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Psicoauditación - Josep

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión del 22/11/2023 Sargón, Luber

Sesión del 18/05/2024 Sargón, Luber

 


Sesión del 22/11/2023

Médium: Jorge Raúl Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Josep.

La nave de Sargón llegó al sistema Prima, el capitán y el teniente fueron recibidos por dos científicos. Hablaron de cómo era aquel mundo y de los sistemas de protección que tenían. El capitán Alexis quedó impresionado por aquel mundo.

Sesión en MP3 (4.801 KB)

 

Entidad: Nací en el sistema Prima. Mi nombre era Luber, ingeniero de naves espaciales y creador del ultracarbino, diez veces superior a la resistencia y a la fuerza del ultragrafeno. Estaba casado con la informática en nanopartículas, Eveliz, vivíamos en un mundo pacífico pero próspero.

 

Habíamos visitado diez sistemas estelares con mundos habitados por animales, el hecho de que no hubiera vida consciente a nivel conceptual inteligente, permitió que nos asentáramos en esos mundos respetando, al igual que en nuestro mundo, toda vida animal y toda vida vegetal. Anhelábamos que todos los mundos tuvieran nuestro ejemplo.

Nuestra raza, para que lo tengáis en cuenta, éramos iguales al resto de los humanos que habitaban otros mundos, homo sapiens, pero nos llamaban los áune. Nuestra forma de pensar era analítica, prácticamente nuestro cerebro, muy poco desarrollada la parte reactiva. El hecho de que seamos analíticos no nos impedía tener emociones sanas, buenas, pero nos basábamos más que nada en los sentimientos, lo cual tampoco impedía amar no solamente a nuestros semejantes sino también nuestras obras, nuestra investigación, nuestro crecimiento.

 

Obviamente el ser bondadosos no significaba que fuéramos ingenuos, teníamos un armamento desarrollado quizá superior al de la misma Federación Sargón, y todos nuestros mundos de los diez sistemas estelares que estaban en un radio de veinte años luz tenían una gigantesca capa de energía protectora incluso con ultracarbino. O sea, era una capa protectora tan grande la que abarcaba nuestros mundos que podían impedir hasta la colisión de un gigantesco asteroide, como sabemos que pasó en muchos mundos. En los gigantes gaseosos no hay problema, pero en los pequeños planetas rocosos muchos asteroides que han impactado han acabado con millones y millones de vidas animales.

 

Recibimos un mensaje por ultraradio de un crucero que venía directamente del planeta Sargón.

 

Era amigo íntimo del primer ministro, que se llamaba Luxor. Me dijo:

-Luber, tú que tienes una capacidad de diálogo, de empatía recíbelos, por favor. Obviamente vienen con sus armas totalmente desactivadas, el que comanda la nave es el capitán Alexis -me dijo el ministro Luxor. Sonreí.

-Creo que lo ubico, creo que lo ubico. -Mi edad era de aproximadamente unos sesenta años de Sol III, para que tengáis una idea.

 

La nave de Sargón quedó en órbita. Lo recibí al capitán Alexis, no le estreché la mano, directamente lo abracé:

-¿Cómo estás? -El capitán se sorprendió y me miró a los ojos.

-¿Me conoces?

-Creo que sí, ya hablaremos. -Le estrechó la mano a mi esposa, la informática Eveliz.

-Un gusto, señora.

-El gusto es mío -dijo Eveliz. Lo saludamos al teniente, que se llamaba Valdemar.

 

Le dije:

-¿Tenéis tropa a bordo? Alférez, que bajen, que quede en órbita la nave. Que bajen, que conozcan. Tenemos frutos, todo tipo de platos sabrosos con verduras especiales. Os va a gustar.

-Mi capitán -dijo el teniente Valdemar, me quedaré con los alféreces.

-Está bien. Ve tranquilo. Igual estamos comunicados por radio. Recorred.

 

-¿Cuál es su nombre?

