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Psicoauditación - Francisco H.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Sesión del 10/02/2017

Sesión del 20/02/2017

Sesión del 02/03/2017

Sesión del 17/05/2017


Sesión del 10/02/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Francisco H.

En una vida, en Ran II, sus progenitores no le ayudaron en nada. Tuvo que desenvolverse no solamente sin ellos sino además arrastrando engramas que su padre le producía con su odio. Dejó la casa familiar. Debería afrontar la maledicencia de su padre.

Sesión en MP3 (2.899 KB)

 

Entidad: A veces me da la sensación de que hay circunstancias que en distintas vidas se repiten, no de la misma manera -aún con distintos esquemas, distinta labor, distinto entorno familiar-, pero es como que hay aproximaciones, y si revivimos situaciones similares, esos engramas que se nos implantaron muy, muy profundo vuelven a surgir al punto tal de que nos condicionan de tal manera que nos sentimos ahogados, como que estuviéramos debajo el agua, figurativamente hablando, y no nos permitieran respirar esos condicionamientos, ¡Dios!, haciendo que apenas pudiéramos sostenernos a nosotros mismos.

 

Mi nombre era Osmar Belami, había nacido en un mundo Ran II, el segundo planeta de la estrella Ran. En lo laboral, si dijera que estaba bien me quedaba corto, estaba más que bien, más que bien. En lo familiar, a ver, madre siempre fue una persona sobreprotectora. Me acuerdo que de pequeño, como todos los niños, se peleaban y mi madre, de sobreprotectora, me había criado demasiado tímido al punto tal de que si peleaba con otro niño ella se metía y nos separaba y me llevaba a casa llorando. Ella me decía:

-Bueno, Osmar, no llores, ya va a pasar, madre está contigo. -Y yo me sentía bien. ¡Cómo me quería, cómo me protegía!

 

Pero era un niño, era un niño, no me daba cuenta de que me estaba haciendo mucho daño. Padre prácticamente no me dirigía la palabra, a veces hasta pensaba que me odiaba. Hasta que fui creciendo. Allí me decía:

-Eres bueno para nada. Este año te has llevado dos materias, nunca vas a ser bueno como yo. -La cantidad de engramas que me ponía.

 

Mi padre, Rector Belami, era un conocido profesor en nanotecnología y medicina de nanotecnología. Yo aspiraba a ser como él, admiraba su imagen, lo admiraba tanto como él me despreciaba. Jamás me sugería nada, me imponía, me gritaba, me desvalorizaba hasta que en quinto año de la facultad me recibí con las mejores notas sin deber una sola materia. Otros padres dirían "Bien Osmar, estoy orgulloso de ti". Padre no. Fui contento a mostrarle el diploma, porque no vino a mi graduación, mamá sí.

-¿Para qué querías que fuera?, ya sabía el desenlace, no esperaba menos. Es decir, de haber esperado menos directamente no te hubiera recibido acá en casa. -Lo miré como extrañado-. No me mires de esa manera, te hubieras tenido que buscar un lugar porque aquí no queremos parásitos.

 

Ya había cumplido veinte, casi veintiuno de vuestros años de Sol III. Había jóvenes que eran mayores que yo y todavía les faltaba un año para recibirse, o sea, padre tendría que estar orgullos. No, para él era mi obligación el recibirme.

-Trabajarás conmigo, así te tendré controlado. -¡Controlado!

 

Me fui a trabajar a la clínica de papá. Papá había estudiado con el esfuerzo del abuelo, el abuelo ya fallecido lo había ayudado muchísimo, lo ayudó incluso a montar la clínica. Apenas la clínica quedó terminada, siendo yo pequeño, el abuelo falleció. Siempre me sorprendió siendo tan pequeño que en el velorio del abuelo, padre tuviera cara de piedra, ni una lágrima, ni un gesto de dolor. Madre se prendió de su brazo, se recostaba en su hombro sollozando y padre sin disimulo la apartaba y se iba a servir una bebida muy similar, prácticamente la misma que vuestro café.

 

Y fui creciendo, me especialicé en medicina de nanotecnología, fui creciendo al punto tal de investigar, el haber hecho nuevos descubrimientos, el trabajar con nanobots, nanobots donde podías transportar determinadas enzimas detectando únicamente células cancerosas para modificarlas o bien destruir esas células cancerosas evitando la radioterapia y toda otra medicina invasiva. Me sentía orgulloso.

Por fin, por fin ya cumplido treinta de vuestros años, padre me miraba de otra manera.

 

El problema es que me dediqué tanto, tanto, tanto al estudio, a la investigación de nanotecnología que no dejé lugar al amor. Sí, salía con amigos, conocí a algunas chicas pero no llegué a comprometerme seriamente con ninguna, tal vez los engramas que me había dejado mi padre, Rector, afectaban también el trato con las mujeres. Pero era bien parecido, joven aún, la expectativa de vida de Ran II era mucho más elevada que la que tenéis vosotros en Sol III. Una sociedad que manejaba el dinero electrónico, no había papel moneda, en todos los países era el mismo dinero electrónico. Vivíamos en un mundo apenas más pequeño que Sol III con tres mil quinientos millones de personas prácticamente la mitad o menos de la población de Sol III, respetábamos la fauna y la flora, éramos un mundo agraciado.

