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Rasputín y los Romanov
Grupo Elron

 

RASPUTÍN

LA FAMILIA IMPERIAL

 

 

Publicado por Ciencia y Salud (© La Verdad Digital S.L.U.)

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EL MISTERIO DE ANASTASIA
01-11-1996


El Santo Sínodo de los Obispos de la Iglesia ortodoxa rusa decidió hace poco más de dos semanas sumar a su lista de más de 10.000 santos y mártires los nombres del zar Nicolás II, su esposa y cinco hijos, incluyendo entre ellos a la controvertida Anastasia, a quien Ingrid Bergman le dio vida cinematográfica en una inolvidable interpretación.

La aprobación final, posiblemente, ocurrirá el próximo febrero en la reunión plenaria del Sínodo Congregacional. Hasta la fecha este Sínodo nunca ha rechazado ninguna petición de canonización procedente de los obispos. Ello contrasta, sin duda, con el calificativo tradicional dado por el antiguo régimen comunista a la familia Romanov: "chupadores de la sangre del pueblo ruso". Pero, sea cuál sea el juicio que nos puedan merecer los Romanov, no cabe duda que el drama del asesinato de la familia real rusa por los bolcheviques tuvo una gran repercusión en la moderna historia mundial. Repercusión que va mucho más allá de lo que significó la desaparición esa dinastía, tras casi 300 años de poder absoluto. El misterio rodeó su muerte o asesinato y la posible existencia de supervivientes, como la mítica Anastasia, ha colmado de controversias a ese trascendente hecho histórico. Pero, hace unos meses, las modernas técnicas forenses de análisis de las huellas del ADN, han resuelto buena parte de las incógnitas existentes.

EL ASESINATO. La revolución rusa de 1917 la protagonizaron los bolcheviques (conducidos por Lenin, Trotsky y Stalin) y los mencheviques. Tras su destronamiento, el zar y su familia fueron exiliados al pueblecito de Ekaterinburg, en la Rusia central. El 20 de mayo de 1918 fueron hechos prisioneros por los bolcheviques y llevados prisioneros a un pueblo cercano, Alapayevsk. En la noche del 16 de julio fueron encerrados, en una bodega, el zar, la zarina Alejandra, sus cuatro hijas (Olga, Tatiana, María, Anastasia), su único hijo Alexei, tres de sus sirvientes y el médico de la familia, Eugenio Botkin, es decir, un total de 11 personas. Allí los ejecutó un escuadrón mandado por Yakov Yukorovsky, mediante ráfagas de disparos y bayonetazos. La muerte de las zarinas, madre e hijas, fue lenta, ya que sus cuerpos resultaron protegidos por multitud de joyas que ocultaban bajo sus corsés. Según el periódico local, la ejecución se realizó "sin formalidades burguesas, pero de acuerdo con nuestros nuevos principios democráticos".

¿Qué pasó con los cadáveres?. ¿Hubo supervivientes?. Parece ser que los cuerpos, destripados, se intentaron transportar en un camión hasta una mina, pero una avería hizo que se depositasen en una fosa, junto a la carretera, donde arrojaron ácido sulfúrico para evitar identificaciones, aplanando posteriormente el terreno. El investigador Nikolai Sokolov realizó una excelente indagación entre 1918 y 1919, que recogió en un informe de 7 volúmenes que, desde entonces, sirvió de punto de referencia al respecto. Sin embargo, los restos permanecieron sin descubrir. Pero, en abril de 1989, a través de una entrevista publicada en MOSCOW NEWS, el director cinematográfico Geli Ryabov reveló que, junto al geólogo Alexander Avdonin, había localizado el lugar en Yekaterinburg, a unos 10 kilómetros del sitio descrito por Sokolov.

