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Psicoauditación - N_A

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 29/02/2016

Sesión del 12/07/2016

Sesión del 30/09/2016

Sesión del 05/05/2018

Sesión del 18/06/2018

Sesión del 28/06/2018

Sesión del 16/04/2018


Sesión 29/02/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de N_A

La entidad relata una anécdota en una vida en Aldebarán IV en que se reencuentra con su amigo Donk. Un héroe, Novo, andaba también por el pueblo y lo admiraba.

Sesión en MP3 (2.423 KB)

 

Entidad: En algunos aspectos tenemos vidas parecidas, sí. Recuerdo que yo era chica y Donk ya era un adolescente. Cuando nos volvimos a encontrar él me veía como una niña, no como una mujer. De todos modos no me afectaba porque lo veía a Donk como un pariente querido, no me atraía físicamente porque, no por su máscara ocultando su rostro quemado sino porque lo veía con carácter apocado, incapaz de arriesgarse a nada.

 

Le comenté que en algunos aspectos fuimos parecidos y no vamos a hacer una competencia de quien la pasó peor. Él, de chico perdió a sus padres, se crió con unos tíos. A mí, de pequeña mi padre me maltrataba, me golpeaba por cualquier cosa. Venía de la posada bebido, incluso la golpeaba a mamá. Prácticamente llegaba, no cenaba y se acostaba en el catre durmiendo como una bestia, y cuando estaba despierto nos maltrataba a ambas. Las veces que mamá me defendía la lastimaba.

 

Varias veces fui al pueblo de compras, a hacer mandados y la veía, a mamá, conversando con un señor, incluso vi que se abrazaban. No me molestó porque yo sabía que papá simplemente estaba. Hasta que lo encontraron muerto en el camino. La gente del poblado pensó que el novio de mamá lo había matado pero justo ese día tenía testigos de que había viajado con un pariente a otro poblado.

 

No pasaron más de sesenta amaneceres que este hombre vino a vivir con nosotras. Qué puedo decir, era un buen hombre. A ver, no es que creía en aquel que está más allá de las estrellas, él tenía una orden donde creían en el culto a la Tierra, decían que la Tierra era sagrada y que fuera de ella no existía más nada, que todo lo que estaba más allá de las estrellas era improbable y que era una superstición, que era una tontería. Y yo sí creía en aquel que está más allá de las estrellas pero no iba a enemistarme con mi padrastro, ¿para qué?

 

Entonces me crié, ¿se puede decir ambivalente en cuanto a creencias? En el fondo sentía como furia cuando después de tantos, tantos amaneceres le vuelvo a ver, a Donk. Me dice.

-Y tú, Shila, ¿qué esperas de la vida?

Mi respuesta fue:

-De la vida sigo esperando, hasta ahora no me ha dado nada.

Donk me dijo:

-No seas ingrata, mira lo que me ha pasado a mí por salvar a niños y niñas, me quemé el rostro y aquí estoy. Ahora tengo un nuevo lugar, vuelvo otra vez a trabajar de labriego, no me quejo de la vida.

Y le respondí:

-A ver, un hoyuman lleva su jinete, come su comida en la cuadra, lo desensillan, procrea, tampoco la pasa mal. Ahora, si tú, Donk, me dices que eso es vivir...

Donk me dijo:

-Me estás comparando con un hoyuman, como que yo no tengo vida propia.

-Seamos honestos, no tienes carácter. Mira. no me gusta hacer comparaciones odiosas. La vez pasada el señor Raders fue golpeado ferozmente por un hombre del norte que lo único que buscaba era pleitos y apareció este jinete vestido de blanco, una figura delgada que parecía que iba a ser vencido fácilmente y se hizo cargo de la situación, un tal Novo, ¿lo recuerdas? Sin utilizar espada lo golpeó a este hombre hasta dejarlo en el piso, en medio de la calle, al provocador. Este hombre se levantó sacó su espada... ¿Donk me escuchas? -sí, me dijo-. Este hombre sacó su espada y Novo fácilmente le provocó un par de heridas para dejarlo inútil. Este hombre insistió y Donk tuvo que acabar con él.

-¡Eh!, Novo...

-Discúlpame.

 

En ese momento, hablo como thetán, es como que mi subconsciente me estaba dando señales, porque dije Donk en lugar de Novo, y eran señales obtusas, nulas, porque comparar a Donk con Novo, eran el día y la noche, el brillo y lo opaco, no voy a decir la oscuridad porque Donk no era oscuro pero opaco, falto de fuerzas.

Sin embargo había algo que no entendía en Donk. Más de una vez, cuando Novo estaba, Donk no. Una vez se me cruzó por la cabeza: "¿Y si no está quemado? ¿Y si está curado? ¿Y si fuera Novo?". Pero los cuerpos eran distintos. Donk era más bien cansino, un poco agachado el cuerpo. Novo era elegante, gallardo, más alto, más delgado. Y como thetán, mi rol Shila no entendía que a veces una actitud hace que los demás vean en una persona un rol completamente opuesto y hasta puedan llegar a ver a alguien con los hombros inclinados, más gallardo, más derecho.

 

Pero en ese momento con mis propios problemas, con mi cabeza hecha un lío, con mi madre y mi padrastro que ya tenían una edad más avanzada y seguían creyendo en un culto a la Tierra, incluso iban a un templo a orar... Cuando era más chica me llevaban, después ya no quise participar más, digamos como que en ese templo me sentía como aprisionada, como... Yo quería ser libre de cuerpo, de mente, no quería que nadie me inyectara pensamientos. Lo que no podía dominar era mi mal genio, tal vez arrastraba un engrama de pequeña, de cuando mi padre biológico me maltrataba, me golpeaba, y sentía esa rebeldía contra todos los varones y a veces no podía contenerme.

Me pasó con Donk. Una vez estuvimos debatiendo y llegamos hasta a discutir. Él me hablaba que la importancia de la vida era hacer cosas por el otro. Yo le decía:

-Y uno, ¿qué?

Me dijo:

-Necia.

Le di un bofetón que casi le arranco la máscara. Se dio vuelta y se marchó.

En lugar de arrepentirme le grité:

-Cobarde, sigue conversando conmigo. -Me dijo que yo era insufrible.

 

Sé que nadie tiene que pagar las culpas del otro. Si mi padre me maltrató, Donk era una excelente persona, no tenía por qué enojarme con él. Era yo el problema, tenía una rabia contenida y no tenía como sacarla, hasta que conocí a Novo.

 

Una tarde estaba en el poblado, su voz era completamente distinta a la de Donk, más segura, más estable, más grave, más hombre. Me enojé porque también me dijo "Niña".

Le pregunté si me podía enseñar el arte de la espada. Un poco se burló, me dijo:

-¿Has aprendido a barrer tu casa?

Le dije:

-Eres un idiota, de héroe no tienes nada.

 

Intenté abofetearlo, como hice con Donk. Su mano ascendió con una velocidad tremenda y frenó la mía.

 

-No niña, cálmate, cálmate. Si quieres que te enseñe la espada ve a los almacenes y cómprate una liviana y nos reuniremos de mañana cada tres amaneceres, no todos los amaneceres porque tengo compromisos, y practicaremos.

 

Me sentí feliz de empezar a practicar y me enojaba porque las cosas no me salían. Habían pasado treinta reuniones y todavía era torpe.

Le digo:

-Basta, no voy a aprender nunca.

Novo me decía:

-¿Lo estás decretando? Si tú decretas que no vas a aprender, no lo harás. Tienes que tener constancia, perseverancia, fuerza de voluntad.

-Como si eso fuera tan fácil.

 

Y por la tarde me encontraba con Donk, estaba con el arado, casi no hablaba.

Llegué a su casa y le dije:

-¿Me convidas con algo caliente?

-Está bien.

 

Entramos. Me abalancé y le di un beso en la boca.

-¿Qué haces? -me dijo Donk.

-Eh..., quería ver cómo era.

-Pero ¿por qué lo has hecho?

-Si te lo digo te vas a molestar.

-¡Dímelo!

-Hace varios, muchos, amaneceres que estoy practicando espada con Novo y quería ver cómo se sentía besarlo y como no puedo hacerlo con él, lo hice contigo.