El hecho de ser soltero, de alguna manera era una ventaja porque no tenía que cuidarme. ¿En qué sentido? En el sentido de que para evitar superpoblación, la sociedad, de acuerdo con el estado, habían acordado que los matrimonios no podían tener más de dos hijos; de no hacerlo, el hijo restante era llevado al nacer -por el estado-, protegido, cuidado pero sin apellido y nunca más en el resto de su vida sabría quienes eran sus padres. Tendría buen estudio, buen trabajo, sería recibido en la sociedad como cualquier otro porque el niño, luego joven, luego adulto no tenía ninguna responsabilidad, ante la sociedad era igual a cualquier otro, sencillamente que no tenía padres.

 

Dentro de mi timidez yo era una persona frágil, en el sentido afectivo. Tenía una tremenda compasión por los carenciados porque si bien nuestro mundo era equitativo había gente que era carenciada por falla propia, dificultad para estudiar, no era constante en su trabajo, entonces los créditos que llevaba acumulados estaban en rojo en su cuenta electrónica. Recuerdo que se internó en nuestra clínica un gran amigo mío que lo conocía de pequeño, estaba con cáncer avanzado y no había manera de... Ya prácticamente era irreversible. Recuerdo que lo conversé con padre. Le digo:

-Padre, tú sabes que he hecho un descubrimiento con nanobots donde los nanobots pueden detectar cuáles son las células comprometidas y poder destruirlas o directamente modificar ciertas enzimas para desactivas esas células...

Padre me cortó en seco:

-Osmar, no pareces hijo mío, todos los premios que has recibido han sido por mí.

Quizá es la primera vez que me revelé. Le digo:

-Padre te equivocas, han sido por mí, es mi afán, es mi tesón, es mi estudio.

-¿Pero quién te alentó?

-¿Tú? ¿Tú, padre, me has alentado? -Levantó la mano como para darme una bofetada.

 

Lo miré desafiante, ya no era un niño, ya no era un párvulo, ya tenía treinta y tres de vuestros años. Y me marché. Mi escape, lo que me hacía sentir bien era que por la tarde noche daba cátedra de nanotecnología y medicina en la facultad. Me sentía bien, me sentía cómodo con mis alumnos, me sentía joven con ellos.

 

Recuerdo que una tarde mi amigo me dice:

-Despídeme de la familia.

-No, no.

 

Era un fin de semana, la clínica prácticamente tenía el personal auxiliar. Cogí los nanobots y se los inyecté en el torrente sanguíneo. En menos de seis días su aspecto había mejorado.

Fui descubierto. Padre vio la mejoría de mi amigo y le hizo un scanner electrónico, en el scanner saltaron los nanobots.

-Has roto las reglas. Has puesto en riesgo la clínica. No te autoricé, sabes que este tratamiento aún no fue autorizado por Salud Pública.

-Padre, no fue autorizado por burocracia.

-Yo sabía que no eras un buen hijo. -Y más engramas, y más engramas.

-¿Por qué? ¿Porque no soy como tú?

-Por ser mi hijo, únicamente por ser mi hijo te daré una pequeña indemnización, pero esta misma tarde te llevas tus bártulos, tus cosas y dejas la clínica.

-¿Me estás echando?

-¡Te estoy echando! Tendría que denunciarte a las autoridades.

-¡He salvado una vida!

-Casi destruyes la fábrica, casi destruyes todo. Sabes que yo aparte tengo una fábrica de nanotecnología que forma parte de la empresa de la clínica y tú echas todo a perder, como siempre. Siempre has echado todo a perder.

-Me he recibido con las mejores notas, -le respondí con su mismo tono de voz-. Siempre me has despreciado, siempre me has valorado de menos. Entre madre que me sobreprotegió y tú, que siempre me has despreciado, ninguno de los dos vale la pena el que yo sufra.

-¡Cállate! Todavía te debo una bofetada.

-Jamás. Ya no soy un niño.

-Eres poca cosa.

-¿Y tú qué eres? -le respondí-, un ser sin alma. Y te voy a decir una cosa -riéndome irónicamente se lo dije-, ¿sabes lo qué no admites?, ¿sabes lo qué no admites?, que yo, Osmar Belami te superé. Soy mejor que tú, estoy entre los cinco mejores médicos en nanotecnología en todo Ran II. Te superé, y eso tú no lo puedes soportar.

-¡Vete! ¡Vete, basura! ¡Vete de aquí!

-Me iré. Me iré de casa también.

 

Esa tarde me marché, roto por dentro. Nunca entendí a padre su desprecio. Él no competía conmigo, él buscaba desmerecerme. ¿Qué le hice? Desde pequeño me odiaba. Yo recuerdo que tenía cinco de vuestros años, me peleaba con otros niños que me ganaban, madre me llevaba dentro llorando y padre no me dirigía la palabra. ¿Por qué nunca me aceptó? ¿Por qué?

 

Pedí una licencia en la facultad. Me tomé un tiempo, tenía una propiedad bastante importante y tenía de alguna manera créditos como para sostenerme meses sin trabajar. Para colmo de males no solamente padre no me dio una recomendación sino que encima, en mi hoja de servicios, que es electrónica y va directamente al fisco, había puesto que yo había quebrantado las reglas de la clínica. ¡A su propio hijo! O sea, que mi hoja estaba manchada. No sé quién me tomaría en adelante.