En julio de 1991 Boris Yetsin autorizó la correspondiente exhumación y allí se encontraron más de 1000 fragmentos óseos correspondientes, según los estudios forenses, a 5 hembras y 4 varones, por lo que, de tratarse de los Romanov, faltaban dos esqueletos, corroborando la versión existente del jefe del escuadrón de ejecución, Yarovski, quien, en su momento, afirmó que se habían quemado dos cuerpos, el de Alexei y el de una de sus hermanas. Los esqueletos hallados presentaban evidencias de maltrato antes de la muerte, orificios de balas en algunos cráneos y huellas de bayonetazos. ¿Se trataban realmente de los restos de la familia real rusa?. ¿Se podrían identificar los restos?.

ADN ANALIZADO. En 1992, Pavel Ivanov, un experto ruso en análisis de huellas genéticas del ADN, pidió la colaboración del Dr. Peter Gill, del Servicio Forense Británico a fin de investigar el ADN nuclear y mitocondrial (éste se transmite solo por vía materna) de las muestras óseas. Para el ADN nuclear se aplicó la técnica de amplificación de los lugares STR (Short Tandem Repeats), secuencias específicas cortas, presentes en el ADN de cada esqueleto. Se confirmó que correspondían a 4 varones y 5 hembras (3 de ellas niñas), siendo uno de los varones y una de las hembras los padres de las tres niñas. Ello reforzaba el relato de Yarovski de que faltaban los restos de Alexei y de una de las zarinas.

Las pruebas con el ADN mitocondrial fueron confirmatorias. Una muestra de sangre fresca procedente del duque de Edimburgo, sobrino-nieto por rama materna, reafirmó el parentesco entre las niñas y la identificación de la madre. La del presunto zar, se realizó por comparación con muestras procedentes de dos parientes maternos alejados, Xenia Sfiri y el duque de Fifi, descendientes de la abuela del zar. Ambos presentaron idéntica secuencia genética que la del presunto zar, a excepción del nucleótido en posición 16169, lo que es explicable por un fenómeno denominado heteroplasmia, fenómeno también presente en los restos correspondientes a una de las hijas. Cuando la Iglesia Ortodoxa Rusa pidió más pruebas, se procedió a la exhumación de los restos del gran Duque Georgij, cuyo ADN analizado en EE.UU, también presentó una heteroplasmia idéntica.

ANASTASIA, ¿IMPOSTORA?. Anna Anderson Manahan, una inmigrante americana, fallecida en 1984, desde su lejana aparición en Berlín, no dejó de reclamar, durante toda su vida, que era la hija más joven del zar, la zarina Anastasia. Según su relato había sobrevivido, malherida e inconsciente, a la ejecución, siendo salvada por un soldado ruso que, posteriormente, fue muerto.

Nuevamente el ADN extraído de los restos y amplificado mediante la técnica conocida como PCR, reacción de la polimerasa en cadena, ha sido determinante en la solución de esta intriga. Anna Anderson no solo no tenía relación alguna con la familia real rusa, sino que su ADN se corresponde estrictamente al de un inmigrante procedente de Pomerania, región limítrofe entre Polonia y Alemania. Este inmigrante era nieto de una polaca, Franzisca Schanzkowska y, curiosamente, un investigador privado, basándose en ciertas evidencias, ya había sugerido hace muchos años que ese era el verdadero nombre de Anna Anderson.

El comentado es, pues, un claro ejemplo de cómo las modernas técnicas genéticas ayudan a resolver enigmas históricos tan intrigantes como el que durante cerca de 80 años ha supuesto la muerte violenta de la familia real rusa a manos de los bolcheviques.

 

UN ENIGMA RESUELTO

 

La verdad sobre Rasputín y la familia imperial rusa.

Estimado profesor: Ninguna duda cabe que dos de los grandes misterios de la historia los constituyen, por un lado, la enigmática figura de Rasputín -su verdadero nombre era Grigori Efimovich-, llamado "el monje loco", que al parecer tenía poderes sanadores extraordinarios (curó de su hemofilia a Alexei, el único hijo varón de los zares de Rusia Alexandra y Nicolás II), y, por la otra, la desaparición del osario, después de haber sido asesinada, descuartizada y enterrada allí toda la familia imperial, de los restos de Anastasia y Alexei.