-No, no, trátame de tú, y a mi esposa dile directamente Eveliz. Ella, de todas maneras, se retira porque sigue trabajando. Me ayuda con manopartículas, me ayudó a crear el ultracarbino.

-No entiendo... ¿Ultracarbino?

-Je, je, je, ya te explicaré. Dime Luber, directamente.

-Pero señor...

-Dime Luber. Y ven, vamos a tomar un zumo, esto te va a agradar. Es una broma, pero espero no te hagas adicto. De todas maneras te llevarás en la nave un tanque de zumo para Sargón.

 

Fuimos a tomar algo. Lo primero que me dijo Alexis fue:

-Hay algo raro en el aire... ¿Ponéis algo en la atmósfera?

-No...

-Huelo como si el aire estuviera perfumado.

-¡Ah! Te explico. La mayoría de los mundos, si bien ya no tienen más motores de combustión lo han tenido miles y miles de años, y cuesta luego purificar la atmósfera. Nosotros hemos tenido otro tipo de sistema.

-Luber, ¿por qué os llaman los áunes?

-Mira, desde hace miles de años que nos denominamos así, los áunes.

-Pero no veo ninguna diferencia con el resto de los  humanos.

-Seguramente que no. Tenemos un equipo médico mucho más avanzado que otros mundos y nuestro cerebro tiene quizá algunas diferencias. Tenemos más desarrollado los córtex prefrontales y quizá menos desarrollado el hipocampo y el hipotálamo. Eso no impide je, je..., tenemos emociones como cualquiera. Pero ven, ven, ¿qué te parece este zumo?

-Exquisito. Tienes razón, Luber, me voy a hacer adicto.

-No, trátame de tú, por favor. Sé que soy mayor para ti, pero voy a hacerte algunas preguntas.

-Sí, por favor.

-¿Qué sabes de tus padres?

-Bueno, mis padres fallecieron cuando yo era muy joven, prácticamente un adolescente.

-Ajá. Coméntame sobre ellos.

-Bueno, mi padre era una persona de poco carácter, si bien él era militar es como que no pasó de capitán y luego murió en una batalla. Mi madre nunca lo trató bien, es como que siempre lo hacía sentir menos. Obviamente entiendo que el problema era de él, porque si uno no quiere, nadie te hace sentir menos.

-Contigo, ¿cómo era tu padre?

-Hablábamos mucho, pero a veces te quejabas de la injusticia, de la vida. No se sentía pleno. Tal vez mi madre era un contrapeso para él. Capaz que cuando se casaron la amaba y el carácter de ella para con él fue apagando esa llama.

-¿Y tu madre cómo era contigo?

-Una mala influencia.

-¿Te trataba mal?

-No, todo lo opuesto, me consentía en todo. Me consentía para mal, porque si yo no hubiera tenido el temple que tenía y la forma analítica de ver las cosas, hubiera sido débil. Ella trató de influenciarme, pero no pudo. Por eso dije lo de mi padre. Nadie, nadie, ni aunque seas pequeño, puede hacerte débil si tú por dentro te sientes fuerte. Y siempre lo fui.

-¿Siempre fuiste analítico?

-No, Luber, no. Tuve un fracaso afectivo y mi ego me pudo.

-Por qué, ¿sentiste rencor por la ruptura?, ¿fue la otra persona la que te dejó?

-Sí, por una persona de mayor grado.

-¿Y eso te molesto?

-No, para nada.

-Explícate, porque no entiendo.

-Claro. La molestia fue conmigo por no haberme dado cuenta con quién estaba. Y eso me molestó.

-Ahora entiendo lo reactivo tuyo, esto fue ego. Alexis, por muy inteligente que seas nunca vas a conocer a las personas, las conoces con el tiempo. Si esa persona eligió por vanidad, por soberbia a una persona de rango superior no es tu problema.

-Obvio que  no. Pero Luber, me molesté conmigo mismo por no haberla detectado cómo era. Por ahí daba señales, pero yo quizá hacía vista gorda, quizá no la quería ver. Y así me fue.

