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Psicointegración 21/8/09. Ego y mente reactiva

Grupo Elron
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Psicointegración 21/8/2009

De Johnakan Ur-El, thetán de Jorge Olguín.

Habló de la elevación espiritual, de los efectos de la mente reactiva como el nublar la mente. Detalló atributos y consecuencias del ego y los roles como las apariencias, el sentido de pertenencia, las decisiones impulsivas, rol de víctima, apego al pasado, etc. Resaltó la importancia del hacer para ser, vinculado con el servicio. Habló sobre el orgullo negativo y el sano. Quejarse es perder tiempo de hacer. Hay dificultades en el avance, pero tenemos la capacidad de reaccionar.

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Entidad: Estoy aquí comunicado con vosotros para intentar traducir mi concepto al lenguaje hablado a través de este receptáculo que es mi propio 10%. Mi nombre es Johnakan Ur-El.

Dijimos en muchas oportunidades que dos de los principales lastres para la elevación espiritual son los roles del ego y la mente reactiva. Y estudiando –respetuosamente- a cada ser viviente en el plano físico conceptúo que la idea que tienen de ambos temas es incompleta porque la mente reactiva es más perjudicial de lo que se había hablado. La mente reactiva nubla los sentidos, nubla el entendimiento, anula a veces el entendimiento; va más allá de una venda sobre los ojos.

El ego. El ego es desinterés, un falso sentido de identidad. El ego es una ilusión de pertenencia, una ilusión donde se interpreta un rol provisorio, el ego no solamente necesita la aprobación de los demás sino que depende generalmente de la opinión del otro. El ego no es lo que la persona es, el ego es lo que la persona aparenta ser. El ego hace que la persona tenga un instinto de pertenencia. Cuando la persona es niño y va creciendo trata de apoderarse de los objetos, utiliza la palabra ‘mío’.

El ego también hace que ciertas personas se sumerjan en una absoluta indiferencia. Ese mismo ego en otro de sus roles hace que esa persona tenga un tremendo complejo de culpa.

El hecho de que el ser encarnado -mediante el ego- necesite la aprobación de los demás pasa por un sentido de pertenencia de cuando ese niño se va gestando. Hay autores que hablan sobre el tema, autores encarnados, donde el niño –entre comillas- se apodera de un juguete y ese juguete pasa a formar parte de la criatura. Pero a diferencia del adulto, el niño tiene poca atención y lo que para él era tan valioso luego pierde sentido y busca otra cosa y ya no le interesa más lo que antes le preocupaba.

El ego envuelve a la persona cual telaraña a un insecto. Los roles se identifican con conocimientos, con situaciones, con recuerdos; recuerdos que si son de emociones dolorosas, otro de los roles lo lleva a hacer de víctima. Y lo he dicho en otra oportunidad que hay personas que gozan del rol de víctima pues les da -entre comillas- el poder de manipular, les da el poder de tener el timón, cuando en realidad ni siquiera tienen el poder de decidir analíticamente.

La mente reactiva forma una alianza con el ego haciendo que la persona se maneje por impulsos, impulsos donde obviamente esa persona comete errores, porque las decisiones impulsivas casi siempre son perniciosas: la emoción se transforma en cólera, en ira. Muchas veces, por responsabilidad del ego –y es una manera de decir, porque el ego forma parte del espíritu, de las entidades angélicas y de los seres encarnados, pero para hacer fácil el lenguaje, que no es tan complejo como el concepto vamos a tomar al ego como si fuera una estructura distinta del ser- el ego está condicionado por todo lo vivido sea bueno o malo, el ego tiene recuerdos, el ego vive del pasado ya sea por rol de víctima: “Todo lo que me ha sucedido”, ya sea un ego triunfalista, “Las cosas que he logrado”. El ego no entiende que tanto fracasos como triunfos forman parte del pasado y no del presente. El pasado obliga a ese ser egoico a aferrarse a algo que le dé valía, porque el ego busca aprobación y el ego generalmente no halla valía en la propia persona sino en las cosas que logra la persona; entonces, se identifica con las cosas. Cuando era niño se identifica con un regalo que le hicieron y le daba un valor inmenso. Cuando es adolescente se identifica con: “Qué apuesta” o “Qué bella pareja que tiene esta persona” y se vanagloria. Entonces, esa persona está sujeta a qué conquistas logra o qué conquistas no logra, esa persona esta sujeta más adelante a ver qué modelo de carro tiene, qué casa ha logrado, qué ropa viste.

