. Me tomé el atrevimiento de bajar al hangar donde están las naves flecha, prácticamente son 'punta de flecha' y son alucinantes. Primero me preocupé porque el brillo las hacía, en el espacio, extremadamente visibles. Uno de los alféreces me dijo que apenas salen de la atmósfera que rodea el navío, automáticamente viene la invisibilidad. Pero tengo una pregunta, mi capitán, este navío es gigante, pero detecto con los aparatos que hay aproximadamente un metro, según la medida de Sargón, de atmósfera que rodea el navío ¿por qué?, ¿a qué se debe? -En realidad, Kamal, no es una atmósfera como la que tú ves en un mundo, vendría a ser una extensión de la capa de invisibilidad cuádruple. Si tú te alejarás nada más, con una nave a cien metros medida de Sargón, sólo a cien metros, no percibirías el navío con ningún aparato inventado por nosotros por lo menos. -Vaya. Vaya. -¿Cómo estás, Kamal? -Un poco nervioso, se me seca la garganta. -Toma. -¿Es agua? -No, es un líquido para toda la parte de la tráquea, la laringe, la faringe, la parte de esófago, con zumo de una fruta especial. Tómalo. -Tiene muy buen sabor. -Eso sería lo de menos, verás que te va a quitar la sequedad de la garganta, de la parte del esófago, ya no vas a toser. De vuelta pregunto, ¿cómo estás? -Nervioso por lo que se avecina, absolutamente nervioso. Me siento por un lado bien porque me siento sostenido por su persona. -Apreciado teniente, Kamal, tú, como teniente número uno tienes que ser mi sostén no en el sentido emotivo, no en el sentido de fuerza, mi sostén en el sentido de que yo tenga la seguridad de que puedo delegar en ti cuando se presente algo de presión o cuando algo escape a mi control. Ya te lo he dicho la vez pasada, no te voy a reemplazar como número uno, pero si sientes que el peso de estar a mi lado es mucho, hay otros tenientes que pueden acompañarnos. -Me basto. -No lo digas por ego, no lo digas por ego, Kamal, el ego no es solamente la inseguridad, el ego también es creer que podemos hacer más de lo que... de lo que podemos en realidad, y no te sientas menos porque haya otros tenientes que nos acompañen en las decisiones y que también tengan carta blanca, o sea, el permiso de mi parte para poder opinar en el caso de que tuvieran alguna estrategia mejor a la mía. -Me parece bien, mi capitán. -Bien. Ahora nos vamos a juntar con tres tenientes más y vamos por fin a develar mi pensamiento, mi hipótesis, que ya se transforma en teoría porque está comprobada, y les diré el peligro real. Por eso les voy a pedir el mayor temple posible. Además, este es un navío gemelo del navío insignia que comanda la capitana Kirana, que el de ella sea el navío insignia es por decisión de la primer ministro Nubia, pero tienen el mismo armamento. Incluso armamento que yo fui, de alguna manera, creando se lo he pasado por ultratransportador a la nave de Kirana. -Mi capitán, a veces parezco neófito en algunas cosas, es como que cuanto más estudio pareciera que menos sé... ¿Qué es un ultratransportador? -Es un transportador ultralumnínico que es cien veces más potente que el teletransportador común. -Vaya, esto lo desconocía. -Es una hipótesis que se las he dado a estos maravillosos técnicos de holoordenador y ellos llevaron a la práctica mis ideas. -O sea que, mi capitán, ¿tú has creado el ultratransportador? -Lo he ideado mentalmente. Ellos, ellos son los que se llevan el mérito. Yo solamente les he dado un croquis con formulas. -Mi capitán, lo admiro, ha estudiado bastante. -Vivo estudiando. Por eso cuando tú ves que dejo una conversación y me voy no es siempre para hacer ejercicios con otros tenientes o preparando tropa, sigo estudiando Y no pienso dejar de hacerlo. -Llegaron los demás tenientes. Me miró el capitán Alexis-: Kamal, a Balsertán lo conoces, a Alserván también. Bien, este es el plan, esto es lo que vamos a hacer con todas las naves flecha que ya están preparadas para partir, pues esos gigantescos cruceros ya están bastante cerca.
Sesión 07/05/2024 Se le estaba echando su mundo encima, estaba perdiendo su fe en él mismo, en lo que había avanzado, en lo que había aprendido de cómo ser, cómo actuar, se encontró desnudo ante sí mismo sabiéndose incapaz de cumplir con lo que se había prometido ser, hacer..., con lo que le prometió a su capitán de haría, que cumpliría. Y pensaba que quizá el capitán se había equivocado al proponerlo como teniente número uno, pues cada vez se veía más distante de ser cómo se esperaba de él.
Entidad: Atreverme. Siempre tuve dudas sobre si los pasos que doy son por forzar el atreverme o gracias a las conversaciones con el capitán Alexis ya me están saliendo en forma natural. ¿Si le miento a otra persona? Aparte de mentiroso sería hipócrita, pero más hipócrita sería mentirme a mí mismo. Y pienso que ante situaciones límite no soy capaz de atreverme. Incluso en situaciones no límite pero que en mi mente pueden resultar conflictivas me cuesta. Me cuesta y me cuesta mucho.
Una de las cosas que tengo, con respecto al no atreverme a hacer cosas, al proceso de procrastinación, donde muchas veces postergo y a mí mismo me doy escusas. Y después me pongo a pensar: ¿Qué me pasa? ¿Qué pasa por mi mente? ¿Me estoy me mintiendo a mí mismo poniéndome escusas? Excusas le puedo poner a los demás, ¿pero ponerme excusas a mi propia persona? O sea, ¿qué hago, me engaño a mí mismo?, porque si hago eso esto estoy retrocediendo, porque estoy inventando ya no un lugar de confort real sino un lugar de confort en mi mente. Y eso es peligrosísimo, porque el autoengaño, es como un círculo vicioso o como un laberinto sin salida. No puedo, no debo.
Y la aprobación. Por momentos me siento orgulloso y seguro de mí mismo de ser el teniente número uno del segundo navío de la flota, pero cuando el capitán llamó a Alserván, a su amigo que siempre estamos juntos y a otro teniente que no recuerdo el apellido me puse a la defensiva. ¿En qué sentido me puse a la defensiva, a la defensiva en el sentido de que yo sólo no basto para interactuar con el capitán Alexis? En una de las conversaciones le dije: Mi capitán, le pido disculpas por una pregunta que puede parecer atrevida, ¿pero los demás tenientes serían una suerte de "refuerzo"? Y Alexis me dijo: "No, simplemente que estamos haciendo una reunión entre el capitán y los cuatro tenientes principales, porque ahora sí voy a poder contarles mi teoría que ya no es una hipótesis, de que estamos ante un enemigo muy muy peligroso, y que seguramente tiene tanto poder como Sargón.
Cuando nos juntamos todos éramos los cinco principales, en un costado de la sala de mandos, que es la sala principal del capitán, no su habitáculo, que no está en el nivel de la zona de mandos pero sí una cabina al lado del control de mandos para que podamos hablar y que los demás no escuchen.
Y estando los cinco yo ya me sentía más tranquilo con las aclaraciones del capitán. Pero me cuestionaba a mí mismo, yo sabiendo las capacidades de Alserván, de su amigo y del otro teniente que era muy conocido en la flota pero nunca había estado con el capitán Alexis, yo como teniente número uno, honestamente, no entendía al capitán, porque tenía que aprender primero. El capitán me decía: "Para que los demás te respeten, tú te tienes que respetar primero. Para que los demás te quieran tú te tienes que querer primero. Para que los demás te acepten tú te tienes que aceptar primero". Lo que nunca me dijo el capitán, y que esto lo fui razonando yo, "para que los demás no me mientan yo no tengo que mentirme a mí mismo". O mejor, la frase sería: "Antes de mentirle a los demás debo aprender a no mentirme a mí mismo". Pero no mentirme a mí mismo, es como sacarme la venda de los ojos. ¿En qué sentido? En el sentido de, ¿cómo decirlo?, de ver el abismo delante mío y pensar "No, no estoy preparado para ser el teniente número uno. Si me dio el puesto para levantarme la autoestima es un profundo y enorme error del capitán Alexis. No conozco su vida, se habrá equivocado muchas veces, pero esta es la primera vez que veo en él una equivocación en presencia, que es el haberme elegido a mí como número uno. Estando Balsertán, ahora me acordé del nombre, estando Alserván y el otro teniente, Abella creo que se llama, que había nacido en otro sistema, pero era muy capaz, muy muy capaz. Muy muy capaz. Quizá algo tímido por el hecho de no tener la confianza con el capitán que sí tenía Balsertán y Alserván. Bueno, y yo mismo, Kamal.
