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Psicoauditación - Valentina

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 19/01/2017 Aldebarán IV, Ludmila

Sesión 09/05/2017 Ran II, Valentina Valente

Sesión 10/05/2017 Ran II, Valentina Valente

Sesión 15/05/2017 Ran II, Valentina Valente

Sesión 16/09/2021 Términus, Dolores

Sesión 06/04/2023 Sargón, Astrid

Sesión 25/04/2023 Sargón, Astrid

Sesión 20/06/2023 Sargón, Astrid


Sesión del 19/01/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

La entidad relata cómo un amigo suyo fue acusado de una violación y el pueblo quiso venganza. Más tarde su amigo descubrió al verdadero malhechor. Aprendió lo fácil que es prejuzgar a un desconocido.

Sesión en MP3 (2.413 KB)

 

Entidad: No hay ninguna vida igual a la otra, ninguna. Y a veces aprendemos de nuestros dolores, de nuestros sufrimientos, de nuestros problemas, de nuestra soledad, de la incomprensión, de la envidia, pero en esta vivencia que voy a relatar también aprendí del dolor de otros.

 

Mi nombre era Ludmila. Trabajaba en un teatro en la zona ecuatorial, representábamos distintos actos, a veces de comedia, a veces de batallas épicas, algunos teníamos máscara y otros con la cara pintada. Y a mí eso me hacía sentir cómoda porque había decenas -sí, decenas- de personas, pero el hecho de tener mi rostro pintado era un alivio porque hacía que no me reconocieran y es como si no estuviese, porque me hubiera dado vergüenza que me vieran actuando. En cambio con el rostro pintado de blanco, los labios con un rojo absurdo, toda ropa de colores raros, el cabello recogido, un gorro de colores, guantes me sentía libre. Aparte no tenía que hablar, era todo mímica.

 

Recuerdo cuando un joven vino a trabajar con nosotras. Yo trabajaba con mi hermana melliza, Sabrina. Yo era un poquito más delgada, Sabrina era un poquito más gordita y no éramos tan iguales. Y el resto de la compañía de teatro, éramos como veinte, nos decían:

-¡Ustedes no parecen hermanas!

-Es que aparte de hermanas somos mellizas.

-¡Qué raro! -decía el jefe de la compañía.

 

Un día se presentó un joven a trabajar, estábamos en la carpa, una carpa grande como vuestros circos tienen esas carpas inmensas, estábamos sin maquillaje. El joven se presentó, su rostro era extraño, sus ojos de un color indefinido, pero a mí me inspiraba confianza.

Nos contó su vida. Cuando era niño su papá y su mamá se habían separado, su papá estaba en pareja con otra mujer, habían tenido un crio, su mamá se había juntado con un hombre que ya tenía una niña de una pareja anterior y él había heredado de su padre ciertos dones -dones que había escuchado hablar de ello, de gente de la región montañosa en el noroeste, como que manejaban cierta electricidad en las manos, tenían como cierta carga eléctrica-, pero el joven tenía trucos, trucos; hacía como una especie de magia.

Nuestro jefe de la compañía le preguntó:

-¿Sabes actuar?

-No.

-¿Sabes hacer reír?

-No.

-¿Y por qué quieres que te contrate? ¿Qué sabes hacer?

-Les muestro -dijo el joven-. Y de repente se elevó como media línea del piso.

 

Tenía algún truco o algo porque como que flotaba. Y luego allí a lo lejos había una roca, levanta su mano derecha y la roca rueda. Miré disimuladamente a ver si había algún hilo o algo atado a la roca. Nunca nos dijo el truco.

 

Conversaba con nosotras. Me preguntó:

-¿Cuál es tu nombre?

-Ludmila.

-Yo me llamo Ezeven.

-¿Ezeven? ¡Qué nombre raro! ¿Y sigues viendo a tus padres?

-Sí, pero es como que la pareja de mi padre no quiere que me acerque a su bebé, y la pareja de mi madre piensa que yo quiero acercarme demasiado a su hija, que sería mi hermanastra. Entonces es como que mi madre dice "Ve a vivir con tu padre". Padre dice "Has estado una temporada, vuelve con tu madre". Y decidí alejarme de ambas familias.

 

Finalmente lo contrataron. Seguíamos haciendo nuestros actos cómicos, nuestras batallas con espadas de cartón pero ya no había veinte o treinta personas, se juntaban más de cien para ver el acto de Ezeven, cómo flotaba. ¿Dónde estaba su truco? Él nunca lo revelaba, nunca, porque decía que así perdía la gracia, que el tema estaba en el misterio.

Pero por las noches:

-¡Escucha, ven Sabrina, escucha!

-¿Qué?

-Un llanto.

 

Salimos de nuestra pequeña carpa, nos acercamos lentamente a la carpa de Ezeven, escuchábamos que en silencio lloraba.

-Volvamos.

 

Nos estábamos alejando y escuchamos que el llanto había parado, nos había escuchado pero no salió a ver quién era. Le teníamos aprecio, era una persona tan, tan noble, tan genuino... Pero no todos, ¿eh?, no, no, no; había muchos que le tenían desconfianza "Es un joven raro, un muchacho que no sabemos si lo que contó fue cierto, nunca cuenta exactamente de qué región vino, se está escondiendo de algo, habrá ultrajado a alguna joven y por eso se está escondiendo aquí". Cuando él actuaba se tiznaba con una especie de carbón la cara, todo el rostro negro.

Una noche escuchamos un grito, una de las jóvenes en su carpa estaba golpeada y había sido violentada, con la ropa desgarrada. Toda la compañía se levantó, con sus lámparas de aceite buscaron por todos lados huellas.

-¿Le has visto el rostro?

-No -dijo la joven-, tenía el rostro como tiznado. Todos miraron la carpa de Ezeven.

Ezeven se asomó.

-¿Qué sucedió? ¿Qué pasa?

-¡Es él! ¡Es él! -Cogieron palos-. Vamos a acabar con él.

-¡Explíquenme qué pasó!

-Yo dije:

-Déjenlo que se explique.

-Tú cállate -me dijeron.

Mi hermana me tiraba del brazo.

-Están muy exaltados, espera.

-No se acerquen -dijo Ezeven-, yo no he hecho nada.

 

Y puso ambas manos. Uno le lanzó un palo -que no llegó a él-, lo frenó y lanzó un par de descargas eléctricas fuertes, los que estaban adelante cayeron de rodillas. Ezeven cogió su alforja, sus cosas y se marchó. Todos los varones estaban enojados porque querían golpearlo con sus palos hasta dejarlo destruido, por lo que le había hecho a la joven, pero era imposible acercarse debido a las descargas eléctricas de él. Y se marchó.

 

Pasaron varios días. La joven, por suerte, se repuso. Una tardecita voy hasta el arroyo con una joven amiga, nos contábamos nuestras cosas, nuestros secretos, qué chicos nos gustaban.

-Pues mira la hora que se ha hecho, ya es tarde, ya incluso habrán cenado. Volvamos.

Y en ese momento cuando estamos llegando, en mi carpa se escuchan gritos.

 

¡Sabrina! Y corro. Se veía un bulto, un hombre que la estaba golpeando y le estaba desgarrando las ropas. Lo tomo de atrás y me golpea. Caigo, quedo lastimada.

En eso se abre la cortina de la carpa y entra Ezeven, le lanza una descarga de rayos y el hombre, el verdadero hombre que ultrajaba, cae desmayado. Era un hombre grande de nuestra propia compañía que siempre hacía de mudo con cara de bueno, nunca se metía con nadie hasta que descubrimos que él había ultrajado a la otra joven y ahora casi hace lo mismo con mi hermana, y Ezeven la salvó.

Llegó toda la compañía con sus lámparas de aceite. La vieron a Sabrina con la ropa desgarrada. Lo vieron a Ezeven...

-No, no, no, él la salvó. Es él.

-¡Pero ese es Elmer, el mudo!

-Él.

Ezeven pidió por favor que no lo golpeen porque lo iban a matar. Lo llevaron al poblado, en el poblado las autoridades dirían y dictaminarían qué pena le darían.

Era una época muy hostil, un mundo muy hostil. Y aun en la región ecuatorial, la zona más pacífica, lo condenaron a muerte.

 

Y aprendí que no debemos prejuzgar porque prejuzgar es juzgar antes de tiempo. Ezeven era inocente y se lo había condenado porque se presumió que no se sabía nada de él, y siempre es más fácil acusar a un desconocido.

 

Gracias por escucharme.

 


 

Sesión del 09/05/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

La entidad relata una vida en Ran II donde era jueza. A veces, interiormente, no estaba de acuerdo con la resolución final que tenía que firmar. Pero había casos en que una mano negra se encargaba de ejecutar sentencias que también podrían haber tenido lugar.

Sesión en MP3 (5.555 KB)

 

Entidad: Al igual que en la encarnación de Sol III, aquí, en Ran II, mi nombre también es Valentina, vendría a ser un juego de palabras porque mi apellido es Valente, Valentina:Valente. Siempre me gustó estudiar leyes, siempre me gustó lo legal, me recibí de lo que vosotros llamáis abogada.

 

Hice una carrera notable. A los veinte y dos años de Sol III ya estaba trabajando en un bufet y a los treinta años de Sol III me hicieron magistrada, o sea, era la jueza más joven de Ran II. Pero claro, yo dirigía juicios por jurado y los juicios por jurado no dependen de mí, dependen del fiscal, del abogado defensor o del jurado, y sé de casos donde por pruebas mal recogidas o por circunstancias que el abogado defensor consideraba atenuantes, había asesinos, enormes asesinos que quedaban en libertad y yo no podía hacer absolutamente nada. Estaba tan metida dentro de lo legal, porque dentro de esas circunstancias donde asesinos quedaban libres también hubo otros casos, muchos casos donde se hizo justicia.

Pero me absorbía tanto mi trabajo que no tenía tiempo para formalizar una pareja. Sí, tuve algunas relaciones, bastantes relaciones pero que no fueron ocasionales, eran relaciones donde yo ponía mi afecto, mi criterio, mi buena voluntad pero a lo largo de los días veía que no éramos compatibles, no éramos compatibles y la relación se cortaba.

