Índice

Psicoauditación - Héctor

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 05/02/2012

Sesión del 15/04/2013

Sesión del 14/07/2014


Sesión 5/02/2012

Médium: Karina

Interlocutor: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Héctor

Relató que en un momento dado se le apropiaron unos estudios sobre unas investigaciones quedándose la fama ese amigo. Quedó con una frustración para varias vidas. Le aconsejó que se cuide del entorno y que no abandone sus sueños y sus proyectos, pero que disfrute cada pequeño avance.

Sesión en MP3 (1.831 KB)

 

Interlocutor: Estoy contactado con el thetán de Héctor. Bienvenido...

 

Entidad: Bienvenido. Gracias por dejarme estar aquí. ¿Tienes inquietudes? ¿Quieres preguntarme?

 

Interlocutor: Si. Me gustaría preguntar, por sobre todas las cosas, cómo lo ves, en este momento, a tu 10% Héctor porque sé que es un joven que le gusta mucho investigar, sé que ha leído mucho sobre distintos temas pero sé también que, a veces, el entorno que lo rodea no coincide en muchas cosas en su manera de pensar y, de alguna manera, puede sentir cierta frustración al respecto. No es que él trate de imponer sus ideas pero está bien que él defienda una postura. ¿Tú cómo lo ves a tu 10%?

 

Entidad: Bueno, suele suceder -ya me ha sucedido anteriormente, en otras encarnaciones- que en cualquier momento, en cualquier tiempo nos encontramos con gente que no nos entiende, que no nos sabe interpretar y uno se pregunta si es nuestro problema el no hacernos entender por los demás pero, evidentemente, siempre hay personas, seres encarnados que están algo más evolucionados para su época y son más difíciles de interpretar. Entonces, yo le diría a mi 10% que no se sienta frustrado porque no lo entienden, porque ese grupo de gente no lo entiende, pero él va a encontrar, en su momento, las personas que lo puedan interpretar. Y no sólo eso sino que lo puedan ayudar a cumplir etapas, misiones y proyectos importantes.

 

Interlocutor: Sé que arrastra algunos engramas de frustración. ¿Puede ser que haya quedado alguna vida pasada pendiente con engramas donde no haya podido cumplir una labor o no le hayan permitido salir adelante en los proyectos que él haya tenido?

 

Entidad: Ya me ha tocado, en varias encarnaciones, que siempre me he encontrado con personas mezquinas que te ponen "palos en las ruedas", es decir, que no son capaces de hacer cosas por los demás pero tampoco permiten que el que quiera hacerlas las pueda hacer. Y es quizá esta bronca que siento. No sé si será un engrama pero sí, siento mucha bronca al respecto. Tengo como esa frustración, que quizá se la esté transmitiendo a mi 10% en alguna forma. No es a propósito pero sí una sensación de impotencia que vengo arrastrando de vidas anteriores.

 

Interlocutor: ¿Has encarnado en algún mundo donde te haya pasado que te han cortado caminos? No hablo de Sol III, la Tierra, hablo de otros mundos que hayas investigado alguna materia y que te hayan querido, de alguna manera, coartar por envidia, por celos o porque te consideraban insignificante. ¿Te ha pasado?

 

Entidad: Sí, me ha pasado.

 

Interlocutor: ¿Recuerdas qué materia investigabas?

 

Entidad: Mira, en una encarnación -es la que más tengo fresca en este momento, quizá porque es la que me da más sensación de frustración- yo era un científico y me desarrollaba en el área de la medicina cuántica y tenía un amigo -que éramos amigos desde pequeños-, estudiamos juntos, y con el tiempo, me di cuenta de que no era tan amigo como yo pensaba porque era el único que tenía acceso a mis escritos y a mis investigaciones, que desaparecieron un día de mi laboratorio. Los tenía bajo llave pero él era el único que sabía dónde yo guardaba las llaves; tenía acceso a todas mis cosas. Después de un tiempo me retiraron pero él siguió y, al cabo de lo que para vosotros serían dos años aproximadamente, ese material salió registrado con su nombre, se hizo público y él se hizo muy famoso, tuvo entrevistas, en notas en aquel momento y obviamente que eso me generó mucha bronca y me fui con esa bronca. Luego me deprimí, no quería comer, me dejé estar, no me cuidé y desencarné a los 53 años. Hasta este momento me siento con esa angustia, y me hace bien poder expresarlo en esta sesión.