-¿Has conocido otras jóvenes?

-Sí.

-¿Alguna que te guste?

-Sí.

-¿Y va todo bien?

-No, no no no, no hemos llegado a nada.

-¿Sois amigos?

-No lo diría. Somos conocidos.

-Bueno. ¿Cuánto os quedaréis?

-Bueno, veo que vuestro día es muy similar en horas al día de Sargón. Así que nos quedaremos una semana.

-Hay un enorme hangar pero todo dividido con camarotes privados para cada uno de vuestra tropa y también para el teniente. Tú te alojarás cerca nuestro.

-No quiero molestarte, Luber...

-No no no, no es por esto, quiero que conozcas nuestro laboratorio y te voy a explicar lo del ultracarbino.

 

Al día siguiente desayunamos juntos y le expliqué a Alexis:

-El ultracarbino está hecho con moléculas especiales y su resistencia es infinitamente superior al ultragrafeno.

-Tengo entendido, Luber, que tenéis en cada mundo una capa energética. ¿Cómo hacéis cuando, por ejemplo, mi crucero está en órbita pero dentro de la capa energética?, ¿cómo hacéis?

-Tenemos un dispositivo que prácticamente abre la capa energética como si fuera un líquido y la nave pasa. Es una capa energética especial que ni siquiera permite teletransportar desde afuera de la capa hacia la superficie o viceversa. Para teletransportar también lo hacemos con un sistema especial.

-¡Vaya!

-Lo único que no puede resistir la doble capa energética con ultracarbino es lo que tú has creado, con la ayuda de los informáticos: La bomba de vacío.

-Vaya. ¿Pero vosotros la tenéis?

-Sí, por supuesto -le respondí-, por supuesto. Cuando digo que tú la has creado me refiero dentro de la Federación Sargón. Nosotros hace generaciones que la tenemos. Somos analíticos pero no ingenuos, no podemos permitir que nuestros planetas-jardines, como los llamamos, sean destruidos por civilizaciones poco avanzadas a nivel mental-espiritual.

-Estoy de acuerdo con eso. Estarás disgustado, te habrás enterado de lo que hice con los langar. Entiendo que vosotros, los áunes respetáis toda vida.

-Sí -le respondí-, pero si nos hubieran atacado en masa, si hubieran venido cientos de naves las hubiéramos destruido a todas. Son ellos o nosotros. No es que una vida tenga más importancia que la otra, Alexis, pero entre elegir una vida que respeta las vidas «fíjate que aquí no comemos, no nos alimentamos de vida animal», y elegir a vidas que lo único que hacen es destruir mundos, obviamente elijo a los pr¡meros. Así que no, no te sientas mal por lo que has hecho. En realidad has salvado a la galaxia. Hay miles y miles de mundos que aún no conocen los viajes espaciales y eran un manjar para los langar. Que por otro lado, te digo, querido Alexis, detectamos mundos langar que aún subsisten. Cuidado con ello. Pero ven, ven.

-¿Qué es ese aparato?

-Un aparato que va a medir tu parte mental. ¡Je, je, je, te encoges de hombros, no tienes expectativas?

-No. Ya me dirás, Luber -me respondió.

 

El análisis duró sólo quince minutos, lo vimos en ultraordenadores gigantes.

-¿Conoces de neurología?

-Conozco bastante, Luber, si bien no es mi estudio principal.

-¿Qué ves?

-¿Estamos hablando que este es mi cerebro?

-Obviamente. ¿Qué ves?

-Como ciertas anomalías...

-No. Mira al lado, mira la otra pantalla.

-¿Otra vez mi cerebro?

-No, es el mío.

-¡Pero cómo!

-Yo ya era ingeniero de primer nivel, ya había conocido a Eveliz. -Y una nave de dos jóvenes recién casados se fue a explorar otros mundos.

-¡Pero este es un mundo hermoso y dos recién casado tienen tantos lugares donde ir...!