 

Pero de alguna manera es como que me recluía en mi trabajo, tenía amigas, muchas amigas abogadas y amigas jueces bastante más grandes que yo, de cincuenta y hasta sesenta años terrestres contra treinta años terrestres que tenía yo. -Digo así porque Ran II daba la vuelta al sol cada ciento veinte y dos días por lo cual un año terrestre equivale a tres años de Ran II. En Ran II tenía noventa años pero biológicamente eran treinta años terrestres-. Hasta que un día en el holoperiódico, que podíamos tener directamente de la web, mis compañeras me dicen:

-Ese asesino, Mackini, que hace quince días atrás lo declararon inocente en tu propio juzgado, en un callejón apareció muerto. -Puse cara de asombro.

-¿Fue un asalto o qué fue lo qué sucedió?

-No, no, no -mis compañeras me decían-, aparentemente los forenses vieron que tenía una especie de picadura, como una especie de dardo, en el cuello con un potente veneno, o sea, que no se ve violencia, no habían síntomas de violencia. -Me quedé pensando.

Mi compañera más cercana, Valeria, me dice:

-Di la verdad, en el fondo te sientes satisfecha.

La miré y le digo:

-No, no; no, no, no, no.

-¿Pero cómo no? -me replicó Valeria- sí sabíamos que ese hombre era un múltiple asesino y por circunstancias o que hubo pruebas que fueron mal recogidas quedó en libertad. ¿No te alegra ver que se hizo justicia?

-No -le dije-, porque en realidad la justicia tiene que ser por medio del juzgado, no creo en los justicieros.

-Hay un testigo. -Levanté la cabeza.

-¿Cómo un testigo?

-Sí, ¿no has visto en la holoweb las últimas noticias? Un hombre vio una figura de negro pero de porte femenino, o sea, que parecer que es una mujer la justiciera.

-Mira tú -le comenté. -Y me quedé pensando. Es un tema para meditar.

 

Me quedé sola. Atenué las luces de mi hogar, dejé encendido el holovisor pero sin volumen y con poco brillo, puse una música muy tenue y me quedé meditando. Todavía no era la hora de la cena, hoy no iba a salir a ningún lado.

¿En el fondo? En el fondo sí me siento satisfecha porque hayan eliminado a ese asesino pero por otro lado siento como un complejo de culpa porque no debo sentir ese goce, esa alegría pero tampoco debo engañarme a mí misma.

Una semana después hubo un caso similar, un hombre acusado de violación. Las pruebas que aportó la supuesta víctima eran insuficientes y no hizo falta llegar al jurado, directamente el mismo fiscal hizo un arreglo con el abogado defensor para que haga treinta días de tareas comunitarias en una granja. Diez días después, la que era supuesta víctima, se suicidó. Nadie se suicida porque invente una historia y no le crean. Usando todo el raciocinio me di cuenta de que verdaderamente había sido ultrajada.

 

A los diez días, mi amiga Valeria con otra compañera, Estefanía, vinieron a casa.

-¿Qué haces Valentina?

-Escuchando un poco de música, meditando.

-¿Te has enterado?

-¿Qué pasó?

-El hombre de las tareas comunitarias, el supuesto violador, lo encontraron muerto también y se encontró como una especie de agujita como que le hubieran tirado un dardo con veneno.

-¿Me estáis acaso diciendo que hubo otra vez justicia como el asesino de la vez pasada?

-Sí, Valentina, ponte contenta, fue de vuelta un asesino. En este caso un violador, que absolvieron en tu juzgado. Por falta de mérito o porque la testigo no dio testimonio suficiente. -Doy fe que me alegré porque encima la víctima se había quitado la vida.

 

Me dolía la cabeza, tenía como ciertos flashes, como ciertos recuerdos. Me había quedado sola, mis compañeras se habían ido. Me veía como en un callejón con otra ropa pero no recordaba nada, eran como flashes. Tanto me llegó la historia de esa justiciera que la visualizaba como..., como si fuera yo. ¡Tanto me llegó la historia!

 

Hubo un tercer caso. Las leyes de nuestro mundo, Ran II, no permiten que se tenga más de dos hijos. La esposa de este hombre imputado en mi juzgado había quedado embarazada por tercera vez. El hombre alegó que él se cuidaba permanentemente, por lo cual esa criatura que esperaba no era de él.

Discutieron muy fuerte y en un rapto de emoción violenta el hombre la golpeó fuertemente, ella cayó, se golpeó de nuca y murió. El abogado defensor argumentó: "Muerte accidental más emoción violenta". Arregló el abogado defensor con el fiscal tres meses de prisión o dos años de prisión en suspenso, donde directamente no iba a la cárcel. Arreglaron esta segunda opción, él quedaba en el legajo con la mancha pero no iba preso. La mujer muerta, los dos niños que ya tenían se los sacó la comunidad y los llevaron a un centro donde iban a ser criados con todo el amor y la protección pero los niños ya no tenían padres.

Y el tema se repitió, el hombre apareció muerto en un callejón oscuro. Y lo volvimos a conversar con Estefanía, con Valeria.

Valeria en confianza me dice:

-Valentina tiene que ser alguien que te sigue, que sigue todos tus casos porque los tres casos de estas tres muertes fueron absueltos o con prisión en suspenso en tu juzgado.

 

Y yo ya me ponía a pensar "Debe haber alguna mujer entre el público que se pone molesta por los fallos que liberan a estas hienas y los ejecuta". Y me sentía culpable porque entre mí misma decía "No sé si aplaudirla. ¿Si supiera quién es la delataría o por hacer justicia haría la vista gorda, miraría para otro lado? Pero si miro para otro lado, qué clase de jueza soy".

Y por la noche, mientras dormía tenía como flashes. Me veía toda enfundada en negro, con calzados negro, ropa ajustada, poniendo mis huellas en el sensovisor -mi casa-, abriendo la puerta, entrando a mi apartamento.

Me desperté sobresaltada, busqué por todos los rincones, abrí los dos placares de ropa, no había nada. Tenía una especie de ático, subí al ático, encendí la luz tenue y allí, en una caja, había una ropa oscura. En unos cajones unos frascos verdes con un veneno, que era el líquido de una planta.

Pero, pero, pero, pero ¿era yo la justiciera? No, yo no me recuerdo, yo no me recuerdo.

Como jueza tenía acceso a los legajos. Averigüé los horarios en que supuestamente encontraron a las personas muertas y los horarios en que supuestamente fueron los asesinatos. Los forenses decían a determinada hora, pero a esa hora que decían los forenses yo ya había cenado y me había acostado..., salvo que dentro mío hubiera una disociación y de repente tuviera otra personalidad con la que saliera a hacer justicia.

Tendría que encontrar un asesor interno, un asesor que me ayude, un asesor que me diga como tengo que actuar. Pero no lo voy a comentar con mis compañeras. Voy a buscar en la holoweb.

 

Hay una región, pasando la zona montañosa, donde hay un hombre que años atrás nos salvó de una catástrofe, un tal Iruti, Raúl Iruti. Lo iré a ver, que él me oriente espiritualmente. Dicen que él también hace una especie de regresión, mi esperanza es ese hombre. Por lo menos saber a qué atenerme.

Pero honestamente, no me sentía molesta de que esos tres sujetos no estuvieran más.

 

Dejo al receptáculo bastante cargado a nivel emocional y con dolor de pecho. Por ahora me retiro.

 

Gracias por escucharme.

 

 


 

Sesión del 10/05/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

Tenía sospechas de estar relacionada con la muerte de unos asesinos. Visitó a un científico genetista y conocedor del alma para que estudiara el caso. La genética estaba muy adelantada en Ran II. El científico descubrió y resolvió el problema. La entidad conseguiría ser feliz en aquella vida.

Sesión en MP3 (4.165 KB)

 

Entidad: Estoy aquí, con vosotros, para relatar una vida anterior en un mundo llamado Ran II, el segundo planeta de la estrella Ran, que vosotros en Sol III conocéis como Epsilon Eridani.

 

Mi nombre era Valentina Valente, tenía noventa años, el equivalente a treinta años de Sol III. A mis veinte y dos años me había recibido de abogada y a mis treinta había logrado obtener el título de jueza. Me consideraba muy justa.

 

Y el fiscal sabía cómo elegir al jurado, no se trataba de comprar -para que entendáis- a un jurado, simplemente elegir a personas neutrales, que no tengan prejuicios, que no califiquen de entrada y que no den por hecho culpabilidad o inocencia sino que escuchen el alegato tanto del abogado defensor como del fiscal con respecto a la persona acusada de tal o cual delito.

Pero tres asesinos, por distintas circunstancias y/o argumentos de la defensoría quedaron en libertad y luego misteriosamente fueron muertos.

 

Por la noche comencé a tener flashes, veía con mis propios ojos callejones, me veía vestida de negro. Y me dirigí a mi ático y vi en una caja la ropa, en un cajón un frasco de veneno con la cual la ejecutora, la justiciera acababa con los asesinos. Y, obviamente, me entraba un complejo de culpa en el caso de que en un estado que mi mente no recuerda, haya sido yo la ejecutora por la noche.

 

Me contacté mediante la holoweb con Raúl Iruti, que tenía entendido que era uno de los mejores asesores espirituales de Ran II. Y en una región de más allá de las montañas lo fui a visitar. Era un hombre medianamente mayor pero muy atento, emanaba empatía, emanaba calma y confianza por sobre todas las cosas. No, no podía mentirle, esto significa que debía decirle realmente todo.

Me comentó que quizás una parte de mi mente actuaba en un estado similar al del sonambulismo pero en estadío de alerta, o sea, no estaba -entre comillas, o sin comillas-, dormida sino que sabía lo qué hacía. Luego volvía a mi casa a acostarme y al día siguiente me levantaba habiendo olvidado el episodio.

Me dijo:

-Mira, Valentina, aquí tengo algo. Son unos escaners, unos aparatos que se colocan cerca de tu cerebro...

Lo interrumpí. Le dije:

-No, no, no. No, señor Iruti, no quiero ningún implante bajo la piel ni nada por el estilo.

-No, nada de eso, me estás hablando de hace un siglo atrás. ¿Y tú tienes puestos aros?

-Sí.

-Ponte estos, por favor.

-¿Estos aros?