Yo le diría a mi 10% que trate de llevar a cabo sus sueños y sus proyectos porque es una nueva oportunidad para ambos esta encarnación. Yo, como su thetán, y él, como mi parte encarnada, puede realizar un montón de cosas que yo anhelo.

 

Interlocutor: Pero fíjate, querido thetán, qué ironía que en cada mundo, como diríamos aquí en nuestra región, 'se cuecen habas', en el sentido que siempre hay traiciones. En Sol III en cada región hay traiciones de gente que uno considera como amigo, como hermano y luego roban tus proyectos. Claro que duele, claro que uno se frustra. De todas maneras, no solamente te generas engramas sino que también te ha generado karmas el haberte dejado abandonar porque nadie tiene que tener poder sobre tu persona, querido thetán.

 

Entidad: Es así, es así.

 

Interlocutor: Y de alguna manera es como que esos engramas repercuten, inconscientemente, en tu parte encarnada Héctor. Héctor tiene una cosa a favor, que seguramente tú también le transmites, que es fuerza, o sea, que quizá la fuerza la dé el empeño de salir adelante pero tú tienes eso, tú tienes esa...

 

Entidad: A mí me gustaría que esas cosas en las que yo me equivoqué en aquella encarnación mi 10% no las repita en esta vida. Yo trataré de transmitirle mis pensamientos, mis ideas para poder orientarlo, pero quiero aprovechar esta comunicación para decirle que por favor no se deje estar, que no deje sus sueños y sin transformarse en una persona paranoica, porque el tema de cuidarse en forma permanentemente no quiero que pase a ser algo enfermizo; es simplemente que aprenda a cuidarse. Uno puede tener muchos amigos y puede compartir muchísimo con el entorno, pero que aprenda a ser reservado en ciertas cosas. A veces hay cosas que no es conveniente que estén al alcance de cualquiera, por más que sea un hermano o el mejor amigo del mundo.

 

Interlocutor: Mira, hay una cosa muy importante que siempre dice mi thetán, y es que nosotros nos acostumbramos a estar alerta. Entonces, estar alerta no significa vigilarnos de una manera paranoica sino simplemente no dormirnos, no dormirnos entre comillas, estar permanentemente con la atención de nuestros propios actos y tampoco pasarnos a la otra acera, ser absolutamente desconfiados de todo y de todos.

 

Entidad: Claro, eso es lo que yo decía, que no se transforme en una persona paranoica. Él es muy inteligente, yo sé que es muy inteligente, aparte somos uno solo. Pero que aprenda a cuidarse. No sé si se entiende lo que quiero decir.

 

Interlocutor: Totalmente, totalmente. Verdaderamente está clarísimo y entiendo que esto Héctor lo va a entender perfectamente porque coinciden en la manera de pensar.

 

Entidad: Y que cuando la gente no le entienda, cuando no se sienta entendido que les sonría y tenga paciencia porque siempre vamos a encontrar personas que no nos comprendan, pero no son todos así. Ya va a llegar una persona importante.

 

Interlocutor: Es importante aclarar que el concepto, cuando se traduce al lenguaje hablado, muchas veces no tiene que ser tomado literalmente. Digamos que cuando uno dice desconfiar del mejor amigo, hasta del hermano, lo decimos de una manera...

 

Entidad: No, no hablo de desconfiar, hablo de compartir, de amar pero también hablo de aprender a cuidarse, en ser reservado en cosas que son nuestras. Por ejemplo, yo en aquella encarnación no medí que mi amigo, por ser mi amigo, podía llegar a tentarse porque los seres encarnados pueden llegar caer en tentaciones.

 

Interlocutor: Sí, así es.