 

Siempre tienes engramas en las distintas vidas por vivencias, por actos hostiles de terceros, pero que tus propios seres queridos te dañen, eso va más allá de cualquier fuerza humana interna, y esos engramas no se van de un momento para el otro.

Le pido disculpas a este receptáculo que me alberga, que traslada a lenguaje hablado mi concepto suprafísico, porque le estoy transmitiendo todo mi dolor de pecho y él lo está sintiendo enormemente. Lo lamento. Y a su vez le agradezco por haberme permitido descargar aunque sea un poco de esos engramas.

 

Nada más, por ahora.

 

 


 

Sesión del 20/02/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Francisco H.

La entidad relata que el mundo Ran II estaba militarizado, se trabajaba con tecnología adelantada a su momento y que no se daba información de qué estaba ocurriendo. Él y unos amigos consideraban la situación planetaria como la más grave posible.

Sesión en MP3 (2.363 KB)

 

Entidad: Me sentía frustrado. Afamado médico en nanotecnología, mi nombre era Osmar Belami, trabajaba en la clínica de mi padre, Rector. Tenía un amigo con cáncer avanzado, lo traté con nanobots, lo salvé. Pero como el tratamiento jamás había sido probado en seres humanos, mi padre desentendiéndose de mí me despidió. Si bien tenía otro trabajo, dando cátedra en la facultad, el hecho de haber sido despedido, el hecho de que no me hubiera recomendado, en la facultad decidieron de que no era buena influencia. Con todos mis títulos, un premio que había recibido, como decís vosotros, estaba en la calle.

 

Obviamente tenía ahorrado créditos, bastante dinero electrónico, pero el dinero se va y necesitaba seguir trabajando no sólo para mantenerme si no para mantener mi mente ocupada y a la vez entender que el trabajo me daba fuerzas para seguir.

Tuve varias ofertas. Conocí a Serge Nauer, Serge se hizo amigo mío. Él trabajaba con integrados, había quedado sin trabajo, había tenido fracasos afectivos y consiguió empleo en investigación espacial. Me dijo que podía, no recomendarme pero sí presentarme a alguien, ya que ser médico en nanotecnología en alguna área podía ser útil. A los veinte días me llega un correo electrónico y me citan en el departamento de investigación espacial. Me interrogaron prácticamente medio día. Cuando hablo de interrogar estoy hablando que me preguntaron hasta qué tomaba, qué tipo de alimento consumía, si hacía algún tipo de ejercicios, qué lectura prefería, qué ideas tenía, qué opinaba de que los matrimonios solamente pudieran tener dos hijos para evitar la superpoblación, cuál era la causa de que me interesara la investigación espacial. La última la respondí, en realidad las respondí todas, y como la mentira tiene patas cortas y aparte no me interesaba ocultar mi vida no tenía nada que esconder, dije que no es que algo me interesara en investigación espacial, quería trabajar y había conocido a Nauer quien dijo que iba a preguntar por mí, y bueno, recibí el correo electrónico y aquí estoy. No oculté que trabajaba con mi padre, Rector Belami, no oculté que infringí una ley con un tratamiento no probado en humanos pero salvé la vida de un amigo con nanobots.

 

Uno de ellos, que parece ser alguien jerarquizado, me dijo:

-Si fuera por el haber desobedecido las órdenes en la clínica de su padre, aquí no lo tomaríamos, no lo tomaríamos. Pero admiramos su sinceridad que -de todas maneras si hubiera omitido contar lo de la clínica lo hubiéramos sabido, todos los movimientos laborables de todo Ran II están registrados en la red-, de todas maneras su sinceridad, su honestidad hace que lo probemos. Al igual que Nauer, va a trabajar en grado uno. Aquí se obedecen las órdenes, se pregunta únicamente lo necesario con lo laboral, no se preguntan cosas indiscretas, lo que no entiende es porque aún no se le ha explicado. Valoramos el silencio, nos molesta la indiscreción, la primera falta la podemos disculpar sino es grave, la segunda, despedido, -Asentí con la cabeza y dice: -Aún no terminé, no solamente despedido sino desprestigiado.

Volví a asentir con la cabeza. Esta vez exclamé:

-No pienso defraudarlos, podré equivocarme en algo y lo enmendaré pero no haré nada negativo a propósito.

 

Y empecé a trabajar en un departamento distinto al de Serge Nauer. Nos encontrábamos en el comedor y sí, veía cosas, aparatos que desconocía, pequeñas construcciones en nanotecnología que en mi vida había visto. Nos sentamos aparte. Si bien había cámaras ambos éramos observadores, tanto Nauer como yo, no había micrófonos y tratábamos de hablar apenas moviendo los labios por si con las cámaras hubiera quien leyera lectura de labios.

Le dije a Nauer:

-He visto una tecnología que no entiendo, que desconozco, ¿esta región está más adelantada que el resto en investigación espacial?

Serge me respondió:

-Mira, yo trabajo con integrados y he visto integrados desconocidos y tú me dices que has visto nanotecnología desconocida. Me considero muy bueno en lo que hago -dijo Nauer.

Le respondí:

-Yo sin ser hipócrita me considero uno de los mejores en lo que es mi especialidad y no me imagino que en tan poco tiempo hayan avanzado tanto.

-¿Y qué opinas? -preguntó Serge.