Me respondió Donk:

-Nunca escuche nada tan absurdo como lo que me acabas de decir.

-Me voy. Me sigues tratando como una niña.

-Siéntate, tomate la bebida caliente. Tiene un poco de una planta dulce para que tenga sabor.

 

Y en este momento dos hombres llenaban mi mente: Donk el manso, Novo el atrevido. Donk que a veces se dejaba someter por discusiones en la posada, sin responder. Novo, al que nadie se atrevía a decirle nada. Hasta que una tarde le dije a Donk:

-¿Por qué no vienes una mañana con nosotros y permites que Novo te enseñe?

-Mujer, tengo que trabajar la tierra.

 

Me sentí contenta, me dijo mujer. O tal vez esa reacción era más de niña. No sé, se me había ocurrido que los quería ver juntos, otra vez es como que veía ciertas similitudes en el cansino Donk y en el atrevido Novo, pero mi mente no llegaba a cuadrar qué era. Ahora, ¿qué era lo que quería resolver si no había resuelto mi vida siquiera, mis engramas de malos tratos, mis engramas de adolescente donde me llevaban a un templo en una fe en la que yo no creía, un padrastro bueno pero que se hacía lo que él decía? Quería ser independiente, tener metales y vivir sola pero todavía no podía y eso me molestaba mucho, muchísimo.

 

Me despedí de Donk. Le voy a dar un beso en la mejilla y me da otro beso en la boca. Lo quise abofetear y me sujetó la mano muy veloz y me sorprendió.

-¿Desde cuándo eres tan veloz? ¿Y por qué me has besado?

-Porque tú me has besado antes. Y no es que sea veloz, adiviné tú intención.

-Claro.

 

Y me fui pensando, pensando, pensando.

 

 


Sesión 12/07/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de N_A

Sabía que el héroe y el granjero eran el mismo hombre y por despecho, por sentirse engañada quiso poseerlo. Pero por causa de sus desequilibrios no quedó conforme.

Sesión en MP3 (1.984 KB)

 

Entidad: Siempre tuve problemas. Sentí que cuando papá se fue con aquel que está más allá de las estrellas iba a estar tranquila pero madre y ese señor, que creían en un culto a la tierra, hacían reuniones que nunca me gustaron, incluso sacrificaban animalitos pequeños inofensivos no para comerlos sino para beber su sangre mediante ritos extraños.

 

Pasó el tiempo y siempre me quedó como una llaga que ardía en medio del pecho y sentía un dolor asfixiante que te ahogaba que no te dejaba respirar. Y fui cambiando mi genio, mi humor. En el poblado pensaban que yo era intratable, de mal genio pero a su vez era... no tímida, pero evitaba conflictos, evitaba el confrontar con gente. Entonces más bien era huidiza, me escondía en mí misma.

Y bueno, Donk... Cuando Donk llegó me dije a mi misma "Shila, esta es tu oportunidad". Donk no reaccionaba, entonces toda mi furia, mi tremenda ira interna la descargaba en él. Le refregaba en el rostro "Eres pequeño, pequeño de mente, pequeño de corazón, pequeño de coraje, pequeño en todo el sentido". Y tenía como ídolo a Novo hasta que me entero de que Donk y Novo eran la misma persona. Al comienzo me sentí engañada, estafada, como que me hubieran tomado por tonta, y Donk me dijo:

-Por supuesto que esto no tiene nada que ver contigo, adopté mi doble personalidad incluso antes de verte.

 

Y él comentaba que él también tenía problemas, que a veces el esconderse detrás de una máscara lo hacía sentirse más libre. Y no lo entendía, no lo interpretaba y él me explicaba "Es como que al esconderte detrás de la máscara nadie sabe cómo eres". Palabras demasiado profundas, demasiado difíciles de entender porque era incoherente su razonamiento, lo normal es al revés, el granjero es el que muestra la cara y el héroe es el que no la muestra. El héroe es siempre el incógnito, el héroe es el que nadie sabe quién es. ¡Esto era la antípoda, era al revés! Y me di cuenta de que Donk era la fragilidad de Novo, y me di cuenta de que Novo era un personaje inventado, y me di cuenta de que Novo y Donk ambos eran frágiles. ¿Que era un malabarista con la espada? Sí. ¿Que era muy difícil de vencer? Sí. ¿Pero para qué? ¿Para cubrir qué? ¿Baja estima? ¿Y yo? Y yo, ¿cómo cubría mi baja estima? Y yo, ¿cómo cubría lo que viví de pequeña, los rituales sangrientos que mi padrastro y mi madre hacían con otras personas habituales al rito? Y mamá no era obligada, para nada, ella estaba fanatizada, idiotizada, estúpida con ese señor que, a propósito, nunca me miró con buenos ojos. Era esa clase de hombres que odiaba a las pequeñas hasta que crecían un poco, entonces ya su perspectiva cambiaba, ya su mirada era distinta, una mirada que buscaba traspasar todo el ropaje, ¿se entiende?

 

Ira, una tremenda ira, y Donk era mi blanco, era mi meta. Y es una cosa graciosa porque últimamente es como que no me respondía, yo a veces tenía una esperanza inconsciente de que me respondiera, de que me gritara, de que me dijera "Bueno, cállate", como que si bien yo descargaba en él mi ira, en el fondo buscaba una reacción; no una reacción violenta porque despreciaba a los hombres que ejercían violencia sobre la mujer sino, a ver, una reacción que demuestre que estaba vivo, porque el señor de las grandes hazañas, el señor que antes de ser Novo se quemó por salvar a otros no estaba vivo, subsistía, sobrevivía, estaba apagado y eso me molestaba. Yo era como más apasionada.

 

Un día se había recostado porque le dolía la cabeza... ¡Cómo a un héroe le va a doler la cabeza y se va a recostar en el camastro! Me subí encima de él y le apreté el cuello con las manos.

-¡Te voy a ahorcar!

 

Tuvo una reacción, con su fuerza me sacó las manos. Entonces puse mi rostro contra el suyo, junté mi boca con la suya. En un momento dado veo que se resiste hasta que abre los labios y él me besa a mí y entonces mi reacción fue morderle los labios hasta sacarle sangre. Se levantó y caí al piso de espaldas.

-Estás loca -me dijo.

-Sí, estoy loca, tengo odio por todo. Las cosas me molestan, tú me molestas.

-Ahí tienes la puerta abierta.

 

Es cierto, estaba en su casa y yo le decía "Tú me molestas". Yo era la ilógica. ¿Pero él era lógico?

-Date a conocer a la gente, sácate la máscara delante de todos.

-¿Para qué? ¿Para que digan, como tú, que me burlé de todos?

-Entonces, te importan los demás.

Y Donk me respondió:

-Y a ti, ¿te importan los demás? ¿Y a qué se debe tanta ira? Ya pasó. Me has contado toda tu vida. ¿Por qué no haces borrón y cuenta nueva en lugar de estar llorando por lo pobrecita que eres?

-¡Je!, tú hablas de pobrecita... ¿Por qué no te miras? Ve al arroyo y mírate el rostro, lo escondes por cobarde.

-No soy cobarde puedo vencer a cinco.

-Muéstrate, di quien eres. Muéstrame que no eres cobarde.

-¿Y para qué? ¿Qué gano con eso?

-Nunca te he visto con una mujer.

-No me interesa.

-¿No te gustan las mujeres?

-¿Acaso no te he besado?

-¿Acaso no te he besado yo? -le respondí.

Y me dijo muy groseramente:

-¿Quieres intimidad? Cierra la puerta y ven, te daré intimidad y verás que no soy ningún quedado.

 

Me reí irónicamente, casi de manera sarcástica.

-Cualquier guilmo, cualquier hoyuman puede tener intimidad con su hembra y con eso qué demuestra, siguen siendo animales. Y tú podrás tener intimidad y creerás, creerás que me conformas cuando no me conformarías y seguirás siendo un cobarde.

Y él, más irónico aún, me dice:

-Estoy seguro de que te conformaría tanto que no te despegarías más de mí.