 -Nos enteramos que no llevaban ultracarbino y fueron atacados por un crucero langar. Obviamente nuestros ultravisores lo detectaron e inmediatamente fuimos en su ayuda; eran más de veinte cruceros langar y los destruimos inmediatamente con bombas de vacío. En el hangar del crucero principal, los restos metálicos, ultraplásticos y humanos los recogimos. Cuando los analizamos vimos que en los restos había dos cadáveres y faltaba una pequeña nave: esa pequeña nave fue para Sargón. Viajé muchas veces a Sargón de incógnito, mi idea principal fue traer a la criatura que el matrimonio llevaba en la nave.

-Pero cómo -me preguntó Alexis-, ¿no eran recién casados?

-Sí, pero ella ya tenía un bebé de un año.

-¿Y qué paso con ese bebé?

-Cayó a un océano de Sargón. Y un matrimonio viendo que nadie lo reclamaba, ante la justicia pidió la adopción. Como vi que era un matrimonio aparentemente estable lo dejé.

-¿Y qué pasó con ese bebé?

-Bueno, han pasado casi tres décadas y ese bebé ha vuelto. De visita. -Alexis palideció.

-¿Me estás diciendo, Luber, que yo soy un áune?

-Sí.

-Pero cuando..., cuando mi padre adoptivo falleció y luego mi madre lo siguió al otro plano espiritual, ¿por qué no me han contactado?

-Yo te he seguido muchas veces. Vi que eras autosuficiente, no tenías ningún problema de baja estima. Seguramente por tu crianza, porque eso afecta. No tenías el control total de la parte analítica como sí la tenemos aquí todos los áunes.

-Pero ayer estuve como tres horas por la noche, no dormí leyendo la historia vuestra. Y mi manera de ser es distinta; soy más risueño, más bromista, por momentos me comporto como un niño.

-Eso no está mal, pero no tienes un ego infantil, tu parte analítica sabe reír, tu parte analítica sabe divertirse, tu parte analítica sabe cuando estar serio. ¿Por qué intervenir? ¿Para qué? Te preguntarás, ¿y por qué te lo cuento ahora? ¿Por qué no? Eres uno de nosotros pero a su vez sirves a la Federación. Tranquilamente puedes decirle a tu primer ministro que eres nativo del sistema áune.

-Me siento extraño, pero bien, bien. Es un mundo tan hermoso... Sé que un impulso es reactivo, pero recién, querido Luber, es como me cogió el impulso de dejar las fuerzas de Sargón y venir a vivir aquí. Tengo experiencia en informática, tengo experiencia en genética...

-Es tu vida, tú decides. ¿Tienes algún lazo que te ata?

-Lealtad. Jamás voy a faltar a la lealtad. Pero también soy analítico; viviendo en otro mundo, aunque no pertenezca a la Federación Sargón, eso no significa que sea desleal a nadie, puede haber lazo afectivo a algunas personas. Pero bueno, no vivimos en un tiempo de hace milenios atrás, tenemos naves ultra lumínicas, tardaría menos en llegar a Sargón que con un heliocoche quizá recorrer mil kilómetros arriba de la superficie de este mundo.

-Mira, ya es hora de almorzar, vamos. ¡Ah!, una cosa -Alexis me miró-, no vas a venir al sistema Prima únicamente a tomar zumo y a comer... Mira mí físico, tengo más del doble de edad que tú, estoy delgado y conservo mi musculatura. Tú tienes un físico privilegiado, así que cuídate. -Alexis lanzó una carcajada.

-Olvídate, amo hacer deporte. ¿Aquí practican con el bó?

-Sí.

-¿Y tú eres bueno? -me preguntó.

Lo miré:

-¿Acaso piensas que puedes ganarme?

-No, jamás vencería a un señor mayor. ¡Ja ja ja ja!

-No, no vas a sacar a relucir mi ego, soy un áune. ¡Ja ja ja ja! -Lo abracé a Alexis, era como un hijo. Y fuimos a comer algo.

