Índice

Psicoauditación - Varsul Dajel

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Sesión 05/01/2009


Sesión 05/01/2009
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Con la entidad que fue Varsul Dajel

Albor V era un mundo tecnológicamente adelantado en el que las necesidades básicas estaban aseguradas. La gente no se esforzaba por algo más, tenían suficiente. La entidad recuerda que sufría al verlos tan felices porque sabía que en otros mundos la escasez era tanta.

 

 

Sesión en MP3 (1.861 KB)

 

Entidad: Como entidad espiritual siempre traté que mi parte encarnada hiciera el bien, fuera feliz, se comprometiera. Esto es decir: Tuviera servicio, compromiso por aquellos que necesitan que les tiendan una mano.

Reconozco que hubo varias encarnaciones en las que no la pasé bien como 10% encarnado. Reconozco que hubo encarnaciones en las que, al contrario, fui víctima de guerreros, destruyeron a mi familia, caí presa del ego, me vengué.

 

Esto que voy a relatar es una vivencia que me dejó seguramente un engrama, es una vivencia de hace un milenio atrás. Tuve vidas posteriores entre esa y la actual, fue en Albor V, un mundo donde reinaba la prosperidad, había paz en el planeta, nadie precisaba nada, todos eran amables con todos. No existía lo que aquí en Sol III se conoce como filosofía quizá porque no era necesario porque cuando hay felicidad completa, o por lo menos así se cree, nadie se preocupa por estudiar qué sucede con el alma del ser, qué sucede con aquellos que sufren o por qué sufren o para qué, cuál es el motivo, cuál es la causa, qué efecto produce esa causa.

 

No tenía libros a los que sujetarme, entonces empecé a escribir por mi cuenta. Escribía: "Qué sencillo que es ser feliz cuando no hay seres a los que tender una mano. Qué sencillo que es escuchar al otro cuando el otro te cuenta cosas agradables. Qué sencillo es amar cuando del otro lado en lugar de quejas te dan halagos, en lugar de críticas te aplauden. Que sencillo es vivir y qué sencillo es todo.

Había adelantos médicos, casi no se conocían enfermedades. No había compromiso porque no era necesario. Y yo me sentía acongojado.

 

Mi nombre era Varsul Dajel. Varsul era el nombre, Dajel era el árbol genealógico, como se podía llamarle, de mi familia paterna. Me decían Van, con lo que sería la 'V' o 'B corta'.

 

Yo entendía que en ese mundo algo faltaba. Me gustaba mucho dibujar, estudié en el equivalente a lo que aquí en Sol III sería bellas artes. También me gustaba mucho esculpir, aprendí a hacer buenas esculturas. Pero mis dibujos inquietaban a la gente porque dibujos de rostros sufridos, de lágrimas, de gemidos, de quejidos, de manos que se tendían en busca de ayuda...

Tuve muchísimas críticas y no me puse mal, me regocijé, porque digo "¡Bien, críticas en Albor V! ¡Lo logré, lo logré! Un mundo donde nunca falta nada, donde todo el mundo tiene para comer, donde se igualó hacia arriba, la utopía... Y que se escuchaban críticas".

 

Me invitaron a programas de holovisión preguntándome porqué, y yo les respondía:

-Porque visualizo otros mundos, otros mundos donde no germina el grano, otros mundos donde el aire está contaminado, otros mundos donde hay guerras.

-¿Guerras?

-Sí, guerras, disputas por territorios o por las riquezas de un territorio que de repente tiene selvas mientras que el otro tiene desiertos, y aquel que tiene desiertos desea las selvas del otro o sus afluentes o sus ríos o su riqueza.

-¿Por qué el conflicto donde no lo hay?

-¿Y quién dijo que no lo hay? No lo hay aquí, pero eso significa no querer ver más allá. Hay otros mundos donde hay pobreza, donde hay quejidos, gemidos, donde la crítica no es como aquí, benigna, apenas una leve brisa; críticas destructivas por ego.

-¿Cómo ego?