 

¡Ah! Casi me desmayaba de la ira que tenía, caí me desmayaba de la ira que tenía. En ese momento quería poseerlo una y otra vez, quizás al sacarme ese oculto deseo interno se me calmaba la ira. Pero después pensaba racionalmente, creía que si me entregaba a él apasionadamente, él se sentiría mi dueño y yo dueño no tengo, ni siquiera aquel que está más allá de las estrellas es mi dueño. Que me lleve cuando quiera, pero ¿dueño?, no tengo y no voy a tener.

Y se lo dije:

-Eres poca persona para estar conmigo.

-Tú estás desequilibrada Shila, tú tienes que ir al arroyo en una mañana bien helada y meterte adentro del agua para que te calmes la locura que tienes.

Me abalancé y quise pegarle. Me tomo de las muñecas:

-¡Vete! ¡Vete! -me gritó.

 

No tenía vuelta atrás, éramos absolutamente incompatibles. Me fui con odio, con ira, con ganas de poseerlo y con ganas de golpearlo. No era lógico, nada en mí era lógico, nada en mí. Por favor, nada era lógico.

 

 


Sesión 30/09/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de N_A

La entidad relata que en esta vida en Umbro, su pareja había tenido dos personalidades que resolvió quedándose con una y olvidando la otra, pero que en su mente seguía la indecisión, la duda de quién era en realidad. Ella y un gran amigo le ayudaron a que descubriera por sí mismo quién era realmente.

Sesión en MP3 (2.795 KB)

 

Entidad: No quiero justificar mi mal genio, no quiero justifica mi conducta, no quiero justificar mis arrebatos, mis estados emocionales que podrían ser catalogados como negativos por los demás, pero en distintas vidas tuve infancias difíciles, crianzas donde de alguna manera buscaban moldearme a la manera de ellos, de mis mayores. Como ejemplo, en Umbro, como Shila.

 

Mi padrastro me toleraba pero como decís vosotros, tolerar desde el ego. La arrastró a mi madre a creer en el culto a la tierra. Jamás fui supersticiosa y entendía que lo que era fantasía, era fantasía. No porque uno practicara un culto a aquel que está más allá de las estrellas le iba a conceder tesoros, larga vida, poderes, ¡por favor! Y en este último tiempo estaba pasando por una etapa bastante, bastante difícil donde trataba de usar mi paciencia al ciento uno por ciento.

 

A veces dudaba de mis sentimientos, yo lo veía a Donk, sentía ternura, por momentos ira, era capaz de sacarme de mis casillas sin hacer nada. O sea, no me entendía a mí misma, trataba de entender qué me molestaba.

 

Claro, cuando me enteré que era Novo, ahí estaba la excusa de acosarlo, de hostigarlo, no solamente yo, la mitad del pueblo. Y por momentos me encerraba en mí misma y me decía: "En la identidad de Novo, ¿a cuántos ayudó? ¿A cuántos salvó?". Pero me dolía el pecho porque estaba disconforme, porque ni yo misma me entendía. Hasta que un día desapareció y me empecé a preocupar. ¿Se fue al norte? ¿Se alistó en un ejército? ¿Lo asaltaron? ¿Se enredó con alguna mujer? No, esto último no, no, no. Y una tarde lo veo aparecer con un hombre casi gigante de cabellos claros, su rostro estaba distinto, como exultante, gozoso. Me lo presentó como Aranet, un guerrero. Lo alojó en la casa.

Yo estudiaba los movimientos de ese extraño, se ve que habían hablado de mí porque el extraño me miraba, se sonreía como si supiera todo de mí y no sabía nada. No me caía bien, no me caía para nada bien.

 

Veía que le preparó un brebaje con unas plantas. Claro que no me iba a quedar callada.

-¿Qué es eso?

-Nada -decía Donk-, es una especie de tónico para fortalecerme.

-Fortalecerte, ¿para qué? ¿Estás enfermo?

-Fortalecerme mentalmente.

 

Donk estaba raro, el extraño le estaba dando unas plantas... ¡Claro, claro! En el este hay plantas alucinógenas que a la gente le hacen perder los sentidos..., pero no, a Donk lo veía lúcido.

-¿Puedo probar?

-No, no es para ti, mujer.

 

Aranet no hablaba, solamente miraba. No les perdía pisada. A la mañana temprano se iban a un apartado y practicaban con la espada. ¡Vaya si era diestro este gigante Aranet! Nunca había visto a nadie tan veloz como Novo, sin embargo Aranet le paraba todos los golpes sin esforzarse. Quizá Novo era más rápido, el gigante más potente. Donk hacía esfuerzos para frenar los golpes. Y así día tras día, amanecer tras amanecer.

Un día, Aranet fue hasta el poblado cercano, no explicó que iba a hacer y Donk me confesó:

-Estuve a punto de alejarme de todo, de dejar todo porque me había identificado tanto en el rol de Novo que me sentía invencible y luego siendo Donk me atacaron en el camino y me derrotaron.

 

Yo trataba de ser lógica.

-¡Pero tú eres Donk y tú eres Novo! No es porque tengas otra personalidad vas a ser mejor o peor con la espada. ¿Cómo pudieron vencerte?

-Porque como Donk no me tenía confianza.

-Eso es ridículo, eso es absurdo. ¿Y para qué tomas eso?

-Porque son unas hierbas especiales del mismo valle de donde me curaron las quemaduras, que me van a dar más velocidad, más fuerza, más coraje. Como Donk voy a ser mejor de lo que fue Novo.

-Te estás escuchando a ti mismo.

-¿Qué dices, Shila?

-¿Tú piensas de verdad que una planta la colocas en agua caliente, tomas la infusión y te va a cambiar algo por dentro?

-Ya me ha cambiado, tengo mucha más velocidad que antes, estoy mucho más lúcido, soy mucho más fuerte.

-Donk, ya bastante tuve con mi padrastro. Él pensaba que el culto a la Tierra era un sortilegio que le daría poderes, dones especiales. Solamente conozco a los mentos, que tienen un poder distinto y alguna gente del norte que maneja el poder del rayo pero no hay un alimento o una infusión que nos dé poderes.

-Te equivocas, mujer, aquí está la prueba.

 

A los pocos días volvió Aranet, traía consigo un felino cachorro.

-¿Qué es eso?

-Es un cachorro de bagueón. El anterior, Koreón, murió. Así que voy a criar uno nuevo.

-¿Como mascota? -pregunté.

-No, mujer, como amigo, como cabalgadura.

-Pero si no me equivoco -dije-, estos bichos crecen mucho y son feroces y tienen cuernos.

-Sí, ¡vaya novedad!

-¿Y tú podrás con él?

-Bueno, o se acostumbra a mí o ya veré la forma de amansarlo.

-¿Pero no tienes temor para cuando crezca? -le pregunté.

Aranet dijo:

-¿Temor? ¿Por qué habría de tener temor? -Es como que ese gigante, a las bestias las veía como algo normal.

 

Siguieron practicando varios amaneceres hasta que finalmente le dijo Aranet a Donk:

-Ya estás listo, estás mejor que nunca y no precisas tener ninguna identidad para demostrar quién eres. ¿Que pueden vencerte? Siempre hay alguien mejor que uno. Ahora, que lo encuentres va a ser difícil.

Llegaba la época de fríos. Aranet preparó infusión para todos, una infusión dulzona, algo picante pero muy sabrosa.

-¡Muy bueno! -le dije-. ¿Qué es?

-Lo que le estuve dando a Donk durante todo este tiempo. -Donk se sobresaltó.

¿Por qué tomas tú? ¿Por qué le das a Shila?

-Bueno, hombre, porque están llegando los fríos y una infusión al cuerpo le viene bien.

-¿Pero qué efecto le causará a ella?

-Ninguno.

-¿Por qué a ella no y a mí sí?

-A ti no te causó ningún efecto. -Donk se sobresaltó.

-Pero soy otro.

-Sí, siempre lo has sido, faltaba que lo creyeras, faltaba que te convencieras.

-O sea, la planta es un fraude.

-La planta no es ningún fraude, la planta vigoriza, agiliza la mente, mucho, pero nada más que eso. Todo lo demás está acá -Se tocó el corazón-, y acá -Se tocó la frente.

-O sea, -exclamó Donk, sorprendido-, ¿me has engañado?

-Aranet dijo:

-¿Engañarte? -soltó una carcajada-, te he salvado de tu propia estupidez, de tu propia melancolía, de tu propia baja estima.