Para mí fue una equivocación. Pero bueno, yo no podía contradecirlo. Sí, obviamente le pregunté más de una vez: ¿Por qué me elige, mi capitán, como número uno? Sabe mis debilidades, mis vulnerabilidades a nivel de mi estima, a nivel de aprender a atreverme, la misma procrastinación que no he logrado superar todavía. ¿Que estoy mejor que meses atrás? Sí. Sí. He meditado mucho las palabras del capitán. Es más; él me permitió con mi holomóvil grabar algunas conversaciones, pero me ordenó -y una orden la tengo que cumplir, sí o sí, que las conversaciones son privadas y que quedan entre él y yo. Y obviamente, no sólo estoy de acuerdo sino que tampoco... no por exponerlo a él sino por exponerme yo también. No me sentiría bien mostrar mi vulnerabilidad ante los demás. Sé que fingir es hipocresía, pero no es una hipocresía maliciosa, si se entiende la expresión, no es esa hipocresía de la persona hipócrita que busca sacar ventaja o que esa persona hipócrita que te palmea con afecto y luego te clava la daga; no no no no; mi hipocresía es inofensiva, es como que me pongo una máscara para no mostrar mis gesto de indefensión, a veces. Y de verdad, es algo que me cuesta mucho, es algo que me cuesta mucho. Al punto tal de que, y esto parece algo sacado de un cuento, pero por momentos me preocupa más como estoy yo que la situación inminente que estamos por pasar, el combate contra una flota, según el capitán Alexis, tan fuerte como la nuestra. Vaya. Es para tomarlo muy en serio. Pero bueno, llegado el momento nunca he dejado de prestar atención a mi deber como teniente. Es más, he conversado con los distintos alféreces que trabajan con los holoordenadores y que no sueltan prenda. Según Sargón Central significa 'hacen silencio', no responden por orden del propio capitán. Sabemos, por supuesto, que algunos se ocupan de hologenética, otros de la holoinformática, otros están con la holovibración y el recientemente descubierto rayo ultravibracional azul, que eso sí lo adelantó el capitán, puede perforar microagujeros de las capas blindadas más poderosas. No las de nuestras naves puesto que están blindadas también para el ultrarayo azul.
Bien. Si es cierto que me llevé la sorpresa cuando bajé al hangar y me encontré con la cantidad de pequeñas naves en forma de punta de flecha, que el capitán las llamaba las nave flecha, y él mismo le dijo en tierra, en Sargón, a los ingenieros cómo armar esas naves, y me sorprendió, porque yo ya no me preguntaba, "¿Cómo sabe Alexis?" sino que me preguntaba al revés, "¿Qué es lo que no sabe?". En realidad no es tan así, Alexis es un intuitivo por naturaleza. Él estudió ingeniería, pero en su mente ideó cierto tipo de naves, se junto con los mejores ingenieros espaciales y les dijo: Quiero esto, en tanta cantidad, y los ingenieros se lo hicieron. Eso sí nos comentó el capitán Alexis a los cuatro tenientes en su cabina. Le dije: -Permiso para preguntar, mi capitán. -Aquí estamos los cinco, estamos en una reunión informal les digo a todos los tenientes no pidan permiso, hablen obviamente teniendo su turno, no se sobrepongan. Coméntame, Kamal. -Claro. Mi capitán, dijo que esta hipótesis es nueva, que ahora se transforma en teoría, que descubrió que viene una flota quizá tan potente, que seguramente como toda la flota de Sargón, más cuando se vio a tanta distancia luz ese resplandor que luego se supo que era la destrucción de un mundo entero fungo. Y ahí su hipótesis se hizo teoría, demostró que lo que pensaba era cierto. -Así es, Kamal. -Pero hay algo que no entiendo. Las naves que tenía en su mente y que usted, mi capitán, le dijo a los ingenieros que las fueran armando para llevarlas en la parte más baja, en el hangar más bajo de los dos navíos principales, ¿cómo se adelantó a los acontecimientos? -No me adelanté. Balsertán pregunto: -¿Y entonces, capitán? -Pero tenientes, tienen que ser rápidos de mente, en algún momento van a ser capitanes -le dijo a Balsartán. -Explíquese, por favor. -Es así: Yo no me adelanté a ningún acontecimiento, estas naves flecha era para los fungos, para atacar a los fungos, para evitar bajas de parte nuestra. Yo aprecio cada vida pero si los fungos tienen poder para atacar nuestros mundos, mi tarea, como capitán de Sargón es elegir; y obviamente elijo Sargón, a quien sirvo, y a quien juré lealtad. Pero ahora van a ser útiles para estas nuevas fuerzas, que es muchísimo más poderosa que los fungos. Y les voy a explicar de qué se trata, porque las naves flecha van a llevar distintas cargas y también armas no detectables de vibración ultralumínica azul, que perfora todo tipo de capa energética. -¿Y eso lo va usar, mi capitán -pregunté-, para destruir los cruceros enormes de esa nueva amenaza? -No necesariamente. Pero para eso los reuní, para explicarles. Esta cabina es pequeña, pero tenemos holoordenadores, tenemos máquinas... Mi deseo es tomar algo caliente. Y me gustaría que me acompañaran. -De mi parte encantado -dijo Alserván-, justamente quería tomar algo caliente. -Bien, Kamal, ¿qué dices? -Sí, por supuesto. -¿Y tú, Abella? -También. -¿Lo dices de obligación? -No, no no no, también quiero tomar algo caliente. -Bien. Disfrutemos diez minutos de la bebida caliente y luego seguiremos la conversación. No hace falta que estemos en silencio, podemos comentar lo que queramos pero no hablemos ahora de la batalla, despejemos un poquito la mente y luego seguiremos la conversación.
Aproveché ese momento para quedarme en silencio, tomando mi bebida y pensando "Ya no hay marcha atrás". Y después me reía mentalmente sin hacer un gesto, y digo: Qué irónico, no había marcha atrás desde que acepté ser número uno en el navío, incluso antes de pisar el navío. Creo que no había marcha atrás desde que decidí atreverme. Decidir a atreverse no es atreverse puntualmente, pero por lo menos tomar la decisión de hacerlo va mucho más allá de tratar, como me dijo una vez el capitán Alexis: Tratar, todos tratamos. Llevarlo a cabo, pocos lo hacen. Bueno, yo salí al paso de ir más allá de tratar, y de a poco estoy haciendo, atreviéndome, levantando mi estima. Una vez el capitán me dijo, en una de las conversaciones en el planeta: Mi apreciado Kamal, nada es de un día para el otro, se necesita paciencia, perseverancia y voluntad para atreverse. Y esas palabras me quedaron grabadas. Pero ya estoy avanzando, y eso es muy valioso, por lo menos para mí y para mi ser interior.
Sesión 22/05/2024 Recién llegaba a una nueva ciudad en busca de trabajo, gente nueva. Era bueno en lo que sabía, informática, y sí que encontró trabajo, pero se sentía como explotado. Coincidió con un joven muy amable que dijo conocer a quién podía proporcionárselo. Conversaron de un montón de cosas.
Entidad: A lo largo de mis distintas vidas he tenido muchísimos engramas. Penemos la ingenuidad de creer que los demás van a ser como es uno, buscando buenos proyectos, un lugar de pertenencia, dejar de lado las indecisiones y respetarse. Pero a veces nuestro propio entorno, directo o indirecto, sabotea todo lo que queremos hacer.
Me remonto a cien mil años atrás, en mi primera vida en Gaela. En Gaela me llamaba Anand Rani, estuve en distintas ciudades del viejo continente buscando amistades afines, parejas afines, pero sólo veía llovizna e indiferencia, cielo gris y gente gris, y a veces se comenta que ante medidas desesperadas ellas fueron producidas por situaciones desesperadas. Bueno, eso no pasó en mí. Medité y a pesar de estar en situaciones desesperadas con trabajos temporarios, mal pagados decidí emigrar al nuevo continente, al sur a Plena. Varios me habían comentado que Ciudad del Plata era una capital que tenía trabajo. Yo había estudiado informática y un compañero me había dicho: -En Ciudad del Plata sueñan. Le dije: -No entiendo el significado, todos soñamos. -No no no, lo digo de manera burlona. -¿Por qué? -le pregunté-, ¿en qué sentido sueñan? -Piensan que van a hacer ordenadores personales, que cada uno tenga su ordenador. Pero son tan ingenuos que no tienen idea lo que costaría tener un ordenador personal. -Mira -le dije a mi compañero-, estudié informática y teóricamente se puede hacer. -¿Pero de qué hablas Anand? Un ordenador personal saldría una fortuna. -No es el primero que me dice que están fabricando ordenadores personales en Plena, en su capital Ciudad del Plata, por lo tanto iré hacia allí. Y me dijo con desprecio: -Anand Rani, sé de ti, has tenido en los últimos tres meses tres empleos, o no son compatibles contigo o directamente tú eres el que no es útil con ninguno.