-Sí, ego es aquello que te hace protagonizar, querer más que el otro. Aquí se desconoce porque si todos tenemos, no codiciamos. Codicia es una palabra rara pero existe, existe.

 

Era distinto. Era completamente distinto a lo eran los demás. Pero no sufría, es al revés, sufría cuando me sentía igual.

 

Conocí a una joven, Kala Severis. Severis es de su árbol genealógico, Kala me decía:

-A veces a mí también me asaltan sueños, sueños de compromiso, de visualizar que hay seres desvalidos que precisan del abrazo, de la ayuda, de la... de la misericordia, de la compasión. ¿No será -me decía Kala-, que una parte de nuestro espíritu nos dicta, nos dice que hay otros mundos donde no todo es así tan sencillo?

-Es lo que yo pensaba, Kala. Y esto te lo pregunto a ti, que me entiendes: ¿Podemos ser del todo felices sabiendo que hay otros mundos así?

-Que en realidad no los conocemos -me dijo.

-Correcto, pero sabemos que están. ¿Podemos llevarnos un bocadillo a la boca, hartarnos de comer, de beber sabiendo de que hay otros mundos que hay bocas que no se pueden llevar ningún alimento?, ¿donde hay tierra donde no germina el grano?

-Te veo feliz -me dice.

-No, no, no es exactamente esa la palabra. Veo a todos complacientes. Yo no estoy complaciente pero eso no significa que esté feliz, estoy vivo.

-Todos están vivos.

-No, míralos. Y espero que no te ofendas, pero tu familia, la mía, nuestros amigos en común andan sin sentido, trabajan...

-Bueno, pero fíjate que hemos mejorado. ¿Cuántas rotaciones atrás, cuántas rotaciones atrás los libros de historia cuentan que había tanta abundancia aquí en Albor que la gente lo que hacía era estar tirada, tendía la mano y cogía una fruta y la comía, tendía otra mano y con un jarro bebía agua del arroyo? Estamos más civilizados, trabajamos, producimos. Crecimos, edificamos.

-Sí, Kala, pero nos faltó el darnos cuenta. Mira ahora que está anocheciendo, mira todas esas estrellas, muchas poseerán mundos girando alrededor de ellas. ¿Y piensas que estarán todos tan abastecidos?

-¿Y qué podemos hacer?

-Yo dibujo, hago rostros, despertaré alguna conciencia.

-Pero si estamos aislados igual, ¿qué podríamos hacer? Si estos mundos existieran, como tú dices, no tenemos manera de ayudarlos.

-No. No todavía. No. Pero fíjate, haz de cuenta que tú estás en una habitación distinta a la mía y hay un cristal muy grueso, irrompible que nos separa, pero yo te puedo ver y tú de repente estás sin alimento, estás desfalleciente, muriéndote. En mi compartimento lleno de comida, de bebida, a una temperatura agradable pero yo te estoy viendo a ti, ¿podría comer tranquilo, saciarme viéndote?

-Pero tampoco ganarías nada no comiendo, haciendo causa común conmigo y muriendo conmigo de hambre.

-No, seguramente mi mismo instinto me obligará a comer, pero no me sentiré bien.

-Igual no es un buen ejemplo, tú no ves a esos mundos a través de un cristal. Ni siquiera sabes.

-Sí, sé.

 

Finalmente formé pareja con Kala. Tuvimos hijos, les enseñamos el compromiso aunque en Albor no era necesario. Les enseñamos que teníamos un alma, que éramos más que máquinas moviéndonos, que nos diferenciábamos.

Era cuestión de prender la mecha, era cuestión de que tomen conciencia, de que cuando se produzcan los viajes espaciales, y no faltaba tanto, ya estén preparados para ver la pobreza, ya estén preparados para ver el sufrimiento.

 

A veces tenemos engramas de no estar preparados, a veces tenemos engramas de no saber lo que pasa por nuestro propio espíritu. Aunque el hecho de que mi 10% hoy aquí en Sol III busque, esté en la búsqueda, es como que captó el recuerdo de aquel mundo de hace un poco más de un milenio atrás.

 

Eso. Le doy gracias a este receptáculo.