-¿Cómo puedo tener baja estima?

-¿Cómo podías tener baja estima habiendo logrado lo que lograste? ¿Qué pasaba por tu mente que separabas a quien eres de quien fingías ser? Si en la zona ecuatorial hay un actor que es un excelente espadachín es porque en la vida real es así. Nadie puede fingir lo que no es. Si tú como Novo podías hacer uso de espada, de cimitarra, de arco y flechas, como Donk, ¿por qué no habrías de hacerlo? Estaba todo en tu cabeza, oculto, inconscientemente.

-Y Donk agregó:

-Y la hierba lo dejó salir.

-La hierba no dejó salir nada. Tú, creyendo en esa hierba, has dejado salir todo.

 

De mi parte miraba la escena extasiada. ¡Bien por Aranet! Había logrado rescatar a Donk, quien ahora se sentía seguro.

-Mujer, estoy bien -me dijo.

 

Me sacudió por los hombros, me estrecho en un abrazo y me dio un beso tan grande que casi no me permitía respirar, y le correspondí. En ese momento me olvidé de todo, de mis momentos de ira, de mis arrebatos hasta que de repente me solté.

-Aranet nos está mirando.

-Mujer, yo estoy aquí con mi bagueón.

 

Había preparado una pequeña botella con una punta blanda y le estaba dando de beber al bagueón una savia blanca.

-¿Qué es eso?

-Tiene las mismas propiedades que la leche, hay que alimentar al bagueón porque cuando crezca va a soportar mi peso, y soy bastante pesado.

-¿Y lo llamarás Koreón como al anterior? ¿Ese que tú dices que murió?

-¿Por qué improvisar? Sí, lo llamaré igual. No sé si tendrá el mismo carácter, si será tan dócil conmigo, tan feroz con los demás. Así como cada persona es distinta, cada hoyuman es distinto, cada bagueón es distinto. Y ahora debo seguir viaje.

 

Se abrazó con Donk. Me tocó la cabeza como si fuera una niña, no me molestó. Montó a su hoyuman, sobre la montura puso al pequeño cachorro, llenó sus alforjas y se alejó por el camino. Yo me quedé con Donk, me quedé para siempre con Donk.

 

 


Sesión 05/05/2018
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de N_A

En el pueblo se sucedían muertes y la entidad, en su rol, pensó en marcharse. A la vez escapó otro, acompañándola en el camino. También tenía miedo.

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Entidad: No había nada que alegrara mis días. Hacía pocos amaneceres había llegado a la aldea un teatro ambulante, quizá Ceres, el payaso, era el único que me hacía reír, el resto para mí era rutina.

 

Desde que se había marchado Donk en mí había dos emociones, una era de alivio porque para mí Donk era un inútil, una persona que no era responsable, una persona que una le vivía reclamando y él como si nada, se mostraba indiferente, se mostraba parco en la manera de hablar, no se daba cuenta de las cosas que yo precisaba, y de allí mi alivio de que se haya marchado. Había dicho "Me voy a tomar un tiempo", pero ya era un tiempo demasiado largo.

Lo comenté con un señor grande, un granjero que me conocía de pequeña.

-¿A usted le parece, Donk, un inútil? -el granjero no es que se puso en mi contra, pero me dijo:

-En realidad le debemos mucho y nunca lo hemos reconocido, él nos ha defendido.

-Él no nos ha defendido -argumenté- él se disfrazaba como Novo y se vestía como justiciero, pero era todo una fachada para ocultar su timidez. Era inútil en todos los aspectos. -El granjero se encogió de hombros, no respondió y se marchó.

 

Y antes dije tenía sentimientos encontrados o emociones encontradas, porque una era la de alivio, la otra emoción era la de odio. Odio en el sentido de que ¿quién era él para dejarme a mí?, yo tenía que haberlo dejado a él. Quizá lo mío era ego, porque no podía permitirme que él me hubiera abandonado cuando yo era quien tenía que abandonarlo a él. Y sí, y sí, esa es la gran realidad.

 

Pero luego pasaron otras cosas. Los aldeanos encontraron un matrimonio que vivía en los límites del poblado, hacía dos amaneceres que no salían de su casa. Y un hijo de ellos que trabajaba con el funebrero, vivía en la casa de atrás del funebrero, fue a ver a sus padres, encontró la puerta sin tranca y había un olor feo como que hacía un par de días que estaban muertos. El funebrero, su jefe, que a su vez examinaba los cuerpos, asintió que hacía dos días que estaban sin vida. El hijo estaba exento de sospechas porque en todo momento estuvo con el funebrero. Es más, tanto el hijo como el funebrero comentaron que en otros poblados también mataban a granjeros.

Le preguntaron al joven si sus padres tenían enemigos.

-No, que yo sepa no.

-¿Eran buenos?

-Sí, ambos eran trabajadores. Es cierto que de pequeño me trataban mal, pero a medida que fui creciendo, es como que me independicé y me fui a vivir con don Cosme, el funebrero.

Lo sorprendente es que vieron un papel con un nombre: Caronte. Aparentemente ese era el nombre del asesino.

 

Dos anocheceres después, asesinaron a otra pareja bastante más joven y dejaron una hija huérfana, una hija de once ciclos, la niña fue a vivir con unos tíos. Los aldeanos averiguaron qué le pasaba a la niña, también había tenido malos tratos. La niña les dijo a los tíos que sus padres la maltrataban, y causalmente, al igual que con el empleado del funebrero, en la casa de los recién asesinados también encontraron un papel con un nombre: Caronte. ¿Sería casualidad o causalidad de que así como estos recién asesinados maltrataron a la niña de once ciclos, el matrimonio muerto había maltratado al hijo, al empleado del funebrero, cuando era joven, cuando era mucho más joven?

 

No me encontraba a gusto en el poblado, pensaba marcharme. Recuerdo que fui a la posada y me encontré con un hombre delgado, muy delgado de rostro triste, muy triste, con una mirada huidiza, miedosa. Pero me parecía conocido.

Le digo:

-Te he visto, te he visto, ¿dónde te he visto? -El hombre tímido escapaba a mi mirada y me decía:

-Yo también te he visto, me has venido a ver dos o tres veces al teatro.

-¡Claro! Ahora estas sin el maquillaje, tú eres el payaso Ceres. ¿Qué me cuentas de los asesinatos de ese tal Caronte? -Tenía cara como de... una mirada como despavorida, un miedo ancestral.

-Yo también fui criado a los golpes, cuando mis padres murieron me sentí aliviado. Tengo un pavor tremendo a la violencia. Y al enterarme de que hubo muertes... El dueño de la compañía teatral se quiere quedar muchos amaneceres más porque aquí gana bastantes metales, pero estoy por dejar la compañía y marcharme.

-¿Por qué? -argumenté-, tú convives en la compañía, no te puede pasar nada.

-De todos modos tengo miedo. Sí, sé que hay un loco suelto que mata gente. No quiero saber nada.

 

A la noche siguiente me asusté yo, había un papel con el nombre del asesino en mi ventana. Quizás alguien lo tiró para hacer una broma pero no quería ser la próxima víctima. De todas maneras él no mataba mujeres, aparentemente mataba a parejas que maltrataban a sus hijos, pero una no sabe el comportamiento de un asesino.

 

Pasaron tres amaneceres más y me decidí. Tomé los ahorros que guardaba, ensillé un hoyuman, cargué mis alforjas con mi ropa más importante, otro par de botas. No tenía una espada pero en mis ropas llevé un puñal escondido. Lo que quedaba de valor en la casa era nada. Mi bolsa con metales la puse entre mis ropas, no en las alforjas y me marché de la aldea.

Al poco tiempo escucho un galope, primero me asusté, cuando me doy vuelta vi que ese hombre enjuto, delgado, de mirada huidiza, tímida se acercaba.

-Ceres, ¿al final te vas de la compañía?

-Sí -me dijo-, tengo miedo de la violencia.

-Hombre, pero no es para que rompas en llanto, al fin y al cabo eres un hombre.

-¿Me dejas ir contigo? -Me encogí de hombros.

-Mientras no me molestes, mientras no seas quejoso. Hay dos cosas que no soporto, la indiferencia, como tenía con mi ex pareja, Donk, que le agradezco a aquel que está más allá de las estrellas que se haya marchado y tampoco soporto a los hombres quejosos. Así que si quieres viajar conmigo, no te quejes.