-No, nada, mi teoría es descabellada.

-Coméntala, por ahí piensas como yo.

-Está bien -admití-, no me parece tecnología de este mundo. Y aparte, ¿te acuerdas lo que pasó hace noventa días atrás? Hubo un corte de dinero electrónico en prácticamente todo el planeta, primero empezaron con una región, dos regiones, hubo caos y ese caos -qué causalidad, ¿no?, le dije a Serge-, ese caos en algunas regiones sirvió para militarizarlas y en este momento la mitad de Ran II está militarizada, es como que el caos fuera provocado a propósito. Por ahora, nosotros, en nuestra región, estamos bien.

 

Vosotros en Sol III tenéis una ley de Murphy donde si algo tiende a ir peor no os preocupéis, que en cualquier momento puede ocurrir, y en nuestra región hubo un "apagón electrónico" y hubo caos. Obviamente nos enteramos antes que el resto de la población porque trabajábamos justamente en investigación espacial. A pesar de tener grado uno, que era el grado menor, el grado inferior, sabíamos que habían impuesto la ley marcial igual que el resto del planeta. O sea, que ahora todo el planeta estaba militarizado, a determinada hora había que estar dentro de sus domicilios y salvo el personal jerárquico, el resto no podía salir porque podía ser abatido por los soldados. En todo Ran II habían puesto drones con cámaras y con armamento, nos habían dado a todos una especie de plaqueta metálica colgando del pecho con distintas categorías, nada que ver con los grados de investigación espacial, eran categorías de acuerdo al trabajo, de acuerdo a la importancia del trabajo, de acuerdo a nuestros antecedentes y a pesar de estar en grado uno, tanto yo, Osmar, como Serge teníamos un grado más de libertad. Varias veces estábamos fuera de hora para llegar a nuestros hogares, un dron nos enfrentaba, con un laser leía nuestra plaqueta, que era como un pin, en el pecho, y se marchaba, pero he visto que otros ciudadanos que escapaban y caían bajo el fuego laser de los drones.

 

Pero no había anarquía, había un estado de terror en todo Ran II. Y entendí, yo, Osmar Belami, el precio de la libertad. No se valora lo que se tiene, quien posee mucho dinero no lo valora, quien posee comodidades se acostumbra, quien tiene el amor consigo a veces se deja estar, lo descuida. Lo mismo sucede con la libertad no se aprecia hasta que se pierde. Pero había algo peor, la incertidumbre. ¿A quién obedecían los soldados? ¿A quién obedecían los gobiernos de cada región? Porque había algo que no nos podían prohibir, que era pensar.

Me encontré con una alumna que causalmente, causalmente -por otro medio, sin conocer a Serge- había entrado también en investigación espacial porque era una alumna avanzada en nanotecnología. No oculté la relación, dije que había sido alumna mía en la facultad y que era altamente recomendable.

Y le sugerí a la joven:

-No comentes nada con ninguna persona cómo está la situación salvo Serge, salvo su pareja Adela, que es micro bióloga. No comentes nada con nadie, lo que no entiendas guárdatelo para ti. La situación está muy difícil, y más grave que la falta de la libertad es la incertidumbre o algo peor, las sospechas de que algo o alguien ejerce poder sobre los gobiernos.

Es sumar uno más uno, dos: Tecnología que no conocemos, caos y una palabra que me cuesta mencionar: ¿Invasión?

 

De pequeño había leído muchas novelas y libros sobre seres de otros mundos, ataques, guerras crueles, algunas incluso bacteriológicas, pero si esto fuera lo que yo pienso es más cruel y causa más impotencia porque veo que las altas jerarquías, las que nos tienen a nosotros como ovejas, son las más serviles.

Y por ahora no digo más nada.

 

Gracias por escucharme.

 

 


 

Sesión del 02/03/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Francisco H.

La entidad reflexiona acerca de las situaciones últimamente vividas en Ran II. Personalmente estaba en momentos bajos, parecía, resultaba que todo, todos estaban en su contra, desde el planeta en sí hasta su mejor amigo, un gran genetista que parecía haberle vuelto la espalda, a él y a todos. También la suerte de Ran II estaba echada.

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Entidad: Habían cambiado mucho las cosas para mí. Siempre quise hacer las cosas bien, me dejaba guiar por mi consciencia en un mundo donde reinaba el pragmatismo, lo cual no era algo negativo. Ran II abogaba por ayudar a las especies, por fomentar la conservación de la naturaleza, había guardias forestales en las regiones cálidas para evitar incendios, muy rara vez podía haber incendios intencionales, la gente tomaba conciencia de que Ran II era nuestro hogar y si uno perjudicaba su hogar se perjudicaba uno, perjudicaba a su familia, a la sociedad.

 

Pero claro, en lo personal era distinto. De pequeño me había apasionado la nanotecnología. Mi padre, Rector, era un hombre firme, supuestamente justo pero a veces ser justo no significa ser bueno o quizás yo tengo un concepto de la bondad como si ella fuera permisividad y a veces ser permisivo no es ser bondadoso, no podemos ser permisivos con el error. Ahora, ¿yo había cometido un error?

 

Un gran amigo de pequeño con cáncer avanzado, lo había tratado con nanobots especiales llevando enzimas acabando con las células tumorosas, pero no tenía autorización ya que el tratamiento no había sido probado en humanos. Mi padre me despidió.