El ego vive de apariencia. Al ego le importa poco y nada el ser sino el figurar, no le importa cómo es la persona, le importa cómo la perciben en su entorno, de qué manera puede sobresalir esa persona. Y hay personas que logran sobresalir y lo que tendría que ser un triunfo se transforma en la mayor derrota porque en el mundo físico -como ya lo dije a través de este receptáculo alguna vez- la verdadera meta es la búsqueda porque en la meta no se perdura, donde hay un ascenso hay un descenso. Entonces, la persona vive aferrada a ese pasado, al éxito que logró y se priva de seguir teniendo nuevas vivencias y deja de vivir el presente, el aquí, el ahora, el hacer para luego ser; porque no se puede ser sin hacer. Ya lo he dicho en varias oportunidades donde ciertos maestros terrenales hablan del ser. No se es porque sí, se es porque uno se compromete en el hacer, se es porque uno se compromete en el brindar. El único que Es porque sí es el Creador. Y para ser -o por lo menos para que nosotros sepamos que es- debió manifestarse, si no solamente quedaba en Él, el Ser. Quedaba encerrado en sí mismo, el Creador. Y de la única manera que trascendió es manifestándose. Pero todos nosotros -sus frutos- trascendemos siendo pero para hacer –comprometidos- debemos tomar el timón de nosotros mismos dejando de lado el ego porque haciendo es la manera para llegar a ser y luego trascender.

El ser encarnado -como dije varias veces- está en el plano físico, que es un pozo gravitatorio que te jala hacia abajo. Es una sociedad basada en conceptos, una sociedad donde se vive con máscaras. El ego tiene millones de máscaras, el ego busca tener, busca crecer y no se trasciende de esa manera, no se trasciende figurando, se trasciende brindando. Mi querido Maestro Jeshua Ben Josef dijo: “No os rasguéis las vestiduras”. Esto es “No vociferéis a los cuatro vientos si hacéis una obra de bien”. ¿La obra de bien es porque sois altruistas o para que los demás os perciban y os aplaudan por esa obra hecha?, porque así pierde valor.

Hay errores en cuanto a qué es un rol del ego. El falso orgullo es un rol del ego. El orgullo sano no es un rol del ego; si tenemos un ser querido que logra un resultado en lo que se proponga, nos sentimos orgullosos de esa persona, como mi 10% puede sentirse orgulloso por un amigo, por una hija, por un éxito logrado, por una meta alcanzada.

El orgullo es negativo cuando busca la necesidad de resaltar, de sobresalir. El orgullo es negativo cuando abreva de la ofensa, ese orgullo que pone una coraza de enojo ante la ofensa del otro, ante la supuesta ofensa del otro. Pero un orgullo sano no es dañino. La misma palabra vuestra, envidia, no es una palabra negativa sino que tiene que ver con la intención. No es lo mismo que alguien tenga un excelente carro y el otro diga: “Qué bueno, me gustaría tener uno igual. Me esforzaré por lograrlo”. Seguramente hay una envidia interna, pero no está lanzando vibración negativa a diferencia de: “Mira lo que ha logrado, ¿será posible?” y poniendo objeción a los méritos -legítimos seguramente- del otro porque esa objeción es una queja de decir: “¿¡Porqué yo no lo tengo!?” en lugar de preguntarse: “¿Porqué yo no lo tengo? ¿Qué me faltó hacer?” Obviamente que a veces no depende de los esfuerzos; en el plano físico existen circunstancias ajenas, fortuitas y a veces es verdad que en el plano físico a algunos les viene lo que vosotros llamáis buena estrella y a otros no, con el mismo esfuerzo. Pero no es cuestión de que el que no lo logre viva quejándose, porque pierde el tiempo; el quejarse es perder tiempo. Pierde tiempo de ‘hacer’. Obviamente que el plano físico tiene sus desventajas con respecto al plano espiritual en el sentido de que a veces dependemos de situaciones del entorno, es como si fuéramos una pequeña barcaza en medio de la mar tormentosa con olas de diez metros de altura.