-¿Tú te llamas Shila?

-Sí, mi nombre es Shila.

-Tengo entendido de que tu expareja era un héroe.

-¡Ja! ¿Quién te lo ha dicho? Se hacía pasar por un héroe porque manejaba medianamente bien la espada, pero como ser humano era un fracaso, no me daba aliento, no tenía proyectos, hacía todo con desgana. No me servía ni como pareja ni como hombre ni como nada.

 

Y bueno, me alejé de mi poblado al que estaba tan acostumbrada. En parte me sentía como con temor por los nuevos rumbos, por lo que iba a encontrar en otros poblados con gente desconocida. Y bueno, de alguna manera este tonto, tímido, Ceres, me servía de compañía, sabía que no se iba a propasar conmigo porque primero que no tenía carácter para ello, segundo que era una persona débil, enjuta, fácil de manejar y fácil de dominar

Le pregunté:

-¿Tienes bastantes metales?

-¿Por qué me preguntas?

-No seas tonto, no pienso sacarte nada, pero tampoco pienso mantenerte.

-Tengo bastantes metales, muchos metales, hace más de mil amaneceres que trabajaba en la compañía y yo era la principal atracción.

-Recuerdo que eras la principal atracción porque en la compañía te humillaban, te dejabas dar bofetadas, caías al piso y la gente se reía porque aparentabas tonto.

 

Me miró con una mirada triste -porque era una de sus dos miradas, mirada de pavor, o mirada de tristeza-, y me confesó:

-En la vida real soy igual. A veces he ido solo a distintas posadas y gente me ha provocado, y como no respondí me daban cachetadas y me echaban del lugar.

-¿Por qué?

-Porque sí, porque hay gente a la que le encanta torturar a los más débiles y yo soy el último escalón, el de más abajo. En la escala de los poderosos yo soy el insignificante.

Lo reprendí:

-Tampoco te tires abajo, el hecho de que hayas podido ganar metales haciendo ese rol de payaso... Yo te veo como inteligente. -Hizo una mueca de tristeza.

-Mira que inteligente que soy que tengo miedo de todo, eso me lo sembraron mis padres con los maltratos de pequeño.

Le dije:

-¿Tus padres de qué murieron? -Bajó la cabeza.

-Murieron asesinados cuando yo tenía quince ciclos.

Exclamé:

-¡Quizás ya estaba ese tal Caronte, el que mataba a parejas que maltratan a sus hijos! -Su cuerpo tembló.

-No me nombres a ese ser, es como un espectro. Lo visualizo como una sombra negra con una cuchilla grande que le gusta la sangre. Por favor, pídele Shila a aquel que esta mas allá de las estrellas que nos proteja.

-Le pido -afirmé-, claro que le pido, pero aquel que está más allá de las estrellas sabe que nosotros tenemos que tener los ojos bien abiertos, es la única manera de que Él nos cuide, cuidándonos nosotros. Pero vuelvo a decir, si quieres seguir conmigo yo te agradezco la compañía, pero no soporto a las personas quejosas, ya tuve una pareja que era totalmente indiferente al que no toleraba más y estoy contenta de estar separada de él. Yo te escucho quejarte de nuevo y te corro de mi lado. -Asintió con la cabeza.

 

Y marchamos al trote por el bosque rumbo a otro poblado, en un futuro incierto.

¿Si inconscientemente pensaba buscar a Donk? No, para nada. Si yo supiera que Donk estaba en determinada región cogía rumbo para otro lado, no me interesaba encontrarlo, le tenía odio. Hubiera querido ser yo quien lo deje.

Y por ahora no tengo más nada que decir.

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 18/06/2018
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de N_A

Ella y un acompañante dejaban un pueblo porque mataban gente que maltraba niños y llegaron en otro que ocurría lo mismo. Quería tratar de investigar qué ocurría.

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Entidad: Cuando uno tiene proyectos en pensamiento es fácil dejar atrás tu poblado natal, personas, afectos, pero cuando llevas a cabo ese proyecto sientes como que parte de ti se ha perdido. Obviamente es una sensación; de todos modos no quería estar más en ese poblado desde aquella noche que los aldeanos habían encontrado a ese matrimonio sin vida.

 

Iba en mi hoyuman al paso, sumida en mis pensamientos cuando Ceres me dijo:

-Shila, fíjate, se ve un poblado a lo lejos.

-Está bien, cuando estemos más cerca me hablas. Déjame meditar.

 

Por otro lado estaba sorprendida de mi nivel de tolerancia. Viajaba con Ceres, que había sido payaso en un teatro ambulante, lo encontraba insoportable, tímido, cobarde y hablaba y hablaba y hablaba. Tenía temor por todo; un pequeño mamífero cruzaba el camino y ya temblaba. ¡Nunca había visto una persona tan miedosa como Ceres, el expayaso!

 

Estábamos saliendo de la zona boscosa, ahora se veía con más claridad el poblado. Y escuchamos un llanto, una criatura que sollozaba a lágrima tendida, sollozos y gritos. Desmonté, Ceres también lo hizo. Un niño pequeño, tenía unas marcas de golpes en los bracitos y lloraba. Ceres me tomo del hombro y escondió su cabeza en mi espalda, le di en su cuerpo con mi codo.

-¡Suéltame! -Puse mi mano contra su cara y lo empuje y cayó sentado al piso-. ¡Es un niño! ¿También tienes miedo de un niño?

-Pero mira, mira Shila como lo maltrataron.

-Está bien, el que tiene que llorar es él, no tú. Si no vas a ayudarme, ¡no entorpezcas, no me molestes! ¿Cómo te llamas?

-Mi... mi... Mico.

-Mico... yo me llamo Shila. ¿Vives en ese poblado? -asintió con la cabeza-. ¿Quién te ha golpeado?, veo tus marcas. -Le toqué suavemente el bracito donde estaba morado.

-¡Ay! -Se puso a gritar-, mi papa me pega porque no hago los mandados como él me dice.

-¿Por qué no haces los mandados?

-Porque es mucho peso lo que me encarga para traer de los almacenes.

-¿Y tu madre?

-Mi madre no se mete, no dice nada.

-¿Tienes hermanos? -negó con la cabeza. Fuimos al poblado, llevé a lomos de mi hoyuman a la criatura, a Mico, y nos vieron llegar-. ¿Cuál es tu casa? -Señaló una casa de color amarillo. En ese momento justamente salía un matrimonio, una mujer obesa y un hombre delgado con una barba sucia.

-¿Qué ha pasado? -dijo el hombre.

-¿Qué ha pasado? -inquirí yo-, que lo encontramos a la salida del bosque con varios golpes en el cuerpo.

-¡Seguro se habrá caído! ¡Siempre desobedeciendo! ¡Entra a casa rápido! -El niño saltó del hoyuman y se metió en la casa. El hombre se iba a meter también y le dije:- ¡Espere, la versión del niño es que lo golpean!

-¿Ustedes quiénes son? -Ceres retrocedió con su hoyuman y se puso detrás mío. Al contrario, yo avancé un paso:

-¡Somos recién llegados, pero no nos gustan las injusticias!

-¡Aquí tenemos nuestras leyes, si vienen de fuera las van a respetar! ¡Yo soy muy amigo de las autoridades! Mi nombre es Ender. -Y se metieron dentro de la casa. Pobre Mico.

 

Dejamos los hoyumans en el corral, le di unos metales al hombre y le dije que los cuide y los alimente a los hoyumans.

Le dije a Ceres:

-Yo pagué el corral, tú ahora pagas la comida. -Ceres asintió, todavía temblaba-. Pasaremos la noche acá y seguiremos viaje. Obviamente no dormiremos en la misma habitación.

-¿Pero piensas que me abusaré de ti?

-¡Ay! ¿Lo dices en serio o es una broma? Adonde me pones una mano encima te aplasto mi puño con tu nariz.

-¿No es al revés? ¿No aplastarías mi nariz con tu puño?

-¡Ja, ja, ja! Llevas el payaso dentro, pero eres demasiado cobarde.