Pero me hice de grupo de amigos. Conocí a Serge Nauer. Serge Nauer era alguien especial, había quedado sin trabajo, consiguió empleo en investigación espacial, me ayudó a mí. Es lo que yo siempre digo, tender una mano gratifica a ambas partes.

 

Yo soy un eterno agradecido. Pude conocer a una eminencia en astronomía, Nambo Flagan, conocí a Tadeo Armani, Rendo Javier. Rendo Javier también era alguien especial, yo creo que todos eran especiales. Rendo Javier había pasado por situaciones personales que no tiene sentido nombrarlas ahora, él y su esposa Nilda habían visitado al profesor Iruti, asesor espiritual, yo diría que unos de los mejores, uno de los mejores genetistas de todo Ran II junto con Alexis Anasio y de alguna manera todos fuimos conectados por Raúl Iruti, el asesor espiritual y el mayor genetista del planeta.

 

Qué puedo decir de mí, daba cátedra también en la facultad. Tuve que dejar de enseñar pues mi padre se encargó de defenestrarme en todos lados. Me hice muy amigo de Alexia, una alumna jovencita que estudiaba nanomedicina. Era muy soñadora, trataba de hacerle ponerle los pies en la tierra. Le gustaba conocer lugares. Le digo "Primero recíbete". Teníamos una diferencia de edad pero entendía como que ambos... En realidad no puedo hablar por ella, pero yo me sentía atraído por su persona. Mi gran amigo Serge se sentía depresivo porque salía con una joven, Adela Souto, microbióloga, que supuestamente lo había traicionado, no a nivel afectivo, a nivel general.

Todos, Serge, el profesor Nambo, Tadeo, Rendo teníamos la hipótesis de que algo no iba bien, algo no iba bien en el planeta. Yo mismo había descubierto objetos que no correspondían a nuestro mundo. Rendo, profesor de historia y objetos antiguos había encontrado aparatos desconocidos de cientos y cientos de años atrás, no tenía sentido. Este gran astrónomo, Flagan, nos había comentado que, camuflada, había descubierto una enorme nave orbitando Ran.

Y todos fuimos citados, todos. Y la cosa era grave, la cosa era bastante grave.

 

Averigüé que el jefe regional -y prácticamente uno de los cuatro jefes militares de más poder en el planeta- era Somer, y dos cosas me extrañaban, Raúl Iruti, nuestro asesor espiritual y uno de los hombres con mayor confianza que habían pasado por mi vida, era obsecuente con Somer. Y cuando me entero por boca de su propio socio, casi hermano, Alexis Anasio... (Me siento mal, de verdad me siento mal). Pero me enteré de que cuando Adela Souto vendió a Nauer, Somer lo hizo traer a la fuerza, todo rebelde era ejecutado y todo aquel que conocía secretos, también. Pero Raúl Iruti, que aparentemente estaba teniendo una mente torcida, le dijo a Somer, el militar:

-Déjalo por mi cuenta, yo tengo como lavarle el cerebro con una enzima que le afecta a las neuronas.

 

Somer no confiaba en Raúl Iruti del todo y le hizo una trampa, trajo dos hombres de su propia fuerza acusándoles de traidores y pidiéndole a Raúl Iruti que les cambie su mente.

-Los volveré autómatas -Prometió el genetista.

Como eran hombres de Somer se sabría si era cierto o no, y lamentablemente lo fue, de alguna manera les había afectado la amígdala del hipocampo, eran como autómatas obedientes. Y lo mismo había hecho con mi amigo al que quería tanto, Serge Nauer. Luego de que lo vendiera su supuesta novia, Adela Souto, Serge Nauer salió como un autómata.

Pero si pensáis que ahí termina la cosa ahí no termina la cosa, ya se había develado por toda la red de que había una avanzada. No tenían nombre, les decían "Ellos", y el gobierno de Ran II, obsecuente, miedoso, temeroso de las consecuencias vendía a su propia raza, obedecían a los "Ellos" no importando qué sucediera con todos los habitantes de Ran II con tal de sobrevivir. Se calculaba que en esa nave gigantesca que orbitaba, prácticamente orbitaba la zona ecuatorial pero había distintos satélites puesto en órbita por los "Ellos" y registraban todo, todo movimiento, la misma red electrónica estaba intervenida. Y Raúl Iruti había conquistado un lugar de privilegio, su propio socio Alexis Anasio no lo reconocía. Ahora estaba trabajando solo, sin ayuda, con ADN de los "Ellos", con la genética de los "Ellos" para mejorarla.

Causalmente se llegó a filtrar una comunicación; aparentemente Raúl Iruti estaba elaborando un virus para acabar con la especie humana de Ran II pero daba la opción al que se quería salvar y traicionar a su especie, se le aplicaban neuronas de los "Ellos" y ADN de los "Ellos", de ese modo el virus no les afectaba.

 

Cómo lo puedo explicar mejor... Te encuentras con uno de los pocos que te tiende una mano -muchos de vosotros no sabéis lo que yo he pasado, muchos no sabéis lo que yo he pasado, defenestrado en toda la sociedad-, quien me tendió la mano fue Serge, quien me orientó en mi interior haciéndome sentir de nuevo importante fue Raúl Iruti, y ahora lo veía distante, frío, trabajando con un virus letal.