-Estos aros son los que tienen los chips, hay un chip que es un lector neuronal, le decimos chip para que entiendas es mucho más que esto, es un mini ordenador con una capacidad de escanear el aparato neuronal, la cadena nerviosa. Te lo explico de una manera muy básica, mi profesión principal es la de genetista desde hace muchísimos, muchísimos años. Soy un gran genetista y entiendo que a través de eso podemos detectar qué es lo qué pasa por tu mente. El aparato está encendido en todo momento.

-¿Y el otro aro qué tiene? -le pregunté.

-El otro aro es una especie de disyuntor, desconecta lo que te hace estar en un estado hipnótico pero alerta cuando supuestamente vas en plan de ejecutora -argumenté.

-Pero yo no quiero que me desconecte mi mente.

-No, no, no; no desconecta tu mente, de la misma manera que el primer mini ordenador trabaja principalmente sobre tu hipocampo leyendo tus emociones y por sobre todas las cosas observando la amígdala, que es el núcleo, el segundo mini ordenador de tu oído derecho que va dentro del pequeño aro que tienes en el lóbulo de la oreja, lo que hace es interrumpir las emociones reactivas, no desconecta tu cerebro. Por eso decía que no es fácil de explicar, pero estás absolutamente consciente, simplemente que es como un disyuntor. De repente un motor que está trabajando se calienta demasiado, el disyuntor lo que hace es apagarlo o bien reducir la marcha del motor para que no haya un cortocircuito.

-Entiendo -le dije-, lo entiendo poco, pero sé a qué se refiere. Pero la pregunta es: ¿por qué me pasa eso?

-Bueno, esto es la primera parte. Ahora vamos a la segunda parte. Todos los seres humanos tenemos un alma que nos anima.

-¿Pero eso, eso es cierto? No somos un mundo religioso, aquí no hay creencias religiosas.

-No, por supuesto, pero sabemos que la sociedad escribe sobre mitos, creencias y leyendas, somos pragmáticos pero quizá yo nade contra la corriente porque sé que una entidad suprafísica, un concepto supra energético nos anima en esta vida y en vidas anteriores. Seguramente en esas vidas anteriores has pasado por alguna circunstancia muy, muy grave que te ha marcado, ha marcado a tu alma para que en esta vida te condicione.

-¿Pero cómo a los noventa años -hablamos de treinta años de Sol III- me pasa esto? ¿Por qué no me pasó antes?

-Porque antes no habrá habido ningún detonante y el detonante fue que esos asesinos que quedaron en libertad han hecho que se active ese rol dormido que tenías desactivado.

-¿Pero lo que usted dice, Iruti, es cien por ciento seguro?

-Absolutamente.

-Pero hay psicólogos mentales que dan otras opiniones, hablan de traumas de la infancia y todo eso.

-Estimada Valente, no descalifico a nadie, todos tienen su punto de vista y quizá seguramente sea así, pero tú me has relatado parte de tu vida y no has pasado por una experiencia traumática, salvo que no te la acuerdes.

-No, no, no. No he pasado, al contrario, mis padres me alentaron para que estudiara sin presionarme, no como a otras compañeras que justamente fracasaron por tanta presión de su entorno familiar. A mí me han dejado a mi libre albedrío, en el buen sentido; no que haga lo que quiera sino que estudie con amor, con cariño, con paciencia, con perseverancia. Mi felicidad era la felicidad de ellos. Estoy bien. Entonces quiero sacarme eso de encima y saber el porqué.

-Y lo haremos, y lo haremos. Actualmente estos micro ordenadores que tienen dentro de ambos aros, en los lóbulos de tus oreja, conectan a nivel satelital y directamente toda la impresión queda grabada en mi holoordenador, todo campo genético queda grabado.

-¿Pero tanta potencia tienen para que un satélite lo pueda captar?

-Sí, apreciada Valente, tanta potencia. Quédate tranquila. O sea puedes bañarte, higienizarte, puedes nadar... Los aros son blindados, no afectan a los microordenadores.

Le agradecí. Le cargué a su cuenta los créditos que cobraba la consulta y me marché.

 

Hubo un caso muy especial de un hombre que lideraba una banda. Había sido detenido, fue encarcelado y un juez, un colega con el que yo no me llevaba muy bien, que tenía ciento veinte años -el equivalente a cuarenta años terrestres-, era un juez más inmaduro que yo a pesar de que era yo mucho más joven, dijo que podía estar en libertad condicional y le agregaban un chip en una de sus muñecas con una pulsera para tenerlo vigilado.

Al día siguiente el hombre se había sacado la pulsera. Hubo una orden de captura.

Hubo un asalto, una mujer joven murió en el asalto. La justicia entró por la fuerza en la casa del hombre y encontró un par de objetos que pertenecían al asalto y fue demorado, fue procesado. El abogado defensor alegó que las pruebas fueron obtenidas sin haber una orden judicial de allanamiento de morada por lo cual el hombre quedó en libertad. Y vaya causalidad, eso fue en mi juzgado, no tuve que hacer otra cosa que bajar el mallet y dejarlo en libertad.

 

Pasaron siete días y me enteré de que ese hombre había asaltado otro negocio, donde por suerte no hubo víctimas, y en un intercambio de disparos de plasma con las fuerzas de seguridad fue herido mortalmente. Pero me quedé tranquila sabiendo que esa justiciera nocturna no actuó.

 

Esa misma tarde me manda un holomensaje el profesor Iruti, y me citó para el día siguiente. Cuando lo vi, me dijo:

-Ven, esto es importante. No te voy a mostrar las pantallas del holoordenador porque no las entenderías, no entenderías las imágenes. Te voy a decir directamente. Ya desde la primera noche de esa persona que ejecutaron en un intercambio de disparos plasma tu hipocampo reaccionó y el otro micro ordenador actuó como disyuntor. Durante seis noches, si no hubiera sido por el disyuntor te hubieras levantado a buscar a esa persona. -Y me sentí mal cuando Iruti me dijo eso.

-Entonces fracasó todo, señor Iruti, porque los microordenadores no cumplieron su cometido.

-¿Cómo no? -argumentó él-, lo cumplieron con creces porque el disyuntor actuó como tal impidiéndote que actuaras con la parte reactiva de tu mente y olvidándote al día siguiente. Y el primer microordenador leyó tu alteración genética.

-Entiendo. Entonces, ¿ahora qué sigue?

-Ahora hay un tercer aparato, hay un tercer aparato.

-¿Un tercer aparato?

-Sí, hay un tercer aparato muy, muy importante. Tengo un amigo, un amigo muy apreciado que es uno de los mejores en holoordenadores, él fue el que me diseñó este ordenador que está adaptado únicamente a la parte genética.

-¿Es como una especie de codificador-decodificador genético?

-Bien. Sí, así es. Así es Valente. Pero va más allá. Mediante una ondas especiales, para que tú me entiendas, pueden modificar esa parte genética para que nunca más puedas tener ese cambio que te motive a ser ejecutora, ni consciente ni inconscientemente. -Le dije, obviamente, que sí.

Me citó para el día siguiente. Avisé en el juzgado de que tenía un compromiso.

 

Me tuvo varias horas en una especie de máquina similar a los viejos resonadores del siglo pasado y me aplicó un casco en la parte de la cabeza.

-Quédate tranquila, Valente, no te afecta para nada, ni lo cognitivo ni lo motor para nada, simplemente va a modificar el campo neuronal genético que tienes activado y, que de alguna manera, lo explico de una manera muy básica para que me entiendas, te mueve a tener una doble personalidad nocturna.

 

Al cabo de ese lapso salí del tuboordenador y el profesor Iruti me dijo:

-Ya está.

-Don Iruti, una pregunta.

-Dime, Valente.

-¿Por qué nací con esa discapacidad genética?

-Te lo explicaré, pero no es fácil de entender, pues somos una sociedad pragmática aquí en Ran II. ¿Te acuerdas que te comenté la primera vez que en vidas pasadas puedes haber tenido experiencias traumáticas y eso puede habar afectado tu alma?

-Sí, ahora creo en eso.

-Bien, ese alma al encarnar en ti como nuevo ser, como Valentina Valente, ese recuerdo doloroso de esa otra vida o esas otras vidas, al animar tu cuerpo, de alguna manera, también adaptó tu campo genético, tu ADN a ese -para que entiendas-, llamado trauma de otras vidas.

-Entiendo. O sea, que con este ordenador genético, al modificar, corregir ese campo neuronal, eso desaparece.

-Eso es una parte, eso es una parte.

-¿Falta más todavía, profesor?

-Falta la otra parte. Voy a hacer una pequeña sofrosis contigo para eliminar el resto. Cuando de repente en tu holoordenador aparece un virus hay un potente antivirus que lo erradica, pero quedan residuos, y hay otro aparato que los elimina a esos residuos. Te voy a llevar atrás, sin que pierdas tu alerta, simplemente vas a estar en un estado más relajado y te voy a llevar a repasar alguna vida. Y no tengas miedo, no vas a estar indefensa en ningún momento, vas a estar consciente escuchando ruidos presentes, voces, lo que fuera, no es como las películas de siglos anteriores donde la persona hipnotizada estaba a merced de cualquier circunstancia, no, para nada.

 

Y en tres sesiones, en tres semanas el profesor me llevó a otras vidas donde recordé circunstancias dolorosas, y él me dijo que al repasarlas, los residuos de ADN que podían quedar en mi cuerpo ya estaban barridos, eliminados. Le agradecí enormemente.

 

Y él me dijo:

-Espero, en algún momento, poder adquirir una mayor profundidad mental para evitar esa sofrosis en ti y poder captar yo la parte de tu alma que no está encarnada y poder hacerlo yo por ti, pero en este momento aún no tengo esa habilidad, ese don.

 

Pero aquí no termina la historia. Antes de irme le pregunté a Iruti:

-Yo soy jueza, me considero muy justa. ¿Qué hago, debo entregarme?

-¡Qué dices, Valente!

-He matado a tres personas y si bien lo he hecho de manera inconsciente he matado a tres personas.

-Primero -me respondió Raúl Iruti-, lo has hecho en un estado de inconsciencia superior, de alguna manera estabas dominada por esa parte reactiva que te desdoblaba, eras dos personas en una. Segundo, hace treinta años atrás -aclaro que equivalen a diez años de Sol III-, yo me vi obligado a matar muchísimas, muchísimas más personas.