 

De verdad que estaba bastante, bastante cansada, me tiré en mi catre y dormí, ni siquiera me levanté en la noche para cenar. Al amanecer me levanto, bajo a la posada y el pueblo todo alborotado. Tomando una bebida caliente y un pedazo de pan estaba en el fondo Ceres. Me miró y me dijo:

-¡Pensé que no te ibas a levantar nunca!

-¿Qué ha pasado?

-No sé, no me animé a preguntar. -Me fui al posadero.

-¿Qué está sucediendo?

-Ender y su esposa, los mataron y dejaron un papel con el nombre Caronte y el dibujo de una calavera. -Me puse pálida-. ¿Caronte? Venimos de un poblado donde un asesino, Caronte, mataba gente. ¿Este Ender tenía enemigos? -El posadero se encogió de hombres:

-No; a muchos no les gustaba porque maltrataban al niño, los dos, él y la esposa.

-A propósito -dije-, ¿dónde está Mico?

-Esta con las autoridades. No tiene familia, así que seguramente el jefe de la autoridad del pueblo, no tuvo hijos con su esposa, así que se van a quedar con Mico.

-¿Alguna pista de ese tal Caronte?

-Nada.

-Sírveme algo, un poco de infusión caliente y una hogaza de pan. Primero voy a comer algo y después investigaré.

-¿Quién eres?, ¿qué piensas investigar?

-Me llamo Shila, posadero, y no me voy a entrometer en ninguna investigación, simplemente quiero saber si es la misma forma de asesinar del pueblo de donde vengo. -Terminé de comer y le dije a Ceres que me acompañara.

-¿Es necesario? -me preguntó.

-¡Sí, no quiero ir sola!

-Pero, ¿yo de qué te puedo ser útil?

-¡En realdad de nada, eres un inútil! Pero bueno, ven conmigo, somos dos.

 

Hablamos con el representante de la ley, Melgard. Lo primero que dijo:

-¡Así que están investigando!

-¡Yo no, ella! -dijo Ceres. Melgard ni lo miraba a Ceres, me miraba a mí.

-¡Por qué! Porque acá los principales sospechosos son ustedes. -Y habló gimiendo Ceres:

-Señor, venimos de otro poblado donde también mataron a personas y por eso huimos.

Lo miré a Melgard y le dije:

-En realidad él huyo, yo no. Directamente yo tuve un problema personal, un problema afectivo y quise dejar el poblado, pero como se dará cuenta, mírelo, es un enclenque, apenas puede levantar un poco de peso y yo soy una mujer. Ender era alto y corpulento, ¿se imagina a cualquiera de nosotros dos siendo asesinos de esa gente? -Melgard hizo una media sonrisa.

-No, la verdad que no, simplemente que es demasiada casualidad, y encima dicen que ese Caronte también estaba en ese poblado de donde vienen.

Ceres me tocó el hombro.

-Shila, ¿y si ese asesino nos siguió?

-¿Te puedes callar? -le pedí-, nadie nos siguió, tengo un oído finísimo, escucho el paso de otros hoyumans, nadie nos siguió, por lo menos no por nuestro camino. -Melgard se iba a ir y le dije:- ¡Espere!, en el poblado donde vivía encontraron un matrimonio muerto, tenían un hijo, pero un hijo grande que trabajaba con el funebrero. El hijo comentó que siendo más chico sus padres lo maltrataban y también se corría el rumor de que en otros poblados también mataban a granjeros que maltrataban a sus hijos, ¿entiende dónde quiero llegar?

-Sí. Tú quieres decir como que este hombre no es un asesino sino un justiciero que mata matrimonios que maltratan a sus hijos. -Me encogí de hombros.

-Es una evidencia, es una posibilidad, el resto depende de usted, usted es la autoridad. Nosotros estaremos aquí un par de amaneceres y nos iremos, simplemente que tenía curiosidad. El posadero me dijo que usted se va a quedar con el niño. -Asintió con la cabeza.

-Sí, le hará de compañía a mi señora porque yo estoy en la oficina y a veces me vienen por distintos reclamos y estoy todo el día trabajando.

-Bien, me alegro por Mico.

-¿Te alegras? -inquirió Melgard.

-Sí, me alegro, no sé cómo será el amor que Mico sentía por sus padres, pero por lo menos ahora nadie lo va a golpear. Cuando nosotros llegamos fuimos los que lo recogimos, estaba tirado a la entrada del bosque con moratones, con marcas de golpes en los brazos y en las piernas, y no sé si en el cuerpo, porque tenía puesta la ropa, así que a mí no me causa ninguna pena que los hayan matado.

-Es muy directa.

-Sí, soy muy directa, no siempre fui tan directa, ojalá hubiera sido más directa cuando vivía con mi pareja.

-¿Y dónde está esa pareja?

-No tengo idea ni me interesa saber. -Fuimos de vuelta para la posada y Ceres me dijo:

-Shila, vámonos de este poblado, no sabemos cómo es ese Caronte y sigue matando gente. Tú dices que mata a los que maltratan a sus niños, pero ¿y si no es así?, ¿y si mata por matar?, ¿y si amanezco muerto?

-Trancas con una madera la puerta de tu habitación, pero ¡no me molestes! Y si no, ¡vete!

-No, no, no; solo no me animo.

-Entonces no me molestes, Ceres, me voy a quedar uno o dos amaneceres más, ¡no me molestes! -Ceres agachó la cabeza y gimiendo marchó para la posada.

 

Yo cerré los ojos. ¡Ay!, aquel que está más allá de las estrellas, por favor, ¡ayúdame con este pobre infeliz, este payaso tan cobarde, tan inútil, tan nada! Ya bastante tuve que soportar tanto tiempo a Donk. No quiero más esta vida, ¡por favor!, ¡quiero algo nuevo que aparezca en mi vida!

 

Gracias. Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 28/06/2018
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de N_A

Planeó descubrir quién era que mataba a gente maltratadora. Le tendieron una trampa y cayó quien esperaban.

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Entidad: Seguramente tenga fama de arrebatada, de inconsciente, de tener mal carácter o ser impaciente, pero como que me llamó Shila que soy más astuta y más inteligente de lo que muchos creen. Ahora; yo no niego que mi carácter a veces se escapa de control, que se sale de madre, que a veces transfiero en los demás mi propia manera de ser y acuso de insoportable al otro viendo en el otro un espejo de mi propia persona. Pero ¿por qué astuta?, ¿por qué inteligente?, porque no solamente en las guerras, no solamente en las batallas hay estrategias, hay tácticas, también en la vida cotidiana, si bien en Umbro, lo que nosotros llamábamos cotidiano era ¡je!, era un riesgo de vida todos los días.

 

Hipotéticamente me había levantado tarde, estaba tomando una bebida caliente y una hogaza de pan cuándo entró Ceres, el payaso.

-Shila, ¿qué pasó que te levantaste tarde?, te busqué por todo el poblado, no quise golpear en tu habitación, tenía miedo de que me gritaras o algo. Pero ¿qué te pasa? -Mi rostro estaba acongojado, lágrimas corrían en mi mejilla.

-¡Nada, nada!

-No, pero cuéntame.

-¿Para qué?, te va a dar temor. -El jefe de las autoridades y su esposa estaban a cargo de un niño, pues habían asesinado a sus padres-. Bueno, hace un rato estuvo el niño buscando un poco de leche vacuna y tenía el rostro lastimado. Le pregunté qué pasaba y me dijo que la gente que lo cuidaba lo había golpeado porque se le había caído un plato con comida al piso, estaba muy maltratado. ¡Mira, ahí viene de vuelta!

 

Se acercó el niño y le pidió al posadero un poco de pan, tenía puesta una pequeña venda en el rostro y otra en el brazo. Ceres tenía los ojos abiertos como un búho de los bosques. El niño se fue rengueando. Ceres salió a la calle y cuando volvió me dice:

-Estaba cojeando, ¡lo golpearon en la pierna también!

-Bueno, por eso digo, me quiero ir de este poblado. Quédate tú, si quieres.

-No, no, no, está bien, pero esperemos hasta mañana, estoy un poco con dolor de estómago -exclamó Ceres.

-Está bien, pero mañana al amanecer nos vamos.

 

Pasado mediodía almorcé un guisado, Ceres no apareció. Por la tarde lo vi y le dije:

-¿Almorzaste?