 

No hubo voluntarios. La raza era digna, preferían morir. Alexis estaba devastado anímicamente, moralmente, su socio, su amigo, su hermano ni siquiera le permitía participar de sus experimentos nefastos.

Hasta que se logró el virus. Era el fin.

 

Somer, uno de los cuatro militares de más alto rango de todo Ran II habló con los "Ellos". Llegamos a ver holografías de los "Ellos", eran similares a los humanos, de piel azulada, prácticamente la nariz eran dos huecos debajo de los ojos, tenían oídos pero no tenían orejas, prácticamente la cabeza era ovalada sin orejas con dos agujeros en los costados y dos agujeros en el frente. La boca un poco más amplia, me hacía acordar a los batracios. Y esto no era nada, esto era la avanzada, luego vendría el resto.

Claro, querían a Ran II libre de seres inteligentes para tomar al planeta como colonia, el resto de los animales no les molestaba. Y lograron conquistar un planeta sin una sola batalla, sin disparar un arma porque las únicas armas fueron de los propios soldados de Ran II contra la población civil que se rebelaba en las distintas colonias aisladas por murallas.

 

Me enteré que Raúl Iruti conoció a varios de los "Ellos", se sintieron conforme con su proceder. En pequeñas naves biplaza -tenían cerca de mil en la nave madre-, recorrerían en distintas direcciones todo Ran II esparciendo el virus. Incluso en su propia nave madre, por si algún habitante de Ran quería colarse para sabotear la nave, inmediatamente moriría por el virus.

Somer se hizo inyectar ADN de los "Ellos", igual que toda la población militar.

Raúl Iruti, como muestra de fe, fue el primero en inyectarse y a través de una resonancia le mostró al militar Somer la diferencia de color en su cerebro.

Veinticuatro horas más tarde estaba todo el virus esparcido, no sé cuánto tiempo tardaría en hacer efecto para que la raza muriese.

 

En el laboratorio había una pantalla gigante que ocupaba toda una pared.

Estábamos todos: Serge Nauer con la mirada pérdida, Nambo Flagan, Tadeo Armani, Rendo Javier y su esposa Nilda, mi alumna Alexia Cabello, el desolado Alexis Anasio, el militar Somer y Raúl Iruti.

La pantalla se dividía en dieciocho partes viendo distintas regiones. Hasta que empezaron a caer enfermos, retorcidos, sin vida los distintos militares que apoyaban la causa de los "Ellos".

 

-¿Cómo puede ser? -aulló Somer.

Raúl Iruti se dio vuelta, con sarcasmo, volviendo a sus ojos la mirada cálida.

-Es muy sencillo, Somer, hice exactamente lo opuesto. El virus que creé a partir de cadenas de ADN era para acabar con los "Ellos".

Somer se estaba retorciendo, le quedaban minutos de vida.

-¡Pero tú también te has inoculado!

-No, no, directamente hice colorear la resonancia, no me apliqué nada.

-Pero Serge Nauer...

-Serge Nauer está perfectamente.

En ese momento Serge Nauer dejó de actuar, nos abrazamos.

Alexis Anasio estaba con la boca abierta, casi sin entender lo que estaba pasando.

-Pero Raúl, ¿por qué no me comentaste?

-Porque no hay mejor actor que el que no sabe.

 

La nave siguió orbitando pero era un cementerio de los "Ellos".

Somer, antes de morir le dijo a Raúl Iruti.

-Se han condenado. Cuando venga el resto hará trizas el planeta.

-No, no hay resto. No hay... No hay más que esto. Son sobrevivientes, no es una avanzada, ya estuve cambiando impresiones mediante un aparto especial que nos comunicábamos matemáticamente. No es una avanzada, eran los últimos que quedaban. Podían haber convivido, eligieron ni siquiera esclavizarnos, acabar con nuestra raza, y vosotros los militares obsecuentes se prestaban a ello. Todos los militares, lamentablemente terminan como los "Ellos", en la nada.

-Pero es un tremendo crimen lo que haces, somos miles.

-Lo sé, y quedará en mi conciencia -explicó Raúl Iruti-. Pero los que salvé son miles de millones de seres de Ran II. Sacrificar unos miles me va a pesar en mi conciencia en lo que me reste de vida, pero el haber salvado millones me permitirá mirarme al espejo con dignidad.

 

El cuerpo de Somer estaba sin vida. Nos abrazamos entre todos. Alexis le dijo a Raúl Iruti.

-Te pido disculpas, hermano, por haber dudado. -Iruti sonrió.

-Era obvio, era obvio, nadie podía pensar... y no debían pensar lo que estaba pasando, necesitaba ocultarlo.

 

Y me sentí bien. Alexia terminaría sus estudios, todo seguiría en normalidad.

Ran II no era perfecto, no se podía tener más de dos hijos por matrimonio pero nos sentíamos orgullosos de nuestro mundo, un mundo donde no se depredaban bosques, selvas, mares, ríos, arroyos, donde no se mataban animales por diversión, por caza, donde se pescaba lo necesario, donde no se depredaba por deporte. Y habíamos aprendido a no matarnos entre nosotros, a entender la fraternidad, la libertad, la igualdad. No éramos un gran mundo, éramos un mundo que habíamos sobrevivido.

 

Gracias, Raúl Iruti. Y gracias a mi 10% Francisco, por escucharme.

