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Psicoauditación - Walter

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión 31/10/2023 Sargón, Valdemar

Sesión 21/11/2023 Sargón, Valdemar

 


Sesión 31/10/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Walter.

Fue ascendido, estaba contento. En una disco encontró una compañía que le atraía, y era compartido. Y con el tiempo llegó a enamorarse. Luego descubrió que la compañía no era lo que él pensaba, lo que él quería.

 

Sesión en MP3 (3.348 KB)

 

Entidad: Me sentía sanamente orgulloso, el hecho de que me hayan ascendido a teniente me hace sentir bien, con más ganas de ser útil a la Federación Sargón y poder emular algún día a la comandante Aze, una comandante que había sofocado tres rebeliones en el último año de Sargón, prácticamente era una heroína.

Mejoró también mi vida personal, conocí a una joven llamada Lucila, era militar pero estábamos vestidos de civil, nos encontramos en una disco. No fue casualidad, pienso que todo es causal.

 

Voy a la barra, me pido un trago suave y al lado mío estaba ella. Fue ella la que habló:

-¿Solo? -La miré.

-¿Y tú?

-Sola. ¿Esperas a alguien?

-No -le respondí-. ¿Y tú?

-No -Ella siguió-. Podemos unir nuestras soledades.

Le dije:

-¿Qué tipo de música te gusta? -Se encogió de hombros.

-Mira, todo lo que sea bueno para nuestros oídos, no sea música estruendosa me gusta, no importa si es música lenta si es música rápida, pero que traiga inspiración. Obviamente, en una buena compañía. -Y me miró a los ojos. No le encontraba defectos; una nariz respingada, sonreía y se veían sus dientes color marfil. Una belleza-. Mira, ¿qué te parece si bailamos?

-¡Como me voy a negar ante una dama! A propósito, ¿cómo te llamas?

-Lucila.

Wow!, hermoso nombre.

-¿Y tú?

-Valdemar -le respondí.

-¡Valdemar! Sé quién eres, sí, sí, sí, junto con tu amigo pudieron frenar a un capitán que estaba fuera de sus cabales.

-Así es, ese era yo.

-Muy bien, muy bien. Y te han ascendido a teniente.

-Correcto. -Bailamos lento, le tomé una mano y con la otra la cogí de la cintura.

-¿Bailas seguido?

Confesé:

-Honestamente, no.

-¡Ah! Por lo antiguo, digo.

-No entiendo.

-Tómame con los dos brazos de la cintura y yo te cogeré del cuello con mis dos brazos. -Y bailamos prácticamente pegados, mejilla con mejilla. Era apenas un poco más alto que ella, sentía su perfume, su respirar en mi cuello. Y entre mí pensaba, "esto no me puede estar pasando, estoy bailando con la chica más bella de Sargón".

 

La orquesta dejó de tocar, nos fuimos a sentar. Me dijo:

-Es la tercera vez que vengo aquí... ¿Pero sabes por qué me gusta?, porque hay orquesta en vivo, no tienen grabaciones en holotablet, en holodiscos, no no no no, incluso puedes acercarte y decirle al director, "me gustaría tocar tal tema".

Le dije:

-Disculpa, "te gustaría que toquen tal tema".

-No, toco el piano electrónico.

-¡Ah, vaya sorpresa! ¿Qué tipo de música?

-Una música de hace un par de siglos. Se bailaba suelto, pero algo indescriptible.

-Bueno, espero que la próxima vez que nos veamos me permitas el honor de escucharte.

-Tengo un piano electrónico más chico en casa...

-¿Puede ser que me estés invitando?

-Si quieres venir no tengo problemas.

-Tú me dirás cuando. -Se encogió de hombros.

-Valdemar, "cuando" puede ser ahora, tengo aquí aparcado mi heliocoche. -Y me llevó a su apartamento-. Mira, en ese aparador tienes infinidad de botellas, sírvete el trago que quieras.

-Vaya, ¡wow!, no sé que elegir, parece que tuvieras una licorería.

-Mira, el licor tomándolo en su justa medida es bueno. Fíjate que en la disco apenas he probado un trago, siempre trato de estar alerta.

-Estoy de acuerdo, me serviré prudentemente.

 

Me senté en un sillón y se puso a tocar en su piano electrónico esa música de hace dos siglos. Me sentía como transportado, me sentía como vivo, olvidándome de la Federación Sargón, olvidándome prácticamente de todo.

Terminó de tocar y se sentó al lado mío, me puso la mano en el hombro y con la otra mano me quitó la copa y la puso en una mesita.

-Y ahora ocupémonos de nosotros. -Me tomó de la nuca y suavemente me dio un beso en los labios, un beso que me pareció interminable.