-No, te dije que estaba mal del estómago.

-¿Estarás bien para viajar mañana?

-Sí, estaré bien.

 

Por la tarde no lo vi. Al anochecer comí algo muy liviano. Me crucé de vuelta con Ceres y le dije:

-Me voy a mi habitación, que nadie me moleste, aunque caigan rayos y se escuchen truenos y llueva a cántaros. Que nadie me moleste. -Asintió con la cabeza.

 

Esperé un tiempo prudente y bajé de mi habitación, en la posada solamente había un comensal, un hombre grande que ni me prestó atención. Me había puesto ropas oscuras y anduve en la oscuridad del poblado. Llegué a la casa del representante de la ley y me quedé a un costado, la ventana estaba abierta, y a la luz de las velas se ve una imagen de un hombre corpulento, era él, y del otro lado una figura delgada, tenía como un objeto alargado en la mano. En ese momento se lo llevó a la boca y dos figuras que estaban a un costado de la casa lo tomaron de los brazos y lo volcaron al piso, el hombre gritó. En ese momento de adentro de la casa abrieron la puerta y tres figuras con faroles a vela iluminaron la escena: Era Ceres con una máscara. Tenía una cerbatana y dentro de ella un dardo, seguramente con veneno. Su rostro estaba desfigurado de la rabia, del odio. Me miró.

-¡Me has tendido una trampa! -Apareció el niño, estaba en perfecto estado.

-Sí, te tendí una trampa, me parecía raro que Caronte estuviera en todos lados donde estuvieras tú, y tú eres una de las personas que de niño ha sido maltratado y por eso matabas a todas las personas que maltrataban niños. ¿Se lo merecían? Quizá, pero tú eras juzgado, eras juez, eras jurado y a su vez eras el ejecutor, y la verdad es que simplemente eres un asesino. -Su rostro se desfiguró más gritando.

-¿Y qué pasa con toda esa carroña, esa carroña que he matado, esa carroña que he ejecutado? Se lo merecía, al igual que mis padres a los que maté, al igual que los granjeros a los que maté, porque todos maltrataban a sus niños y se merecían la muerte. Me tendrían que felicitar, no apresarme.

-No, no puedes hacer justicia por tus manos, por lo menos dentro de la zona ecuatorial. Hay leyes, no eres un bárbaro del norte. -Se quiso soltar, lo golpearon en la cabeza.

 

Las leyes eran distintas en cada pueblo, había desenmascarado a un asesino y lo iban a condenar a la horca. ¿Si me sentía responsable? No; y menos, culpable, el único culpable era Ceres, alias Caronte. El hecho de que él, cuando me fui de mi pueblo, haya elegido venir conmigo, como decís vosotros, se cavó su propia fosa.

Insisto, no digo que sea la más lista, tengo un carácter muy difícil, a veces discuto por cosas que no tienen sentido. ¿Soy caprichosa? Sí, lo admito. Donk, mi expareja, ¿en algunas cosas tenía razón? Sí, lo admito también, pero nunca van a decir qué carezco de astucia.

 

Por la tarde lo conversamos con el jefe, la autoridad, de que presumía que podía ser Ceres. El hombre también era inteligente y me dijo:

-Lo hablamos con mi señora. En su en su aspecto de cobarde no, no, no, no sentía que fuese así, tímido, me parece que sobreactuaba. Y el niño nos ayudó, hizo que cojeaba, hizo que le dolía el brazo, todo a propósito. Y tuvimos la paciencia de esperar en la oscuridad y apareció. Lo pensé, en realidad era débil, pero ahora vi cómo mataba a sus presas, por así llamarlas, les disparaba una cerbatana con un dardo al cuello, el dardo podía estar envenenado o con alguna pócima rara que los debilitaba o los dormía y después los mataba.

 

¡Ah! Me sentí rara, se abría en mí una nueva etapa. Estaba como rara.

Me quedé hasta el día siguiente, el cobarde Ceres fue llevado al cadalso y no hizo una sola mueca de temor, miraba a todos desafiante, no habló. Finalmente su cuerpo se balanceó sin vida.

 

Nos estrechamos la mano con el representante de la ley, con la señora, lo abracé al niño, saludé a los que conocía en el poblado. El cadáver de Ceres entre sus ropas tenía algunos metales.

Le dije al representante de la ley:

-Págale al sepulturero y el resto para la aldea. Sí, si quieren darme algo por el hoyuman de Ceres me va a venir bien.

 

Así lo hicieron. Me marché con unos metales más y seguí mi camino. ¡Qué incertidumbre! Pensaba mucho en Donk, pero no tengo la más pálida idea en dónde andaría ni qué estaría haciendo ni en qué compañía. Seguí por el sendero a lomos de mi hoyuman.

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 16/04/2019
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de N_A

Tenía grandes conflictos internos acerca de cómo conducir su vida. Lo conversó con un conocido que le puso las cosas duramente en su sitio, en el alma. Y tuvo que reconocer que le había acertado el diagnóstico. Tenía que cambiar, pero no sabía cómo hacerlo.

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Entidad: A veces es como que mis reacciones son rápidas. Yo sé que Sayorán con diez de vuestros años todavía era una criatura y discutir con él era en vano porque me ponía a su altura en cuanto a la edad y yo era responsable de que el niño me levantara la voz.

-Bueno madre, al fin y al cabo si quieres averiguar sobre Donk, monta en hoyuman y sigue a Rébel.

-Lo haré, pero tú te quedas aquí -le ordené.

-Quiero ir contigo.

-¡No, Sayorán! -Monté, dejé los trabajos pendientes y me fui al galope, Rébel no estaría tan lejos.

 

No llovía y había una polvareda tremenda en el camino, me hacía toser horrores. Cogí un pequeño pañuelo que tenía en un bolsillo externo de la alforja y me lo até para taparme la nariz. Recién pasado medio día pude alcanzar a Rébel, que me dio la impresión como que me estuviera esperando.

Y le pregunté:

-¿Aguardabas por mí? -Se encogió de hombros.

-Mujer, tu niño me llenó de preguntas y le di algunas respuestas. -Desmontamos, nos sentamos en una roca al costado del camino.

-Te seré sincera, mi idea era preguntar por Donk porque yo misma no me entiendo y eso me pone impaciente, de mal humor, molesta, insatisfecha con mi vida.

-Insatisfecha, ¿por qué?

-Porque no me gusta lo que estoy haciendo, no me gusta mi trabajo, no me gusta mi vida.

Rébel respondió:

-Todo lo que nos pasa es por elecciones propias.

-No -negué-, no. En algunos casos sí, en otros no. Imagínate siendo mujer en una aldea y bárbaros del norte la saquean, te violan, te matan o te llevan como esclava, no lo eliges tú. -No me respondió, me miró-. ¿Qué opinas?

-Nada. Qué puedo agregar a lo que tú dices. ¿Pero cuál es el punto exacto?

-¿Cómo el punto exacto?

-Claro, me has seguido. ¿Qué quieres saber de Donk? -Me encogí de hombros.

-Yo lo dejé, estaba cansada de su manera dócil. -Rébel se rió. Es más, emitió una fuerte carcajada.

-Vosotras, la mujeres, nunca estáis conformes. Te molesta porque era dócil. Hubiera sido una persona que te maltrataba la hubieras dejado o la hubieras matado estando dormido.

-Tú, por ejemplo, parece que tienes carácter. -Rébel se encogió de hombros.

-No sé si tengo carácter, vivo la vida como es, disfruto el momento. Estuve al borde de la muerte... De Donk puedo decir que lo conocí en medio de una batalla que se estaba desarrollando en Villarreal, y nada. -Me quedé pensando.

-Se comenta que esa batalla terminó a favor de la resistencia.

-Sí -asintió Rébel.

-Y Donk seguramente estará camino al castillo de ese rey Anán.

-Pero no entiendo, mujer, tú lo dejaste, ¿qué te importa de su vida?, tu hijo ni siquiera es de él, el pequeño lobo. O sea, ¿por qué ese afán de saber de Donk?

-Será porque estoy insatisfecha con mi vida -respondí-, tal vez si hubiera seguido con él hubiera estado más estable.