Ignoré sus palabras de desprecio y con lo poco que tenía pude pagar un pasaje en avión a Plena. Cuando llegué a su aeropuerto tuve que coger un taxi que me llevó casi cincuenta minutos para llegar al centro, lo que sería la gran ciudad. Me sorprendió ver calzadas con empedrado, otras con un muy buen asfalto, había semáforos en cada esquina. Me sorprendía ver lo adelantada que estaba Ciudad del Plata.
Compré un ejemplar de El Pregón y me fijé en los avisos clasificados en la parte de informática. Buscaban un ayudante, obviamente que tuviera alguna experiencia en el tema. Y al día siguiente a primera hora me presenté. Quien mandaba allí era el señor Baltasar: -¿Cómo te llamas? -Anand Rani, señor. -Pero no eres del nuevo continente, eres más hacia el lado oriental, tu país de origen. -Sí, correcto. Pero estuve mucho tiempo en Amarís, en Saeta y no hay mucho trabajo en informática, como sí lo hay aquí. -Bueno, te probaremos una semana, si vemos que está todo bien te tomaremos definitivamente con un sueldo con recibo. -Bueno, le agradezco mucho, señor Baltasar.
Me pusieron en una sección a hacer un trabajo que lo hice fácilmente y por primera vez en tanto tiempo me sentí cómodo. Finalmente a la semana me pusieron lo que allí en el lenguaje coloquial se llamaba 'en blanco', esto significa que del sueldo me descontaban para jubilación y me descontaban para rentas. Pero no podía callar la verdad, no ganaba tanto como yo pensaba, no podía rentar una habitación. El señor Baltasar me dijo: -Mira, eres bastante bueno, Anand, detrás del taller tenemos un pequeño sótano, es húmedo, pero hay un camastro y tenemos unas mantas y un pequeño bañito, puedes quedarte. Le dije: -Sí, y le agradezco infinitamente.
Obviamente el sótano era más húmedo de lo que decía el señor Baltasar y el bañito era solamente para hacer mis necesidades, si quería darme una ducha no la había, apenas una pequeña piletita, un pequeño lavatorio con una canilla con agua fría, y no podía bañarme, entonces me lavaba como podía con el agua fría. Y justo era invierno. Por suerte tenía un par de mantas y dormía vestido. A la mañana a todo el personal que llegaba temprano le daban una taza con una bebida caliente y un poco de pan, lo comía con un tremendo apetito y seguía trabajando. Pero me sentía deprimido, yo pensaba que en Plena encontraría mi lugar de pertenencia y levantaría mi baja estima, al fin y al cabo tenía título de informático y lo que hacía era una tarea simple, sencilla, básica, con un sueldo miserable.
Un fin de semana voy a una plaza del centro y había un joven bien trajeado con una ropa que no me compraría ni con seis meses de sueldo, y se le había caído un llavero. -¡Joven! -le grité. Se dio vuelta-, se te ha caído el llavero. -Muchas gracias. Esto para mí es valioso -Me quedé en silencio y él siguió halando-, valioso porque aquí tengo la llave de mi coche, la llave de casa, las llaves de una oficina y si las hubiera perdido no tengo repuesto. Y ahora sé lo que debo hacer, hacerme un repuesto de todo. Te lo agradezco. ¿Cómo te llamas? -Anand, Anand Rani. -¡Ah!, no eres de aquí. -No, no -El muchacho era joven, prácticamente teníamos la misma edad, pero se ve que era un joven de fortuna. Se presentó: -Mi nombre es Pocho, esta es una plaza principal donde está la estatua de un prócer de hace dos siglos. -Vaya, qué interesante. -Mira -Me mostró una cámara de fotos-, ésta es un último modelo. puedo sacar las mejores fotos. -¡Qué bueno! -A propósito, ¿has desayunado? -No no no, los días de semana desayuno en el trabajo. -¿Qué haces? -Bueno, soy experto en informática, pero en el trabajo que estoy... -¿A dónde es? -En la Primera avenida, y como no me alcanza el sueldo para alquilar, el señor Baltasar, el dueño me permite dormir en el sótano. Pero ni siquiera tengo para bañarme, me higienizo con agua fría y me seco con una pequeña toalla y duermo en un catre duro como un banco de esta plaza. -¿Así que sabes informática? Te invito a tomar algo. -No, no quiero molestarlo. -No es ninguna molestia. Y tengo un conocido que te puede ofrecer un trabajo. A propósito, mi nombre es Pocho. -¿Pocho es un nombre? -No, es un sobrenombre, pero ya me conocen todos por ese apodo.
Me sentía incómodo; por un lado un deseo enorme de aceptar su invitación porque tenía un tremendo apetito, pero por otro lado era un joven desconocido y me parecía demasiado amable. Y en el viejo continente ese compañero que me despreciaba me decía "Ten cuidado con aquellos que son demasiado amables". Nunca me explicó por qué, pero me cogió desconfianza en la gente demasiado amable. Obviamente pudo más mi apetito y acepté su invitación. Había un bar muy muy muy elegante en una calle que era peatonal. Le digo: -Pero Pocho, ¿aquí no pasan automóviles? -No, es únicamente para el paseo de la gente. -Había unas vidrieras, unas marquesinas con ropa carísima. -Esto no lo había visto en mi vida. -Y entramos a la cafetería: los mozos, los camareros super elegantes. Y me dieron un menú, había tantas cosas para pedir... -Permíteme -me dijo Pocho. Me sacó el menú-, déjame pedir por ti. Dos cafés y leche -le dijo al camarero-, y dos croissants para cada uno. -En seguida, señor. -El café con leche estaba mucho más rico que esa bebida que me daban en el trabajo y los croissants mucho más sabrosos que la porción de pan que también comía allí donde trabajaba en informática. -¿Quieres dos más? -me preguntó Pocho. -No no, te agradezco. -¡Camarero! Dos más para el joven. -¿Tú no pides? -No, no, yo estoy bien. -Y me dio vergüenza. Me dio vergüenza porque él se conformó con dos pero intuyó que yo tenía hambre. No solo apetito, tenía hambre de conocimiento, hambre de tener amistades, hambre de congeniar con distintas personas. -¿Tenías pareja -me preguntó-, en el viejo continente? -No... -Pero me pareció raro que me preguntara eso. En ese momento entraron dos chicas muy muy muy bonitas, con vestido corto, y Pocho las miró. Y me dice: -¿Qué te parecen, no están preciosas? -Sí, sí, por supuesto, son hermosas. -Bueno, donde voy yo, en un club, son mucho más hermosas todavía las niñas.
Y me sentí tranquilo porque al verlo tan amable, con todo respeto por Pocho, pero yo no sabía si quería ser mi amigo o si buscaba mi amistad por alguna otra razón, pero me tranquilicé cuando miró a las niñas con ojos de... de lobo hambriento. Conversamos de un montón de cosas. En realidad el que más conversaba era yo y me extrañé, porque siempre me consideré una persona callada que guardaba mis cosas. Pero me dio esa sensación de confianza y me abrí, le conté los fracasos que tuve en el viejo continente en Amarís, en Saeta, en Porísido. Me dijo: -Mira, Ciudad del Plana no es la panacea, de la misma manera que hay oferta de trabajo también hay mucha demanda, has tenido suerte en conseguir ese empleo. De todas maneras, insisto, si vienes conmigo al club conozco una persona que te puede conseguir un empleo. Disculpa que me entrometa, ¿pero cuánto ganas? -Me dio vergüenza en decirle. Y me dijo-. Mira, puedes ganar tres veces más. ¿Te consideras bueno en lo que haces? -Sí, sí, Pocho, me considero bueno. -Bien. Yo tengo que hacer una tarea, tengo que ver a una persona por un trato que tengo que firmar. Hoy está lindo, está soleado, me va a llevar un par de horas... ¿Te incomodaría quedarte en la plaza y en dos horas te paso a buscar y almorzamos en el club? -No, no, por supuesto que no, Pocho, es una plaza bastante bastante grande. -En aquel punto de la plaza donde hay una bajada hay adolescentes que cambian revistas usadas y también cambian discos. -Qué raro, eso no lo vi en ningún lado. -Sí, incluso hay revistas que no se consiguen que tienen como treinta años y te dan tres por una. Es nada más para curiosear. -Iré. -Bueno, en dos horas nos vemos y almorzamos en el Náutico. Prepárate porque vas a ver las chicas más hermosas. -Sonreí. Pocho se marchó.