Le comenté:

-Me enteré. Me enteré que hubo una avanzada alienígena, me enteré de todo ello, me enteré de que buscaban dominar a todos.

-En realidad no -me corrigió Iruti-, buscaban eliminarnos para establecerse ellos, pero eran solamente una avanzada, no había más. Pero los jefes de los distintos gobiernos de las regiones acordaron con ellos creyendo que les iban a otorgar poder y títulos para colaborar con los alienígenas y sometían así al resto de la población en un estado de Ley Marcial, de estado de sitio, ejecutando inocentes, ejecutando rebeldes. Y ni a mis seres queridos les comenté lo que yo iba a hacer, porque tengo otro holoordenador bien guardado que emite una especie de ondas que fragmentan el cerebro hasta dejarlo inutilizado, y eso es lo que les dije a los jefes militares que iba hacer con la población que se rebelara, mediante satélites que orbitan todo el planeta. Y lo que hice fue al revés, cargué las ondas mentales de los aliens y de los militares que se habían aliado con ellos y desactivé la mente de ellos, quitándoles la vida. Lamentablemente no había otra.

-Pero es distinto lo que yo hice, porque usted ha salvado el mundo.

-Claro. Es cierto, pero somos tan complicados los seres humanos que habiendo salvado millones de vidas, el hecho de haber quitado algunas para salvar a otras...

-¡Pero no se compara! ¡La proporción es grandísima! Usted es una leyenda. Lo mío no tiene disculpa.

-Ahora eres otra. Seguirás teniendo emociones porque tu hipocampo sigue funcionando bien. El núcleo, que es tu amígdala cerebral, sigue funcionando bien. Podrás tener cólera, podrás tener ira, emociones negativas, emociones positivas pero no tendrás el efecto colateral que tenías porque ese campo genético fue modificado y no hay de qué condenarte. Amén de que como hemos repasado los efectos residuales verás que te levantarás mañana y esos complejos de culpa dejarás de tenerlos. Pon énfasis en tu trabajo como jueza.

 

Me estaba yendo luego de depositarle los créditos correspondientes del tratamiento, me dijo:

-¡Ah! Espera.

-¿Qué más?

-No dejes de ser feliz, está bien que hagas un esfuerzo en tu trabajo pero vive también tu vida personal. Sal, disfruta, escucha música, lee lectura sana, conoce personas afines porque ya tienes noventa años. Me has contado que has salido con algunas personas pero no dejes de vivir, el trabajo es importante pero vive también tu vida, el disfrutar no está reñido con la bondad.

 

Le agradecí sus consejos y me marché. Empezando por fin a ser feliz de ahora en más.

 


 

Sesión del 15/05/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

Por amor a su trabajo podría haber descuidado la relación con sus padres, y personalmente también estaba a falta de relaciones. Y su trabajo no le llenaba esas parcelas. Consultaría a un doctor, gran conocedor del interior del ser humano.

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Entidad: Me sentía bastante mejor. Me había estabilizado en mi trabajo, tenía una carrera muy prometedora habiendo estudiado leyes, y siendo una jueza tan joven, hasta incluso en los periódicos digitales estaba mi foto: "Doctora Valentina Valente: Promesa del presente, promesa del futuro".

 

Me había estabilizado en cuanto a lo que vosotros en Sol III llamáis engramas, engramas de otras vidas que me habían afectado en la vida actual al punto tal de disociar mi personalidad y llegar a cometer actos hostiles que para muchos era justicia.

Habiendo vuelto a la normalidad, habiendo eliminado gracias a este señor, o doctor, Raúl Iruti, genetista pero también un gran conocedor del interior del ser humano, logró revertir eso que tanto me pesaba, pero me pesaba de tal manera que me había alterado mi ADN afectándome en demasía. Finalmente logró estabilizarme y ahora estaba trabajando más que nunca y con más claridad mental que nunca.

 

Pero en la vida siempre tenemos problemas. Padre y madre se estaban distanciando, no se llevaban bien, y no es como en los cuento de los niños donde hay uno malo y uno bueno, en la vida real sí hay gente mala y hay gente excelsa, pero el común denominador se hunde en sus propios problemas laborales, económicos, familiares, y a veces la rutina es como una especie de ciénaga que te va tragando y tragando y tragando, y te hundes cada vez más. Y cuando te acostumbras a esa rutina lo tomas como algo normal. Pero consciente o inconscientemente no te das cuenta que te estás deprimiendo, que las cosas que anhelabas pensabas que las ibas a conseguir rápidamente y te vas dando cuenta que no, te vas dando cuento que no es tan fácil, te vas dando cuenta de que hay cosas que antes te satisfacían y ahora no, o que uno cambió o que el otro cambió, o que los dos cambiaron pero de maneras diferentes, y lo que en un momento dado era compatibilidad dejó de serlo. Y ya lo dije, no porque alguno sea malo y el otro bueno, simplemente porque la rutina y el... la falta de... ¿cómo decirlo?, la falta de entusiasmo hace que se produzca una grieta. Y eso es lo que pasaba con mis padres.

Y sentía lo que vosotros llamáis en Sol III, un complejo de culpa, porque estaba tan absorta con mi trabajo, mi trabajo me llevaba todo el tiempo. Además, era lo que me gustaba.

 

Era una de las pocas juezas que tenía abogados defensores amigos, fiscales amigos y me respetaban porque sabían que no me podían influenciar. A veces me reunía en un bar que había abajo, en Tribunales, en el centro de la capital de Plena. ¡Je, je, je! ¡Ah! Y me decían: "Tengo un caso, pero sé que la persona es inocente". Otra amiga que era fiscal "No, mira, esta persona yo la condenaría por tanto tiempo".

Pensaba, miraba a mi amiga fiscal, a mi amiga abogada defensora.

-¿Vosotras estáis convencidas de vuestros puntos de vista? -ambas asentían-. Bien, perfecto. Demostradlo en el juicio.

 

Yo era cien por ciento imparcial, cien por ciento objetiva. ¿Qué a veces un acusado me simpatizaba porque intuía que era inocente? Sí, pero yo debía ser imparcial. Ahora; ¿eso significaba que yo era presa de las leyes? No, sería un insulto decir "Presa de las leyes"; las leyes están para cumplirse. ¿Que a veces en un juicio se liberaba a un culpable o se encerraba a un inocente? Me ha pasado, por supuesto que me ha pasado.

Las leyes de los seres humanos no son perfectas y si bien Ran no era un mundo religioso, yo personalmente creía en que había una supraconciencia que había creado todo el Universo y que esa supraconciencia era la única que no se equivocaba, a diferencia de las leyes del ser humano.

Y por las noches me encerraba en mi propia soledad. A veces me invitaban a tomar algo y declinaba la oferta, decía que no. Me ponía el holovisor en volumen bajo y miraba las figuras nada más para distraerme.

 

Y seguía con ese complejo de culpa por no haber prestado atención a las crisis de mis padres. Lo conversaría con Iruti, él ya me había ayudado mucho y valía el esfuerzo pagar una nueva consulta para que me orientara o me diera una solución sobre cómo debía obrar o de qué manera debía afectarme o no afectarme. Y acá no se trata de montar en indiferencia no, no se trata de eso, tampoco de jalarse de los cabellos hasta arrancárselos de impotencia no, no, no, no, no. Aprendí gracias a este señor, Iruti, que los extremos son negativos, vería de qué manera no enfrentar sino confrontar una posible separación de mis padres y de qué manera quitarme esa culpa de haberme dedicado a mis estudios primero y a mi trabajo después, en lugar de estar más tiempo con ellos y tratar de entender qué les pasaba. Al fin y al cabo yo había estudiado leyes, no estudiaba al ser humano en esa materia que vosotros en Sol III llamáis psicoanálisis.

 

Pero tampoco podía escaparme de mi propia vida refugiándome únicamente en el trabajo porque eso no era vivir, eso era durar.

Tanto mi padre como mi madre tenían amigos, amigos en común y amigos por separado, amigos con los que yo siendo bastante más joven trataba con ellos. Y algunos me decían en forma indiscreta que los aconsejaban.

Y fui atando cabos, uniendo hilos y me di cuenta de que los amigos de él lo mal aconsejaban en contra de madre, los amigos de ella la mal aconsejaban en contra de padre. O sea, que estaban jalando cada uno para su lado para separarlos. Y tendría que ver de qué manera hablarles, cómo encararlos para que no presten atención a los malos consejos de sus amigos.

Con esto no quiero decir que si verdaderamente ya no hay más amor o la compatibilidad es casi nula, yo no podía... Aparte, no tendría cómo. Pero si tuviera el poder tampoco lo utilizaría para unirlos porque no se puede unir lo que se ha roto definitivamente. Pero mientras eso no ocurriera tendría que ocuparme de profundizar a ver por qué esa brecha se iba agigantando, si era la rutina o había algo más.

 

Por suerte el doctor Iruti me había quitado los engramas que me habían provocado una especie de disociación en un relato que ya he comentado en dos sesiones anteriores. Pero tenía más engramas, engramas ocurridos en una vida miles y miles y miles de años atrás. En un mundo llamado Gaela tuve lo que vosotros llamáis en Sol III Déjà vu, de una región llamada Francia, Déjà vu, que significa "Ya visto", sobrevivencias en ese mundo llamado Gaela.

¿Y qué me lo hizo recordar?, que había nacido en una región llamada Plena, justamente como la capital en un nuevo continente en Gaela cuyo país también se llamaba Plena. No importa si el idioma no era el mismo y si habían pasado miles de años, mi concepto era el mismo, y el hecho de que con miles de años y decenas de vidas de separación las ciudades tuvieran el mismo nombre, una en Ran II, en un sol cercano al sol de Sol III, y otra en una vida muy lejana en un mundo igual al sol de Sol III, pero del otro lado de la galaxia y cien mil años antes.

¿Tan sutil es un engrama para que se reactive porque dos regiones separadas por cien mil años y por cien mil años luz tengan el mismo nombre aunque se pronuncien con otro idioma?

 

Y creemos saber tanto y cada vez que vamos profundizando más en el conocimiento es como que nos vamos asomando a un abismo de ignorancia de lo poco que conocemos y de lo mucho que creemos conocer.