 


Sesión del 18/05/2024

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Josep

El capitán Alexis, de la Flota de la Federación Sargón, relata detalles de cómo se resolvió la inminente guerra galáctica entre varios imperios y varias razas. Pero al igual que ocurre que para salvar a un paciente a veces hay que amputar una extremidad, tuvo que tomar decisiones límite para que las bajas de los contendientes fueran las mínimas. Aun siendo el resultado positivo para miles de mundos y millones de seres tuvo una parte negativa: que alguien debió perder. Lúber, de Prima, conoció en profundidad cómo el capitán Alexis acusó en su persona tal responsabilidad, el peso de las decisiones, el gasto energético y anímico, el cansancio que produjo su misión para que tomara una decisión sobre su futuro.

Sesión en MP3 (5.693 KB)

 

Entidad: Estaba pendiente de las palabras de Alexis y como no soy una persona de perder tiempo hablé con mi esposa Eveliz y le dije:

-Mi amor, aprovecho que voy en el crucero insignia de Prima y como voy a estar cerca del segundo crucero de Sargón, el que comanda Alexis, me voy a teletransportar con ultravibración azul a su nave, obviamente avisándole previamente.

Eveliz me abrazó y me dijo:

-Lúber, estoy tranquila.

Le respondí:

-Tu tranquilidad me quita todo tipo de preocupación. -Nos entendíamos como si fuéramos uno sólo. Y me fui sereno, a pesar de todo lo que se avecinaba.

 

No voy a dar detalles, cuando estuvimos a una distancia prudente avisé que me teletransportaba con vibración lumínica azul. Y así lo hice.

Me encontré con Alexis y me abracé.

Alexis sonrió y me dijo:

-De verdad, Lúber, no te esperaba en mi nave. ¿Te quedas o vuelves a la nave de Prima?

-No, me quedo. Y estoy intrigado. ¿Les has comentado a tus tenientes?

-Sí. Ven, vamos a tomar algo caliente y te contaré detalle por detalle. Primero y principal te develaré lo que para mí era una hipótesis y que luego se transformó en teoría.

Lo miré, y le dije:

-¿Quién es esta raza poderosa que arrasó con un planeta fungo?

-Primero, mi querido Lúber -me dijo Alexis-, te comentaré que hablé con el mando fungo y le dije "La idea no es hacer la guerra con nosotros, van a arrasar con vosotros simplemente por estar de paso. Únanse a nosotros en lugar de buscar una guerra y seréis protegidos tanto por Prima como por Sargón". Y aceptaron, fueron inteligentes. Nos dieron todas las claves de sus navíos para que podamos protegerlos con capa de invisibilidad con ultracarbino. Que, a propósito, es un logro tuyo.

Le dije:

-Por favor, mientras tomamos esta bebida reconfortante y vamos a comer unas masas coméntame quién es esta raza, quiénes son.

Me miró y me dijo:

-Son los mordon. -Me puse pálido.

-¿Los mordon?, hacía un milenio que Prima no sabía de los mordon. Vosotros habéis luchado contra ellos y los habéis vencido, fue mucho mucho mucho antes de la rebelión de Airan en Ferro.

-Así es, así es, querido Lúber -me dijo Alexis.

-Me quedo en silencio. Coméntame.

-El tema es así: Yo no tengo tu inventiva, no he creado nada, pero tengo una extrema lucidez y un muy fuerte análisis sólo superado por mi gran intuición. ¿Entonces que hice?, desde mucho tiempo atrás sin saber todavía de los mordon ideé una nave flecha, ideé también la ultravibración azul, la más poderosa de todas, pero estaba en mi mente y yo necesitaba técnicos de ultraordenadores que llevaran a cabo mis ideas. Y lo lograron. Pero lograron más cosas; en mi mente también estaba un montón de ideas genéticas que los técnicos en genética llevaron también a cabo. ¿Entonces que hice? La vibración ultraazul puede hacer microperforaciones tanto en los mundos como en los navíos. Ya partieron tanto del navío insignia de la capitana Kirana como de mi navío todas las naves flechas, con todas las capas de invisibilidad imposibles de captar, y llegaron a la enorme flota que se iba acercando a Sargón.