Si bien me interesaba conocer a una chica, en mi situación me interesaba mucho más esa oferta de trabajo en informática del conocido de Pocho, quizá mi vida diera un vuelco a favor. Lo necesitaba, necesitaba ese vuelco a favor. Necesitaba poder rentar un apartamento, poder darme una ducha con agua bien caliente, tener una buena calefacción, no tiritar por la noche cubierto con dos mantas durmiendo vestido para no pasar frío. No quería eso, no me lo merecía.
Aunque en este mundo había aprendido que las cosas no se ganan por merecimiento, no sé si es suerte o conexiones -bueno, en este caso por causalidad, por hacerle un favor al joven de alcanzarle el llavero que se le había caído-, mi suerte podría ser otra. Y estaba expectante, impaciente y nervioso. Pero el día estaba lindo y ya habiendo comido cuatro croissants, el apetito se me había pasado.
Sesión 04/06/2024 Le presentaron a una persona que abría empresas, hospitales fábricas de ordenadores. Tuvo la oportunidad de hablar con él y fue aceptado. También formaría parte de un grupo de amistades. Pero tendría que resolver un problema que tenía: procrastinación.
Entidad: A veces pareciera como que fuera despistado o distraído, de repente quedo con alguien en determinado lugar y quizá por nervios o ansiedad me olvido a dónde me encontraba con la persona.
¿Entonces qué hice?, me fui a la plaza del monumento. Atrás mío escucho: -¡Anand! -Me doy vuelta, miro. -¡Anand Rani! -¡Oh!, ¡Pocho! Nos encontrábamos aquí, sabes que estaba tan distraído que no me recordaba. -Ven, ven, sube, iremos al club Náutico, conocerás a los amigos.
En el viaje Pocho estaba callado. Encendió un cigarrillo, manejaba tranquilo en silencio, lo cual me parecía raro porque Pocho era una persona bastante comunicativa, habladora. No digo charlatán porque en la jerga coloquial de Ciudad del Plata charlatán se le llama al embustero, el que quiere venderte algo como si fuera una joya y resulta ser una fantasía, entonces estaría mal expresada la palabra charlatán, lo reemplazo por persona conversadora, comunicativa. Pero no, se mantenía en silencio. Y mientras viajábamos me ayudaba a pensar, tantas cosas tengo que resolver en mi mente. Tengo que resolver el dejar de postergar, el encontrar mi lugar de pertenencia, el hacer amigos de verdad. Obviamente me sentía... ¿cómo lo diríamos?, no nervioso, con muy baja estima. Tenía, por supuesto, estudios de informática, pero Pocho me estaba llevando a un club donde la persona tenía ropa que a mí no me alcanzaban tres meses de mi sueldo para comprármela. Lo único que me dijo Pocho es: -Mira, Anand, tú como muchos otros te confunde persona de fortuna con persona vanidosa. ¿Qué los hay? Sí los hay, pero también están por ejemplo como Clayton, este amigo que te quiero presentar que hace fundaciones, que dona dinero para abrir nuevos pabellones en los hospitales, que viaja al viejo continente. La vez pasada abrió un edificio, todo para investigación informática. Y aquí en Ciudad del Plata ni te digo. -¿Cómo 'ni me dices'? -Es una manera coloquial de hablar de Ciudad del Plata, 'ni te digo' significa 'si te lo digo te asombras'. -¡Je, je! -Me reía porque me costaba adaptarme al lenguaje coloquial de Plena.
Llegamos, entramos había un subsuelo. -¡Wow! -No, no te asombres Anand, hay otro subsuelo y otro subsuelo más. -Vaya. ¿Tenemos que subir escaleras? -No, tenemos un ascensor que nos deja en planta baja. -¡Ah, mira tú!, de donde yo vengo no existe planta baja, se dice primer piso. -¡Ah! Esa misma costumbre tienen en Beta en el país del norte, donde son, de alguna manera debido a la Orden del Rombo, un poquito supersticiosos, eliminaron el piso trece porque dicen que el trece es número de mala suerte. Le digo: -¡Pero eso es una tontería! -Obviamente que sí, pero bueno. -¿Pero qué, todo Beta piensa que el trece es mala suerte? -Sí, todo Beta. -Vaya. Bueno, allá ellos, ¿no es cierto? -Mira, no existe la mala suerte, Anand, existen las oportunidades. Obviamente existe la voluntad, la perseverancia. Ahora, tú de repente estás para encontrar un trabajo de informática y el sobrino del dueño, que lo único que hace es estar echado en un diván o en un sofá y el tío le da el puesto porque es familia, no, yo no diría que eso es mala suerte, yo diría que el empleador es un tonto, porque va a perder dinero, porque va a tener un sobrino que para lo único que va a server es para llevar el café a los demás empleados, mientras que tú, seguramente, le rendirías muchísimo más. Pero quédate tranquilo, eso lo vamos a hablar con Clayton.
Llegamos. Lo primero que invadió mi olfato fue un aroma a una loción, muy buena, una loción de Amarís, y también olor a tabaco rubio. Levanto la vista, un joven sonriente con un blazer azul con botones plateados. -Hola, Pocho, ¿él es Anand?, ¿de quién me hablabas? -Sí. -Me estrechó la mano con fuerza. -¿Cómo estás, Anand?, mi nombre es Jorge Clayton. ¿Qué toman? -Obviamente -dijo Pocho-, un whisky con hielo. -¿Y tú? -No, no, algo caliente. -¿Quieres un café y leche y un croissant? -Sí, sí, sí, whisky a esta hora no. -Te acompañaré. -¿No tienen camarero? -Sí. -¿Y por qué va Clayton? Me habías dicho que tenía la mayoría de cantidad de acciones aquí del club Náutico. -¡Ah!, le encanta servir. -¿Es servil? -No, no te confundas, es servicial. -Explícame la diferencia, Pocho -pedí. -Te la explico tal cual me la explicó Clayton a mí. Servil es aquel que trabaja en una oficina y con tal de quedar bien con el jefe hasta le lame los zapatos, figurativamente hablando. Una persona servil es capaz de traicionar a sus compañeros con tal de quedar bien con el patrón. La persona servicial es ciento ochenta grados distinta; es la persona útil, la persona que hace todo agradeciendo el poder ser útil, no importa cuánto dinero tengas en el bolsillo. Bueno, ese es Jorge Clayton. Obviamente a veces puede estar cansado de tanto pensar cómo organizar la semana y le pide la merienda al camarero; hay varios camareros que se turnan, pero él no tiene problemas en servir una mesa. -Y lo que decía Pocho me hizo pensar. Vaya, uno puede pensar que la persona es vanidosa por tener fortuna. Bueno, veo que hay excepciones.
Se sentó Clayton y Pocho vio una joven, una niña bastante bonita y dice: -Permiso, permiso, permiso voy a ver si puedo hablar con esta joven. -Cogió su vaso de whisky y se marchó.