Y a veces me causa gracia, volviendo al rol de Valentina Valente en Ran II, cómo hay colegas que creen saber todo y apenas saben una pequeña chispa de un fuego candente inmenso.

 

Es todo por ahora.

 


 

Sesión del 16/09/2021

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

La entidad relata una vida en Términus, mundo al límite del universo. Tenía lo necesario pero su baja estima le impedía disfrutarlo todo. Tenía una amistad que le estaba subiendo la estima cada día, y esto la convencía que debía hacerlo por ella misma. También relata cómo era en aquel momento el planeta Términus.

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Entidad:

-Dolores Carmina -Me levanté-, tiene un siete. Aprobó con lo justo pero aprobó. Le recomendaría que profundice sobre física y sobre nanotecnología. Lo importante, alumna Carmina, que pone voluntad, y eso juega a favor suyo. Aprobada. -Escuché los aplausos. Mis padres no habían venido a la graduación.

 

Cuando le tocó el turno a mi compañera, Estefanía Ardente, escuché que se había sacado diez en todas las materias, lo más importante en las dos más valiosas, física cuántica y nanotecnología. Recuerdo que salimos a brindar.

 

Me quise volver a casa y Estefanía me dijo:

-Dolores, ¿qué haces?

-¿Qué puedo festejar?

-Tu graduación.

-He aprobado con lo justo. Y verdaderamente tengo bastantes problemas en casa.

-Me imagino a qué se debe -me dijo Estefanía-, yo también tengo problemas con mi entorno.

-¿Tú? Tú, Estefanía, eres la mejor, estudias lo necesario y sin embargo asimilas todo. ¿Cómo haces?

-Quizá pongo voluntad.

-¿Te piensas que yo no?

-Bueno, por algo el decano dijo que profundices los holomanuales.

 

Festejamos. Luego me dijo Estefanía:

Te acompaño.

-Está bien. -Me sentía más protegida estando acompañada, había mucha gente alterada por la calle, algunos cruzaban sin ver y eran atropellados-. No quiero llegar a casa.

Estefanía me dijo:

-Te invito a mi departamento.

-¿Y tus padres?

-El último año de estudios me independicé. -Fuimos al departamento, me sirvió algo caliente.

Le digo:

-Nuestro planeta se está muriendo.

-¡No digas eso, Dolores, no digas eso! Debemos ser optimistas, encontrar soluciones. -Ambas teníamos la misma edad, y le comenté.

Le digo:

-Mira, yo tengo una hipótesis, cuando tu miras el cielo de un lado lo ves todo estrellado y del otro lado ves una oscuridad que sientes que te traga.

-Dolores -me dijo mi amiga-, tú tienes conceptos de astronomía, nuestro sistema solar es el último de esta galaxia y por lo que sabemos esta galaxia está en el borde del universo, del otro lado no hay nada de nada.

-¿Y el Creador?

-Ni el Creador siquiera. Pero sí sé que hay unos seres que buscan manipularnos la mente. -Nos quedamos pensando y me atreví a decir:

-¿Esas voces que escuchamos en nuestra mente son esos seres que habitan en esa oscuridad abismal?

-Sí.

-Pero yo he tenido amigas -comenté-, que veían a familiares que ya habían fallecido.

-Son esos seres de la oscuridad, invisibles, que juegan con nuestra mente y nos hacen ver ilusiones.

-¿Cómo?

-Claro. Creemos estar viendo a un familiar fallecido, una amiga que ya no está e incluso nos reprochan y nos dicen "Yo no he muerto, aquí estoy". Se trata de tener voluntad y no caer en el juego de esos seres.

Le dije a Estefanía:

-Entonces es lo que yo suponía, hay unos seres malignos en esa oscuridad que tratan de meterse en nuestra mente.

-No, no tratan de meterse, se meten. Y finalmente muchos enloquecen, mucha gente se suicida.

Le dije a mi amiga:

-Y yo me siento muy vulnerable.

-¿Por qué?

-No es por la nota, al fin y al cabo aprobé, con lo justo pero aprobé. En mi vida no tengo afectos, yo he visto que en el curso tienes compañeros que buscaban salir contigo, Estefanía, y a mí nadie me presta atención, no soy tan bonita como tú.

-Dolores, no te permito que digas eso, si un varón solamente se fija en lo exterior no tiene sentido que te comprometas afectivamente con una persona así, no estoy diciendo que lo exterior no sirva, por algo nos arreglamos, nos vestimos bien pero nuestro interior es lo más valioso. Eso tienes que entenderlo Dolores, nuestro interior es lo más valioso. Por otro lado para mí eres agradable, tienes una cara bonita.

-Me lo dices para consolarme, Estefanía.

-No, no, Dolores, no, de verdad.

-Tú eres incluso más delgada, Estefanía.

-Eso no tiene nada que ver. Tú no eres una persona obesa, eres una persona que pesa algo más que yo.

-Claro, pero no soy tan estilizada como tú.

-¡Cómo te convenzo Dolores? Entiendo que a los varones les gustan las mujeres tipo modelo, esas modelos de desfile pero las modelos de desfile también envejecen, también pueden engordar, y si solamente se encandilan con su exterior la relación va a ser provisoria, separación, dolores, reproches. -Me sentía afortunada de tener de amiga a Estefanía.

 

Luego pasaron muchísimas cosas. Esos seres de la oscuridad atacaban cada vez más la gente, se metían en su mente y la gente creía ver cosas. Algunos se suicidaban incluso del pánico que tenían al creer ver cosas, al creer ver personas que ya habían muerto.

 

No me distancié de Estefanía pero estuvimos mucho tiempo sin vernos.

Nos vimos recién cuando ya teníamos veinticuatro años. Y le dije:

-Mi aprecio por ti sigue siendo el mismo.

-Lo mismo digo yo -dijo Estefanía-, mi afecto por ti sigue estando en mi corazón. -Nos abrazamos-. Y te doy una buena noticia Dolores. Hay unos investigadores, Justo y Máximo, que se han unido con un gran matemático y han ideado unos cascos que se usan en la cabeza, que tienen una especie de red que no permite el paso de las ondas mentales de esos seres invisibles. Justo y Máximo los llaman etéreos.

-¿Etéreos?

-Sí, pero con esos cascos vamos a estar protegidas.

 

En todo Términus se empezaron a fabricar cascos y la gente por fin se sintió bien, que eso es lo más importante, el sentirse bien, el saber que tu mente ya no será invadida, el saber que tu mente estará intacta, el saber que tu mente no alucinará. Y más importante que eso no hay nada.

 

Había una nueva era, pero de la misma manera que aparecen las cosas buenas aparecen las cosas malas. Hubo como una rebeldía en la población: "No tenemos porque usar cascos, queremos ser libres". Las autoridades decían: "Los cascos es lo que te da la libertad, si te lo sacan, esos seres de la oscuridad se apoderarán de tu mente". Pero no había caso, había mucha gente que se los sacaba. Entonces los investigadores, Máximo y Justo con ese gran matemático dijeron: "Habría que hacer una especie de implante suave en el cuero cabelludo para que nadie se pueda sacar los cascos".

 

Pero hubo una rebelión, incendiaban vehículos, atacaban a la autoridad, nadie quería ser esclavo de esos cascos aún a sabiendas que los mismos les salvaban la vida, porque evitaban que los etéreos jugaran con su mente.

Tuve la mala experiencia de que mi propia familia, mi hermana, mi hermano, mis padres no querían usar los cascos: "Lo de los cascos es mentira, los cascos lo que hacen es que los etéreos se metan más en nuestra mente, nos dominen más, nos manejen más".

 

Y yo le comentaba a Estefanía. Ella me decía:

-En mi familia pasa lo mismo, es un tema que me pone muy muy triste. Son tan cerrados, tan obtusos mentalmente que no se dan cuenta de que los cascos es lo que les salva la vida.

 

Pero mucha, mucha gente era anti casco: "Los cascos nos manejan, eso de que pongan un implante de cascos en la cabeza es para que el gobierno nos tenga sometidos, porque nos meten cosas adentro la cabeza".

 

Con Estefanía decíamos:

-¡Qué ignorantes que son, no se dan cuenta de que si se sacan los cascos todos los anticascos van a ser poseídos por esos etéreos! Te juro, Estefanía, que he visto gente en una oficina que se ha tirado por una ventana cayendo al vacío porque creía ver a un amigo que había muerto mucho antes, porque las imágenes que se les aparecen son tan reales que hasta sientes que las puedes tocar, tal es el poder de esos etéreos. Y los primeros cascos eran rudimentarios, te los tenías que sacar para lavarte la cabeza y tener la mente en blanco para que los etéreos no se metan en tu mente, luego los modificaron y podías bañarte e higienizarte con los cascos puestos. Pero en todas las familias, incluso compañeras nuestras del curso que hicimos años atrás también han perdido familiares por no usar los cascos. No me imaginaba que la gente era tan ignorante.

Estefanía me dijo:

-¿Te das cuenta, Dolores Carmina?, tú decías que tenías baja estima porque te sentías poco agraciada, pero mira que eres inteligente, por lo menos tú has estudiado, por lo menos tú tienes voluntad, por lo menos tú tienes perseverancia.

-Es verdad. Trato de estudiar, trato de crecer, trato de ser alguien importante, pero no importante a nivel de vanidad, importante al nivel de ser útil.

Estefanía me corrigió y me dijo:

-Sí, pero empieza por ti, empieza por ser útil a ti misma.

-Lo hago y lo seguiré haciendo. -Me despedí, y antes de despedirme de ella Estefanía me dijo:

-Te doy una buena noticia.

-Dime.

-Aparentemente dos empresas van a cooperar para poner una red satelital. Esa red satelital va a llevar una especie de antenas supresoras.

-No entiendo.

-Algo similar a los cascos pero en los satélites. Entonces ya no vamos a precisar usar cascos, ya no habrá problemas con los anticascos, y esos seres de la oscuridad ya van a estar inhibidos y no van a poseer nuestra mente.

Le confesé, ya antes de irme:

-Yo muchas veces también he visto cosas y he escuchado voces en mi cabeza y pensaba que me estaba volviendo loca.