Y sé que muchos de vosotros pensaréis: “Es fácil hablarlo pero no es fácil llevarlo a cabo”. Estoy de acuerdo, no digo que lo sea. Uno de vuestros grandes poetas dijo estando encarnado: “No os deis por vencidos ni aún vencidos”. Pero sé que a veces, con las piernas quebradas y los brazos magullados no es fácil volveros a poner de pie. Entiendo que no todo se puede llevar a la práctica tan fácilmente como este ser lo está hablando pero insisto: toda herida cicatriza y en determinado momento volveréis a poneros de pie salvo que os aferréis al pasado y os alimentéis de lamentos porque al ego le encanta, se hace un festín alimentándose de lamentos, engorda alimentándose de lamentos y la persona, encantada, porque se justifica, justifica su inacción, justifica su ‘no hacer’: “¿Cómo voy a trascender? Me ha caído una tonelada de roca encima, apenas puedo pensar en respirar, ¿cómo voy a pensar en trascender?”.

Puede parecer irónico o gracioso pero nadie dice que la persona que se ha quebrado una pierna y tiene un yeso puesto se anote en una carrera velocista de cien metros porque ni siquiera va a poder caminar por sus propios medios, pero existe algo que se llama recuperación y en casi todos los casos se logra. Y no digo en todos, porque soy realista como entidad, pero no busquemos la excusa de pensar en negativo, de que si el otro no pudo yo tampoco voy a poder. Sé de seres encarnados que han caído cien veces y se han levantado ciento una. Os preguntaréis: “¿Y porqué tenemos que caer? ¿Es algo karmático?”. No necesariamente, a veces son circunstancias. No podéis estructurar todo, de pensar que todo lo negativo es karma, de que todo lo negativo es lección a aprender. No siempre se aprende de toda circunstancia, a veces son circunstancias que pasan. No siempre se aprende. No tengáis el sellito de lo que algunas escuelas han enseñado. No es cierto que de todo se aprenda. Sí es cierto que se aprende a veces y depende qué ser aprende más de un entorno negativo que de un entorno positivo y depende también de la fortaleza de espíritu de ese ser porque a veces puede zozobrar y en lugar de aprender copia conductas –negativas, obviamente-.

Hay un autor muy conocido -y valioso por supuesto- que dice: “No conviene tomar al ego muy en serio”. Tengo dos respuestas: Sí y no. Yo interpretaría como ‘no tomar al ego en serio’ –como dijo mi receptáculo muchas veces-, a aprender a reíros de vosotros mismos pero aprender a reíros de verdad sin impostar, porque cuando uno aprende a reírse de sí mismo no hay ofensa que le llegue. Si uno aprende a reírse de sí mismo la mente reactiva deja de tener poder.

En vuestra vida siempre va a haber gente que tienda una mano -valiosísima-, va a haber gente que apoye –valiosísima- y va a haber gente que os ponga el pié para que os tropecéis. Y por más bien que estéis siempre vais a toparos con todo tipo de gente. El tema es vuestro poder de recuperación ante la negatividad. El tema es poder lograrlo. El querido Maestro Jesua dijo: ”Cada uno saldrá por las suyas” y yo repito lo mismo que dije con este querido autor: “Sí y no”. Sí, porque cada uno tiene el don, el poder o cómo queráis llamarlo, de recuperación. Y no, porque es importante también tender la mano hacia arriba y que nos aferremos a otra mano compañera. No somos superlativos, somos espíritus en aprendizaje, no hay Maestría que valga; todos somos espíritus en aprendizaje… todos. No importa plano 5º subnivel nueve o plano 2 subnivel uno; todos somos espíritus en aprendizaje, todos. Lo importante es entender lo valioso del que tiende la mano y la humildad del que se aferra a esa mano, porque el no aferrarse a esa mano que se tiende es falso orgullo y eso es ego. Si tú no sabes nadar, permite que te saquen adelante y te lleven a tierra firme. No somos todopoderosos ni en el plano físico ni en el plano espiritual. Trascendemos siendo, somos haciendo. Hacemos comprometidos, nos comprometemos valorando. Valoramos amando.

Habló Johnakan Ur-El. (Thetán de Jorge Olguín)

 

 


 

Comentario de Josep F. sobre la Canalización.

 

Jorge, recogiendo lo que dice Johnakan de que no aceptar la mano -valiosísima- que a uno le ofrecen cuando uno la necesita es ceder al falso orgullo: "Lo importante es entender lo valioso del que tiende la mano y la humildad del que se aferra a esa mano, porque el no aferrarse a esa mano que se tiende es falso orgullo y eso es ego".