Me sentí incómodo quedándome solo con Clayton, se cambió de lugar se puso en frente mío. Sonriendo me dijo: -Coméntame de ti. -Bueno, supongo que Pocho te habrá adelantado algo. No soy de aquí... -Se te nota, se te nota por tu acento. ¿Eres bueno en informática? -Honestamente sí. No voy ser modesto, me considero muy bueno. -¿Tienes trabajo? -Eeeh, ¡buf!, trabajos temporarios mal pagos. -Bueno, mira voy a abrir un nuevo local, supongo que Pocho te habrá adelantado que estoy fabricando ordenadores personales. -Explícate, por favor -le pedí. -Claro. Son ordenadores pequeños que en una caja un poco más grande que la de zapatos cabe el ordenador. -Vaya. -Y además en la parte de arriba tiene una pantalla a la que llamamos monitor, que es como una especie de televisor. -¿Pero transmite televisión? -No no no, es exclusivamente para el ordenador. Olvídate de las famosas tarjetitas que sacaban esos ordenadores de dos metros de altura, este lo tienes en tu casa, en tu oficina, en tu taller, donde sea. Y hasta tenemos un programa que te puede llevar las cuentas del mes, de entradas y salidas, o sea, lo que te entra y lo que gastas. Y lo importante, ¡je, je, je!, es que tengas saldo a favor. -Bueno, de parte mía acepto. -Eso sí, coméntame de ti, como persona. --Eeeh, no soy de hacer amigos. -¿Por qué?, ¿no te interesa hacer amigos, Anand? -No pasa por ahí... ¿Cómo te llamo? -No, dime Jorge, directamente. -No, no es por eso, Jorge, es porque me acuerdo cuando estudiaba que muchos me ignoraban, me trataban mal, o de repente otros eran amigos toda la semana y después un fin de semana los invitaban a una fiesta y a mí nadie me llamaba. -Aquí tenemos un refrán, Anand. -Dímelo, por favor. -Esa clase de amigos más vale perderlos que encontrarlos. -¡Ja ja ja! Me causa gracia, pero de verdad es un refrán maravilloso. -Bueno, aquí no tendrás ese, llamémosle inconveniente. La amistad significa lealtad. Es muy sencillo: ahora, de repente, si hay un grupo de amigos que les gusta ir a un museo a admirar pinturas y saben que a ti eso no te gusta, bueno te lo dirán, pero obviamente no te invitarán porque para ti sería un bodrio. -Bueno, en realidad sé apreciar cada cosa, pero tal vez prefiero ir a un lugar y escuchar algo de música. -Bueno, aquí los fines de semana después de las veinte horas más o menos, en el otro salón del fondo te puedes sentar a una mesa pedir una copa y escuchas todo tipo de música, a veces directamente ponemos discos o viene lo que se llama una banda. -Vaya. ¿Cómo una 'banda'?, ¿a qué le llamáis una 'banda'? -Bueno, en la jerga coloquial de Ciudad del Plata, 'banda' se les llama a un grupo musical. -¡Ah! Ahora entiendo. O sea, que tocan en vivo. -Sí, sí, sí. -¿Y cuánto hay que pagar? -Tú nada, tú eres parte del grupo. Absolutamente nada. El que viene de afuera sí, obviamente paga. Nosotros ya tenemos mesa reservada, nuestra mes. A lo sumo, si viene más gente se agrega otra mesa. -Yo no sé bailar muy bien. -Anand, esto es lo de menos. Mira, aquí no tienes obligación de nada. Si todos toman determinada bebida y tú quieres tomar otra cosa, te pides otra cosa, aquí nadie te obliga. ¿No quieres tomar alcohol?, nadie se va a burlar si no tomas alcohol. ¿No quieres bailar?, te pones cómodo, escuchas música, conversamos... -¿Tú bailas? -Sí -dijo Clayton-, bailo. -¿Qué cosa? -Todo tipo de temas, bailo lento, bailo música rápida. -¡Ah, bueno!, no tienes problema. -Bueno, en la semana hay una profesora. -¿Joven? -Sí. -No... -¿Me dices de tomar clases? -No, me va a dar vergüenza, va a pensar que soy un cavernícola. -¿Por qué?, ¿cuánta gente te piensas que baila bien?, no te sientas perseguido en ese sentido. La chica tiene un montón de alumnos varones y ninguno se hace problema. Además, es un salón privado aparte, no es que todo el mundo te va a estar mirando: "Mira, mira, Anand Rani está aprendiendo a bailar", no no no, es un salón pequeño privado donde se pone un tocadiscos, se puede poner música lenta, música rápida y te enseña. No es que a la semana o a los quince días vas a ser un gran bailarín, el tema es defenderse en la pista. -¿Y con respecto al otro tema? -¿El otro tema? -Sí, el tema de informática. -Por mí puedes empezar este comienzo de semana que entra, y de acuerdo a como te desempeñes es lo que ganarías. -¿Cuánto sería el mínimo? -Clayton me pasó el mínimo y suspiré. Eso es cuatro veces más de lo que pensaba que podría ganar-. ¿Y ese es el mínimo? -Sí. -Pero Clayton, hay muchas cosas por las que yo estoy pasando, tengo que superar mi procrastinación. -Voluntad, Anand, voluntad, yo no estaré siempre contigo, a veces viajo. Pero bueno, ¿te quedas hasta la noche? -Sí, sí me quedo. -Bien, te voy a presentar a otros amigos. Cada uno es distinto, algunos son cómicos, otros directamente conversan como Pocho, otros son más bien callados pero sinceros... Y si yo no estoy te pasaré el teléfono o ellos mismo te pasarán su teléfono, y cualquier cosa, cualquier apuro que tengas los consultas. -No, pero no quiero molestar. -Anand, nadie, nadie, nadie de nuestro grupo te va a dar el teléfono por obligación, si te dan el teléfono es porque le sale del corazón, porque eres uno más del grupo. -Lo miré y me sentí muy, muy, pero muy emocionado, muy emocionado. -La verdad, creo que encontré mi lugar de pertenencia. -Hay mucho todavía por conocer mucho, mucho, mucho. Pero vamos de a poco, vamos de a poco. ¿Qué te parecieron los croissants? -Honestamente, ¡je, je!, me quedé con ganas de más. -Espera... -No no no, llama al camarero. -No, no, quédate tranquilo. -Trajo una pequeña bandejita con dos croissants, uno me lo dio a mí y el otro directamente lo comió él. Nos quedamos callados comiendo-. Escucha, esta no es la parte de baile, pero sin embargo muy muy suave están pasando música. Disfruta el momento, no todo el mundo lo puede hacer.
Sesión 17/06/2024 Tenía largas conversaciones con su amigo, Clayton. Podía hablar con él de cualquier cosa y gracias a ello mejorar temas personales, que sí que iba solucionando, pero que seguían presentes. Su amigo le indicaba con qué orden debía dedicarse a ellos.