-No, no, Dolores, no, no eres tú, son esos seres invisibles que buscan manipularte, y cuanto más vulnerable eres mentalmente más buscan meterse en tu mente.

-Tú tienes mi holomóvil, yo tengo el tuyo. Si tienes alguna novedad de la red satelital me lo haces saber. -Nos abrazamos con Estefanía y me marché.

 

Y pensaba, tener una amiga no es solamente tener una compañía, es ser dichosa, es tener un ser afín a ti con quien puedas conversar, que te entienda, que no te contradiga por tonterías. Me llevaba mucho mejor con ella que con mi propia familia. Y por un lado me daba pena porque quería a mi familia, pero eran tan obstinados, tan obstinados...

 

Mi próxima tarea era vencer mi baja estima. Estefanía me lo había dicho varias veces: "Tú no eres importante por haberte recibido, no eres importante porque la gente te conozca, eres importante por ti misma, eres importante porque buscas tu propia aprobación no la de los demás. ¿Qué importa lo que piensen los demás?".

 

Recuerdo que muchas veces le decía a Estefanía:

-Sí que importa, ¿cómo no va a importar? A veces es como que el halago te hace sentir bien.

-Sí, Dolores, el halago te hace sentir bien, pero si caes presa de los halagos vas a ser esclava de los halagos, y un día no te van a halagar, un día te van a criticar, y todo lo que has construido con tu estima se te va a venir abajo. En cambio, con tu propia aprobación, lo que digan los demás te va a resbalar, no te va a importar. Esa es tu meta, ese es tu objetivo, el que te sientas valiosa por lo que eres, por ti misma, no se es más valioso por tener más títulos o tener más créditos en tu banco o tener más amistades. Hay un montón de gente que tiene cien amistades, en realidad no son amistades, son gente conocida que después no la ves más. Entonces no nos sujetemos de lo falso, aferrémonos a lo genuino.

 

Es verdad, Estefanía tiene razón, todo empieza por mí misma. Esa es la lección a aprender, todo empieza por mí misma. No hay nada más valioso que eso, tener la propia aprobación. Mientras uno sepa eso, mientras una entienda que lo más valioso es eso, lo demás es secundario.

 

Gracias por escucharme.

 


 

Sesión del 06/04/2023

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

En Sargón ya estaba preparada para comandar una nave de la flota. Con su teniente hablaron de las espadas, de la cobardía, la valentía, el pánico y el miedo, y cómo se forma una y se confronta el otro.

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Entidad: Me había costado muchísimo primero decidirme a entrar en la academia, superando mi timidez o quizá mi baja estima. Me había costado muchísimo más recibirme de alférez.

 

Obviamente había estudiado astronomía, astronáutica y viajaba por primera vez a Sargón, el planeta principal de la Federación, donde iba a hacer cursos de perfeccionamiento. Era un crucero gigantesco donde viajábamos con alféreces de distintos sistemas estelares. No me miraban con buenos ojos porque yo había nacido en Ferro y si bien había pasado tanto tiempo, tanto tiempo, tanto tiempo la historia recordaba que Ferro había sido el origen de una gran rebelión comandada por Airan y que dejó muchas bajas de ambos lados. Pero hoy Ferro era uno de los mundos más pacíficos donde residían todo tipo de razas, tal cual enseñaba la Federación Sargón.

 

Y seguía luchando contra mi timidez, contra mi falta de decisión y por otro lado estaba admirada de lo que había logrado. No tuve apoyo afectivo de mis padres en el sentido de decirme: "Astrid, entra en la academia. Astrid, estudia astronáutica. Astrid, aprende a conducir una nave", quizá lo que más me costó fue aprender a manejar los holoordenadores. Y cuando aprendí, mi instructora, que era una teniente, me dice:

-Bueno, ahora vamos a hacer un viaje de instrucción en una pequeña nave.

 

Y vi que si bien era una pequeña nave había por lo menos una docena de holo ordenadores. En Ferro había heliocoches que volaban a cierta altura, pero tenían una especie de volante, como los coches antiguos, pero la nave no tenía volante, era todo con holoordenadores, signos. O sea, que tuve que empezar de cero un año de práctica. Hasta que mi teniente me dijo:

-Alférez Astrid, has aprendido, ya tienes tu certificado.

-¿Esto es todo? -La teniente frunció el ceño y con una especie de sonrisa me dijo:

-¿Todo? ¡Je, je, je! Esto es el comienzo, ahora irás a Sargón.

-¿Sargón?

-Harás un curso intensivo de perfeccionamiento, de entrenamiento, de prácticas de combate.

-¿Pero combate por qué?, la Federación Sargón es pacífica.

-¿Conoces de historia?

-Conozco. Sé que siglos y siglos y siglos atrás hubo una lucha tremenda contra el imperio Mordon, el imperio reptiliano, y la Federación lo venció. Y lamentablemente sé que siglos después en mi mundo, Ferro, se organizó una rebelión que no tenía razón de ser porque para la Federación, todos los mundos eran iguales. -La teniente me miró.

-Mira, en este momento hemos anexado más sistemas estelares, tenemos quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares que componen la Federación Sargón. A veces hay alguna rebelión que sofocar por avidez de poder, por avidez de tener más créditos.

-Y porque la gente quiere más dinero, mi teniente. Sí, he conocido otros mundos cercanos a Ferro y viven bien.

-Apreciada alférez Astrid, esto es lo que te falta conocer en seres humanos, en felinos, en cánidos, en reptiloides y en otras muchas razas que aún no conoces: su ego. La mayoría no puede vencer su ego porque es como que lo tiene incorporado dentro suyo.

-Pido permiso para comentar, mi teniente.

-Coméntame.

-A mí me costó mucho vencer mi timidez y mi baja estima como para entrar a la academia, el estudio para alférez, el estudio de astronáutica, de astronomía, trabajar con holo ordenadores, deducir matemática avanzada, hacer trazados enormes que me han llevado semanas para deducir curvaturas espaciales debidos a la gravedad..., espero que no me baje puntuación, mi teniente, pero muchas veces quise abandonar, muchísimas veces.

La teniente hizo un silencio que me abrumaba y me miraba fijamente a los ojos. Temblaba por lo que me iba a responder, pero su respuesta fue satisfactoria:

-Alférez Astrid, muchas veces has querido abandonar.

-Sí.

-Pero te has quedado.

-¿Usted me quiere decir como que he vencido el ego de la timidez y de la baja estima?

-No, te falta todavía, pero lo has confrontado. Las veces que has querido abandonar y has seguido son puntos a favor. ¿Te crees que los profesores no te han observado? En todos los mundos de la Federación hay psicólogos y también te han observado las veces que has titubeado, las veces que has dudado, pero principalmente las veces que has seguido adelante sin claudicar. No todas las alférez de Ferro han sido elegidas para viajar a perfeccionarse a Sargón, tú eres la única, todas las demás alférez de este crucero son de otros mundos, tú eres la única de Ferro.

-No... no piense que quiero quedar bien mi teniente, pero le he cobrado afecto, ¿estará conmigo en los entrenamientos?

-No, no, alférez Astrid, yo tengo que volver a Ferro a entrenar nuevas principiantes. ¿He sido dura contigo? -Tenía temor de responder-. Responde, responde, sé sincera.

-Sí, mi teniente, ha sido muy dura, muy muy dura.

-¿Y eso fue una de las causas también que te quería hacer abandonar?

-Sí.

-Has visto muchas jóvenes cadetes...

-Sí...

-Que portaban espadas.

-Sí.

-¿Sabes cómo las hacía el herrero?

-Entiendo que eso no cambió, se hacen igual que hace milenios; se ponen en hierro candente, luego con el martillo va tomando forma el metal. Cuando toma forma, otra vez al hierro candente y luego en agua fría.

-Bien. ¿Y todos los metales salen templados?

-No, mi teniente, hay metales que son malos y se quiebran y se descartan.

-¿Y por qué sucede eso, alférez Astrid?

-Mi teniente, porque pasar de una temperatura tan alta al agua helada no todos los metales lo soportan.

-Ese ejemplo que hemos conversado, pregúntate qué hubiera pasado si yo hubiera sido blanda contigo.

-¿Usted piensa, mi teniente, que por haber sido dura me ha templado? Yo no me siento templada.

-No, pero tampoco te has quebrado. Lo que he hecho es haberte preparado para enfrentar lo que va a venir.

-No me asuste. Disculpe, sé que no debo tener miedo.

-Al contrario, debes tener miedo.

-¿Pero eso no es ser cobarde? En la Federación no se debe ser cobarde.

-Astrid, tú te confundes, el miedo no es cobardía, cobardía es que el miedo te venza, pero si tú lo confrontas y sigues adelante, eso es valentía. Las cadetas, o ya recibidas de alférez, que no tienen miedo, yo directamente recomiendo a mi superiora a que no las incluya en la flota. Una persona que no tiene miedo es una persona que tiene problemas en su mente. No las califico.

-¿Entonces está bien tener miedo?

-Está bien tener miedo, lo que no está bien es tener pánico.

-No entiendo, mi teniente.

-A ver, pronto vamos a llegar a Sargón. Supón que el día de mañana varias compañeras tuyas contigo enfrentan al enemigo, lo van a enfrontar con miedo y van a vencer ese miedo con valentía, pero si a ti te coge un ataque de pánico pueden pasar dos cosas: que huyas y te maten por la espalda o que huyas y te procesen por traición. O la otra, que el pánico te paralice y el enemigo también te mate. El pánico es lo peor del miedo: si vences al miedo eres valiente. Al pánico nunca lo vences, el pánico te gana porque el pánico se alimenta del ego de tu miedo.

-Entonces es imposible vencer el miedo.

-Es que no debes luchar contra tu miedo, alférez Astrid, debes confrontarlo, aprender a vivir con ese miedo, y así y todo atreverte, como te has atrevido a entrar a la academia, como te has atrevido a estudiar astronáutico, astronomía, como te has atrevido a aprender holocomputación y como te has atrevido a aprender a manejar los holoordenadores de la nave. Seguro que estuvo a punto de cogerte pánico cuando viste que había doce holoordenadores y habrás querido escapar, pero no lo hiciste, ahí has confrontado tu miedo.