-¿Y qué hicieron? -pregunté.

-Primero y principal, a través de esos microagujeros indetectables enviaron sondas tan pequeñas tan pequeñas con ultramicrorobots de grafeno para evaluar las unidades biológicas mordon, y las trajeron de vuelta a ambos navíos, el de Kirana y el mío. Inmediatamente los técnicos en genética analizaron la vida de las unidades biológicas mordon y crearon genéticamente virus. En este lapso tuve una enorme lucha conmigo mismo, mi querido Lúber, porque cuando pasó lo de los lángar, los lángar lo que hacían era el exterminar todo, toda vida, los mordon no son así, por alguna razón pensaron que conquistándonos, porque interpreto que no sabían del sistema Prima, iban a ser los dueños de todo ese brazo galáctico de cientos y cientos de sistemas solares.

-¿Entonces cuál fue tu siguiente paso?

-En las mismas naves los técnicos en genéticas enviaron, como si fuera a nivel ultraradial, el envío de los virus que ya en este momento fue inyectado en quinientos cruceros mordon. -Mi palidez aumentó.

-¿Hablas de acabar con toda vida mordon?

-Sí, querido Lúber. Le prometí a la primer ministro Nubia evitar la mayor cantidad de bajas, y en realidad de parte nuestra no va a haber ninguna baja, tampoco de parte vuestra. Los mordon al verse enfermos muchos regresarán a su mundo sin saber que llevarán consigo un virus letal únicamente para ellos, un virus que se va a esparcir de tal manera, y no solamente en el mundo principal mordon sino en todos sus sistemas estelares, porque las naves no partieron de un sólo mundo. Mi lucha interna es qué rol estoy haciendo de acabar con una raza, al fin y al cabo no son depredadores compulsivos como los langar pero sí eran potentes enemigos con armamentos tan sofisticados como los de Sargón o los de Prima. La prueba es que arrasaron en un instante con un mundo fungo de la periferia.

-Lo miré, lo abracé. Le dije:

-Vamos a tu camarote.

-Estoy bien aquí, Lúber.

-No, no, pasa mucha tropa y observan. -Asintió con la cabeza y fuimos a su camarote. Allí Alexis se quebró en llanto.

-Siento pudor por ti, Lúber.

-No, no te lo permito, no te lo permito. Sé lo que estás pasando, pero eran ellos o nosotros. Y si bien ha pasado tanto tiempo desde la última batalla con Sargón no tengo dudas que han atacado a otros mundos que desconocemos. No te sientas mal.

-Por un lado sí.

-Si los técnicos genéticos, si los técnicos de ultravibración lumínica azul y todos se combinan, el resultado va a ser fatal y va a ser un triunfo para ti, que eres quien ha ideado todo, desde la nave flecha hasta los virus letales para los mordon, hasta la ultravibración que puede hacer microhuecos en todas las capas protectoras, hasta en las energéticas para poder filtrar primero el microlector de vida para saber qué virus pueden ser letales.

Alexis me miró, y me dijo:

-Lúber, podía haber enviado un virus que los debilite.

-¿Y luego qué?, Alexis -le dije-, ¿batallar con ellos estando debilitados? Sus naves tienen la misma protección que nosotros. De alguna manera hubieran buscado un hueco para hacernos daño o atacar mundos mineros, ya sea de Prima o ya sea de Sargón, hubiéramos tenido millones de víctimas. -Lo sacudí a Alexis de los hombros-: Piensa, piensa, son ellos los agresores.

-Por más que la raza mordon, querido Lúber, sea el agresora, hay miles de millones de civiles, niños mordon, adolescentes mordon que seguramente no querían la guerra. -Lo abracé.

-Qué te puedo decir, Alexis, ¿qué otra solución había?