Entidad: -¡Anand, Anand Rani! -Me di vuelta. -Discúlpame, estaba pensativo. -Pocho me miró. -¿En qué pensabas? -He resuelto muchas situaciones. -¿Por ejemplo? -Arrastro muchas cosas de pequeño y me puse a pensar. -Coméntame, porque te quedas con los ojos mirando a la nada. -Sonreí. -A pesar del bullicio del salón principal del club yo estaba ensimismado con todas las cosas que había superado pero a su vez intimidado por todo lo que aún me faltaba por superar. -Pocho se ajustó el moño de la corbata, ese nudo en forma de moño, y me dijo: -Mirar, Anand, yo no conozco tantas cosas de la vida. En el fondo, salvo porque tengo dinero, en muchas cosas soy inseguro, no sé si estoy capacitado para, ¡je, je, je!, orientarte. Le digo: -Has hecho mucho por mí. Primero me has hecho conocer este lugar, a grandes amigos, me siento cómodo. Cambié mi concepto, pensaba que la gente de fortuna era toda egoísta y con aires de superioridad, y veo que no es así, por lo menos no en todos los casos. -Me miró fijamente y sonrió. -Mira, ahí viene Jorge Clayton, yo voy a aprovechar para servirme un trago. -Se paró. Clayton le dijo: -¿Te vas? -No, voy a tomar un trago en la barra. Te dejo con Anand. -Le extendí la mano y directamente me abrazó. -¿Cómo andas, Anand? -Con ese toque de simpatía. Le digo: -Desconcertado. -Explícate, Anand -me pidió Clayton. -Hemos tenido conversaciones muy muy interesantes pero todavía no tengo resuelto tantas cosas, tantas cosas. Sé que soy bueno en informática pero a veces es como que en mi vida personal siento como procrastinación. -Explícate. -Sí. Cuántas veces me han invitado a tomar algo a un bar de la Segunda avenida y de repente es como que me quedé en casa por... honestamente, no sé por qué. -¿Te incomodaba que hubiera doce o catorce personas en el bar? -Quizá. Yo suelo ser una persona, estimado Jorge, que busca conversar con tranquilidad. Por ejemplo aquí hay ruido de fondo, una música suave, pero podemos hablar perfectamente, y eso que es un salón grande y hay bastante gente. Pero justamente en ese pequeño bar de la Segunda avenida, no es que sea pequeño pero es una mesa larga de doce, catorce personas, conversan todos a la vez, y es como que me siento cohibido. -¿Cohibido por qué? La vez pasada fuimos, me senté a tu lado. -Te diré la verdad, no podíamos conversar, hablaba uno, hablaba el otro... -Bueno, hay algo que tienes que aprender, Anand, no siempre en todos lados y en todo momento podemos conversar. Me da la impresión como que tú, querido Anand, en todo lugar buscas hacer una sesión analítica. -¿Y está mal? -No no no no, Anand, no está mal, ¿pero porqué no te sueltas? -No entiendo el leguaje, no estoy encadenado. -A ver, Anand; soltarse significa disfrutar, no estar en todo momento pensando "Tengo que superar esto, tengo que vencer aquello, tengo que lograr levantar mi baja estima, la procrastinación". Disfruta, tómate un trago, cuenta chistes, y si no sabes chistes escucha los chistes de los demás, no toda ocasión es apta para conversaciones profundas. Yo mismo, que estoy todo el día ideando qué proyecto hacer, a dónde ayudar, necesito desenchufarme. -No, no entiendo, Jorge ese lenguaje, esa forma de expresarte. -Claro. En Ciudad del Plata, en lenguaje coloquial, desenchufarse es, ¿cómo podría decirte?, liberarte de las ataduras, sacar tu mente momentáneamente de los problemas, de las obligaciones, de los proyectos de mañana. Disfruta el momento. -Me cuesta mucho. -Bueno, pregúntate esto: ¿No será esto, Anand, uno de tus problemas? -¡Ah! Me perdí, ahora no te entiendo. -Hablamos de que te cuesta lograr una relación estable, hablamos de que te cuesta levantar tu estima, hablamos de que dejas las cosas para el día siguiente, hablamos de problemas, de problemas y de problemas. -Y sí. -No, no, Anand, el estar todo momento pensando en qué cosas mejorar, en qué cosas superarte también es algo a revertir, es algo a solucionar. Hay un momento para cada cosa. Te invito de repente a un museo de arte y no puedes pensar que "¡Ah!, pero mañana vamos a ir a andar en lancha", y al día siguiente vamos a ir a andar en lancha y te pones a pensar "Y no, no disfruto porque al día siguiente voy a trabajar en el ordenador". No, vive cada momento, cada momento es único. Hay que aprender a soltarse, a disfrutar ese momento y dejar la mente libre. -Lo entiendo, ahora estoy entendiendo. -Claro. Si vamos al bar de la Segunda avenida, aunque no tengas un tema para tocar, divertido, escucha los temas de otro. Por ejemplo, Luís Alberto Démez se va al otro extremo, él vive divirtiéndose. Y no te creas que no tiene dramas. -No, no los tiene. -Sí los tiene, Anand. Él se enamoró de una joven, pero se enamoró mal. -Bueno, eso tampoco lo entiendo. ¿Qué es enamorarse mal? O te enamoras o no te enamoras. -Bueno, esto es lenguaje coloquial de Ciudad del Plata, enamorarse mal significa que le pegó. -¿Ella lo golpeó? -No, ¡ja, ja, ja!, no no no, "le pegó" significa como que de repente ese amor le cayó y le dio una bofetada. -A ver, a ver, déjamelo traducir a mí. Darle una bofetada es como que Luís Alberto se dio cuenta que estaba sumamente enamorado, eso significa "lo golpeó". -Exactamente. -¿Pero qué es enamorarse mal? -Que se enamoró con todo. Pero ella no le puede ni ver. -¿La engañó? -A ver, no la engañó en el sentido de engañarla con otra chica, sino que se mostro como la persona que no era. -¡Ah!, ahora entiendo, fingió ser otra persona. Bueno, eso está mal, no es de buena persona hacer eso. -A ver, Anand, ¿qué opinas de mí? -Lo miré a Clayton. -Bueno, tú eres un mecenas, ayudas a todos. -Y sin embargo yo mentí, me hice pasar por quien no era. -¿Cómo? -Conocí a una chica, hace mucho tiempo atrás, que odiaba a la gente de dinero, "Que todos eran creídos, que todos eran malos, que todos eran egoístas, que explotaban a la gente pobre". Reconozco que los hay pero yo no era así -nunca fui así. Entonces tuve que fingir con mis amigos, que fueron cómplices de la mentira, pero no era una mentira para sacar ventaja, no era una mentira maliciosa- me hice pasar por un empleado de oficina para lograr conquistarla. Pero qué pasaba, en aquel entonces estábamos en el club Hípico, en la capital, y una chica que pretendía salir conmigo hizo una trampa y esta chica que yo quería se dio cuenta que yo le había mentido y que era millonario. Me costó muchísimo muchísimo convencerla de que era buena persona. -¿Y no lo lograste? -Sí lo logré, pero evidentemente la falla no estaba en mí, querido Anand, la falla estaba en ella. -¿Cómo?, no entiendo. -Estaba con Luis Alberto cuando me enteré que había fallecido mi papá y fuimos inmediatamente, no pensé en ese momento comunicarme con la que era mi novia que me estaba esperando en su casa porque había una fiesta. Nos quedamos toda la noche velando a mi padre, luego fuimos al cementerio -disculpa, Anand, que te toque este tema, cansado, ojeroso, triste. Con papá no me llevaba bien él era muy materialista, yo soñador, pero un soñador pragmático que podía llevar las cosas a cabo gracias a mi fortuna propia, yo no dependía de mis padres- y al día siguiente voy a ver a mi novia, no me dejaron explicarle lo que había pasado que había muerto mi padre. Su mamá me atendió malísimamente y luego ella me dijo de todo: que me ocupaba más de mi trabajo, que no me importaba lo que le pasaba a ella. -¿Y por qué no le contaste que había fallecido tu padre? -Muchos me preguntaron esto, y te responderé lo mismo que a los demás: porque no tenía sentido. Porque no me dejaron hablar ni la madre ni la hija. Además, tenía tanto dolor por la pérdida que honestamente no tenía deseos de explicarle nada. Me sentí como desilusionado. -¿Y nunca más la viste? -Te puedo decir por mis amigos que ella se enteró. Se enteró, pero le dio tanta vergüenza que no se animó a buscarme, que por otro lado yo no la hubiera atendido. Porque lo mínimo, querido Anand, y esto va para ti también, lo mínimo que merece una persona es ser escuchada, eso se llama respeto. Porque ella y su madre, por ego, me dijeron de todo porque no fui a la fiesta, pero no me dieron lugar a explicarles qué había pasado. -Dicen que el perdón es sanación. -Yo honestamente no tenía nada que perdonarle, simplemente estaba decepcionado, desmoralizado. Entonces no me alejé de ella por no perdonarla sino porque me di cuenta que en los momentos difíciles, en algunas personas sale su verdadero rostro, se quita la máscara. No digo que fuese egoísta, no del todo, pero todos tenemos derecho a ser escuchados. -O sea, que nunca más la viste -exclamé. -No. Después conocí a Chiara, que venía de otro país del centro del continente. -¿Y con ella? -No, esa es otra historia. Es como que Chiara se... no digo que se cansó, era muchísimo más comprensiva que esa chica anterior. Pero nos veíamos poco, yo viajaba a Amarís, a Saeta, a Beta, a países más lejanos orientales, a veces para crear nuevos negocios de ordenadores personales, a veces para fundar un pabellón en un hospital. Y viajaba mucho. Ella trabajaba en El Pregón y nos veíamos poco. -Pero Jorge, tú mismo has enseñado que el verdadero amor resiste las distancias. -Sí, sí, pero los amores son egoístas, yo mismo cuando viajaba me desesperaba por verla. -¿Y por qué no iba contigo? -Porque trabajaba en el diario El Pregón. -Pero con la fortuna que tienes, ¿por qué tenía que trabajar ella, por qué no la llevabas contigo y punto? -Valoro lo que hacía ella, ella quería triunfar como periodista, como redactora y no quería depender de mí, quería ser independiente. Y eso me parece extraordinario, pero sufría cuando yo viajaba. Y finalmente regresó a su país. -O sea, que rompieron. -No, no terminamos nunca en malos términos como me pasó anteriormente, nunca terminamos en malos términos. Me pidió un tiempo y me dijo que volvería. -Sonreí. -Me acuerdo de una conversación que hemos tenido, estimado Clayton, cuando tú dijiste "Si te piden un tiempo, ¡mmm!, la situación no va". -Sí, Anand. Pero en este caso no fue falta de amor, quizás ambos pasamos por amores egoístas donde nos pertenecemos y no queremos que el otro se aleje o la otra se aleje. No, no quedamos para nada en malos términos. -¿Se comunican telefónicamente? -No, no, aquí se trata de no presionar a nadie, pero estamos ahí. -O sea, que en este momento no tienes pareja. -No, pero no es algo que me preocupe. Volvamos a lo que más me interesa Anand: He descubierto en ti un nuevo problema. -¿El que comentabas recién, de que tengo que aprender a divertirme y a no pensar en todo lo que tengo que superar en todo momento? -Exacto, exacto. Como dije antes, vamos a un museo y en lugar de disfrutarlo piensas, "¡Ah!, pero mañana voy a pasear en lancha". Al día siguiente estamos en la lancha, "¡Ay qué pena!, mañana tengo una tarea tremenda en la oficina". Entonces no disfrutas nunca. Y cuando estás en el trabajo, "¡Ah!, no veo la hora que llegue el fin de semana para salir de camping". No, disfruta el hoy, ese es un problema que también tenemos que revertir, y lo vamos a conversar. Pero para terminar, no lo conversemos cuando nos estamos divirtiendo, ya sea en el bar de la Segunda avenida o en el salón de atrás cuando están pasando la música bailable, lo cual no significa que tengas que bailar, pero en ese momento disfruta, tómate un trago, distiéndete, y quizás una chica se siente al lado tuyo para conversar. Y no me digas: "¿De qué hablo?". Hablas de lo que sea. Cuando conoces a alguien no se trata de dar cátedra, hablas de cosas sencillas. Creo que quedó claro. -Quedó claro, pero me quedo con ganas de más. -No no no no, ahora tengo que hacer, tengo que solucionar el tema del horario de los camareros porque hay uno de ellos que tuvo un pequeño accidente con el coche. Y bueno, estoy buscando un reemplazante. Anand, estamos en contacto, luego nos vemos.