 

Entidad: Entonces, yo fui muy confiado en aquella vida y dejé mis cosas al alcance de mi amigo, pero bueno, él cayó en esa tentación. Luego, al desencarnar, yo volví a comunicarme con su espíritu y él estaba arrepentido porque él en esa vida si bien tuvo, como decís vosotros, "los laureles", se quedó con el engrama, con mucho complejo de culpa pero ya no podía volver atrás.

 

Interlocutor: Digamos que ese 10%, cuando desencarnó, quedó no con apego pero sí quedó con un complejo que contaminó a toda tu parte espiritual, contaminó al 100% con ese malestar.

 

Entidad: Bueno, muchas gracias por permitirme estar aquí y expresar esto y a mi 10% le digo que adelante, que él es una persona muy capaz, es una persona muy coherente, que se vaya trazando de a poco metas para cumplir sus sueños y que disfrute de esos pequeños peldaños que va subiendo de a poquito, que los disfrute. Yo sé que él ansía llegar a la meta final pero que disfrute cada sensación, cada logro, y los fracasos que sirvan para aprender, porque hasta de nuestras caídas después, cuando estamos más hacia delante, miramos hacia atrás y nos reímos y decimos "bueno...". A veces no nos reímos pero cuando pasa el tiempo nos damos cuenta de que sirvió para que pudiéramos crecer.

 

Interlocutor: Así es, así es. Por eso la ansia de encarnar porque cada vida es experiencia. De verdad que te agradezco infinitamente este contacto a través de esta interlocutora y, bueno, de mi parte te deseo lo mejor para ti y para tu 10% Héctor.

 

Entidad: Gracias por permitirme estar aquí.

 

Interlocutor: A ti.

 


Sesión 15/04/2013

Médium: Jorge Raúl Olguín

Interlocutor: Karina

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Héctor

La entidad relata la parte obscura de las guerras donde los enrolados morían antes de la guerra. En Sol III participaba en una cruzada y confraternizó con dos soldados uno de los cuales tenía modales de noble pero deseaba pasar desapercibido.

Sesión en MP3 (2.882 KB)

Sesión cronológicamente relacionada

 

 

Interlocutor: Bienvenido.

 

Entidad: Gracias, estimada Karina. Es un gusto estar de nuevo conversando.

 

Interlocutor: ¿Cómo te encuentras?

 

Entidad: Si te digo bien es una manera de decir, pero siempre estoy con tremendas inquietudes, inquietudes que no puedo resolver, inquietudes que me cuesta sacar adelante, inquietudes que me preocupan sobremanera. Son inquietudes que uno va guardando por siglos y siglos y siglos y siglos.

 

Interlocutor: ¿Qué tipo de inquietudes? ¿O quisieras comenzar por comentarme lo que más te inquieta en este momento?        

 

Entidad: Mira, yo era hijo de un herrero. Me llamaba Walter. Siempre me gustó formar parte de las batallas, me gustó todo el mundo de los caballeros, me gustó todo el mundo de lo que era el poder recuperar Jerusalén.

 

Interlocutor: ¿Viviste en aquella época?

 

Entidad: Sí, estaba en el año 1211.

 

Interlocutor: ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Cómo fue aquella vida?

 

Entidad: Tenía 21 años y pasaron unos soldados y, obviamente, me anoté para estar con ellos. Padre reaccionó mejor de lo que yo esperaba, orgulloso de que yo me inscriba, que un plebeyo ayude a los caballeros en batalla. Es más, yo tenía un viejo caballo que me había regalado padre a los 14 años y me permitieron llevarlo e ir montado, a diferencia de otros plebeyos que iban de pie. Y marché. Nos embarcamos y llegamos al continente.

No fue tan sencillo. La historia no cuenta la verdad: La gente que se ha enfermado por el camino, infinidad de muertos, a veces por enfermedades, por inanición, por agotamiento... Se reclutaba a gente que quizás nunca había combatido. Aclaro que yo tampoco nunca había combatido pero, bueno, como hijo del herrero sabía lo que era una espada y varias veces he manejado una. E incluso no solamente me permitieron llevar el caballo sino también tenía una espada de las buenas con un buen hierro y...

 

Interlocutor: ¿Has tomado engramas de aquella vida, engramas que te puedan afectar en este momento?