Lo entiendo y estoy de acuerdo aunque también es cierto que uno puede no aceptar la mano tendida no por un falso orgullo sino por un afán de superación, porque su interés es "salirse por las suyas" desde un punto de vista de buscar la ayuda dentro de uno, de tenderse uno mismo su propia mano -y tal como dicen, 'resurgir de las cenizas'- porque si no, el peligro de aferrarse a la mano tendida es que hay un pelo de distancia de entre tomar la ayuda de la mano y colgarse de ella.

 

Claro, Johnakan se refería a no aceptar la ayuda por creernos autosuficientes...

Es un tema de equilibrio... tampoco se trata de caer en la desidia de pensar: -¿Para qué me voy a esforzar si me van a tender una mano? ¡Jeje!

 

Dice: "Si tú no sabes nadar, permite que te saquen adelante." De acuerdo en general. Pero prefiero aprender a nadar a que me remolquen. Saldré adelante igual -quizá más tarde- y habré aprendido a nadar.

 

Obvio, pero es como dije antes... yo me esfuerzo en nadar... pero si en medio de la mar me coge un calambre está bien aceptar la mano...  a eso se refería Johnakan...

 

Claro que hay matices; si uno está 'muy' caído va a aceptar la mano pero ¿cuán caído tiene que estar uno para NO ESFORZARSE y aceptar la mano? Prefiero pasar -a ojos de otros- por orgulloso y pensar que podré salir yo solo -con penas, dolores y magulladuras y sufrir trabajando para que así sea- que aceptar la mano y salir sin nada de polvo. Y quisiera entender que no es ego -que por lo que veo quizá sí lo es- pero prefiero "Salirme por las mías" aunque salga en peores condiciones que pedir ayuda. Ya dije que hay matices pero los matices los dejaré para otros porque los matices generalmente ayudan en negativo: Matices=Excusas.

 

Reitero que todo está en el equilibrio... si te empacas por creerte autosuficiente, sí puede ser un rol de ego...
Valoro el esfuerzo, pero si en la carrera me dio un tirón un tendón de la pierna, dejaré que me ayuden... de lo contrario me veré como "reactivo"... creo que está claro lo que quiero decir...

 

Me río, -no me río, me sabe mal por ellos- cuando muchos viven diciendo: "Eso ya lo haremos luego", "Hay tiempo", "Tampoco es tan importante", "No sé que prisa tienes" y les digo "Si puedes hacerlo ahora, hazlo; si no, después TAMPOCO lo harás", "No seas uno de esos seres que sólo se levanta para moverse y respirar", "¡Ten un poco de sangre!". También sé que a veces empujo demasiado a los demás.

 

¡Esa es la otra acera!  La de la indolencia, la de dejarse estar... la de mal entender el Aquí y el Ahora...

 

Bueno, esa es mi opinión respecto a la mano tendida. Prefiero tenderla yo más que recibirla. Y si a veces la he necesitado la he tomado a la de tres, no a la primera. Puede que sea ego, pero si no es así no hay esfuerzo. No es que uno NO quiera ser ayudado a coger la manzana, es que uno quiere estirarse y crecer en el intento. Y si hoy no llegas a la manzana, mañana quizá llegarás.

 

Estoy de acuerdo, pero si tengo hambre, salto e igual no llego a coger la manzana... y viene un vecino ofreciéndome una escalera... ¿Por qué no aceptarla? ¿No entraríamos en el falso orgullo?  Piénsalo...

 

Y Dios me libre de discutir de ego contigo -que no es una discusión; pero si lo pareciera... ¡es que me gusta debatir!- sólo es mi opinión y cómo funciono. Y si tengo que mejorar la comprensión de este tema seguro que lo haré pero de momento lo veo así. Mira.

 

¡Te ruego que nunca dejes de debatir!  ¡No tiene idea cómo aprendo de los debates!

 

Por cierto, supongo que después de contarte eso ya puedo empezar a buscar dónde me estoy equivocando. Y si me tienes que hacer alguna corrección -o cien- o un punto de vista diferente, por favor, sé seco, brusco y claro. Me impactan mejor las cosas así que con rodeos.

 

¡¡Jajajá!! Seré claro, pero no tengo por qué ser brusco!!!

 

Un abrazo -o mejor cien que uno-.
Josep F.

 

¡Otros cien para tí!!!

Jorge Olguín.


Información adicional:

La mente reactiva automàtica

El ego y sus roles

El engrama

Psicointegración