Como es de conocimiento público, más tarde hubo alguien que se hizo pasar por Anastasia y reclamó sus derechos ante la justicia, pero fueron rechazados.

Finalmente, se hizo el análisis de su ADN y se comprobó en forma irrefutable que no era la princesa, lo que ahondó más el misterio.

Si usted puede, a través de sus guías espirituales, traer un poco de luz a este asunto le quedaré eternamente agradecida

Odila B.

 

RESPUESTA

Apreciada Odila: Rasputín, que en ruso significa "disoluto", y que era llamado así en su pueblo por su escandalosa conducta libertina, era en verdad un personaje extraño que tenía el don, para decirlo de alguna manera, de sanar con sus manos, a través de vibraciones, el campo aúrico y por lo tanto también curaba, de rebote, el cuerpo físico.

En la historia ha habido muchos personajes que han tenido esta facultad, pero no siempre se puede lograr la curación por este medio ya que hay muchos factores en contra, como por ejemplo las cuestiones karmáticas.

En el caso de Alexei, Rasputín no le curó la hemofilia que padecía, sino solamente le provocaba alivio en los momentos de crisis.

Rasputín no discernía demasiado sobre su don y directamente se lo atribuía a Dios.

Esta circunstancia, sumada a la ignorancia de la época, lo transformó en un personaje poderoso que incluso era consultado por los zares sobre cuestiones de Estado. Esto, como era obvio, le acarreó muchos enemigos.

La conducta de Rasputín era completamente licenciosa, ya que de acuerdo a su peculiar filosofía la redención solamente podía obtenerse mediante el pecado seguido del arrepentimiento.

Esto, obviamente, lo justificaba ante cualquier conducta aberrante que asumiera.

De más está decir que Rasputín estaba dominado por su mente reactiva, que lo poseía y lo manipulaba transformándolo en un ser egocéntrico.

Esto no es de extrañar, porque en las personas que ejercen el poder, la mente reactiva crece desproporcionadamente y le hace creer a la persona que es un semidiós.

Todo aquel que pierde la humildad, su don, en lugar de elevarlo, lo hunde.

La muerte de Rasputín también fue un hecho extraño, porque el líder de la conspiración, el príncipe Félix Yusupov, pariente del zar, trató de asesinarlo con veneno puesto en pasteles, en dosis tan altas como para matar a varios caballos juntos y no lo logró, por lo que debió rematarlo de un disparo.

Nosotros preguntamos a los Maestros de Luz sobre esta peculiar resistencia de Rasputín a ser envenenado y la respuesta fue que tenía la habilidad de generarse colores y energías capaces de neutralizar cualquier veneno.

Pasando ahora a la familia imperial, oficialmente se sabe que los bolcheviques ejecutaron a toda la familia, compuesta de Nicolás II, su esposa Alexandra, y sus hijos Olga, Tatiana, María, Anastasia y Alexei, y después de muertos los descuartizaron y enterraron de modo que nadie supiera qué había sucedido con ellos.

Lo extraño fue que, cuando décadas más tarde se ubicó el osario, faltaban los restos de Anastasia y Alexei.

Naturalmente que tuvimos la lógica curiosidad de saber qué había sido de sus restos, presumiendo, como algunos historiadores, que podían haber sido enterrados en otro lugar.

Pero la respuesta de los Maestros fue más que sorprendente: habían sobrevivido y su desaparición se debió a que fueron trasladados a otro tiempo, precisamente al futuro.

También nos dijeron que Alexei, en ese futuro, creó una máquina del tiempo, distinta de la que usó Nostradamus, mediante una física similar a la cuántica y que producía una apertura dimensional por la que se podía regresar al pasado.

Obviamente, el tema era interesante para profundizarlo, y acordamos hacerlo en una próxima sesión.

No me he extendido en los detalles históricos porque los puedes obtener fácilmente de Internet, donde hay muchos sitios que hablan sobre Rasputín y la familia imperial rusa.

Bienvenida al club. Un fuerte abrazo.

 

Más información en la sesión del 14/4/09 con el Maestro Ruanel.