 

Entidad: Engramas de ver tantas muertes en el largo camino, un camino donde era una marcha muy lenta, donde la historia pensaba que nosotros dormíamos en tiendas, ¡en tiendas dormían ellos!, nosotros dormíamos a la intemperie, nos cubríamos con una capa, había lluvia, barro, humedad. Los huesos sentías como que te dolían. En realidad el hueso no duele sino las articulaciones. Por momentos apenas te podías mover, los pies helados, a veces nos daban calzado nuevo porque el calzado, con la marcha, estabas con los pies descalzos y no lo hacían por caridad, ¡eh!, lo hacían simplemente porque no les servías con los pies sangrantes... Había gente que se infectaba con los pies sangrantes con las rocas y en 4 días morían.

 

Interlocutor: Comprendo...

 

Entidad: La historia no tiene la menor idea de lo que es marchar en una cruzada, no tienen ni la menor idea. Es algo tremendo, es algo brutal, es algo que tú no te imaginas. ¡No te imaginas cómo va quedando gente por el camino!

Y marchábamos día tras día. A veces se cantaba como para alegrar la marcha. Recuerdo que se unían otros ejércitos, nos hablábamos por señas porque si bien yo había aprendido el idioma galo, el idioma de los países del norte no lo conocía. Me había hecho amigo de un soldado llamado Kurt, Kurt Armersen, pero nos hablábamos por señas. Él tenía un uniforme con una cruz. Me hablaba, no le entendía nada. Me señalaba con los dedos, como que su padre, como que su abuelo venían de grandes, de grandes jefes... No le entendía lo que me quería decir y, bueno, me halagaba que sea compañero mío y se ve que en su grupo tenía bastante ascendencia porque aun siendo joven -no tendría más de 25 o 26 años- había hombres grandes que tenían mando y sin embargo lo respetaban. Se ve que sería hijo de alguien importante pero se ve que ese alguien no estaba en ese pequeño ejército. Éramos 3 ejércitos: el ejército de Bretaña, el de la Galia y el del país del Norte. Y todos marchábamos.

Recuerdo que llegamos a Constantinopla y era algo distinto a lo que yo me imaginaba: había tanta pobreza pero a su vez había gente con opulencia. El lugar era bastante pacífico, yo pensé que íbamos a tener un enfrentamiento. Nos quedamos 10 días en ese pequeño poblado -pequeño en aquel entonces pero era gigantesco con respecto a otros poblados en el camino- y allí pudimos descansar. Creo que fue una de las mejores comidas que tuvimos. Comíamos carne seca y teníamos que tener los dientes a toda prueba... Y abundante fruta y verdura, sí, y había alguna comida que nos daban los pobladores y el gusto no era el adecuado para nosotros... Lo que sí percibí, lo que sí que entendí es que -y esto me sorprendió mucho- uno de los jefes nuestros estaba hablando con un jefe de Constantinopla pero a mí me parecía como que era un musulmán y si nosotros peleábamos contra ellos, no, no...

Le pregunté por señas a Kurt cómo es que hablaban y por qué eran amigos, unía los dos dedos índices como diciendo que... -él no me entendió- como que no eran exactamente amigos sino como que había complicidad y negocio e hizo un gesto con la mano diciendo que había como una especie de tregua, pero no, no, no lo entendí, no lo entendí...

El ambiente era mucho más cálido, había un Sol que quemaba de día. Sin embargo, es como que me había enfermado, sentía el cuerpo como que temblaba. Llamaron a una señora mayor toda desdentada que preparó como una especie de té de unas hierbas que lo probé y Kurt me hacía que no con la mano porque yo quería escupirlo. Me hacía señal de que lo trague. Le hubieran puesto alguna melaza, algo dulce, pero no, no, no, era muy amargo y lo tomé durante varias ocasiones. Sentía como que mi estómago me provocaba un tremendo mareo, un mareo tan grande, tan grande que dos veces perdí el conocimiento. Finalmente me enteré que estuve 3 días convaleciente y me desperté bien. Me desperté con un apetito voraz y me dieron como una especie de guisado con... no parecía carne, no sé qué era qué le ponían pero de verdad que en ese momento no me importó, comí todo, todo, todo, todo.