Sesión 26/06/2024 Le gustaba su trabajo, era la primera condición para hacerlo bien y disfrutar haciéndolo, pero aun así era difícil disfrutar de las cosas si uno ha tenido una vida en que no ha sido bien tratado ni valorado. Clayton pasó por la fábrica de ordenadores, hablaron un rato de la diferencia entre lástima y piedad, entre jefe y líder. Ya tenía más cosas que reformar de su vida.
Entidad: Me sentía muy muy cómodo trabajando en la oficina de la enorme fábrica que ocupaba prácticamente las cuatro calles, era prácticamente una oficina enorme en el último piso de la fábrica que tenía una hectárea y veinte plantas hacia arriba. A lo último había una terraza para que durante la hora del almuerzo los empleados pudiéramos almorzar, teníamos una hora para almorzar, tomar algo y volver.
Los que trabajaban en la fábrica de componentes, en el primer piso y hasta el cuarto piso, algunos se traían una vianda o un par de sandwich para ahorrar el pagar una comida en el bufet. Yo prefería comer algo caliente en el bufet en el último piso, donde estaba la gran oficina. En la otra ala había un enorme bufet con cerca cuarenta mesas con sus respectivas sillas. Obviamente la mayoría se traía su comida porque la fábrica tenía cuatrocientas personas, si bien cada mesa tenía cuatro sillas no alcanzaba ni siquiera para mitad de todo el personal.
Mientras comía pensaba lo que me había dicho Jorge Clayton hace ya dos semanas atrás. -Anand, tienes que aprender a disfrutar los momentos.
Le pregunté: -Todos los seres humanos tenemos uno que otro problema pequeño o grande. No pregunto a mis compañeros: "¿Y tú qué problema tienes?, ¿Y tú con quien vives?", primero porque no corresponde, segundo porque es de mala educación, menos no teniendo confianza aún con la persona en cuestión. Pero a veces el problema no pasa porque tengas un contratiempo o porque las cosas no salgan como tú querías, hablo por mí, soy una persona que... Habréis visto a gente que va a la playa: pone una lona sobre la arena y se recuesta sin ponerse crema protectora para los rayos ultravioleta, se queda dormida boca abajo. Cuando se despierta pasaron dos, tres horas, ni siquiera se puede poner la camisa de cómo le arde la espalda. La pareja o un amigo o amiga, muy suavemente tratan de ponerle después una crema hidratante, pero hasta el más mínimo roce de la mano de la persona hace que esa mínima fricción en la espalda sea una tortura. Ahora, traslademos esa quemadura de sol a la vida cotidiana, durante mucho tiempo te han desvalorizado, no te han prestado atención, te han dado vuelta a la cara, se han reído quizá no de frente pero sí con esa sonrisa disimulada como de burla, y a veces uno no tiene el carácter como para confrontar a aquellas personas que se creen más de lo que son, porque justamente esas personas, alguna vez me lo dijo el propio Clayton, son las que más baja estima tienen. ¿Pero a mí de qué me sirve eso si han bajado la mía? Entonces mi ser interno, mi persona es como esa espalda de aquella persona que se quemó en la playa, porque al menor contratiempo por pequeñito que sea me arde mi alma. Decidle a aquella persona que se quemó la espalda en la playa y que no sabe cómo dormir a la noche porque hasta el roce de la sábana le incomoda, díganle que disfrute, que goce los momentos. Cuando tienes el alma escaldada con la quemadura de la indiferencia, con la quemadura de la burla, ¿cómo disfrutas los momentos?
Recuerdo que esa tarde, una hora antes de salir, a las diecisiete salía, tipo a las dieciséis horas veía como de la oficina iban de un lado para el otro hablaban con los celulares... Le pregunté a un compañero, Elmer: -¿Qué sucede? -¡Vino Clayton! -Y veía como todos se apuraban y hacían las cosas.
Y me puse a pensar. Yo trabajo normalmente, no me apuro pero tampoco me distraigo, que voy al dispenser a buscar una soda, trabajo sin prisa pero sin pausa. Pero veía que mis compañeros se volvían locos, trataban de hacer en diez minutos lo que no hicieron en una hora. ¿Pero por qué tenían miedo si Clayton era una persona totalmente accesible?