 

 


 

Sesión del 17/05/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Francisco H.

Su carácter era introspectivo, no expansivo y poco dado a relacionarse con las personas. Había tenido fracasos y evitaba lo social refugiándose en su trabajo. Un consultor genetista le dio unas pautas con las que resolvería ese problema. Pero tendría que trabajarlas.

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Entidad: Me encontraba bastante pensativo. Me levantaba, ponía el holovisor, volvía a sentarme, tomaba un sorbo de licor, apagaba el holovisor...

Suena el porterovisor, era Serge Nauer, lo hago pasar. Me dijo:

-Osmar, te veo desmejorado desde hace días.

 

Habían pasado diez años -treinta años de Ran II-, desde que el increíble Iruti extinguió la tremenda amenaza que pesó sobre nuestro mundo, pero no sé si me afectaba más la amenaza o mi padre, que me había despedido porque el tratamiento con nanobots no había sido probado en humanos.

 

Actualmente tenía ciento treinta y dos años, el equivalente a cuarenta y cuatro años terrestres. Me consumía la ansiedad, de alguna manera es como que la canalizaba dando cátedra en la facultad, y cada siete días lo iba a ver a Raúl Iruti.

Recuerdo la última entrevista, Raúl Iruti me dijo:

-Mira, Osmar, el tema es así, la ansiedad es como el miedo, muchos dicen que el miedo no existe porque se trata de una visión a futuro que aún no pasó. No comparto ese criterio, el miedo existe. Sé de personas que de repente, siglos atrás, tenían una operación muy difícil y desde mucho tiempo antes ya estaban con temor. O sea, pensar que el miedo es una visión a futuro y que por lo tanto no existe, es negar la realidad. Con la ansiedad sucede lo mismo, es el no poder soportar la espera.

En ese momento le pregunté:

-El tema es así, Iruti, mi ansiedad a veces no es por una causa determinada, de decir "Me invitaron en otra región a dar una cátedra y estoy ansioso porque legue el día". O "Tengo temor de que mi dicción me traicione, etcétera, etcétera". No, no. A veces es una ansiedad a la que no le encuentro explicación.

Ayer, por ejemplo, tomaba un sorbo de licor, miraba por la web el periódico digital. Terminaba de ver el periódico digital y ponía algún programa. Lo apagaba, ponía música, cerraba los ojos. A los diez minutos me preparaba una infusión caliente, la tomaba. Me recostaba, bajaba la música, me levantaba. Me sentía como preso. Vino Serge Nauer, gran amigo, a hacerme compañía. Eso, de alguna manera, me calmó.

Iruti me dijo:

-Quizás haya también un poco de aburrimiento, es importante que salgas, es importante que amplíes tu círculo de amistades.

-No es sencillo, tuve una nueva pareja y éramos absolutamente incompatibles. Al comienzo todo bien, el descubrimiento de lo desconocido -de parte de ambos, ¡eh!-, y después las demandas, los reclamos... Y no fue tanto tiempo. Y yo me imaginaba que era imposible vivir una vida entera con una persona que te vive demandando sobre cosas que quizá no sean coherentes, no puedes estar las veinticuatro horas con la persona si tienes que trabajar, y periódicamente viajo al exterior a dar conferencias. Usted sabe del tema, Iruti, usted es un enorme genetista. Bueno, yo soy médico en nanotecnología, me complemento.

-Lo sé -me dijo Iruti-, tampoco te estoy diciendo que busques una pareja para cubrir tu aburrimiento porque las relaciones de pareja y las amistades no son una terapia, son una compañía que se disfruta, donde uno puede expresarse libremente, conversar motiva. Incluso con algunas personas con las cuales uno tiene mayor confianza puede evacuar emociones sobre situaciones que uno ha vivido, con equilibrio; no se trata de usar al otro como paño de lágrimas tampoco porque -dije la palabra clave, "usar"-, entre las personas no se usan, las personas comparten, las personas comparten experiencias, comparten un almuerzo, una cena, comparten una salida, comparten el escuchar buena música, y no está mal que uno pueda escuchar al otro si tiene un problema y es necesario que lo vuelque como una especie de desahogo. Pasa el límite cuando la persona se mal acostumbra a tomar al otro como terapeuta, entonces ya no es una amistad porque haces uso y abuso. Pero salir, como dije antes, que el círculo de amistades sea más grande, conversar con gente que no tenga nada que ver con nanotecnología, pueden conversar de cosas que incluso hasta pueden parecer intranscendentes, pero es el salir, el cambiar de lugar...

-Lo extraño -le dije a Iruti- es que en casa me siento cómodo, tengo todo. Padre falleció, por momentos sentí como un complejo de culpa porque estuve mucho tiempo sin verlo, no le perdoné el que me haya...

-¡Dilo!, ¡dilo Omar!

- ...el que me haya despedido, porque al fin y al cabo, la clínica era de mi padre.

La historia es: Un amigo tenía un cáncer avanzado y lo traté con nanobots, algo que era prohibido con humanos porque no había sido probado, y le salvé la vida. Pero mi padre no me entendió, dice que había quebrado las reglas, las normas estaban para respetarlas. No creo en la gente inflexible, creo que todos, por lo menos, tienen que tener el respeto de escucharte, de que tú puedas defenderte, de demostrar que a veces no son raptos, de impulsos que te fuerzan a hacer lo que no te está permitido sino que es el sentido común. Hoy en día el tratar enfermedades con nanobots es normal, pero hace treinta años de este mundo no. Y es como que no lo perdoné. Y después, cuando papá falleció me sentí mal, me sentí mal por tener ese sentimiento de rechazo.