Recuerdo que se juntó con nosotros un inglés y estaba vestido muy modestamente pero yo le notaba como con un comportamiento muy gallardo. Le preguntaba y él me decía que había estado en un palacio, porque él sabía mucho de cómo manejar la espada y estaba enseñándole a alguien. No me dio muchas explicaciones y de repente lo obligaron a venir a esta cruzada con nosotros. Y recuerdo que Kurt le hablaba a este mozalbete inglés y este mozalbete inglés sabía el idioma de Kurt y eso es lo que a mí me extrañaba porque era un plebeyo. ¡Era un simple lacayo y de repente habla un idioma nórdico! Y recuerdo que entre ellos practicaban espada y yo me daba cuenta que el joven era muy inteligente porque en las prácticas era mucho más diestro que Kurt y eso que Kurt yo notaba que era uno de los mejores de los soldados del Norte, y sin embargo, en las prácticas era el único que yo notaba que este joven se dejaba ganar por Kurt. Y un día que Kurt estaba con los suyos se lo dije. Le digo:

-Tú eres mucho mejor de lo que aparentas. ¿Por qué te dejas ganar?

Y me respondió:

-Porque es la mejor manera de no tener problemas.

Y lo entendí perfectamente, lo entendí perfectamente.

 

Interlocutor: ¿Y por qué crees que entendías qué tipo de problemas...?

 

Entidad: Porque él, de alguna manera, exacerbaba el... Yo sé que no hay un ego bueno pero de alguna manera exacerbaba el ego de Kurt y Kurt, al sentirse bien, nos trataba bien y los tres éramos grandes amigos. Y de alguna manera tanto a este joven inglés como a mí nos facilitaba la travesía porque Kurt hablaba por nosotros y comíamos mejor que los otros y en la segunda parte del camino, cuando salimos de Constantinopla, ya teníamos una pequeña carpa que compartíamos con Kurt. El agua igual entraba cuando llovía mucho pero estábamos mejor protegidos. Nos consiguió una capa más gruesa para los días de lluvia y de frío. ¡Llegábamos a tener hasta botas! ¡Nosotros con botas! Me acuerdo que en mi aldea original estaba con los pies descalzos. ¡Botas! Y a este joven que yo no sabía descifrar lo veía como algo natural el usar esas botas.

Y una vez le dije -obviamente no estando Kurt al lado-:

-¡Tú eres un noble!

Él me negaba y me dice:

-¡No! Me parece que la fiebre que has cogido esa vez te hace ver cualquier cosa o la bruja esa que te dio aquel caldo me parece que te licuó la mente.

Le digo:

-¡No! Tienes ademanes, no lo puedes disimular. Tienes ese porte, esa cosa... Yo sé que Kurt debe ser de alto rango en su país pero tú te comportas incluso como más..., como un caballero pero como un caballero de verdad, más que Kurt...

Y él me tocaba la espalda y me decía:

-Walter, tú deliras, me parece que tú deliras todavía.

No me interesa hablar de nosotros. Quiero decir que el camino igual era duro: cuando no era el intenso calor era el extremo frío y seguía muriendo gente... Por suerte no cogíamos ninguna peste ni nada pero...

 

Interlocutor: ¿Pero?

 

Entidad: Tenía dudas si íbamos a llegar a destino pero eso me lo guardaba para mí. No sé si era pesimista, era muy realista. No habíamos entrado en combate siquiera, no habíamos entrado en combate. Hacía meses que habíamos salido del punto de origen, meses que se nos había unido la tribu del Norte, también los galos y sin embargo no me consideraba que estuviéramos preparados para enfrentar a los musulmanes.

Cuando me abracé con mi padre, cuando me permitieron llevar mi caballo y una espada buena como si fuera un caballero y era un simple... ¡ni siquiera un escudero!, era un simple acompañante, yo estaba orgulloso del camino y ahora la realidad me daba una bofetada en la cara cada amanecer. ¡Cientos de cuerpos quedaron en el camino! ¡No estoy exagerando! ¡No estoy exagerando! ¡Cientos de cuerpos! Sin haber luchado con nadie, luchado contra el clima, contra la realidad, contra...