-O sea que, mi teniente, ¿ahí he vencido mi ego?

-Has vencido uno de los roles. Por eso te digo que yo no te he templado, te he preparado, porque las pruebas van a seguir y van a ser mucho más duras.

-No me deja tranquila.

-Es que no tienes que estar tranquila, tienes que estar alerta, siempre alerta. Y olvídate si las demás alférez no te prestan atención porque dicen "Es de Ferro, un mundo que alguna vez se rebeló". Estamos hablando de siglos. El problema no eres tú, son las otras alférez que no entienden. Y te respondo antes de que me preguntes, ¿si así como hablo contigo, hablo con las demás alférez? Por supuesto que sí, y con muchas de ellas con más dureza todavía. Cuando me conocen tiemblan. Y después pasa como te pasó a ti, me cogen afecto. Pero llega el momento de decirnos hasta pronto, porque nunca es un adiós, volveremos a vernos.

Ya estamos llegando a Sargón. Acuérdate, Astrid, alerta y confronta el miedo. Atrévete, atrévete.


 

Sesión del 25/04/2023

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

Participaba con altos mandos en entender cómo un enemigo pudo eliminar una nave de la Federación Sargón. Encontraron cómo lo hicieron y diseñaron un arma que contrarrestara aquel ataque. Pero debía haber una solución más enérgica. Y la probaron.

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Entidad: Estaba en silencio escuchándolos hablar en un idioma técnico que apenas entendía. Uno de los más ilustres informáticos se encontraba allí presente, el doctor Radolik, pero sus descubrimientos fueron de alguna manera inducidos por la capitana Kirana y el capitán Alexis. La conversación entre ellos era insuperable.

Kirana habló:

-Pienso que esta idea que tuvimos tiempo atrás va a dar resultado del cien por cien, de verdad que no tengo duda. ¿Tú?

Habló el capitán Alexis:

-Tampoco. Tampoco. Lo venía ideando mentalmente, cómo evitar que un enemigo que no se conoce debilite el escudo energético de las naves, y entonces pensé en poner un tejido energético.

La capitana Kirana dijo:

-Y en ese momento pensé en el grafeno.

 

Hablamos con el doctor Radolik y dice:

-Se puede hacer perfectamente.

-¿Cuánto va a demorar?

-Un mes.

-Es mucho. Es mucho tiempo.

-Necesitaría veinte ordenadores tan grandes como el mío, con veinte ayudantes que sean los mejores. -Yo escuchaba callada.

 

Pero la Federación se los había conseguido, y con las indicaciones de la capitana Kirana y el capitán Alexis, el doctor Radolik pudo hacer una doble capa energética con ultragrafeno energético, un escudo impenetrable.

No tengo el conocimiento tan vasto como lo tienen ellos, pero calculo que era un escudo si digo diez veces superior me quedo corta, yo calculo que es de veinte a treinta veces superior, prácticamente impenetrable por la mayor de las fuerzas del universo, por lo menos conocidas por la Federación.

 

El doctor Radolik dijo:

-Pero eso no es todo, hay más.

La capitana Kirana dijo:

-Póngame contenta. ¿Qué es más?

-El mismo ultragrafeno dentro de la bomba de fotones puede destruir cualquier escudo energético, no drenándolo.

El capitán Alexis preguntó:

-Me interesa saber cómo drenaron nuestros escudos anteriores.

-Con un campo ultra magnético fueron debilitando la energía. Al fin y al cabo, ¿qué es la energía?, es masa en una vibración distinta. Y lo que nosotros logramos en los escudos es una energía que vibre tan lentamente como la más fuerte de las masas, pero con un componente que permita que la energía siga siendo tal. Ahora, con este escudo de ultragrafeno energético no hay manera de que puedan drenarlo, es imposible. Hicimos cien mil cálculos con los ultraordenadores, con mis ayudantes, no hay una sola falla. Y pienso que la bomba de protones con grafeno energético es lo más potente que existe.

 

Miré la cara del capitán Alexis y me dijo:

-¿Escuchas, alférez Astrid?

-Sí, mi capitán.

-¿Qué piensas? Dilo, por favor, ¿qué piensas, Astrid?

-Me siento como que no estoy preparada para este trabajo, veo que son cerebros superlativos y yo me siento tan pequeña...

 

La que habló ahora es la capitana Kirana.

-Astrid, tienes que entender que tú recién empiezas, tienes que entender que nada se sabe de golpe, tienes que entender que todo se va incorporando en la mente lentamente, asimilando cada cosa, pero lo primero que tienes que asimilar es tu voluntad, tu capacidad, tu perseverancia y tu autoestima. Siempre has tenido autoestima porque has nacido en Ferro, y como mucho tiempo atrás hubo una rebelión, hubo gente que te miraba mal. No te tiene que importar, te tiene que importar tu persona, tu persona Astrid, y de a poco vas a ir logrando las cosas. ¿Que vas a tener fracasos?, seguramente, pero de ellos vas a aprender.

-A veces parece que fuera torpe mirando a estos genios de los ordenadores.

-No, ellos superan a miles que también trabajan con ordenadores, son los mejores de toda la Federación. ¿Pero cómo vas a decir que eres torpe?, hay alférez que recién empiezan y que han visto el manejo de naves que has hecho con simuladores, y las escuché: "Qué maravilla la alférez Astrid". Sigue escuchando. -Agaché la cabeza y le agradecía a la capitana. Y me quedé escuchando.

 

El capitán Alexis habló con el doctor Radolik:

-Falta algo y vamos a necesitar un poco más de tiempo. Desde ya hablamos con todos los comandantes comenzando por el ministro de la Federación Sargón, Will, ya empezamos a blindar con ultragrafeno energético como escudo a todas las naves de la Federación de los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares. No sé el tiempo que tardaremos, doctor, pero ya lo empezamos. Entiendo que está terminado.

-Sí, capitán.

-Bien. Lo que no ha terminado es su trabajo, doctor.

-¿Qué más falta? -preguntó la capitana Kirana. El capitán Alexis la miró.

-Tú, al igual que yo, has estudiado el espacio.

-Obviamente.

-Y sabemos que está vacío.

-De alguna manera -respondió Kirana.

-Explícate.

La capitana Kirana se rió:

-Sé por dónde quieres ir, has llegado a una conclusión y quieres saber si yo llegué a la misma. El vacio no está vacío, si no no existirían las ondas gravitacionales.

-Exactamente. Exactamente. Hice un pequeño, humilde trabajo creando vacío en el fluido del espacio.

-Pásamelo.

 

El capitán Alexis tomó su pequeño holoordenador que le cabía en la mano, presionó un botón e inmediatamente en la gigantesca computadora estaba toda la tesis.

El doctor Rapoport, que era el segundo del doctor Radolik, se asombró:

-Esto es una maravilla. ¿Lo podemos desarrollar?

-Sí.

-¿Cuánto llevará, Radolik?

-No me apresures, Rapoport, una semana, diez días.

-Bien -dijo el capitán Alexis. Y le palmeó la espalda al doctor Radolik. La miró a la capitana Kirana.

-Esto, esto es superior a la bomba de fotones con el ultragrafeno energético, es el vacío total, vacío en el vacío. -El capitán me miró-: ¿Alférez Astrid, has entendido?

-Sí. Conozco de ondas gravitacionales y sé que para que haya ondas gravitacionales el espacio tiene que tener un componente. Ahora, reconozco que en eso soy insignificante porque desconozco cómo ha hecho esa tesis, capitán.

-Ante todo, estimada Astrid, nunca, nunca digas que eres insignificante, porque no lo eres. No te lo permitas a ti misma y no permitas que nadie te lo diga. Obviamente, si un superior, porque hay superiores que son muy creídos, te dicen insignificante, baja la vista y no respondas, luego te quejarás al comandante que corresponda. Pero nunca te sientas insignificante. -Terminada la reunión fuimos a comer algo y me recosté.

 

Al final tuvieron que pasar veinte días más para que el doctor Radolik, con la ayuda del doctor Rapoport pudieran llevar a cabo el aparato, que se podría montar en cada nave que produzca vacío sobre el vacío espacial.

 

La capitana Kirana me dijo:

-Alférez Astrid, tú junto con el alférez Morkan, la alférez Lanardín, la alférez Scarla vamos a hacer un pequeño viaje en un pequeño crucero.

 

Y viajamos. No fuimos a la velocidad de la luz, nos alejamos algunos miles de kilómetros de Sargón central.

Y había una muy vieja estación espacial.

-Miradla, observarla todos -dijo la capitana Kirana-. No está en uso, tiene cientos de años, pero sirve como prueba.

 

El capitán Alexis dio la orden:

-Alférez Nacami... -El joven se dio vuelta.

-Mi capitán...

-Apunte... ¡Ahora! -Miramos todos por los ultravidrios: No salió rayo, no salió bomba, no salió nada, pero de repente la vieja estación espacial desapareció.

 

La miré a la capitana Kirana:

-Disculpe mi ignorancia, ¿pero qué pasó, la teletransportaron?

-No. -Lo miré al capitán Alexis.

-¿Qué pasó?

-Desapareció en el vacío del fluido espacial.

-¿Pero a dónde?

-Desapareció. Suponiendo que hubiera gente, de cualquier raza, y se le dispara este arma del vacío total, la gente deja de ser, la nave deja de ser, todo lo que hay dentro de la nave deja de ser, pasa a ser nada, ni siquiera quedan moléculas, ni siquiera quedan átomos, nada. Así que, alféreces, habéis sido los primeros en haber visto la capacidad de este arma, que no se va a usar para ataque, sólo para defensa.

 

La capitana Kirana le estrechó la mano al capitán Alexis:

-Verdaderamente has estado genial con esta tesis.

-Hace rato, Kirana, que lo venía pensando: Nos merecemos un trago.

Kirana sonrió, y le dijo a Alexis:

-Aquí no, en tierra. Alférez... A todos...

-Capitana...

-Tenéis cuarenta y ocho horas de descanso cuando bajemos, esto hay que festejarlo.

 

Me sentí contenta, satisfecha y orgullosa de haber compartido este descubrimiento con los dos mejores capitanes de la flota estelar de la Federación Sargón, la capitana Kirana y el capitán Alexis.