 

Iruti me dijo:

-Estabas dolido, entendías que era -no digo irracional el hecho de que te haya despedido de su clínica-, pero era muy meticuloso y se atenía a las normas, entiendo que debió haberte escuchado. Pero lo tuyo era más bien dolor, no rechazo, no debes sentir culpa. En la sesión pasada me habías dicho que él tampoco intentó acercarse, y al fin y al cabo eras su hijo, ¿no?

-Es cierto -asentí-, es cierto. Quizá mi ansiedad afecte hasta mi parte genética.

-De eso no tengo dudas -dijo Iruti-, lo psicofísico modifica el ADN. Sigo estudiando genética.

Me rasqué la cabeza y le digo:

-Pero Iruti, usted es la mayor autoridad de genética en Ran II... ¿Qué le puede enseñar un libro? ¿Qué le pueden enseñas otros autores?

-Primero que sería necio -me respondió-, el que crea saber todo. Y supongamos que así fuera, que por lo menos no haya autoridad mayor en este momento: ¿Por qué no leer unos puntos de vista de otros autores?

-...

-¿Qué te has quedado pensando, Osmar?

-Lo que me dijo, de ver puntos de vista de otros autores. Sí, está bien. Lo admiro porque es muy flexible.

-Yo le llamo amplitud de criterio -me dijo Iruti-. Aún hoy se sabe muy poco de las células, podemos modificar distintas enzimas para evitar las células cancerosas sin necesidad del tratamiento con nanobots, podemos incluso trabajar con células aisladamente, esas mismas células permiten atraer o rechazar distintas enzimas para beneficio del cuerpo donde están hospedadas, por así llamarlas.

 

Y sí, entendía lo que decía Iruti. Yo me consideraba un buen médico en nanotecnología pero me especialicé en eso y si bien tenía conocimientos de genética eran obviamente inferiores a los de Iruti, el hecho de que se pueda trabajar... Alguna vez dije manipular e Iruti me corrigió:

-Manipular es una palabra que suena mal, yo digo trabajar con las células, porque son parte de. Es como que tú te identificas con esa célula, trabajas con ella para que funcione mejor, para que -lo digo de una manera entendible porque el idioma es pobre-, que empatice con esas enzimas para que esa célula pueda ser beneficiosa en su conjunto con el cuerpo al cual pertenece. Y lo mismo con las células neuronales, exactamente lo mismo. Hay muchas enfermedades neuronales, muchas enfermedades mentales que ya han desaparecido gracias a poder empatizar las neuronas con el conjunto; y no se manipula al cerebro, se lo va adecuando, por eso no utilizo la palabra manipular.

-Hemos tenido, Iruti, algunas sesiones, pero voy a ser puntual: Cómo modifico mi ansiedad o qué trabajo tengo que hacer en mi cuerpo o en mi mente. ¿Acaso tengo que tratar mi mente con nanobots? ¿Acaso hay qué tratar mis neuronas?

Iruti me dijo:

-Mi querido Osmar Belami, la solución es mucho más sencilla. Tú me dices que disfrutas con tu trabajo, disfrutas dando cátedra, disfrutas difundiendo tus hipótesis, dando conferencias. Disfruta también el esparcimiento, porque si no, daría la impresión de que tu trabajo no lo disfrutas sino que te refugias en tu trabajo y no es así la cosa.

Me rasqué la cabeza, de vuelta, y le dije:

-Explíqueme, Iruti, cómo hace para dar con la palabra justa en el momento indicado.

-Porque lo tengo a la vista, porque veo y observo lo evidente, algo que la mayoría no hace. Entonces, disfruta de tu trabajo sin utilizarlo como un refugio porque entonces va a haber un círculo vicioso en cuanto a tu aburrimiento, que te va a provocar ansiedad y la ansiedad más aburrimiento. Porque no es una ansiedad por un acontecimiento próximo a ocurrir, es un aburrimiento disfrazado de ansiedad por cosas que inconscientemente te gustaría hacer pero no haces, como salir, por ejemplo; involúcrarte con otras personas, hacer otras actividades independientes de tu trabajo, hobbies, ¿por qué no?. Y por último no es que por que hagas todo eso, de un día para el otro tus síntomas, ¡tac!, desaparecen inmediatamente, no, no, no; es una tarea. Pero escucha este juego de palabras: Es una tarea, Osmar, pero no lo tomes como una tarea, tómalo como un camino en el cual disfrutas ese recorrido.

 

Con mi holomóvil le traspasé créditos a su cuenta, nos dimos un apretón de manos y me marché mucho más reconfortado. Pero como me dijo Iruti antes de que me vaya, la tarea o el recorrer el camino era exclusivamente mío, por lo cual la responsabilidad era exclusivamente mía. Y cada etapa tiene un final y cada nueva etapa tiene un comienzo. Y eso es lo bueno, lo maravilloso, lo extraordinario. Lo que para mucha gente parece común, normal, para mí es atípico y muy, muy, muy valioso.

 

Gracias por escucharme.