 

Interlocutor: Contra la adversidad.

 

Entidad: ¡Contra la vida! Y me sentía tan pesimista, he cogido tantos engramas de pesimismo...

 

Interlocutor: ¿Y cómo estos engramas te están afectando en este momento, en esta encarnación?

 

Entidad: Que me cuestiono muchas cosas, me cuestiono muchas cosas, me cuestiono lo que voy a emprender, me cuestiono si de repente quiero hacer un proyecto, si ese proyecto va a estar bien...

 

Interlocutor: O sea, que podría ser que esa duda esté relacionada con un temor al fracaso...

 

Entidad: No sé si temor al fracaso porque dicen que los cuestionamientos son buenos, porque uno al cuestionarse es como que va a poner más detalle en lo que uno hace pero creo que todo tiene que ser con equilibrio.

 

Interlocutor: Cuando el cuestionamiento pasa a ser una duda constante, digamos que en ese caso no te juega a favor porque de algún modo exacerbas más el temor a emprender algo.

 

Entidad: A ver, hay un psicólogo del siglo XX que empezó a hablar de algo que se llama el inconsciente. Y es cierto que uno cuando encarna, ese 10% guarda tan adentro a veces esa incertidumbre del qué pasará que es como que te ata de pies y manos inconscientemente, porque capaz que uno como 10% tiene deseos, tiene proyectos, tiene ganas, tiene, tiene, tiene; pero por dentro hay algo como que no le deja dar el paso, como que hay una inseguridad tan oculta, tan oculta que por más que tengas un reflector y te abras el pecho y busques adentro y no lo encuentras. Es tan difícil explicar con palabras lo que guarda mi concepto, tan difícil. Estoy con tanta ansiedad en este momento que... -que me disculpe el receptáculo pero le hago doler tanto el pecho de la ansiedad con la que estoy transmitiendo este relato, un relato que continúa...

 

Interlocutor: Vamos a hacer una cosa. Prefieres que...

 

Entidad: ¡Sí...!

 

Interlocutor: Descansar.

 

Entidad: ¡Sí!

 

Interlocutor: Dejar descansar al receptáculo.

 

Entidad: ¡Me has leído!

 

Interlocutor: Voy a aprovechar este momento para enviarte Luz, para tratar de armonizarte, para tratar de frenar esa ansiedad.

 

Entidad: ¡Por favor!

 

Interlocutor: Espero... ¿La estás recibiendo?

 

Entidad: ¡Sí!

 

Interlocutor: ¿Te sientes mejor?

 

Entidad: Quizá no pero estoy como más laxo, calmo. Estoy menos, menos duro, digamos...

 

Interlocutor: Envuélvete en esa Luz, permítete armonizar, permite que esa Luz permanezca en ti envolviéndote y estaremos en contacto y estaremos próximamente realizando una próxima sesión.

 

Entidad: Sí, sí, porque quiero contarte la otra parte, que fue tremenda.

 

Interlocutor: Ya lo vamos a charlar. Y, bueno, ahora vamos a tomar este momento para poder estar más armoniosos y también transmitirte armonía a tu 10%. Hasta todo momento.

 


Sesión 14/07/2014

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Héctor

No siempre se ve lo evidente sino lo aparente. Solamente en estado analítico y sin roles del ego se puede valorar todos los factores en juego. Maxer fue prejuzgado y sentenciado al destierro por el rey.

Sesión en MP3 (3.027 KB)

 

Entidad: No puedo negar que de pequeño fui feliz. Mi padre había muerto en un accidente, aparentemente. Madre era muy muy bella, diríamos que era la viuda más codiciada de la región.

No había cumplido tres de vuestros años cuando Jarazán, el rey de la comarca, se fijó en Nicia, en mi madre. En pocos amaneceres ya habían contraído enlace.

El rey era bueno, me adoptó como su hijo. Le gustaba mi nombre, Maxer.

Al año siguiente mi madre tuvo un bebé al que le puso de nombre Korpio, con 'K', Korpio. Prácticamente nos criamos juntos. Realmente nos queríamos como hermanos, estudiábamos juntos, la diferencia de edad era prácticamente nada.