Y finalmente llegó al último piso con una pequeña sonrisa, desde lejos ya sentía su aroma a una loción y a tabaco rubio. Todos se pararon. Yo digo, -¿Pero qué es esto el ejército?, ¡je, je, je!, de verdad que me sonreí. Y todos me miraron a mí porque no me había parado. Y el primero que me miró fue Clayton. Y se dirigió a mí, me puse de pie. Se acercó y me dijo: -¿Qué haces? -Bueno, veo que todos se ponen de pie. -¡Ah! -Se dio vuelta-. Tomad asiento, tomad asiento. No no, no os paréis cuando yo venga, seguid, seguid haciendo las cosas. Me pareció que te reías, Anand. Le dije: -Sí, porque aparentemente de la fábrica llamaron a la oficina avisando que tú estabas y se pusieron a trabajar como locos. ¿Pero que te tienen miedo? -A ver, saben muchísimo de informática, pero mucho, pero no trabajaban en grandes empresas. De la misma manera que te conocí a ti y te pregunté "¿Te gustaría trabajar en una de mis empresas?" y aceptaste, bueno, lo mismo con los demás. Tú tienes otro tipo de confianza porque nos vemos en el náutico, los demás no me conocen, deben pensar "¡Viene el jefe!, hay que ver con qué cara viene". Se ve que han trabajado en otras empresas, no en informática porque prácticamente la informática es nueva, por lo menos en lo que nosotros planeamos hacer, de hacer ordenadores personales, prácticamente no existe eso todavía, algunos trabajaban desarrollando otra actividad y vaya a saber cómo sería el jefe de ellos. Míralos, hay de todas las edades, jóvenes como nosotros y personas de más de cuarenta años. Y a mí no me interesa la edad, Anand, a mí me interesa que rindan en su trabajo. Por ejemplo, tú, ¿cómo distribuyes el día? -Bueno, desayuno antes de venir o directamente me es más cómodo venir a la oficina y me camino cuarenta metros hasta el bufet y desayuno en el bufet; después me pongo a trabajar, no me apresuro pero tampoco me levanto tres veces por hora para ir al toilette, y quince minutos antes de que termine el día hago un repaso de todo lo que hice y me pongo contento de que el día me rindió y de que he sido útil. -Clayton sonrió y con esos ojos que perforaban, que taladraban miró a los míos y me dijo: -Voy a coger un micrófono, préstame el de la mesa. -Apretó unos botones y puso la conexión central de todo el piso-. Estimada gente, empleadas, empleados, habla Jorge Clayton para todos. Esto lo aclaro porque esta conversación va para todos los pisos. Me ven únicamente en el piso de oficinas, abajo no. He estado pensando, gracias a una conversación, veo que cuando entré se han puesto a trabajar como si estuvieran en un coche de fórmula 1: No me interesa eso porque podéis equivocaros y hacer las cosas mal, trabajen sin prisa, sin pausa. Si tienen que ir al toilette vayan, si a media mañana quieren tomar algo caliente, vayan al bufet. Son trabajadores, no son esclavos, y no tienen que ponerse de pie cada vez que venga o que venga algún supervisor, y si el supervisor le dice: "¿Porqué no se han puesto de pie cuando entré?", díganle que yo, Clayton, se los dije. Trabajen sin prisa y sin pausa, si tienen alguna duda con algo que están haciendo no le pregunten a un compañero dejen que el compañero o la compañera siga trabajando, cogen el teléfono y llaman al supervisor. El supervisor no está para controlarlos, el supervisor está para ayudarlos, de no ser así me lo hacen saber a mí. Por otro lado si yo tengo que corregir a un supervisor porque alguna empleada o empleado quedó incómodo por algo que le dijo, quedaos tranquilos porque yo no voy a decir quién me dijo tal o cual cosa. Pero quiero que trabajen tranquilos. Por supuesto que no voy a desear que se retrasen, pero tampoco compitan entre ustedes. Eso no quiero. Aquí no se da puntaje. Disfruten lo que están haciendo, no están trabajando en minas de carbón con máscaras, están en una oficina que tiene ventanales, que se puede ver todo el panorama. Lo pueden disfrutar el panorama, los demás edificios, ¡je, je!, pero tampoco se distraigan, miren su pantalla y trabajen. El que no quiera ir al bufet para no llenar de migas o restos de comida donde están trabajando, suban a la terraza. Si llueve o está frío la mitad de la terraza está cubierta con un cerramiento de aluminio y hay calefacción y en los pisos hay aire acondicionado. Disfruten, es un trabajo lindo la informática. Pero, también debo aclararos algo: si veo que en lapso de tres meses alguno de vosotros ha rendido un cincuenta por ciento de lo que rinde otro u otros, le preguntaré qué pasa. Si dos meses más sigue rindiendo poco significa que o bien sabe poco de informática o bien no se da maña, no tiene la idea como para hacer su trabajo. Y, lamentablemente, no lo despediremos, veremos si es más útil en un puesto en la parte de la fábrica de partes de los ordenadores, en hardware. Si allí tampoco rinde, bueno, lamentablemente se le indemnizará y quedará libre de buscarse otro trabajo. Quiero que esto lo tomen como una orientación, jamás como una amenaza. Jamás, jamás. Bueno, eso es todo, sigan con lo suyo. -Se dirigió a mí-: Corta diez minutos antes y ven al bufet. -Pero mira que... -Corta diez minutos antes. -Así lo hice.
Y hablamos en el bufet: -¿Has visto lo que les comenté a todos tus compañeros y compañeras? -Sí. -¿Qué parte es la que más ha destacado? -Bueno, que si no rinden se van. -¡Ah, ja, ja!, ¿por qué será que a todas las personas siempre le queda grabada la parte mala? Esperemos que no, esperemos que no haya que prescindir de nadie. -¿Por qué?, ¿qué tendría que haber destacado? -pregunté. -Que el trabajo se disfruta. Por ejemplo, ¿tú lo disfrutas? -Me encogí de hombros. -Bueno, no lo paso mal. Honestamente, estoy cómodo. Si tengo que ir al toilette no voy diez veces al día, algunos tienen la pésima costumbre de ir a fumar al baño. -Bueno, eso es algo que también lo voy a decir, o lo voy a dejar aclarado en cada piso en carteles: "Si quieren fumar tómense diez minutos, vayan a la terraza, a la parte que está descubierta. Y si un día llueve, bueno, se quedarán sin fumar porque no permito que fumen en la parte cubierta". ¿Por qué te pregunté esto, Anand? Porque se trata de disfrutar también el trabajo. ¿Te acuerdas que hablábamos en el Náutico de disfrutar cada momento? Bueno, el trabajo también es un momento. -Bueno. ¿Y los que están en las minas de carbón, también disfrutan? -No no no no; pero no te desvíes del tema, Anand, no te desvíes del tema, lo doy como un ejemplo. Todo ser humano tiene derecho a disfrutar, pero con los derechos están también las obligaciones, y muchos no las cumplen esas obligaciones. -Iba a hablar y me frenó con la mano-. No hablo de ti, sé que tú trabajas sin prisa y sin pausa. -¡Je, je!, me lees el pensamiento. -No, yo con observar un minuto sólo a cada persona sé cómo trabaja, qué ritmo tiene, quién está nervioso porque tal cosa no lo está haciendo bien y tiene miedo de llamar al supervisor o a la supervisora de piso. No sé en otras empresas, pero aquí a los subalternos no se los reta, no se les amonesta, se les conduce. Te voy a dar un ejemplo a través de una pregunta: ¿sabes la diferencia entre un jefe y un líder? -Tengo como una pequeña noción, Clayton, pero dímelo. -Bueno, la mayoría de estos empleados han trabajado con jefes, sólo les faltaba el látigo. El jefe, la figura del jefe es la que está fumando un habano en un escritorio, con los pies sobre el escritorio mientras los demás se desloman trabajando. -¿Y un líder? -El líder es el que trabaja a par de la gente, es el que da el ejemplo. Y la gente lo imita. -Con todo respeto, Clayton, pero a ti no pueden imitarte porque vas de un lado a otro. -Pero la mayoría de estos empleados, al igual que tú, saben que yo no paro, en horas de trabajo prácticamente no descanso, voy de un lado a otro. -¿Pero tantas empresas tienes? -No, honestamente no, aquí en Ciudad del Plata no, pero a veces viajo al interior en una avioneta, voy a otras empresas o visito hospitales. Todos los directores me conocen y les pregunto si les falta alguna máquina o si funcionan bien las camas, porque estoy poniendo en todos los hospitales, por lo menos dono, camas eléctricas. -¿Cómo es eso? -Bueno, hay gente que ha estado internada y de repente la enfermera con una manivela le levanta el respaldo para que se siente para almorzar o la levantan un poco para ponerle una guía para darle suero o le levantan un poco los pies con una manivela. Bueno, yo estoy reemplazando esas camas con botones, con pulsadores. El pulsador se aprieta, la parte de la cama se levanta hasta determinado momento. Y eso no es lujo, nunca puede ser lujo para un paciente, nada es lujo para un paciente. Obviamente disfruto más viniendo a una oficina de informática que estando en un hospital o en un sanatorio. Siento piedad. -¿Eso es lástima? -No, Anand, la lástima es algo que viene desde el ego: "¡Pobre persona!". No, no me gusta esta frase. La piedad tiene más que ver con el amor hacia el otro. -Muchas veces sabes lo que he pensado, Clayton, que sentir amor es de persona débil. -Bueno, eso es otra de las cosas que tienes que corregir. Ya lo hablaremos en club Náutico. Bueno, ya es hora de irme, tú también, pero no te puedo llevar en mi coche porque tengo que ir todavía a otro lado. -Nos dimos la mano y Clayton se marchó.
Cuatro o cinco compañeros y compañeras se acercaron: -¿Eres amigo del jefe? -No, soy amigo del líder. Clayton no es un jefe. -¿Y cuál es la diferencia? -Ahí se acercaron varios a hablar conmigo. Y me di el gusto de darles la diferencia que hay entre un líder y un jefe, lo que minutos atrás me había enseñado Clayton.
Y me fui orgulloso, pero después me enojé conmigo mismo; que no me coja el ego por haberles enseñado algo que hasta hace diez minutos yo tampoco sabía. Y tampoco quiero que me traten mis compañeros de manera distinta por ser amigo del líder. Una de las cosas que me enseñó Clayton es que el ego es muy peligroso, muy muy peligroso. El ego hace que de ser una persona querida y respetada te vuelvas una persona odiada. Bueno, de eso también hay que cuidarse.
Pero ahora me quedé con algo pendiente que me había dicho Clayton, otra cosa más que tenía que modificar en mi vida aparte de disfrutar los momentos. ¿Pero cuántas asignaturas pendientes tengo en mi vida?, ¿cuántas?
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