 

Y no, no soy una inútil, no soy una persona ineficiente, soy una persona que está aprendiendo, aprendiendo. Esa es la diferencia. Y eso es lo que me voy a grabar en la cabeza: Si no sé algo lo aprendo, más lento, más rápido, pero lo aprendo. Pero que nadie me diga ignorante, empezando por mí misma. Me tengo que sentir orgullosa.

 

Gracias por escucharme.


 

Sesión del 20/06/2023

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Valentina

La entidad comenta que estaba aprendiendo respecto a las relaciones de la Federación Sargón con otros mundos asociados, periódicamente había algún tema político o militar que les ocupaba. Había un mundo que se sintió ocupado por habitantes de otro mundo y pidió ayuda a la Federación. Acompañó a su mando a este mundo. Tenía cierta preocupación.

Sesión en MP3 (3.097 KB)

 

Entidad: Estábamos en un viaje de instrucción, camino a mi planeta natal, Ferro. Tenía de compañera a la alférez Dana. Ambas teníamos distintos temores. Mi temor, como Astrid, era no ser lo suficientemente útil como para que el día de mañana me asciendan a teniente. Y Dana también tenía sus problemas, como alférez. Ella estaba muy emocionada y alterada porque su madre se había mudado a Sargón cuando ella se anotó a la academia porque no aprobaba que fuera militar.

Me contó que el que en ese momento era el capitán Alexis le dijo: ¿Por qué te afecta tanto si tu madre vive lejos?

 

-¡Alférez... aquí! -Miramos, nos llamaba la capitana Kirana. Kirana era una de las más efectivas capitanas de instrucción. Reunió a todas las alféreces y las tenientes, la mayoría de las militares de instrucción éramos mujeres-: Tengo un mensaje del comando central, del propio primer ministro. Hace poco tiempo atrás un nuevo sistema, Alatrix, se unió a la federación Sargón. Es cierto que lo hizo por conveniencia porque era atacado por un sistema vecino que tenía armas más poderosas, y en este momento están pidiendo auxilio. La orden del comando central es ir a Alatrix y a poner en su lugar al sistema que los está atacando, un sistema que está a tres años luz de Alatrix.

 

Yo me sentía con miedo. Le dije a Dana:

-Es un viaje de instrucción y de repente vamos a una batalla.

Dana me respondió:

-Fíjate en Kirana, lo segura que se siente.

-Bueno, tiene su antigüedad también y su experiencia en batallas, pero nosotras somos nuevas, prácticamente.

 

Al poco tiempo llegamos al sistema de Alatrix. En Alatrix 3, un mundo muy parecido a Ferro, próspero, con varios océanos y mucha tierra cultivada, hacía poco que habían comenzado los viajes interestelares, hasta hace poco hacían solamente viajes dentro de su sistema. Apenas hicieron viajes interestelares se pudieron contactar con Sargón para acoplarse a la Federación, y de esa manera la Federación tenía la obligación de protegerlos de toda raza invasora.

 

Dejamos el crucero en órbita.

-Vosotras dos: Alférez Astrid, alférez Dana, venid conmigo.

 

Fuimos a la sala de teletransportación y bajamos al planeta. El geolocalizador nos dejó a poca distancia del ministerio.

La capitana se presentó:

-Vengo en representación de la federación Sargón.

-Yo soy el ministro Kual -con la letra "K"-, y nos están atacando. Es más, en uno de los territorios directamente nos han desalojado.

-Muéstreme el mapa, ministro -pidió la capitana Kirana.

-Aquí, en la parte noreste.

-Bien. Bien. ¿Cuántos invasores piensa que pueden haber en ese territorio?

-Capitana, le calculo que más de treinta mil invasores. ¿Cuántos cruceros habéis traído?

-Uno sólo ministro, pero es suficiente.

-¿Cuántos soldados hay a bordo?

-Doscientos.

El ministro se puso mal:

-Pensé que iban a mandar una fuerza mayor.

 

Me había entrado el pánico. Si el ministro dudaba imaginaos cómo estaba yo. Le dije a Dana:

-No vamos a poder hacer nada.

Kirana habló por el intercomunicador:

-Teletranspórtennos al crucero. Ya hablaré con usted ministro. -En el crucero habló con las alféreces y las tenientes-: Hay diez mil invasores que tomaron un territorio en Alatrix. Quedaran en los comandos principales, en el sustento de vida, en los escudos, en los ordenadores, en los visores y obviamente en las armas. Aplicaremos en nuestros cuerpos los escudos individuales con el ultragrafeno, ni siquiera una pistola de protones podrá atravesarlos. Desconozco el armamento de esta raza invasora. Alférez Eliana...

-Mi capitana.

-Localice el centro de mando de los invasores. -Apareció un punto rojo-. Iremos la mitad de la tripulación, la otra mitad queda a cargo de la teniente Argona.

-Sí, mi capitana.

-Vamos al hangar principal de teletransportación.

 

Y bajamos al planeta, al territorio hostil, cien personas de la academia militar.

Nos vieron llegar, me sorprendió porque había muchísima gente de civil trabajando, cultivando.

 

El intercomunicador nuestro con el holoordenador servía para traducir cualquier idioma galáctico. Kirana preguntó por el ministro.

-No tenemos ministro, tenemos un jefe de tropa.

-Llevadme a él, soy de la Federación Sargón. ¡Ahora! -ordenó la capitana.

 

El ministro era un civil algo obeso, fumando un habano.

-¿Quiénes sois?

-Soy la capitana Kirana, de la Federación Sargón. Lo que están haciendo no es correcto, han invadido un mundo de la Federación.

-No hemos invadido nada. Yo soy el jefe de tropa. Esta parte del continente estaba desierta, sembramos, cosechamos... Preguntadle al primer ministro de Alatrix si hubo alguna víctima. Este territorio estaba desocupado, nuestro mundo es muy pobre, tiene poca... poca agua, poca agua potable, la tierra no es muy fértil. Además, somos muy pocos los que hemos venido, en nuestro mundo hay millones, y no pensamos venir más, solamente nosotros. Les estamos haciendo un favor, esto era un desierto, mirad, mirad, este valle no existía.

-¿Cuándo hace que estáis aquí?

-Aproximadamente un año de este mundo, y lo hemos transformado.

-De todas maneras es demasiado territorio para tan pocas personas que sois vosotros.

-Tendremos hijos, familias. No tenemos ningún problema en mezclarnos, somos de la misma raza que la gente de Alatrix.

-Ellos se quejan -dijo la capitana- de que no es la primera vez que vienen.

-Y es cierto, no le voy a mentir. Hemos venido con naves a llevarnos agua potable, aquí hay muchísima, muchísimos ríos, arroyos. Y la población de Alatrix no es tanta, no llegan a doscientas millones de personas, somos más nosotros en un mundo que si vosotros lo conocierais veríais todo lo que escasea, somos buenos trabajadores de la tierra, respetamos la vida de los animales, comemos solamente frutos, lo que da la tierra. Al contrario, embellecemos los territorios.

-Hablaré con el primer ministro, tendréis noticias nuestras. -La mayoría vi que no estaban armados, al contrario, estaban impresionados por nuestros trajes.

 

Nos teletransportamos otra vez al crucero.

Le pregunté a la capitana:

-¿Qué va a hacer?

-Hablaré por la transmisora ultralumínica directamente con el primer ministro, le contaré la situación.

 

Luego de hablar bajamos de nuevo nosotras tres, la capitana Kirana, Dana y yo. Hablamos de vuelta con el primer ministro, le contamos cómo era la situación en ese territorio.

 

El primer ministro dijo:

-Eso no quita que hayan tomado posesión de algo que es nuestro.

La capitana le dijo:

-Mire, ministro, he visto que son de la misma raza, ellos no están ocupando nada por la fuerza, incluso tienen asentamientos muy prósperos que no veo en otra parte de Alatrix, han trabajado la tierra en sólo un año y veo desde lo alto otras zonas de este mundo que no están trabajadas. Son solamente diez mil y dijeron que no hicieron ninguna amenaza de palabra ni hubo víctimas.

-Bueno, pero se han quedado con nuestro territorio.

-Lo están trabajando para beneficio de todos.

-Vienen desde antes que yo naciera.

-Sí, nos dijeron que vienen desde hace muchos años a llevarse agua potable. De todas maneras en Sargón tenemos tecnología superior a Alatrix como para que este mundo tan poco fértil, que supuestamente son vuestros enemigos, puedan modificarlo.

-¿Y entonces significa que si modifican ese mundo y lo hacen más habitable podrán dejar este?

-Podrían -dijo la capitana Kirana-. ¿Pero de verdad quieren que dejen de cosechar? ¿Fue, ministro, a ver ese territorio? Porque el jefe de la tropa dijo que sois bien venidos y que hasta pueden mezclarse las familias.

-¿Y qué les impide que teniendo ellos tantos millones no vengan de a miles cada vez hasta ser ellos los dueños de ese mundo?

-Acabo de decir, ministro, que en Sargón tenemos la tecnología como para modificar el mundo de ellos, hacerlo mucho más habitable. De todas maneras hablaremos directamente con el alto mando de ese mundo para decir, si está de acuerdo ministro, que esta poca gente puede quedarse, pero que basta, que ya está, que ayudaremos a su mundo a mejorarlo a que la tierra deje de ser yerma, a que haya más agua potable, a que puedan vivir en armonía y que el día de mañana puedan viajar de un mundo al otro como amigos o como hermanos y no como invasores.

-¿El primer ministro de Sargón nos da la palabra?

-Yo, la capitana Kirana, les doy la palabra en nombre del primer ministro.

-Siendo así, les pido por favor que pongan manos a la obra en ese mundo. Y los que ya están aquí, si permiten que los visitemos y que podamos hacer amistad, bienvenido sea.

-Ministro, le dejo un aparato especial, un avance nuevo, es un intercomunicador ultralumínico que se puede comunicar directamente con el alto mando de Sargón, por si hubiera algún problema futuro, que espero que no.

-Le agradezco mucho, capitana. -Me miró la capitana.

-Alférez Astrid, alférez Dana, volvamos al crucero.

 

Estaba sorprendida, altamente sorprendida cómo se había resuelto la situación de una manera tan inteligente. Cada día admiraba más a mi mentora, la capitana Kirana.