 

Pero a medida que fuimos creciendo Korpio cambió. Él era inteligente pero nuestros físicos eran distintos. Yo era alto corpulento, él era más bien delgado, no débil pero le costaba incluso levantar una espada gruesa de combate. A veces notaba su rostro apesadumbrado y tenía largas conversaciones con él explicándole que hay cosas más importantes que el físico. Él me respondía de una manera material:

-Lo sé, lo sé, Maxer, puedo tener todas las damas que quiera, soy el hijo del rey.

 

Y remarcaba "Soy el hijo del rey" como diciendo "Tú no, tú eres el hijo de la esposa del rey". A medida que íbamos creciendo marcaba más esa diferencia. Un día una doncella de la cocina la encontré ultrajada en uno de los cuartos de comida con la garganta cortada. Hablé con Memo, el encargado de los víveres, y temblaba. Lo cogí del cuello y le dije:

-Tú sabes quién ha sido.

-Mi amo... Por favor.

-Tú sabes quién ha sido.

Mirando hacia todos los lados me dijo al oído:

-Fue Korpio.

 

Lo solté y quedé pensativo no entendiendo por qué si como él decía "Soy hijo del rey y tengo a todas las mujeres a mi disposición" por qué hacer semejante atrocidad. Lo encontré en su alcoba y pedí permiso para pasar, estaba escribiendo unos apuntes.

-¿Qué haces?

-Escribiendo, Maxer. ¿Sabes lo qué significa?

Estaba irónico.

-Recuerda -le digo- que aprendí a leer y a escribir antes que tú.

-Bien, ¿a qué vienes?

-Me enteré de lo de la doncella, la que preparaba los víveres. -Hizo una mueca como diciendo que no tenía importancia-. Por lo menos dime lo que pasó.

-Jugaba conmigo a seducirme y cuando estoy a punto de poseerla me dice "Supongo que nos comprometeremos". ¿Te imaginas, yo, Korpio, el hijo del rey, el único príncipe con una plebeya? Obviamente que la poseí y golpeándola y luego con mi daga le corté la garganta. Se reemplazará por otra. ¿Quién te dijo que fui yo?

-Nadie, porque entre ellos se conocen todos. Sabía que no podía ser uno de ellos.

-Y viniste a mí.

-Me da la impresión, Korpio, como que tienes esa perversidad. ¡No eras así!

-¿No era así? ¿Y por qué dices que me conoces? ¿Por qué piensas que me conoces? Aquel que está más allá de las estrellas me ha castigado, mi físico no es tan fuerte. Obviamente me ha premiado con mi inteligencia. Cuando muera mi padre someteré a toda la región porque sé que nadie vale la pena de preocuparse por ellos. ¿No estás de acuerdo?

-No, honestamente no.

 

Tiempo más tarde mamá cogió una enfermedad y en pocos amaneceres murió. El rey quedó muy triste, casi no hablaba. La quería de verdad, honestamente la quería de verdad.

Un día me llamó, acudí al salón central y me dijo:

-Maxer, tú eres mi hijo adoptivo y eres buenísimo con la espada y con el hacha. Quiero que entrenes a mis soldados. Y tú, Korpio, ocúpate de acomodar todos los libros de la historia del reino.

 

Korpio hizo un gesto de desagrado y se fue. El rey no lo percibió, pues estaba con la mente puesta en mi madre. Y fueron pasando los amaneceres.

Una prima del rey vino de visita con su hija, Aladora, una joven simpática, agradable que tenía un pequeño animal doméstico como mascota. Hasta que una tarde ese animal doméstico desapareció. Para Aladora ese animal doméstico era como un pequeño hijo.

 

-Yo lo encontraré, Aladora, quédate tranquila.

 

Recuerdo que un atardecer estaba en el patio de armas y varios soldados vinieron a buscarme. Paso al salón y el rey me mira con el rostro serio, enojado. Estaba Aladora con las ropas desgarradas, la cara manchada de sangre y me señala:

-Me poseyó violentamente, fue Maxer.