-¿Qué perfume usas que dura tanto?

-¡Ah!, secreto de mujer. Tú también tienes perfume.

-Bueno, estamos parejos.

-¡Mmm!, ¿seguro? -No le captaba su intención.

-¿Tú dices que no estamos parejos?

-No lo sé, me lo tendrías que demostrar.

 

Yo usaba una antigua camisa de botones y me empezó a desabotonar uno por uno. Ella me dio la espalda y señaló su cierre. Le bajé el cierre. Seguimos besándonos.

Finalmente apretó una tecla y la luz del lugar se hizo tenue, totalmente tenue.

Apretó otra tecla y se escuchó una música suave, lenta.

-No te preocupes, Valdemar, no es música para dormir, no es música para meditar.

-¡Ah!, ¿no?

-No, es música para hacerse el amor. -Mi piel se erizó. No lo podía creer, tenía prácticamente en mis brazos a una diosa.

 

Me quedé en su apartamento toda la noche. Nos amamos. Me sentía el hombre más dichoso de la galaxia.

Por la mañana ella preparó el desayuno y me dijo luego:

-Valdemar, en la semana no nos veremos, si estás de acuerdo nos vemos la otra semana, por la noche, en aquella disco.

-Podríamos vernos si quieres un día de la semana.

-No, tengo tareas.

-Obviamente, eres militar -le dije.

-Sí.

-Está bien -no insistí-. La próxima semana nos veremos.

 

Y así fue. Esto duró cerca de dos meses, hacíamos el amor de manera intensa pero a la vez suave, algo que no se puede expresar con palabras, las palabras son pobres para expresar las emociones, los sentidos, los jadeos, la respiración, los besos, la culminación, el estar apretujados abrazados uno contra el otro, el calor de ambos cuerpos.

 La última semana me dijo:

-Tengo que ir en una misión, hay una rebelión en el sistema de Astor, lo vi por el holovisor, prácticamente es un mundo entero que está en rebelión.

-¿Con qué capitán irás?

-No, yo comandaré la nave.

-¿Eres capitana?

-No.

-Lucila, nunca hemos hablado de ti, ¿quién eres?

-Soy la comandante Lucila Aze. -Me quedé pálido.

-¿Tú eres la comandante Aze? Eres... eres famosa prácticamente en todo este cuadrante galáctico, has sofocado ya como seis rebeliones. ¡Comandante!, eres jovencísima.

-Comencé de muy joven. Tuve un maestro, el comandante Acelius. Supe de él, no le fue bien, quiso atacar varias bases lacerta hasta que finalmente las naves lacerta lo encontraron y pulverizaron su nave, con los tenientes y alféreces. Prácticamente no quedó ningún tripulante con vida.

-¿Lo lamentas? -Lucila se encogió de hombros.

-Nadie sabía lo que iba a hacer. Yo lo veía como un gran comandante a Acelius, pero evidentemente su ego se apoderó de él. La gloria no se logra unilateralmente, siempre hay que trabajar en equipo y siempre respondiéndole al alto mando, por eso la primer ministro Nubia me tiene en consideración. Y una vez que termine la rebelión, porque sé que voy a acabar con ella, seguiré estudiando e instruyéndome. Por ahora no voy a ir a la disco.

-¿Y qué pasará con nosotros, Lucila?

-No entiendo, Valdemar.

-Claro, estábamos saliendo, yo me imaginaba un futuro contigo.

-Disculpa, me gusta estar contigo, me gusta pasarla bien, pero no te confundas.

-Perdón, ahora soy yo el que no entiende.

-Claro. Eras un alférez recién ascendido a teniente, soy una comandante. -Me quedé pálido, algo molesto.

-Por ejemplo, este comandante fallecido, Acelius, tengo entendido que era más que amigo de la capitana Kirana.

-Bueno, a veces se da el caso. Pero yo no estoy para comprometerme con nadie y menos con un teniente. -Bajé los ojos abochornado. Me tomó del mentón, me hizo levantar la vista-. No lo dije para ofenderte, pero soy una persona que respeta los cargos, no estaría bien visto que saliera con un teniente.

-Lo que te puedo decir, Lucila, ¿o quieres que te diga comandante Aze?

-No seas irónico, Valdemar. ¿La has pasado bien? Yo la he pasado bien, ¿tú no?

-Te voy a responder, aunque me siento humillado. No es que la pasé bien, me enamoré profundamente.

-¿Enamorarte? ¡Je, je! Hemos salido apenas un par de meses, y nos veíamos solamente los fines de semana, nadie se enamora así tan rápido. No sabes nada de mí, yo no sé nada de ti, llegábamos a mi apartamento tomábamos unos tragos, la pasábamos lindo, ¿y me hablas de amor? ¿Qué te pasa, Valdemar, por qué te desubicas?