Me miró con los ojos empañados en lágrimas, y me dijo: No, no había otra solución.

 

Me quedé haciéndole compañía. Vimos con los últratelescopios que los navíos mordon daban la vuelta hacia sus mundos, y recién ahí Alexis se comunicó con la primer ministro comentándole todo.

De la misma manera yo me comuniqué por ultravisor con el sistema Prima, comentándoles, sobre todo, no queremos vítores, no queremos festejos. Lo mismo le dijo el capitán Alexis a la primera ministro Nubia.

Nadie gana las guerras, pero de los millones y millones y millones que había en Sargón, un sólo hombre cargaba el peso sobre los hombros: el capitán Alexis.

 

Ahí fue cuando la primer ministro le dio permiso a Alexis a comentar en todos los navíos lo que había pasado y ordenándoles que no festejen el triunfo, simplemente que den gracias al Creador de volver con vida con sus familias.

 

Alexis me miró:

-¿Entiendes que los mordon no van a volver con sus familias y si vuelven las van a contaminar letalmente?, niños mordon que no tienen nada que ver van a morir sin saber por qué, sin saber que un humano, un humano ideó todo eso.

-Alexis -le dije-, está mal lo que estás pensando; al fin y al cabo lo que has ideado es una defensa. Piensa al revés, los millones y millones de vidas humanas, reptiloides, cánidos, félidos y otros que has salvado. No somos los agresores. Encima, nuestros exenemigos, los fungos, todos los mundos fungos te deben la vida también a ti, porque si bien has sido ayudado por todos los técnicos de holoordenadores, informáticos, genéticos, ingenieros eres tú, sólo tú quien ha ideado todo esto y has evitado víctimas de Sargón, de Prima, y hasta de los fungo que hasta hace poco nos odiaban y ahora están eternamente agradecidos

-De todos modos me siento cansado. -Lo abracé.

-Te acompañaré a Sargón, ya me comunique con Prima que iré contigo.

 

Pasaron los días, nos reunimos todos en el salón central del planeta principal de Sargón, donde había miles de soldados, senadores de los quinientos cincuenta y cinco sistemas planetarios de Sargón y senadores de todos los mundos Prima.

 

Estaba al lado de los dos principales capitanes, Kirana y Alexis.

Cogió el holomicrófono la primer ministro Nubia y habló a todos los sistemas planetarios de Sargón, de Prima y del Imperio Fungo, y les dijo:

-A partir de este momento nombro Primer Gran Comandante de Sargón a quién fuera el capitán Alexis y Segundo Gran Comandante de Sargón a quién fuera la capitana Kirana. -Aplausos de todos los presentes y aplausos a quienes miraban el festejo por los visores.

 

Tomó la palabra Alexis, y dijo:

-A todos los presentes, en especial a mi amigo y hermano Lúber, quien está aquí al lado mío, a la primer ministro Nubia: Debo rechazar este nombramiento, pues considero que he dado ya todo de mí a Sargón, por lo tanto no solamente debo rechazar este nombramiento que tanto me honra sino que desde este momento renuncio a la tropa de Sargón y paso a ser un civil.

Nubia lo miró, y le dijo: -Te pido por favor que continúes, tienes todavía mucho para dar.

-Mi querida Nubia, he dado todo y más, pero todo lo que he dado me ha desgastado muchísimo. He quitado vidas, prácticamente he acabado con razas, sé que es en beneficio del resto de la galaxia, ¿pero quién soy?, un sencillo ser humano. Sé que tengo muchos créditos como para vivir el resto de mi vida, y si el sistema Prima me lo permite viviré allí, en Prima Central, rodeado de pequeños mamíferos.

La primer ministro lo miró, y dijo:

-Está bien, está bien, pero la gloria seguirá contigo. Por lo tanto nombro Primera Gran Comandante de la tropa y de la flota de Sargón a quien hasta ahora es la capitana Kirana.