-¿Qué? Estaba haciendo instrucción. ¿De qué hablas?

 

El rey dijo:

-Eres mi hijo adoptivo. No te enviaré a prisión, tampoco te azotaré pero a partir de este momento, por la vergüenza que ha pasado el reino, te expulsaré de la región. Solamente tendrás una espada y un hoyuman, es lo único que te podrás llevar.

 

No tenía ni siquiera palabras para quejarme, no entendía. Cogí mi cabalgadura, en mis alforjas tenía alguna ropa y alimentos y marché.

Casi saliendo del reino uno de los criados me dice:

-Sé la verdad.

Desmonté y le pregunté qué pasó.

-La señorita no encontraba su mascota y la tenía Korpio, que amenazó con degollar a la mascota si ella no fingía haber sido abusada por usted, al punto tal que hasta se dejó golpear el rostro y cortar parte del brazo. Al punto tal quería a su mascota.

 

Tiempo después me entero que Aladora y Korpio contrajeron enlace. Lo que hablaba lo perversa que era ella porque por recuperar a su mascota se hizo cómplice de un perverso ensuciando mi buen nombre y mi padre adoptivo les creyó. Honestamente, no la comprendía a ella. Korpio la obligó a declarar contra mí. Está bien, se vio forzada. Una vez recuperado su mascota, ¿por qué quedó en palacio? Por intereses creados, por tener una vida de lujos aunque sabía que él no la respetaría y que andaría con una y con otra.

 

Saqué de mi bolsillo una moneda de oro.

-No -dijo el criado-. Lo conozco de pequeño, Maxer. Si hubiera muchos como usted el mundo sería más justo.

-No soy perfecto.

 

Arrojé la moneda y él la cazó con las dos manos.

-Tenla, para ti y para tu familia.

-¡Pero esta moneda me alcanza para comer más de cien amaneceres para mí, mi esposa y mis dos hijos!

-Pues salvo que quieras quedar en palacio; si no, vete. Sé que te alcanzará para comprar lejos de aquí alguna pequeña tierra y trabajar por tu cuenta. Dejas de servir a esta monarquía que está en decadencia.

 

Azucé mi cabalgadura y marché. Sentí un nudo en la garganta, una tremenda necesidad de cambiar de aires. No entendía al ser humano. No entendía cómo el ser humano era tan ciego de ver lo aparente, de no ver lo esencial.

 

Me quedó un tremendo engrama de desamparo, como que no todo el mundo era confiable, como que no todo el mundo era lo que mostraba ser, como que la mayoría tenía una máscara. Actuaban como los actores en los teatros en la zona ecuatorial, actuaban. Pero a mí me parecía un tremendo esfuerzo el vivir actuando, el no mostrándote cómo tú eres de verdad. Quedas marcado, como condicionado pero por otro lado tu interior te dice "No todo el mundo es así, hay gente que te tiende la mano". Y obviamente hay gente que te pone el pie en la cabeza para hundirte en la ciénaga.

¿Y por qué la diferencia si nacemos todos iguales? No iguales en cuanto a circunstancias. Mirad, de pequeñito fui adoptado por un rey y ahora era un paria, con un padre adoptivo que me expulsó, una madre muerta, un hermanastro que en realidad nunca me aceptó, que envidiaba mi físico, mi fuerza, el que sea diestro con las armas. Nunca intentó el ser amigo porque como yo digo siempre, habiendo leído muchos libros en palacio, la familia que tienes no la eliges, eliges las amistades y los amores y no siempre eliges bien y menos si te ciegas por las ambiciones. La verdadera fortaleza radica en no dejarte cegar y entender que lo que se puede comprar no es valioso. Es al revés, lo valioso es lo que no se puede comprar.

 

Tenía necesidad de que las cosas se aclarasen pero, ¿cómo? Por más que quisiera volver y por más diestro que fuera con la espada y el hacha me acribillarían a flechazos; era una persona nada grata allí para el rey. Según él yo lo había decepcionado. Era tan ciego mentalmente o espiritualmente que no se daba cuenta que el enemigo lo tenía dentro de la casa.

 

Gracias por escucharme. Les habló Maxer.