Rébel dijo:

-Yo me siento bien y mi vida no es estable, voy de aquí para allá, de allá para aquí, participo en torneos para ganar metales, me divierto, la paso bien y no estoy estable.

-Todos somos distintos -afirmé-, a mí la estabilidad me da tranquilidad y no estoy estable desde que lo dejé a Donk.

-Sé adónde vas a parar mujer -dijo Rébel-, te gustaría volver a esa estabilidad, te gustaría tener una casa propia, no trabajar para nadie.

-Sí, seguramente es eso, yo misma no lo admito. ¿Está mal? -Rébel volvió a encogerse de hombros.

-¿Está mal, está bien? Yo no lo haría.

-¿Tú no harías qué?

-Siendo mujer estar con alguien por estabilidad.

-¿Qué hay mejor que eso?

-Supongo que el amor.

-El amor es efímero -le comenté-, importan otras cosas también.

-Discúlpame, pero no estoy de acuerdo contigo, Shila, el amor es lo primero, el amor alimenta la convivencia. Si tú lo hubieras amado a Donk no lo hubieras despreciado, no te hubieras alejado. Estar con alguien por conveniencia no es recomendable porque o por alguna razón o por otra siempre va a haber chispas que va a encender el fuego, pero no el fuego del amor, el fuego del odio, del desprecio, de las discusiones, de los problemas. -Medité y le pregunté:

-Y tú, Rébel, siendo tan joven habrás tenido parejas ocasionales, ¿pero cómo sabes tanto del tema? -Volvió a encogerse de hombros el joven y me dijo:

-Es simple, escucho. No de la manera que tú me cuentas, pero de repente en cantinas, en posadas, en hosterías, en tabernas. No converso con nadie, escucho y aprendo de la vida.

-¿Y aprendes de verdad? -pregunté. Otra vez se encogió de hombros.

-Aprendo. El mayor aprendizaje es la vivencia, pero a veces puedes aprender por lo que comentan otros sin haber vivido el tema. Sólo puedo decir que no estaría con nadie por interés, podría conocer a una princesa, vivir en un palacio lleno de lujos y oro, y para qué, sería un preso, un príncipe consorte encerrado en una torre de cristal. No, no me sirve. ¿Esa es la estabilidad que tú buscas, Shila? De por sí, por lo muy poco que te conozco tienes un temperamento muy fuerte y a veces sacas a relucir cierto mal humor, y lo sacarías día tras día, tarde tras tarde, noche tras noche estando con alguien por interés o porque te es beneficioso, y a la otra persona no le serviría. Supón que yo fuera otra persona y estuviéramos juntos y yo me enterara de que tú estás conmigo por conveniencia, porque tengo un título o porque te doy estabilidad, pero a su vez te tengo que soportar todas las mañanas reclamos, problemas, a veces problemas inventados o que de repente puede hacer un océano de un pequeño pozo de agua. No, no te soportaría. -Me dolía, me dolían los puños de hacer tanta fuerza de tenerlos apretados.

-¿Y entonces qué hago con mi vida?, ¿qué hago con esta vida que llevo que no me sirve para nada?

-Ocúpate de tu hijo, que es lo mejor que puedes hacer. ¿Quieres ver a Donk?: sácate el gusto. Deja lo que estás haciendo, recoge tus cosas y ve para el castillo de Anán, busca allí tus respuestas.

-¿Y la encontraré?

-Desde ya te digo que no porque entiendo tu intención; tu intención es la comodidad, tu intención es exprimir a la otra persona. Y el amor es lo opuesto; el amor es brindar, tú no brindas, tú exiges, tú pides, tú reclamas.

-¿Qué sabes de mí -dije ofendida-, acaso me conoces tanto?

-Seré intuitivo -dijo Rébel-, por lo que estamos hablando. Tú misma lo has dicho, te molesta tu vida actual, buscas estabilidad. ¿A costa de qué, a costa de no tener amor?

-Bueno, por Wink, el padre de Sayorán, sentía algo. -Rébel hizo una mueca triste.

-Sentir algo me suena a demasiado poco. Yo conocí a una joven llamada Mina y sentía como un afecto, como un cariño, pero ella amaba a otro. -Y le pregunté:

-¿Y te has sentido defraudado?

-No, no, no. Yo nunca espero más de lo que me pueden dar, entonces nunca me voy a sentir defraudado. Espero que la otra persona de el primer paso.

-Bueno, tampoco sabes tanto -le dije-, a veces uno tiene que dar el primer paso.

-Sí -afirmó el joven-, pero bueno, es mi manera de ser por ahora, no tengo apuro de tener una estabilidad afectiva.

-¿Pero la buscas?

-No, si se presenta se dará sola. Peor eres tú, Shila, tú no la buscas, tú buscas una estabilidad en la vida, no buscas una estabilidad afectiva, es como que siempre buscas sacar ventaja.

-¡No sabes!, ¡no me conoces!

-¿Por qué levantas la voz, por qué gritas? Estamos conversando, tú me viniste a buscar, me pediste opinión.

-Disculpa, estoy confundida. Y es cierto que estoy de mal humor, a veces le discuto a mi hijo que con diez años, ¿qué puede saber de la vida?, será maduro pero es un niño y yo le estoy discutiendo como si fuera un adulto. -Rébel me dijo:

-No hagas madurar demasiado rápido a Sayorán, déjalo disfrutar de su infancia. Él es muy intuitivo, él te percibe, él te ve, él te siente, él te nota como estás alterada, nerviosa, a veces depresiva. Lo comento porque tú me has venido a buscar. No eres una persona fácil para convivir, no eres para nada fácil para convivir. Tratas de tener tus oportunidades, pero no haces nada por ganártelas. Cuando das algo es porque pides algo a cambio, nada te sale por ti misma. -Estaba molestísima.

Le dije a Rébel:

-¿Por qué no te dedicas en vez de hacer torneos con espadas a orientar a la gente, ya que sabes tanto? -Rébel no se inmutaba, sonreía.

-Reitero que tú me has venido a buscar, generalmente no suelo hablar de estas cosas. Lo que sí puedo decir que yo no conviviría un solo día contigo.

-¡No eres mi tipo! -le grité.

-¡No, no, no, no!, no pienses ni remotamente que se me cruzó por la cabeza estar contigo, no, Shila, no, ¡ja, ja!

 

Sentía tanta furia que portaba conmigo una espada y la cogí del mango. Me miró a los ojos.

-Mujer, ¿me piensas atacar a mí, al mejor espadachín de Umbro? ¿Quieres hacer el ridículo? -Me palpitaba tremendamente el corazón, sentía como que Rébel se burlaba de mí, pero tenía razón, ¿qué hubiera ganado?, sé que Rébel no me iba a lastimar pero me iba a cansar tratando de tocarlo con mi espada y no hubiera logrado nada.

-Me vuelvo para mi poblado -le dije.

-Trata de que el niño disfrute de la vida -me dijo Rébel-, y si quieres buscar a Donk para ver cómo está ve para el lado del océano, ve para el oeste y busca el castillo de Anán, seguro que está ahí.

-Dejo que sigas tu camino -exclamé. Sonrió y montó a su hoyuman.

-Suerte, mujer. -Espoleó su equino y se marchó al trote

Yo monté mi hoyuman y volví para el poblado.

 

No me sentía bien, es cierto que buscaba estabilidad, es cierto que me faltaba sentir algo, algo más como... incluso tengo algunas vecinas torpes en el poblado que darían la vida por su pareja, y yo los miro a ellos y los veo aburridos, tontos y digo "¿Cómo estas mujeres dan la vida por ese... por ese tipo que no vale dos monedas de cobre?". Pero para ellas eran todo.

 

Y me di cuenta que las estaba envidiando y me di cuenta que el problema era yo. Es cierto que era oportunista, es cierto que cuando quería algo era por interés mío y es cierto que no daba en consecuencia, no brindaba acorde a lo que pedía.

Mi vida era un eterno reclamo, una eterna demanda, una eterna queja. Sé que era injusto, pero algo dentro mío era más fuerte que yo y todavía no sabía cómo vencerlo, cómo encauzarlo, cómo modificarlo.

Molesta, agitada, nerviosa, más nerviosa que antes volví para el poblado, mi hijo Sayorán me estaría esperando.

 

Gracias por escucharme.