-¿Desubicarme?, ¿al amor le llamas desubicación?

-¿Amor?, esto fue placer. Y tu forma de pensar me incomoda. Yo creo que no debemos tratarnos más salvo que nos toque una misión juntos, pero tú serás el teniente y yo seré tu comandante. Estoy llamando por mi holomóvil un aerotaxi.

-Está bien, me marcho. Disculpa si desnudé mis sentimientos.

-No me hables de sentimientos, Valdemar, no me hables de sentimientos. No me vengas con eso, nadie tiene sentimientos tan rápidamente. -Le quise dar un beso, me puso la mano en el pecho-. No, se terminó. En realidad nunca empezó. Reconozco que la pasé bien, pero no no no no no, enamorarse... ¿De qué hablas, Valdemar? Por favor.

 

La saludé. Llegó el aerotaxi, subí, le marqué la dirección. Cuando llegué a mi apartamento le transferí los créditos del viaje y entré.

Me sentía más solo que nunca, yo sé que para ella no fue un juego, simplemente que estaba fuera de su léxico la palabra 'compromiso'. Pero lo que más me abochornó cuando dijo "¡Con un teniente!". O sea, que yo hubiera sido un comandante quizá hubiera tenido una oportunidad mayor.

Pero no puedo prejuzgar, no voy a hacer de hombre despechado que habla mal de la persona que lo apartó, entiendo que cada uno tiene su manera de ser, de pensar y de sentir.

 

¿Pero quién me quitaba todo lo que tenía dentro del pecho, esa angustia, esa desesperación, esa necesidad? No lo voy a comentar con mi compañero Alserván porque conozco su manera de ser; dirá "¿Pero de qué te quejas, hombre?, has estado con la mujer más bella".

Pero no, no pasaba por ahí, no pasaba por ahí, mi corazón, simbólicamente, estaba hecho pedazos. Pero no todo el mundo lo entendería. No todos, casi nadie.

 


Sesión 21/11/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Walter.

 

El capitán Alexis y el teniente Valdemar viajaban a otro mundo, era un viaje de cortesía y a su vez de instrucción de alféreces. Valdemar le comentaba el resentimiento que sentía hacia una comandante.

 

Sesión en MP3 (837 KB)

 

Entidad:

-Teniente Valdemar...

-Mi capitán.

-Ven conmigo, tenemos órdenes de la primer ministro Nubia de ir al sistema Prima.

-No lo ubico, capitán Alexis.

-Queda aproximadamente a unos sesenta años luz.

-¡Ah! ¿Pero está dentro de la Federación?

-No, es un sistema independiente que a su vez tiene diez sistemas estelares en un radio de veinte años luz.

-¿Hubo algún problema, mi capitán?

-No, simplemente es una visita de cortesía de parte de la primer ministro Nubia. Vamos en el principal crucero.

-¿Salimos mañana a las cero seiscientos?

-¡Je! No, no, Valdemar, salimos ahora. Prepárate la mochila, ropa de cambio.

-Siempre tengo.

-Bien. Nos vemos en el espaciopuerto en una hora cuarenta minutos.

-Estaré allí, mi capitán.

 

A la hora puntual partimos. Era un viaje de cortesía y a su vez de instrucción para los nuevos alféreces. Íbamos con el teniente Valdemar y con cuatrocientos alféreces, tanto humanos como reptiloides, como cánidos o félidos.

-Ponte cómodo no vamos a velocidad máxima, vamos tranquilos. Velocidad ultralumínica pero en punto cinco, tranquilos.

-¿Preparo un café, mi capitán?

-Bueno, haz dos. -Valdemar trajo los cafés y le pregunté-: ¿Qué pasó con el tema de la comandante?

Valdemar me miró:

-Por un lado estoy satisfecho.

-Explícate.

-Satisfecho mi ego. La comandante me llamó después de haberme despreciado.

-Bueno, estuvieron un tiempo juntos y ella dijo que por ser comandante no iba a salir contigo, tal vez era para guardar las apariencias.

-No tiene nada que ver, no tiene nada que ver. Si de repente tú, capitán, te enamoraras de una alférez o de una cadete, ¿no saldrías por ser capitán?

-No, nada me lo impediría.

-Entonces, o sea, ¿que por el hecho de ser mujer y yo varón, tengo menor grado, me deja de lado?

-Pero se ha comunicado.

-Sí, se ha comunicado más que nada para reunirnos.

-¿Entonces?

-Le dije que por ahora no porque sentí como que estaba encandilada por mis condecoraciones, por lo que pasó en el sistema Laxen. Entonces..., entonces no, entonces no. Así no.