 

Todos los senadores aprobaron el nombramiento y la capitana Kirana pasaba a ser la Primera Gran Comandante de los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares de Sargón. Cuando terminó la gran reunión transmitida por ultravisores a todos los sistemas, incluso a los sistemas de prima y a los sistemas estelares fungos, Alexis se abrazó con Nubia y con su esposo Fidis. Se acercó seriamente a la capitana Kirana, la miró a los ojos estrechó su mano y le dijo "Felicitaciones". Ella inclinó la cabeza agradeciendo, pero no salió palabra de su boca.

Estaba la teniente Sophía, quien se abrazó a Alexis con lágrimas en los ojos: -No te desharás de mí tan rápidamente, te iré a ver muy seguido. -Fue la primera vez que Alexis sonrió. Se abrazó a la teniente Sophía.

 

Y luego caminó. Me despedí de todos y lo seguí:

-¿Qué vas a hacer?

-Tengo una nave grande que es mía, la fui comprando con lo que he ganado porque sabía que en algún momento la iba a utilizar. Es una nave, obviamente, que tiene armamento pero también tiene todas las capas de protección más las capas de invisibilidad. Les diré a los soldados que me ayuden a cargar mis cosas, mis recuerdos. Que no son tantos, no son tantos. Tengo bastante ropa de civil y esta misma tarde partiré para Prima.

Sonreí y le dije:

-Obviamente iré contigo.

Me miró a los ojos, sonriéndome dijo: -Por supuesto, mi querido hermano, mi querido amigo, por supuesto. ¿Ya tienes algún lugar?

-Sabes que si, Lúber, hay un lugar en una campiña cerca de un arroyo, y ya he reservado una casa cerca del centro comercial de la capital de Prima Central. Pero no tan cerca del bullicio, quiero estar rodeado, de los pequeños animalitos  y alejarme de todo. He dado mucho por Sargón.

-No tengo duda de ello -le respondí-. Sé que en Sargón han hecho una estatua de un gran estratega de siglos atrás, que sofocó la rebelión de Airan, pero lo que tú ha hecho, con todo respeto, es cien veces más. -Alexis se encogió de hombros.

-Nada más quiero estar tranquilo, nada más quiero estar tranquilo.

 

Tiempo después, con mi esposa Eveliz, lo fuimos a visitar y estaba acompañado por la teniente Sophía, la primera vez que la veía de civil. Pero me sorprendió enormemente en ver a la Gran Comandante Kirana, también de civil, trayendo una mesa acompañada de dos civiles al jardín.

Nos miró y dijo: -Quedaos a comer, por favor. -Se acercó a Alexis y le dio un beso en la boca.

-¡Vaya, qué sorpresa! Explíquenme porque no lo entiendo.

Alexis me dijo:

-Estamos saliendo con Kirana.

-¿Saliendo os referís en pareja?

-Así es.

-¿Pero cómo vais a formar pareja si ella forma parte de la flota?

-Bueno, por ahora estamos saliendo, quizá en unos meses ella también decida establecerse aquí. ¿Qué dices?

Kirana lo miró y le dijo: -Yo también he dado bastante, así que es hora que me retire. A propósito, ya está el nombramiento para que la teniente Sophía sea capitana. Ha hecho muchas misiones, va a ser la primer capitana de la flota.

-¡Vaya! -Me asombré-. Felicitaciones, Sophía. -Sophía sonrió, se acercó a nosotros y nos abrazó.

Alexis dijo:

-Me siento sereno, y esa serenidad me da apetito. ¿Qué os parece si comemos?, hay distintos tipos de pescados...

-Pues también tengo hambre, -comenté.

 

Nos sentamos con mi esposa. Del otro lado de la mesa Kirana y Alexis, y a un costado Sophía.

La mire y le dije:

-¿Y tú, para cuando novio?

-Todavía no, estimado Lúber, tengo varias misiones por delante. Ya habrá tiempo, soy joven.

 

Y nos dispusimos a comer, con el sol de Prima iluminándonos.